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El PSOE dilatará los contactos con JxCAT para que resuelva antes su fractura interna
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NEGOCIACIONES PARA LA INVESTIDURA

El PSOE dilatará los contactos con JxCAT para que resuelva antes su fractura interna

Fuentes de la Moncloa descartan que se vaya a producir una "guerra civil" en el mundo posconvergente, pero fían el éxito de la investidura a que se imponga el sector pragmático. "A Junts hay que dejarlo digerir", aseguran

Foto: El 'exconseller' Francesc Homs (d) y el exalcalde Xavier Trias (2d), junto al secretario general de JxCAT, Jordi Turull (2i), escuchan una intervención del expresidente catalán Carles Puigdemont en un mitin del 23-J. (EFE/Enric Fontcuberta)
El 'exconseller' Francesc Homs (d) y el exalcalde Xavier Trias (2d), junto al secretario general de JxCAT, Jordi Turull (2i), escuchan una intervención del expresidente catalán Carles Puigdemont en un mitin del 23-J. (EFE/Enric Fontcuberta)
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El escenario de la repetición electoral se descarta por completo en la dirección del PSOE. Ni los ministros ni dirigentes del partido consultados por este diario contemplan esta posibilidad, a pesar de tener que contar para la investidura de Pedro Sánchez no solo con los apoyos de sus actuales socios parlamentarios, sino con la imprescindible abstención de JxCAT. El partido de Carles Puigdemont parte de las máximas de la "amnistía" y la "autodeterminación", ya rechazadas por los socialistas, y es una fuerza imprevisible que lleva más de una década sin llegar a acuerdos en Madrid, al apostar por el rupturismo. El "no a todo" y el "cuanto peor, mejor", según le viene recriminando a lo largo de toda la legislatura pasada ERC.

Con todo, en el entorno del equipo encargado por Sánchez para tomar las riendas de la negociación, que encabezan Félix Bolaños y María Jesús Montero, fían el cambio de posición de los junteros a la "falta de alternativa" y a que se imponga el sector pragmático. A que su bloqueo los situaría al lado de PP y Vox, con el riesgo de caer en la irrelevancia, dicen, en las próximas elecciones catalanas. "Sería un desastre para sus expectativas electorales", advierten estas fuentes cercanas a los mandatados del Gobierno para negociar. Así, dilatarán el proceso hasta que la formación independentista resuelva sus propias "contradicciones" y diferencias internas, con la intención de que se imponga el sector pragmático.

Foto: El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, este miércoles durante la Diputación Permanente del Congreso. (EFE/Mariscal)

Los socialistas han comenzado a abrir contactos para limitarlos a la negociación sobre la votación de la Mesa del Congreso, que se elegirá el próximo 17 de agosto y visibilizará la voluntad de las partes de cara a explorar una hipotética investidura de Sánchez. Las negociaciones formales no comenzarán hasta después de esta primera meta volante. La decisión de ralentizar el proceso se debe, precisamente, a que tanto ERC como JxCAT maduren la lectura de sus resultados. El independentismo ha perdido 700.000 votos y 10 escaños, mientras que el PSC y Sumar, primera y segunda fuerza, alcanzan una amplia mayoría. El 50% de los votos frente al 24% de los soberanistas, que firman su peor resultado desde 1982. "A Junts hay que dejarlos digerir y ayudarlos a tomar decisiones", apuntan en la cúpula de Ferraz.

Mientras el independentismo catalán exige que el primero en mover ficha con una oferta sea el PSOE, la estrategia de estos últimos pasa por devolverles la presión. En Ferraz, son conscientes de la verticalidad en la toma de decisiones del partido de Puigdemont, pero también de que tiene diferentes almas. "Todo el mundo tiene contradicciones", apuntan fuentes de la Moncloa. En los últimos días, de hecho, se han defendido análisis contrapuestos entre perfiles relevantes del mundo posconvergente. Desde los que advierten de que no han tocado suelo electoral o deslizan la necesidad de recuperar la imagen de partido decisivo, hasta los que defienden el bloqueo como estrategia por no ceder a "chantajes" y reforzar sus opciones electorales bajo esta premisa de confrontación.

En el mundo juntero, ha ido recuperando terreno un sector pragmático, de la antigua CiU, que tiene como principal representante al exalcalde Xavier Trias. Aunque sus posiciones siguen siendo minoritarias, fuentes del entorno de los ministros del PSOE encargados de negociar confían en que acaben imponiendo sus posiciones. Según estas mismas fuentes, apostar por el bloqueo junto a la derecha llevaría el partido al riesgo de desaparecer en los próximos comicios catalanes.

