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El sector moderado de JxCAT se rinde ante Puigdemont: "Está enrocado"
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Debate interno en el partido

El sector moderado de JxCAT se rinde ante Puigdemont: "Está enrocado"

El fugado antepone el purismo independentista a la estrategia de mayor autogobierno y dinero para Cataluña. El ala más pragmática lo ve una locura, pero no tiene fuerza suficiente

Foto: Cartel con la imagen del 'expresident' Carles Puigdemont. (Reuters/Nacho Doce)
Cartel con la imagen del 'expresident' Carles Puigdemont. (Reuters/Nacho Doce)

Con Carles Puigdemont, no hay nada que hacer. Esta es la idea que está calando en la conciencia política catalana y especialmente en el sector más pragmático y moderado de JxCAT. El expresident fugado se ha cerrado en banda y no tiene intención de ceder: ha dado orden de que todo ha de pasar por una ley de amnistía y por un referéndum de autodeterminación. Si no es así, no dará sus votos para la investidura de Pedro Sánchez. “Está enrocado. Va a ser muy difícil, si no imposible, un acuerdo con cualquier partido”, admiten a El Confidencial fuentes internas de la formación independentista.

Hay una frase en la que se apoya para subrayar su interés en mantenerse en sus trece: “Europa va a ver que el independentismo ha forzado unas nuevas elecciones en España”. El problema es que internamente nadie sabe para qué sirve que Europa vea el bloqueo si se repiten las elecciones y si en esas elecciones Puigdemont puede salir con un varapalo considerable. En ese caso, su posición solo serviría para cultivar su imagen de intransigencia y su perfil de político duro.

Foto: La presidenta de Junts per Catalunya, Laura Borràs. (EFE/Siu Wu)

La visión que tiene el prófugo del contexto es que con su intransigencia se mantiene en sus principios. Además, hay otro detalle que cultiva amorosamente: “Quedará para la historia que seremos más puros y esencialistas que ERC”. La eterna rivalidad entre las dos grandes fuerzas independentistas tiene también que ver en el enroque del inquilino de Waterloo. La ocasión de, supuestamente, quedar por encima de Esquerra, aunque sea en modo de entelequia, es un caramelo muy goloso: demostrar que es más catalanista puro que nadie. Ya avisó de que en cualquier negociación no quiere una salida personal, pero eso es relativo, es solo un relato prosaico. Cualquier negociación supondrá revisar la situación de los fugados, sea cual sea el contenido de los otros puntos en discusión.

La oposición interna

Puigdemont ha dejado el listón en máximos. Un sector moderado de Junts, proveniente de la antigua Convergència, ve una locura el posicionamiento del expresident, pero este sector no tiene fuerza suficiente para contrarrestar sus decisiones, máxime cuando estas gozan del apoyo incondicional de la presidenta de Junts, Laura Borràs; del secretario general, Jordi Turull, y de la mayoría de la cúpula, abonada a las posturas más extremistas.

Foto: Jordi Turull (d), con el portavoz de JxCAT, Josep Rius. (EFE/Enric Fontcuberta)

La estrategia y el espíritu que tanto había cultivado Jordi Pujol no tiene, cabida en la estrategia de Junts. No queda nada de la inteligentzia pujoliana que hizo que el mismísimo José María Aznar acudiese al hotel Majestic a firmar su pacto. Era el hotel donde celebraba sus noches electorales Convergència i Unió y, sin embargo, el presidente español no tuvo más remedio que pasar por ese templo. Una imagen vale más que mil palabras. Nada hace sospechar que ahora un aspirante a presidente de España pueda pasar por algún templo similar en Barcelona (o Waterloo) para firmar acuerdos de gobernabilidad.

En esta semana y pico desde las elecciones del 23-J ha habido varias conversaciones informales entre el PSOE y JxCAT para sondear la postura de Puigdemont. La realidad ha sido desmoralizadora. “Puigdemont ya ha dicho por activa y por pasiva que o se negocia la amnistía y el referéndum o no habrá apoyo. O lo toman o lo dejan. Y ha endurecido su postura los últimos días”, reconocen las fuentes.

Foto: Yolanda Díaz y María Jesús Montero. (EFE/J. J. Guillén)

Tanto el PSOE como el sector moderado de Junts coinciden en una lectura positiva de la situación. “Son los peores resultados del nacionalismo desde el año 79. Pero la aritmética parlamentaria ha venido a jugar en su favor. Se puede aprovechar para conseguir mucho: más autogobierno y más dinero. Pero Puigdemont se ha enquistado en otras cuestiones, perdiendo una oportunidad histórica de alcanzar cotas que nunca se habían alcanzado”, relatan a El Confidencial fuentes conocedoras de los contactos. Pero, a la vista del posicionamiento del fugado, Cataluña se quedará sin referéndum, sin amnistía, sin mayor autogobierno y sin más dinero.

