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Puigdemont se va de vacaciones y enfría la negociación para la investidura de Sánchez

La estrategia de JxCAT a corto plazo coincide con la anunciada ya por Pedro Sánchez, sin prisas para iniciar la negociación. El 'expresident' esperará en Colliure, en el sur de Francia, con un mensaje doble al PSOE y ERC

Foto: Carles Puigdemont, en el Parlamento Europeo. (Reuters/Yves Herman)
Carles Puigdemont, en el Parlamento Europeo. (Reuters/Yves Herman)
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Carles Puigdemont se ha tomado unos días de asueto en Colliure, en el sur de Francia, donde ha alquilado un chalé para reunirse con su familia: su mujer, Marcela Topor, y sus hijas, según fuentes del entorno del político independentista. También es una manera de enfriar las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez, aunque el foco mediático esté puesto en JxCAT y Waterloo, y las presiones en favor de un voto positivo sean tanto externas como internas. El expresident copia la estrategia del PSOE, cuando la ejecutiva del partido del 24 de julio priorizó las vacaciones a dar inicio a las conversaciones para repetir en la presidencia. Norma número uno del manual del negociador. No parecer desesperado. Todo apunta a que Puigdemont y los suyos han tomado nota.

En Waterloo, son conscientes de que las conversaciones de verdad empezarán cuando se haya constituido el Congreso. Y ahí, tanto JxCAT como ERC se han asegurado una excepción para tener grupo parlamentario, como ya avanzó El Confidencial, a cambio de dar apoyo a un presidente socialista de la Cámara Baja. Eso empezará a pasar a partir del 17 de agosto. Este periodo servirá también para que la formación independentista lime sus diferencias internas, con el sector pragmático y el más radical, enfrentados por la hoja de ruta para los próximos acontecimientos.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters/Yves Herman) Opinión
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Aunque se desconocen las fecha concretas, se prevé que Puigdemont esté en Colliure como mínimo hasta el 21 de agosto, día en que tiene previsto acudir a la Universitat Catalana d’Estiu en un acto que aspira a reunir a todos los presidentes vivos de la Generalitat. Aparte de él, estarán Pere Aragonès, Quim Torra, José Montilla y Jordi Pujol. Faltará Artur Mas. El expresident fugado había anunciado que participaría por videoconferencia, pero eso fue antes de que el juez Pablo Llarena renunciase a reactivar las euroórdenes. Colliure está a una hora en coche de Prades, la localidad del sur de Francia donde se celebra cada agosto este encuentro, habitual punto de arranque del curso político, primero del catalanismo y en la última década del independentismo.

Puigdemont no ha publicitado su marcha a Colliure, pueblo símbolo del republicanismo y del exilio español durante el franquismo, al estar allí enterrado Antonio Machado. En 2020, cuando ya descansó allí en verano y aprovechó para visitar la tumba del poeta junto con el entonces president, Quim Torra. En cambio, Pedro Sánchez sí que ha anunciado su marcha a La Mareta, en Lanzarote, como un modo de dar a entender su falta de prisa por llegar a un acuerdo.

Doble mensaje

Pero en el caso de Puigdemont, el mensaje es doble. No solo al Gobierno central y al PSOE —en ambos casos el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, es el responsable de armar los mimbres de la investidura—. También a ERC, cuyos líderes tienen que publicar cartas abiertas en el diario Ara ante la falta de puentes con Waterloo para mantener un contacto fluido con el expresident. Esquerra, en su carta, llama a la unidad con JxCAT para diseñar una propuesta concreta.

Con su relajo estival, Puigdemont envía un mensaje de fuerza tanto al PSOE como a ERC

Artur Mas también se ha mostrado inquieto por la marcha de las conversaciones en una entrevista en Catalunya Ràdio. “Puigdemont ha de ser más exigente que intransigente”, declaró el hombre que empezó el procés sobre el que intentó culminarlo con la declaración unilateral de independencia. Todo apunta a que las conversaciones se reactivarán a finales de agosto, con el Congreso constituido. Tal vez, con la propuesta que eleve Sumar a través de Jaume Asens.

La estrategia coincide con la anunciada ya por el PSOE y Pedro Sánchez, sin prisas para abordar la negociación al inicio de agosto. Todo lo contrario que el PP. La presión de Alberto Núñez Feijóo para iniciar cuanto antes las conversaciones entre partidos, en un intento por explorar su casi imposible investidura, ha caído en saco roto. Entre los socialistas, la máxima es dejar “que se cueza”, como reconocen fuentes del partido, y que el popular quede “retratado” en un intento estéril por llegar a la Moncloa.

Posición del PSOE

En el PSOE, han recibido como agua de mayo las noticias sobre la reunión entre Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal durante la pasada semana. “Mientras pide el apoyo al PSOE, quita concejalías de Igualdad y se reúne con Abascal”, señalan. Presumen de que el político gallego está dejando ver “sus costuras” y hasta ironizan con el intercambio epistolar que monopolizó la atención mediática en las últimas horas. “Si de verdad el PSOE quiere que Junts invista a Pedro Sánchez, ¿va a pedírselo por carta?”, declaran.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, en el mitin central de JxCAT en Amer. (EFE/David Borrat) Opinión

Yolanda Díaz, que también intentó marcar los pasos al PSOE anunciando que abriría canales de diálogo con todos los grupos escasas horas después de conocerse el resultado electoral, se mantiene lejos de los focos.

Aunque a Sumar le ayudara a tapar la enésima brecha interna abierta por Podemos y pregonara que Jaume Asens pilota conversaciones para intentar tender puentes con Puigdemont, ninguno de los engranajes más pesados puede moverse sin el aval de Sánchez. Hay contactos discretos a múltiples bandas, pero no habrá movimientos sísmicos antes de lo exigido por el presidente en funciones.

Carles Puigdemont se ha tomado unos días de asueto en Colliure, en el sur de Francia, donde ha alquilado un chalé para reunirse con su familia: su mujer, Marcela Topor, y sus hijas, según fuentes del entorno del político independentista. También es una manera de enfriar las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez, aunque el foco mediático esté puesto en JxCAT y Waterloo, y las presiones en favor de un voto positivo sean tanto externas como internas. El expresident copia la estrategia del PSOE, cuando la ejecutiva del partido del 24 de julio priorizó las vacaciones a dar inicio a las conversaciones para repetir en la presidencia. Norma número uno del manual del negociador. No parecer desesperado. Todo apunta a que Puigdemont y los suyos han tomado nota.

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