El PP vincula el liderazgo de Feijóo a una repetición electoral

Si a principios de la semana se contemplaban ya "pocas opciones" de que Alberto Núñez Feijóo pudiese superar con éxito una sesión de investidura, el portazo expreso del PNV y la negativa de Pedro Sánchez a negociar han llevado al PP al abatimiento. "Es completamente imposible", repiten diversos dirigentes populares. Solo han pasado tres días desde que las urnas dictasen sentencia y llenasen de incógnitas el futuro del mandatario gallego. El cierre de filas que exhibieron los barones con su líder en la junta directiva del lunes no apaga el ruido de sables interno, que podría crecer en las próximas semanas. La formación es una olla a presión. Y el diagnóstico que se hace de puertas para adentro es que la única baza que le queda es que Sánchez falle y el país se asome a una repetición electoral. "Es lo mejor para el partido y para él", resume un presidente autonómico.

Los días pasan y el desánimo cala cada vez más en las filas populares. El expresidente de la Xunta aterrizó en Génova como "solución" a un partido que atravesaba sus horas más bajas. "Yo he venido aquí para ganar y gobernar. Si no, no hubiera venido", pronunció durante su primer discurso como presidente del PP, en abril de 2022. Ha cumplido lo primero, pero no lo segundo. La repetición electoral es clave para su continuidad. Si Sánchez logra formar Gobierno, analizan internamente, la incógnita sería si Feijóo ocuparía el asiento de líder de la oposición.

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En el partido hay dudas. Algunas voces apuntan a que debería intentarlo porque la legislatura, si prospera, "será corta". Sánchez afrontaría el mandato con el independentismo debilitado, con importantes tensiones a su izquierda y con un Carles Puigdemont crecido como llave de gobierno, por no mencionar la mayoría absoluta del PP en el Senado. Pero otros entienden que, en esa tesitura, Feijóo haría las maletas y dejaría paso a un nuevo liderazgo. "Si Sánchez sale investido presidente, en Génova se va a armar la marimorena", retratan desde otra baronía.

En ese escenario, todos los focos se pondrían sobre Isabel Díaz Ayuso. Los cánticos que alababan a la madrileña mientras el presidente popular hablaba en el balcón de Génova la noche electoral no han pasado desapercibidos. El otro referente de cara a una eventual batalla por la sucesión es Juanma Moreno, pero con el hándicap de que la receta moderada que también representa el andaluz no ha tenido el éxito esperado en las urnas. La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, deslizó este martes durante un coloquio en The Objective su predilección por Ayuso para tomar las riendas en caso de que el gallego decida no quedarse en la oposición.

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Hasta el momento, Ayuso ha cerrado filas con Feijóo y defendido su idoneidad como candidato en caso de repetición electoral. No habría apenas margen para convocar unas primarias a las puertas de otras generales. Pero, por si acaso, fuentes del partido advierten de que la "tentación" de aprovechar las horas bajas del gallego para moverle la silla sería un "error". Para el partido, y para la propia Ayuso. "Si mueve indebidamente contra Feijóo, igual en Madrid la jalean, pero en el resto de España no gustan las traiciones. Y eso lo tienen que medir". El apoyo de los barones al gallego es total.

"Si Ayuso mueve indebidamente contra Feijóo, igual en Madrid la jalean. Pero en el resto de España no gustan las traiciones"

Tres días después, el partido sigue analizando por qué Feijóo no logró ganar la batalla a Sánchez. Por qué las urnas han dado la vuelta a las expectativas de un líder que, en vísperas del 23-J, cuestionaba la continuidad de Sánchez tras dar por sentado que no resistiría al envite de las urnas. Y ahora es su futuro el que está en el aire. Hay multitud de opiniones. Desde una mala gestión de expectativas alimentadas por unos sondeos erráticos hasta "errores" del propio Feijóo los últimos días de campaña. "Nos ha sobrado una semana. Todos cometemos errores, pero el primer gran error de Feijóo es no haber descansado", sintetizan en el partido. También sitúan como un fallo importante haber subestimado la "campaña agresiva" de la izquierda con la foto de Marcial Dorado.

