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La victoria insuficiente de Feijóo reabre el debate por el liderazgo del PP
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SENSACIÓN DE DERROTA EN GÉNOVA

La victoria insuficiente de Feijóo reabre el debate por el liderazgo del PP

El líder popular defrauda las expectativas y no logra sumar para la investidura con Vox. Pedirá a Sánchez que le deje gobernar, pero su futuro es incierto y hay dudas de si lideraría la oposición en caso de un nuevo Gobierno del PSOE

Foto: El líder del PP, Feijóo, en el balcón de Génova junto a la secretaria general, Gamarra, y la presidenta de la comunidad, Ayuso (EFE/Javier Lizón)
El líder del PP, Feijóo, en el balcón de Génova junto a la secretaria general, Gamarra, y la presidenta de la comunidad, Ayuso (EFE/Javier Lizón)
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Alberto Núñez Feijóo ha ganado las elecciones generales, pero con una sensación de derrota que no enjuagan ni los ocho millones de votos que firmó este domingo el PP. El líder popular quedó preso de sus propias expectativas. Iguala prácticamente la mayoría de Rajoy en 2016, pero sus 136 escaños quedan lejos del margen mínimo con el que habían trabajado toda la campaña: 150 escaños e investidura garantizada con Vox. Pero la suma no llegó. Sánchez no saldrá de la Moncloa si logra una abstención de Junts. La otra opción a la que se asoma España es un nuevo bloqueo. Pero lo que quedó patente la noche del 23-J es que Feijóo no ha podido dar al PP la victoria que anhelaba. Mostró sus debilidades. Sus resultados reabren grietas que se daban por superadas. El debate por el liderazgo vuelve a planear sobre el Partido Popular.

El primer paso tras el 23-J será escenificar un cierre de filas total con Feijóo, que ya avanzó su intención de optar a la investidura y abrir contactos con todas las fuerzas del arco parlamentario por la "responsabilidad" que le otorga haber sido la fuerza más votada el 23-J. El primero será Sánchez. El candidato del PSOE contactó con su homólogo del PP en la noche electoral. Y este le emplazó a su vez a mantener contactos "en los próximos días" para "evitar el bloqueo político" en España. Es un escenario casi utópico, más con un Sánchez crecido tras haber dado la vuelta a las encuestas y subir dos escaños respecto a 2019. En las semanas que quedan hasta que se constituyan las Cortes y se celebre la primera sesión de investidura, Feijóo apelará a la idea de que gobierne "la lista más votada". Pero su futuro es incierto.

Foto: Feijóo comparece en el balcón de Génova tras conocer el resultado del 23-J. (REUTERS/Juan Medina)

Feijóo aterrizó en el PP hace algo más de un año como una suerte de pegamento para unir a un partido malherido por la guerra que lo abrió en canal. Él mismo avisó desde el principio de que jugaría con una sola bala. Si no lograba su objetivo, dijo, se marcharía. El líder popular ha vuelto a situar al partido como primera fuerza tras siete años con la cabeza gacha. Subió 47 escaños respecto a 2019. Ganó en 40 de las 52 provincias. Y, sin embargo, la sensación es de fiasco. La suma con Vox —que se dejó 19 escaños estas elecciones— es insuficiente y Sánchez ha demostrado una capacidad de resistencia que sorprendió a no pocos en la sede de Génova. Un triunfo a medio gas que destapa un debate del que el PP no podrá abstraerse con facilidad.

El golpe de realidad frente a las expectativas quedó patente en algunos de los rostros que salieron a acompañar a Feijóo al balcón de las victorias de Génova. El líder popular sacó pecho de lo conseguido, pero retrató con sus palabras el difícil camino que tiene por delante. Sus posibilidades se reducen a que Sánchez pinche en su intento de ser investido con el apodado como bloque Frankenstein, y el país vuelva a dirigirse a una repetición electoral. Peleará una abstención de parte de los socialistas y de otras fuerzas del arco parlamentario, pero al no sumar con Vox, esa oferta se queda coja.

La única opción de Feijóo es aún más complicada que la de Sánchez con Junts: debería juntar en un mismo acuerdo de investidura a Vox (33), PNV (5), Coalición Canaria (1) y UPN (1). Los vetos cruzados harían imposible esa suma. Y en la misma noche electoral, en algunos sectores del partido se despertaban las primeras dudas sobre si Feijóo aspiraría a aguantar en la oposición en caso de un nuevo Gobierno de Sánchez, con la tesis de que España iría a una legislatura convulsa e, incluso, corta. La opción de una repetición electoral tampoco es descabellada dado el resultado de este 23-J. Y, de confirmarse, Feijóo tendría que decidir si repite o no como candidato. En ese caso, la presión del partido sería clave.

