Junts no cederá ante el PSOE aunque una repetición electoral suponga perder 3 diputados

El fugado Carles Puigdemont ha dado órdenes a Junts per Catalunya (JxCat) de resistir contar marea todos los intentos del PSOE y de Pedro Sánchez de negociar un hipotético apoyo a su investidura tras los resultados del 23-J. No habrá luz verde a un gobierno del PSOE con Sumar ni tampoco una hipotética abstención para permitir un gobierno de izquierdas en Madrid. “Hay dos líneas rojas que no se pueden cruzar: referéndum y amnistía. Sin esas dos concesiones, no habrá luz verde”, explican a El Confidencial fuentes de la cúpula de Junts.

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En la ejecutiva que este lunes por la tarde celebró el partido posconvergente se intentó camuflar el mal resultado de estos comicios con la aritmética parlamentaria. Conscientes de que son los peores resultados de la historia, incluida la época de Convergència, la derrota se edulcora con el hecho de que numéricamente la formación de Puigdemont puede resultar crucial para formar gobierno y, si vota en contra de cualquiera de las dos opciones (bloque de la derecha o bloque de la izquierda), España puede verse abocada a la repetición de elecciones, como ya ocurrió en el año 2019.

En el partido son conscientes de que los 392.634 votos obtenidos por Junts este 23-J quedan lejos de los 483.488 obtenidos por Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) en 2016. Hasta ahora, ésos habían sido los peores resultados de toda la historia. En todas las demás citas electorales, la formación, especialmente cuando no se había decantado por el independentismo, superó siempre los 500.000 sufragios y en 2011 llegó a superar el millón de votos. La reflexión que hacen algunos círculos posconvergentes es que ERC, a pesar del duro bajón de 874.859 votos en noviembre de 2019 a los 462.883 votos actuales ya había obtenido peores resultados en otras citas electorales. Por tanto, el batacazo de JxCat es peor que el de ERC, a pesar de que ambos han empatado en escaños el 23-J.

En algunos sectores posconvergentes se advierte que, en caso de ir a unas nuevas elecciones, el partido puede perder muchos más votos y dejar por el camino la mitad de sus diputados, pero ése es un precio que Puigdemont y su círculo más íntimo están dispuestos a pagar. “¿Qué se tiene que perder? Más hemos perdido no negociando las diputaciones de Barcelona, Lleida y Tarragona con los socialistas. Por tanto, los escaños que podamos dejarnos en el Congreso apenas tienen importancia. En realidad, no se pierde mucho, sólo dos o tres escaños. Pero ganamos en fidelización de voto y, sobre todo, deja al partido preparado para los embates de las elecciones europeas y autonómicas del año que viene”, explican las fuentes consultadas por El Confidencial. En otras palabras, Puigdemont prefiere ir a la inmolación en el Congreso y recuperar luego terreno en las autonómicas.

Una estrategia a medio plazo

La estrategia tiene en cuenta la premisa de que los dos o tres diputados que puede perder en unas nuevas legislativas se verán luego ampliamente amortizados con los comicios autonómicos y europeos de 2024. La intención es presentarse el próximo año ante el electorado como el único partido netamente independentista, no pactista y que cumple lo que promete, sin importarle las consecuencias: en este caso, asumirá el bloqueo de las instituciones del Estado pese a exponerse a reducir sus escaños.

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La maniobra tiene otra razón oculta: marcar perfil propio y lanzar un misil a la línea de flotación de ERC, a quien presenta como un partido “sumiso” y supeditado a los poderes de Madrid. En resumen, las cuentas de la cúpula de Junts es que los tres o cuatro escaños que puede perder en Madrid con motivo de la repetición de las elecciones del 23-J se verían luego compensados con un aumento de representantes en las europeas y las autonómicas, recuperando posiblemente la primera plaza en el espectro independentista, que actualmente está en manos de ERC. Se trata, pues, de una estrategia pensada para dar frutos a medio plazo.

Por eso la consigna es endurecer la línea de actuación. Un escrito distribuido este lunes por la tarde en el partido lleva un significativo título: El precio: autodeterminación y amnistía. En él, se hace una alusión a Esquerra y marcan distancias con los republicanos, apostando por una estrategia propia de confrontación y radical que niega puentes con Madrid y rechaza pactos con los socialistas. “La desaparición de los cuatro diputados del PDeCAT confirma que ésta era la línea a seguir. Pese a la acertada decisión de salir del Govern de la Generalitat, la campaña municipal pasada fue excesivamente blanda desde un punto de vista nacional. Sólo la negativa a pactar con el PSC en las diputaciones ha reconducido el camino que en estas elecciones generales parece haberse consolidado con un mensaje mucho más nítido al electorado. Si Gabriel Rufián representa el símbolo de la desmovilización por su política de pactos en Madrid (presupuestos, reformas-trampa, mesa de diálogo), Junts debería alejarse tanto como sea posible. Los resultados así lo demuestran claramente”.

Defender el Primero de Octubre

Tras el batacazo de este mes de julio, conforme dice el citado texto repartido este lunes, “quizá sería necesaria una mayor firmeza para defender las derivadas políticas del Primero de Octubre”. Esta apuesta por el endurecimiento de las propuestas tiene también como objetivo arrinconar a ERC en el espectro soberanista, presentando a Junts como el partido patriótico por excelencia y volver a dominar el discurso independentista retomando el control de la situación.

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Recuerda el escrito que la cabeza de lista en estas elecciones, Míriam Nogueras, dijo este domingo, tras conocerse los resultados, que “nosotros sí que hemos entendido el resultado electoral”. Por tanto, “ahora es la hora de demostrarlo y Junts será objeto de todas las presiones posibles por parte de los que dicen querer ‘salvar a España’. Dejémosles hacer. Es nuestro deber mostrar, en palabras del president Puigdemont, ‘un alto grado de responsabilidad, coherencia y fidelidad’. Si queremos ser coherentes con el pueblo de Cataluña, con nosotros mismos y con lo que hemos afirmado en esta campaña, no hay otro precio que no sea la autodeterminación y la amnistía”.

La formación de Puigdemont intentará sacar provecho de la situación y atraerse de nuevo a las entidades cívicas y las plataformas que reclaman unilateralidad. La alusión al 1 de octubre en el texto dirigido a los cuadros del partido es lo que reconocen “una reflexión sobre la situación actual del Movimiento, más allá de las realidades partidistas de cada uno”. El ‘Movimiento’ no es otra cosa que el ‘procés’ o, en un término más amplio, el camino hacia la independencia. Por eso, el texto acaba con una arenga casi bélica: “Ahora es nuestro momento. El general Patton decía que era el enemigo quien había de mantener la posición, porque sus tropas sólo tenían como objetivo avanzar”.