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Sánchez da las riendas de la negociación con ERC y JxCAT a Bolaños y María Jesús Montero
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APUESTA POR BATET PARA REPETIR EN EL CONGRESO

Sánchez da las riendas de la negociación con ERC y JxCAT a Bolaños y María Jesús Montero

El titular de Presidencia, que ya fue el arquitecto de los indultos o la mesa de diálogo, asume los primeros contactos con los partidos catalanes. El PSOE les garantizará grupo propio, pero descarta que tengan asiento en la Mesa

Foto: El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, este miércoles durante la Diputación Permanente del Congreso. (EFE/Mariscal)
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, este miércoles durante la Diputación Permanente del Congreso. (EFE/Mariscal)
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"Discreción" es la palabra más repetida entre los ministros y dirigentes del PSOE al ser preguntados por las negociaciones para la investidura. Sobre todo, entre quienes están llamados a conducir este proceso, cuyo primer hito será la conformación de la Mesa del Congreso el próximo 17 de agosto. Solo a partir de entonces comenzarán los contactos formales con los partidos del bloque nacionalista e independentista para recabar su apoyo a Pedro Sánchez. El otro mensaje que coinciden en transmitir es el de que no habrá bloqueo, pese a reconocer la complejidad para armar una mayoría. "Vemos claro que se formará una mayoría de progreso", asegura un ministro socialista del núcleo duro de Sánchez. Las riendas de las conversaciones con las formaciones catalanas las asumirá Félix Bolaños.

Designado por Sánchez, el ministro de la Presidencia ya descolgó el teléfono en los últimos días para hablar con potenciales socios y tantear a otros que no renuncian a atraer, como es el caso de Coalición Canaria, en posiciones más cercanas a los populares. Desde EH Bildu, que ya ha anunciado su apoyo, insinuaron también haber mantenido contactos con el titular de la Presidencia, que evitan confirmar o desmentir desde la Moncloa. Junto a Bolaños, la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, se reserva también un rol protagonista en las negociaciones.

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (i), junto a la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero (d). (EFE/PSOE/Eva Ercolanese)

"Cultivado en el arte de hablar con todos", explican desde el entorno de Bolaños, en los últimos años se ha hecho un perfil como hombre puente con el independentismo. En su etapa como secretario general de la Presidencia, fue el arquitecto de los indultos, luego se convirtió en el muñidor de la mesa de diálogo, encabezando la delegación del Gobierno ya como ministro y, finalmente, fue el encargado de cerrar el acuerdo para la llamada "desjudicialización" del procés. Esto es, la polémica reforma de los delitos de sedición y malversación en el Código Penal.

La negociación de la Mesa del Congreso es el siguiente "hito", según lo definen en la Moncloa, o "la primera parada", como lo denominan en Ferraz, que determinará en buena medida el proceso para la investidura. Sin un acuerdo previo, las opciones de llegar a un pacto para la investidura se reducirían, quedando manifiesta la falta de voluntad de las partes. Fuentes de la ejecutiva de Ferraz apuestan por que Meritxell Batet repita como presidenta del Congreso. Otras fuentes de la Moncloa destacan su trabajo esta legislatura, pero dejan abierto el interrogante sobre si la propondrán. Otros miembros de la actual Mesa del Congreso lo dan por hecho.

El objetivo de los socialistas es construir una mayoría en el órgano rector, repartiéndolo con Sumar. Descartan que tengan asiento los partidos del bloque nacionalista e independentista. No tanto por falta de voluntad, sino porque dentro del bloque no habría unanimidad para elegir a un representante. Esto es por los vetos cruzados entre ERC y JxCAT, así como entre PNV y EH Bildu, por lo que la lógica los lleva a que no tengan ningún puesto. La mayoría se repartiría entre PSOE y Sumar, añaden fuentes parlamentarias socialistas.

Foto: Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo conversan en un acto de campaña. (EFE/Juanjo Martín)

Además de la discreción, la segunda máxima en estas negociaciones, todavía en fase de deshielo, tiene que ver con tratar en igualdad de condiciones a ERC y Junts. Primero, porque ambos cuentan con siete diputados, explican fuentes del entorno inmediato a los encargados de negociar por parte del PSOE. Segundo, porque en un contexto de competición entre republicanos y posconvergentes, quieren evitar a toda costa que alguna de estas formaciones se "moleste". "Hay que cuidar el lenguaje para que nadie se moleste", indican estas mismas fuentes, añadiendo que "a ERC le podrá molestar el protagonismo de JxCAT" o "que se le haga de menos". Y viceversa, al partido de Carles Puigdemont, que se le trate como un potencial socio de segunda, en inferioridad de condiciones con respecto a los republicanos.