Otras fuentes apuntan a que Feijóo perdió "dos puntos porcentuales" en "los últimos cuatro días de campaña". Y la relación con Vox también fue clave. El líder del PP apeló al voto de los "indignados del 15-M" e insistió en alejarse del marco de Abascal tras haber pactado varios gobiernos territoriales con él. "Demonizar a tu único posible socio moviliza a la izquierda. Si pactas con 'homófobos, machistas y fascistas', como dijo María Guardiola, estás comprando el relato de Sánchez", opina otro dirigente territorial. En Génova, cargan las culpas sobre Vox por "dividir el voto" en provincias clave, y señalan que discursos "incendiarios" como el de Abascal con Cataluña —el líder de la ultraderecha avanzó que si gobernaba la derecha volverían las "tensiones"— se convirtieron en la mecha que prendió la llama de la movilización de la izquierda.

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En FAES, el think tank que dirige José María Aznar, defienden el mismo relato y culpan a Vox de que la derecha no haya logrado una mayoría que permita desbancar a Sánchez. "Ninguno de los errores e insuficiencias que quieran advertirse en la campaña del PP puede igualar en sus efectos al papel desempeñado por Vox", analizaba la fundación en un comunicado. La organización de Aznar partía una lanza a favor de Feijóo, y defendía también que una convocatoria electoral puede ser clave para ratificar la alternativa. "El Partido Popular no está llamado al mero resistencialismo. Es la primera fuerza y puede ofrecer a los españoles una propuesta que Núñez Feijóo tendrá la oportunidad de detallar, con ambición, en el proceso de investidura. Y si los españoles son llamados de nuevo a las urnas, el Partido Popular estará preparado".

Desánimo en el PP

Sea cual sea el desenlace, la sensación que se ha instalado en el partido es que el PP ha desperdiciado una ocasión de oro para recuperar la Moncloa. Y que Feijóo está "cansado" y "descolocado". El líder gallego nunca ha bregado en esta situación. Su perfil de ganador nato, con cuatro mayorías absolutas a las espaldas, le convertía en una apuesta casi segura. Y nadie se planteaba, ni siquiera él mismo, que su futuro pudiese depender de que Sánchez consiga o no reeditar la coalición. El panorama, sintetizan en algunas baronías, es crítico.

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Feijóo insiste en proseguir su ronda de contactos, pese a que la aritmética es tozuda, y la suma una utopía. Este martes, el líder popular aseguró desde Santiago que había encontrado buena predisposición en Coalición Canaria y UPN. Y que la próxima semana esperaba hablar tanto con el líder de Vox como con el del PSOE. Pero Sánchez se apresuró a cerrar esa puerta. La estrategia del presidente en funciones es dejar que Feijóo se queme en la búsqueda de apoyos y se retrate aislado junto a Vox. Dejar correr el tiempo durante agosto y encapsularse sin descolgar teléfonos para "reposar los resultados".

En el partido, ven lógico que su líder tome la iniciativa como ganador de las elecciones, pero hay dudas sobre la idoneidad de forzar una investidura fallida si se llega a la cita con el Rey sin tener los apoyos. Las posibilidades de éxito son remotas. El bloque PP-Vox suma 169 escaños, los mismos que sumaba Mariano Rajoy en 2016 con Ciudadanos. Pero la coyuntura es distinta. Con PNV, Coalición Canaria y UPN, sumaría. Pero los jeltzales ya se han borrado de la ecuación, y el sí de Abascal se estima también complicado. Feijóo se expone también a la presión del sector privado, que insta a buscar una salida con el PSOE para evitar el bloqueo.

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El PP ha situado sus esperanzas en el recuento del voto CERA, que no se producirá hasta este viernes. Ven posibilidades de que Feijóo pueda arrebatarle a Sánchez un escaño en Madrid, con lo que reduciría el margen del PSOE para reeditar la coalición y ganaría enteros la opción de repetición electoral. Pueden pelear por quitarle otro a Junts en Girona y uno más a Vox en Cantabria. El problema para la formación es que Sánchez está a expensas de conseguir que caiga otro diputado a su favor en Málaga o Asturias. Las posibilidades están abiertas. Pero el papel de Feijóo seguirá siendo el más complicado.