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont. (Reuters)

"Junts, con todo lo que ha perdido, no puede permitirse unas elecciones", sentencian fuentes de la cúpula de Ferraz. Asimismo, los socialistas ponen el foco en la pérdida de poder institucional del partido y la oportunidad de revertir ahora esta tendencia. En su opinión, deben tomar nota de lo que votó la ciudadanía, defendiendo que fue en contra de seguir la vía de las tensiones y a favor de la convivencia. El poder institucional de JxCAT se limita ahora a las alcaldías, tras romper la coalición de gobierno con ERC y no entrar en los gobiernos de las diputaciones tras el 28-M. La mayoría de alcaldes bascula hacia el sector pragmático ante esta situación.

Frente al sector pragmático se sitúa el más rupturista, y todavía mayoritario, que representa Laura Borràs, expresidenta del Parlament. El secretario general del partido, Jordi Turull, trata de ejercer de puente entre ambas almas, aun proviniendo de una cultura más cercana a los pragmáticos. Turull fue uno de los beneficiados por los indultos. El arquitecto de la medida de gracia fue el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, a quien Sánchez ha encargado las futuras negociaciones. Además de los indultos, luego se convirtió en el muñidor de la mesa de diálogo, encabezando la delegación del Gobierno ya como ministro y, finalmente, fue el encargado de cerrar el acuerdo para la llamada "desjudicialización" del procés. Esto es, la polémica reforma de los delitos de sedición y malversación en el Código Penal.

Fuentes de la Moncloa no creen que se vaya a producir una "guerra civil" en el mundo posconvergente, con un sector promoviendo la huida hacia adelante y otro apostando por recuperar el perfil más pactista de la vieja sociovergencia para aprovechar la ventana de oportunidad tras el 23-J. Sin embargo, sí confían en que resuelvan sus "contradicciones internas" y eviten el bloqueo.

Foto: Miriam Nogueras, cabeza de lista de Junts al Congreso, celebra los resultados del 23-J. (EFE/Enric Fontcuberta)

"No se entendería que no apoyen", advierte un ministro socialista, para añadir que tampoco tendrían fácil explicarlo a los catalanes. Insisten para ello en la clave electoral, al entender que la única opción es apoyar a la mayoría progresista si JxCAT piensa en sus votantes. No solo los que lo siguen apoyando, sino los que se han ido con un voto prestado que no volvería a casa si se da otra oportunidad al bloque conservador forzando una repetición de elecciones. Algo que "solo le interesa al PP", aseguran estas mismas fuentes.

Igualdad de trato con ERC

La situación judicial, no solo de Carles Puigdemont, sino de otros dirigentes por diferentes causas o activistas de base, alienta en algunos de ellos la vía negociadora. Ya durante esta legislatura, se planteó dentro de las vías de la "desjudicialización" una reforma de la denominada ley mordaza para aligerar las causas contra manifestantes independentistas por este procedimiento, con vistas a aligerar las sanciones relativas a "desobediencia y desacato a la autoridad". Finalmente, no hubo acuerdo con ERC y EH Bildu, al oponerse el PSOE a desactivar la presunción de veracidad de los miembros de distintos cuerpos policiales.

Foto: Pere Aragonès, Oriol Junqueras, Gabriel Rufián y Teresa Jordà. (EFE/Alejandro García)

En el PSOE, sí reconocen la complejidad de negociar con los partidos catalanes por la "competencia" entre ERC y JxCAT. Ambos partidos buscan ser hegemónicos en el independentismo. De ahí que los socialistas tengan clara la necesidad de tratar en igualdad de condiciones a ambos. Primero, porque ambos cuentan con siete diputados, explican fuentes del entorno inmediato de los encargados de negociar por parte del PSOE. Segundo, porque en un contexto de competición entre republicanos y posconvergentes, quieren evitar a toda costa que alguna de estas formaciones se "moleste". "Hay que cuidar el lenguaje para que nadie se moleste", indican. "A ERC le podrá molestar el protagonismo de JxCAT" o "que se le haga de menos". Y viceversa, al partido de Carles Puigdemont, que se le trate como un potencial socio de segunda, en inferioridad de condiciones con respecto a los republicanos.

El escenario de la repetición electoral se descarta por completo en la dirección del PSOE. Ni los ministros ni dirigentes del partido consultados por este diario contemplan esta posibilidad, a pesar de tener que contar para la investidura de Pedro Sánchez no solo con los apoyos de sus actuales socios parlamentarios, sino con la imprescindible abstención de JxCAT. El partido de Carles Puigdemont parte de las máximas de la "amnistía" y la "autodeterminación", ya rechazadas por los socialistas, y es una fuerza imprevisible que lleva más de una década sin llegar a acuerdos en Madrid, al apostar por el rupturismo. El "no a todo" y el "cuanto peor, mejor", según le viene recriminando a lo largo de toda la legislatura pasada ERC.

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