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La huida de Puigdemont lleva el caos al PDeCAT y agrava la guerra con Junqueras
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El 'expresident' ha dejado de hablarse con el líder de ERC

La huida de Puigdemont lleva el caos al PDeCAT y agrava la guerra con Junqueras

Carles Puigdemont le ha devuelto a Junqueras la traición del pasado jueves, cuando ERC le dejó tirado, le acusó de traidor y cerró la vía de convocar elecciones, como quería Urkullu

Foto: El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y su exvicepresidente, Oriol Junqueras (i), a su llegada a una reunión semanal del Govern. (EFE)
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y su exvicepresidente, Oriol Junqueras (i), a su llegada a una reunión semanal del Govern. (EFE)

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont se fue a Bruselas a espaldas del líder de ERC, Oriol Junqueras, y también del grueso de su propio partido, según explican fuentes de ambas formaciones políticas. La marcha de Puigdemont a Bélgica demuestra dos cosas: el desconcierto en que vive el independentismo y la profunda fragmentación del movimiento. Ni ERC ni PDeCAT avalaban este movimiento, ya que ambos partidos habían decidido presentarse a las elecciones del 21-D pero Puigdemont ha sorprendido con su viaje a propios y extraños.

Todo apunta a que Carles Puigdemont le ha devuelto a Junqueras la traición del pasado jueves, cuando ERC le dejó tirado, le acusó de traidor y cerraron la vía del pacto que proponía el lehendakari Iñigo Urkullu. Así, el expresident se ha llevado para acompañarle en este arranque de su exilio a tres consellers de ERC: Dolors Bassa (Treball), Toni Comín (Salut) y Meritxell Serret (Agricultura). Además, también le acompañan dos pesos pesados del PDeCAT: Meritxell Borràs (Governació) y Joaquim Forn (Interior).

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Fuentes de ambos partidos confirman que Puigdemont y Junqueras no se hablan desde el viernes, día en que se declaró la independencia y en cuyo acto en las escalinatas estuvieron uno junto al otro pero no se dirigieron la palabra en público.

Junqueras, en una entrevista con TV3, eludió dar apoyo a la jugada europea de Puigdemont. Sólo apuntó que “en Bruselas se puede hacer mucho trabajo pero nosotros lo haremos aquí”. Y añadió: “No me corresponde a mí explicarme por el presidente”. Demasiada parquedad para tener medio ex Govern en el extranjero.

La marcha de Puigdemont sorprendió a Junqueras, pero no sólo al presidente de ERC. También pilló por sorpresa a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y a los miembros de la Mesa. Todos ellos están encausados por la querella de la Fiscalía. Pero tras la marcha de Puigdemont, el Fiscal puede alegar riesgo de fuga, lo que implicaría prisión preventiva. De modo que Puigdemont ha empeorado con esta jugada la posición procesal de todos sus compañeros de viaje soberanista.

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Por tanto, el independentismo se encuentra mucho más fragmentado de lo que parecía. No sólo el PDeCAT está al borde de la ruptura. También en ERC hay fuertes disensiones como muestran la presencia en Bruselas de consellers de esta formación que no informaron a Junqueras de su viaje. La posibilidad de hacer una coalición electoral antes de nueve días, como ahora quiere Junqueras, se vuelve algo mucho más difícil.

Puigdemont va por libre

El incipiente exilio de Carles Puigdemont en Bélgica ha servido para que el PDeCAT ya tenga programa. Ayer no lo tenía. Cuando se filtró que Puigdemont estaba en Bruselas, el partido no sabía nada. Y tampoco tenían programa electoral para el 21-D. A lo largo del día había que adaptarse. Y así lo hicieron, el nuevo mantra: hay que ganar las elecciones para que Puigdemont vuelva a Cataluña. Una improvisación sobre la marcha que les ha servido para hacer de una crisis una oportunidad. Pero el problema de fondo sigue siendo el mismo: cuando Puigdemont estaba en Palau iba por libre. Ahora que han cesado al ya expresidente, esa tendencia se ha agudizado.

Puigdemont también ocultó su traslado a Bruselas a su propio partido que ahora intenta encajar esta situación en el programa electoral para el 21-D

Una prueba de ello es que Puigdemont decidió irse a Bélgica el mismo día que su partido anunciaba de manera oficial que se presentaba a las elecciones del 21-D. Acudir a esta convocatoria ya resultaba problemático para el partido que coordina Marta Pascal. Lo coherente después de haber declarado la independencia hubiera sido evitar concurrir en unos comicios que se han convocado al amparo del artículo 155 de la Constitución. Pero no. Se decidió que había que defender las instituciones y presentarse pese a la suspensión de la autonomía.

Sin embargo, esto resultaba demasiado sencillo para la política catalana. Y Puigdemont le añadió ese rizar el rizo que tanto gusta a los impulsores del “procés”. Al iniciar movimientos para solicitar el asilo político en Bélgica, el partido tenía un daño añadido: presentar un candidato a presidente de la Generalitat debilita la posición de supuesto exiliado político de Puigdemont. Y no presentarse a los comicios supone un suicidio político.

División en el independentismo

La marcha del independentismo ha dividido a sus millones de seguidores. Para unos, Puigdemont cumple con su obligación al internacionalizar el conflicto. Para otros, en cambio, el viaje de Puigdemont supone una huida y dejar tirados a otros compañeros de viaje como Carme Forcadell, el exmayor Josep Lluís Trapero o los encarcelados Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. Es decir, para este bloque de independentistas, Puigdemont habría preferido priorizar la estrategia legal para eludir sus responsabilidades penales que las necesidades de su partido o las del resto del soberanismo.

En lo que coinciden todas las fuentes consultadas es que igual que no había ningún plan tras declarar la independencia, tampoco el viaje a Bruselas responde a una planificación previa. Improvisación sobre improvisación. Entre los antiguos miembros del propio Govern muchos piensan que la actitud de Puigdemont no solo perjudica a España sino que también daña, y mucho, la imagen exterior de Cataluña. Algunos tertulianos de TV3 hablaban ayer de “república gaseosa”. Todos, ellos también, sumidos en la confusión.

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont se fue a Bruselas a espaldas del líder de ERC, Oriol Junqueras, y también del grueso de su propio partido, según explican fuentes de ambas formaciones políticas. La marcha de Puigdemont a Bélgica demuestra dos cosas: el desconcierto en que vive el independentismo y la profunda fragmentación del movimiento. Ni ERC ni PDeCAT avalaban este movimiento, ya que ambos partidos habían decidido presentarse a las elecciones del 21-D pero Puigdemont ha sorprendido con su viaje a propios y extraños.

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