Este es uno de los principales motivos por los que se quieren encapsular las negociaciones. "No vamos a transmitir las negociaciones", indican fuentes cercanas a los mandatados para ello, indicando que "si se pone el foco ahí, internamente pueden revolverse" porque "todo el mundo tiene contradicciones". En público, el ministro de la Presidencia defendía la fórmula de "discreción en las conversaciones, publicidad en los acuerdos".

Foto: Miriam Nogueras, cabeza de lista de Junts al Congreso, celebra los resultados del 23-J. (EFE/Enric Fontcuberta)

Evitar el ruido y las filtraciones que hagan descabalgar las conversaciones o les añadan todavía más dificultades. El apoyo de los siete diputados de JxCAT no sería imprescindible para que los socialistas retengan la presidencia, siempre que no uniesen sus votos a los del bloque de la derecha y se asegurasen los de Sumar, ERC, EH Bildu, PNV y BNG. Sin embargo, la voluntad es sumarlos a este pacto para abrir el camino de cara a las posteriores negociaciones de investidura y lanzar el guiño de buena voluntad de garantizarles la conformación de un grupo parlamentario propio.

"Se votó en contra de tensionar Cataluña"

"Les daríamos grupo", aseguran fuentes de la cúpula del PSOE si suman a los posconvergentes al acuerdo para retener el órgano rector de la Cámara. Ni JxCAT ni ERC cumplen los requisitos del reglamento de la Cámara para constituirse automáticamente como grupo parlamentario, al no alcanzar el 15% de sufragios en todas las circunscripciones donde se presentaron a las elecciones. Entre otras funciones, el presidente interpreta el reglamento, está al frente del pleno, así como de las reuniones de la Mesa y de la Junta de Portavoces, y ostenta un papel crucial para gestionar la marcha de la actividad parlamentaria.

"JxCAT ha perdido casi todo su poder institucional y si se repiten las elecciones generales, perderá más diputados"

La convicción tanto en Ferraz como en la Moncloa de que no habrá repetición de elecciones se sustenta en que a nadie le interesa cargar con esta culpa o situarse al lado de la alternativa de PP y Vox. "¿Cómo explicarían que no favorecen un Gobierno progresista?", se pregunta un ministro socialista en referencia a Junts. Este mismo ministro se responde acto seguido que "con todo lo que han perdido [en votos], no pueden permitirse unas elecciones". Otro ministro socialista abunda que "solo le interesa la repetición electoral al PP, para que Feijóo aguante".

Una de sus principales bazas es que las formaciones independentistas asuman el mensaje del voto prestado al PSOE. Esto es, que para recuperarlo en unos comicios autonómicos no podrían situarse en posiciones de bloqueo. "JxCAT ha perdido casi todo su poder institucional y si se repiten las elecciones, perderá más diputados. Yo creo que tomarán nota de que la ciudadanía votó en contra de volver a tensionar Cataluña", concluye un miembro de la ejecutiva del PSOE.

Foto: Pere Aragonès y Albert Batet en una sesión de control del Parlament (EFE/Marta Pérez)

Una vez que se constituya la Mesa del Congreso, los socialistas avanzan que se abrirían las negociaciones formales para la investidura "sin dilación". Con la convicción de que "se pueda presentar pronto" la investidura, siempre en el mes de septiembre. Si en las formas los socialistas defienden tratar con guante de seda a los partidos independentistas, en el fondo subrayan que no pactarán nada que no esté en el marco de la Constitución.

Las máximas del partido de Puigdemont de exigir "amnistía" y "autodeterminación" las explican como parte de un "discurso" con el que busca "hablar para los suyos". Son líneas rojas para el PSOE, que ahora mismo fía sus opciones a la disyuntiva de apoyar a Sánchez o situarse al lado del bloque de la derecha. "Tenemos el entrenamiento, eso es muy importante", concluyen fuentes cercanas al equipo negociador, en referencia a la última legislatura.

"Discreción" es la palabra más repetida entre los ministros y dirigentes del PSOE al ser preguntados por las negociaciones para la investidura. Sobre todo, entre quienes están llamados a conducir este proceso, cuyo primer hito será la conformación de la Mesa del Congreso el próximo 17 de agosto. Solo a partir de entonces comenzarán los contactos formales con los partidos del bloque nacionalista e independentista para recabar su apoyo a Pedro Sánchez. El otro mensaje que coinciden en transmitir es el de que no habrá bloqueo, pese a reconocer la complejidad para armar una mayoría. "Vemos claro que se formará una mayoría de progreso", asegura un ministro socialista del núcleo duro de Sánchez. Las riendas de las conversaciones con las formaciones catalanas las asumirá Félix Bolaños.

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