Simpatizantes de Ayuso interrumpen el discurso de Feijóo

Mientras hacía su alegato final y apelaba a los pactos de Estado, Feijóo fue interrumpido por una multitud que coreaba al unísono "¡Ayuso, Ayuso!". La presidenta de la Comunidad de Madrid intentaba disimular una sonrisa. Vestida de rojo, era casi la única integrante del PP en el balcón que se saltó el blanco corporativo que vestían el resto de compañeros de partido, incluido el presidente nacional. Los fantasmas del pasado volvieron a planear sobre la sede nacional de los populares. Y la pregunta de si Ayuso hubiese sido capaz de sacar un mejor resultado puede convertirse en el elefante en la habitación en los próximos días. La mandataria madrileña ha neutralizado a Vox en la Comunidad de Madrid, región en la que, además, Sumar ha arrebatado la tercera plaza a los de Abascal el 23-J.

Pese a la amenaza de ruido interno por el resultado del 23-J, hablar de batalla por la sucesión son aún palabras mayores. Si se llegase a ese extremo en los próximos meses, aparecen ante Feijóo dos sucesores naturales: Isabel Díaz Ayuso, por un lado, que representa la corriente más dura del PP, y Juanma Moreno, por otro, como apoderado del sector moderado, en el que se encuadra también el mandatario gallego. En ese escenario, el partido se encaminaría de nuevo a las reminiscencias de la batalla entre el PP de Aznar y el de Rajoy. Con el telón de fondo de que, en el 23-J, la vía andaluza que le sirvió a Moreno para amarrar una mayoría absoluta no le ha funcionado a Feijóo.

Errores en campaña

En el PP, se abre ahora un periodo de reflexión para analizar los fallos que han conducido a Feijóo a una victoria con sabor a derrota en la noche electoral. Como publicó El Confidencial, cargos del partido avisaron en la recta final de la campaña de estar ante "el síndrome de los ministros", es decir, el riesgo en el que incurre aquel que se ve acariciando la Moncloa con la punta de los dedos. Desde el principio, Génova situó un margen mínimo de 150 escaños. Pero la primera semana de campaña se vino arriba. El propio Feijóo, en conversación informal con los periodistas, elevó sus posibilidades incluso a los 165 diputados. El partido voló demasiado alto, y la victoria ha terminado siendo amarga.

El líder popular tuvo varios golpes de efecto al principio de la campaña: el triunfo en el cara a cara con Sánchez o la entrevista en El Hormiguero tuvieron un impacto positivo en los trackings del partido. Pero después perdió fuelle. La segunda y última semana de campaña, Feijóo protagonizó varios tropiezos. Primero se enredó con un dato sobre la subida de las pensiones que le llevó a encararse con una periodista de TVE, y más tarde, el PSOE volvió a agitar la polémica foto del gallego con el narcotraficante Marcial Dorado, mientras voces del partido advertían de que Feijóo había perdido la iniciativa y estaba yendo "a rebufo" del marco de la izquierda. Génova deberá analizar también hasta qué punto les han podido pasar factura sus múltiples pactos con Vox y el miedo a su entrada en un eventual Ejecutivo como acicate de la resistencia de Sánchez.

Alberto Núñez Feijóo ha ganado las elecciones generales, pero con una sensación de derrota que no enjuagan ni los ocho millones de votos que firmó este domingo el PP. El líder popular quedó preso de sus propias expectativas. Iguala prácticamente la mayoría de Rajoy en 2016, pero sus 136 escaños quedan lejos del margen mínimo con el que habían trabajado toda la campaña: 150 escaños e investidura garantizada con Vox. Pero la suma no llegó. Sánchez no saldrá de la Moncloa si logra una abstención de Junts. La otra opción a la que se asoma España es un nuevo bloqueo. Pero lo que quedó patente la noche del 23-J es que Feijóo no ha podido dar al PP la victoria que anhelaba. Mostró sus debilidades. Sus resultados reabren grietas que se daban por superadas. El debate por el liderazgo vuelve a planear sobre el Partido Popular.

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