La idea de ir a una investidura fallida divide al PP: "La imagen es demoledora"

“Hoy no tengo los votos y, por tanto, no tiene sentido que vaya allí a los únicos efectos de que empiece a correr el plazo de dos meses que establece la Constitución”. Con este argumento declinaba Mariano Rajoy el ofrecimiento del Rey de acudir a una investidura que en aquel momento, enero de 2016, resultaría fallida. La decisión del expresidente sentó un precedente y abrió un debate en el seno del PP que ahora resucita. El margen de maniobra de Alberto Núñez Feijóo es tan ajustado y las posibilidades son tan remotas que ya ha comenzado a asomar una pregunta en las filas populares. ¿Debería pedir a Felipe VI que le proponga como candidato si no tiene atados los apoyos? En el partido, hay diversidad de opiniones. Y Feijóo mantiene la duda. "No está decidido", afirman en su equipo.

Apenas han pasado 24 horas de la noche electoral más reñida que se recuerda, pero el reloj para una investidura ha comenzado a correr. Feijóo no llega a la suma, mientras Pedro Sánchez necesita atraer a Junts a una abstención. El líder del PP no ha perdido el tiempo y ha comenzado a abrir contactos con posibles socios en busca de un sí que frene una "coalición de perdedores", como lo denominó él mismo durante la reunión de la Junta Directiva Nacional del partido. Durante la cita, Feijóo ratificó su decisión de optar a la presidencia del Gobierno y de "jugar el partido hasta el final". El escenario que dejó abierto, según los presentes, es si seguiría adelante con el órdago si aliados necesarios como Vox o el PNV no confirman su apoyo antes de que el plazo haya finalizado. Los jeltzales ya lo han rechazado.

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"Lo que ha pedido la gente en España es que vaya a una investidura, aunque sea fallida. Tiene que cumplir con el mandato de los españoles", sintetiza un barón popular, que defiende la idea de presentarse como candidato a la presidencia del Gobierno, sea cual sea el resultado. Desde otra presidencia autonómica, recuerdan el ejemplo de Inés Arrimadas en Cataluña, cuando la expresidenta de Ciudadanos decidió no presentarse a la investidura pese a haber ganado las elecciones autonómicas en 2017. "Siempre se le echó en cara esa decisión, y nunca se supo qué hubiese pasado", analiza. Y puntualiza que ve a Feijóo en la misma tesitura. "Tenemos la obligación política de ir a la investidura", respaldan otros dos barones.

En líneas generales, los dirigentes autonómicos del PP cierran filas con Alberto Núñez Feijóo pese a un resultado "insuficiente" y tras vivir una noche "dura" en el recuento. Y le animan a dar el salto haciendo una demostración de fuerza frente a Sánchez. Pero existen otras voces en el partido que alertan de los riesgos de la operación, lo que llena de dudas el siguiente paso de Feijóo. "Puede acabar saliendo solo como Pablo Casado. La imagen es demoledora", advierten otros cargos populares, donde se aferran a las cábalas del presidente para intentar sumar.

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En algunos sectores, pesa aún el ejemplo que protagonizó Mariano Rajoy en 2016. El Rey le propuso como candidato a la investidura, pero él mismo rebajó el alcance del ofrecimiento de Felipe VI y se reservó para sí la decisión de acudir a las Cortes para pedir su confianza, en función de cómo evolucionasen las negociaciones con el resto de fuerzas parlamentarias. Un error, según algunos cuadros del partido, que no debería replicar Feijóo. La facultad política más importante que el Rey tiene atribuida es la de proponer un candidato a la presidencia del Gobierno. Es él quien tiene la última palabra. Y las mismas voces advierten de que acudir a su cita con el monarca sin los apoyos situaría a este en un brete.

Feijóo trasladó este lunes a los suyos que su plan pasa por lograr los apoyos de Vox, PNV, CC y UPN. La suma de todos estos grupos es de 176 escaños. Ni uno más, ni uno menos. El recuento del voto CERA es clave. Si el PP gana uno o dos escaños, cuenta con mayor margen. Si los pierde en favor del PSOE, las posibilidades se reducen a cero. El líder popular mantuvo este lunes una conversación telefónica con Santiago Abascal, y le instó a abrir una negociación para atar su sí a una hipotética investidura. Y lo hizo después de que Ignacio Garriga advirtiese horas antes de que no habría ningún "voto patriótico" si el PNV entraba en la ecuación.

El gallego contactó también, vía mensaje, con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, en busca de un acercamiento que, a día de hoy, parece imposible. Feijóo quiere jugar la baza de su buena relación con el lendakari Iñigo Urkullu, al que le une una relación de amistad labrada durante años. Pero en el PP vasco lanzan ya mensajes de advertencia a Génova: el pacto con los jeltzales no es una opción. De hecho, los nacionalistas vascos descartaron también la posibilidad de investir a Feijóo, por incluir a Vox en la ecuación. En la noche del lunes, Ortuzar telefoneó a Feijóo para trasladarle su negativa a iniciar siquiera conversaciones con el líder popular. Los vetos cruzados hacen imposible la suma.

Las voces favorables a que Feijóo acuda a la investidura advierten de la posibilidad de que Sánchez se encuentre con el mismo problema y que las divisiones internas terminen dinamitando el bloque de la izquierda de cara a intentar reeditar la coalición. El PSOE, con 122 escaños, necesita a Sumar, ERC o BNG. También intentará atraer al PNV al acuerdo. Pero necesita de los votos de Junts, que ha puesto un alto precio a su abstención: referéndum de independencia acordado y amnistía.

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En cualquier caso, y haga lo que haga Feijóo, en lo que coinciden todas las fuentes consultadas es en la sensación de desánimo tras el 23-J. El líder del PP aterrizó en el partido como una especie de pegamento para acercar el partido a los tiempos de la mayoría absoluta. Pero falló. Pese al debate de fondo por acudir o no a la sesión de investidura, lo cierto es que se asume que Feijóo tiene "muy pocas" posibilidades de llegar a la Moncloa. En ese caso, la batalla por el liderazgo, con el foco puesto en Isabel Díaz Ayuso, resucitaría. En el partido, hay dudas sobre si el gallego lideraría la oposición, sobre todo después de haber encabezado cuatro mayorías absolutas en Galicia. "Su imagen quedaría muy dañada", añaden.