Evidentemente, ni PSOE ni PP van a transigir en conceder un referéndum. “Antes se rompe el PSOE”, dice una de las fuentes consultadas. Y otra subraya que lo que quiere Puigdemont es que se rompa el diálogo y que descarrile la legislatura. “Sabes que no te van a dar el referéndum ninguno de los dos grandes partidos que pueden gobernar, pues trata de sacar otras ventajas de tu posición”, subraya la misma fuente. Tampoco habrá una ley de amnistía. “Si acaso, se puede hablar de modificaciones del Código Penal, pero eso requiere tiempo y confianza. En estos momentos, no tenemos ni una cosa ni la otra”, dice otra de las fuentes consultadas.

La teoría del voto útil

La repetición de elecciones es, pues, una alternativa que va ganando enteros cada día que pasa. Pero sus resultados son una incógnita. De hecho, tanto PP como PSOE pueden salir reforzados de esos comicios, entre otras cosas, porque puede funcionar la teoría del voto útil: una parte de Vox puede decantarse por votar ahora PP, que es quien tiene más posibilidades de gobernar el país; y una parte de Sumar puede decantarse por votar PSOE por la misma razón.

Foto: Carles Puigdemont, en el Parlamento Europeo. (Reuters/Yves Herman)

Pero ¿qué pasa con el voto independentista? Desde los sectores duros del puigdemontismo, afirman que JxCAT puede verse reforzado y puede atraer electores que el 23-J se decantaron por la abstención. A ese segmento le parece bien el bloqueo de las instituciones españolas, aunque eso no lleva a ninguna parte. Pero otro sector es pesimista.

“Si he votado Junts y veo que mi voto no ha servido para nada, ¿qué tengo que hacer? ¿Votar otra vez Junts, decantarme por otra formación o abstenerme? Hay un sector de votantes que están descontentos con la utilización que se hace de la posición de fuerza de Junts y que posiblemente pasará a la abstención, por lo que la formación puede bajar en escaños, habida cuenta de que un sector del voto catalán pueda desplazarse hacia el PSC y perjudicar a los partidos minoritarios. Lo que parece claro es que, según los sondeos que hay, el independentismo no sube en unas segundas elecciones. Si no tenemos en cuenta esta circunstancia, nos exponemos a una hostia monumental con la repetición de elecciones”, argumentan los críticos con Puigdemont.

Alerta de los constitucionalistas

Ante la tesitura de repetición de comicios, la entidad constitucionalista Sociedad Civil Catalana (SCC) emitió este martes un comunicado en el que señala que “España no puede quedar en manos de quienes la odian. Negociar la gobernabilidad, como ha ocurrido durante décadas, con quienes se jactan de sus planes para quebrar el Estado y erosionar las instituciones, no debe de ser una opción. Las cesiones no funcionan con una ideología que contiene el germen de la destrucción. Sería paradójico que mientras el secesionismo pierde apoyo ciudadano en Cataluña (700.000 votos menos el 23-J), su capacidad de influencia en la gobernabilidad de España se viera incluso incrementada en la próxima legislatura”.

Foto: Puigdemont en un mitin a distancia en la campaña electoral. (EFE/David Borrat)

La entidad que preside Elda Mata señala que “existen alternativas al chantaje nacionalista”. No cita nombres, pero sí la fórmula: “Es posible conformar un Gobierno estable, capaz de dar respuesta, a través de amplios consensos parlamentarios, a los desafíos que tenemos por delante. Pedimos a la clase dirigente que centre el foco en los grandes pactos de Estado, en España y en los españoles. Nos jugamos la convivencia, la cohesión social, la integridad territorial y el derecho a la igualdad de todos los ciudadanos”. En otras palabras, pide un gran pacto de Estado entre los dos grandes partidos mayoritarios.

Con Carles Puigdemont, no hay nada que hacer. Esta es la idea que está calando en la conciencia política catalana y especialmente en el sector más pragmático y moderado de JxCAT. El expresident fugado se ha cerrado en banda y no tiene intención de ceder: ha dado orden de que todo ha de pasar por una ley de amnistía y por un referéndum de autodeterminación. Si no es así, no dará sus votos para la investidura de Pedro Sánchez. “Está enrocado. Va a ser muy difícil, si no imposible, un acuerdo con cualquier partido”, admiten a El Confidencial fuentes internas de la formación independentista.

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