¿Quién ganó las elecciones de Cataluña en 2017? Estos fueron los últimos resultados

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Cataluña celebra unas nuevas elecciones autonómicas que serán, otra vez, un tanto convulsas, como ya lo fueron los comicios que se celebraron en 2017. Si biem, en esta ocasión la culpa la tendrá un escenario diferente: el de la emergencia sanitaria del coronavirus SARS-CoV-2 que ha provocado que más de 30.500 pidieran ser eximidas de formar parte de una mesa electoral en los últimos días. Esto, entre otras cosas, vino provocado por la franja horaria recomendada para que aquellas personas que se encuentran en cuarentena puedan acudir a las urnas, aunque ese periodo no solo afecta a quienes hayan dado positivo en covid-19, sino también a quienes sean contactos estrechos de una persona infectada o casos sospechosos. A la inseguridad popular de parte de la población censada en la comunidad autónoma por acudir, se une también el contexto de recesión económica que ha provocado la pandemia y la más que latente división entre la población después de la declaración unilateral de independencia por parte de la Generalitat en 2017.

En esta coyuntura, la noche electoral se antoja larga y se complica el intentar predecir, aun echando mano de las estimaciones de voto que han publicado las encuestas de forma previa a las elecciones del 14-F, cómo quedará el reparto de los escaños al Parlament de la Generalitat y qué partidos contarán con las fuerzas suficientes para alcanzar la mayoría de 68 diputados para gobernar la Generalitat. Con el independentismo en un momento diferente al de hace tres años, una etapa en la que al albur del movimiento social de parte de la población se pergeñó una proclamación de independencia que acabaría con todos los miembros del Govern cesados por la aplicación del artículo 155 de la Constitución española y una convocatoria de elecciones, el llamado 'efecto Illa' y el posible batacazo de Ciudadanos en Cataluña tras perder en las pasadas elecciones generales de 2019 47 diputados, podría darse el caldo de cultivo perfecto para un cambio de tornas que haga posible un acuerdo en favor del bloque no independentista, ya que de confirmarse el declive de la formación 'naranja' el PSC y Vox podrían salir reforzados.

Todo ello lleva a pensar que los resultados de la votación del 14 de febrero distarán en parte de los que colorearon el Parlament de Cataluña el 21 de diciembre de 2017, cuando tras el escrutinio se confirmó una victoria histórica de Ciudadanos con la candidatura de Inés Arrimadas, ahora líder de la formación 'naranja' a nivel nacional tras la dimisión de Albert Rivera por los malos resultados logrados en las elecciones generales de 2019. En 2017, tras el referéndum por la independencia del 1-O, Ciudadanos, con un programa electoral en el que abogaba por acabar con "el monotema del procés" para abrir una nueva etapa de "convivencia, estabilidad económica y democracia" en Cataluña —un lema de campaña que renuevan en parte en el programa electoral de los comicios del 14-F para corregir "el despilfarro" del procés—, se convirtió en la lista más votada de la cita electoral, al conseguir más de 1,1 millones de votos, lo que traducido en escaños se materializó en 37 diputados, pues el partido liderado en aquel momento por Arrimadas en Cataluña se hizo con un escaño más en el último minuto arrebatándoselo al Partido Popular, que contaba con la candidatura de Xavier García Albiol.

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A pesar de que Ciudadanos se llevó en esta cita electoral más del 25% de los sufragios emitidos, tal y como indica la Generalitat de Cataluña en el sitio web informativo destinado a la votación del 14-F, la candidata de Ciudadanos no llegó a ocupar el cargo de presidenta de la Generalitat al no llegar, de pactar con otros partidos, a la mayoría absoluta para formar Gobierno. Con 70 diputados, conseguidos con los 2.063.361 millones de votos que fueron a parar a los partidos independentistas —Junts per Catalunya, la formación de Carles Puigdemont, se hizo con 34 escaños y ocupó el puesto de segunda fuerza política; la coalición Esquerra Republicana-Catalunya Sí obtuvo 32 diputados con casi 930.000 votos y la Candidatura de Unidad Popular (CUP) se colocó a la cola del resto de partidos soberanistas con cuatro escaños y más de 193.000 votos—, se allanó el camino hacia la investidura de un sucesor propuesto por JxCAT, Quim Torra, que fue investido como 'president' el 14 de mayo de 2018 con 66 votos a favor y cuatro abstenciones.

Por su parte, el Partido Socialista de Cataluña (PSC), que contaba con Miquel Iceta como candidato, se hizo con el título de cuarta fuerza entre los principales partidos políticos con más representación gracias a sus más de 600.000 votos y los 17 escaños que se lograron, una marca que podrían doblar en estos nuevos comicios si se confirma la buena estimación de voto con la que encuestas como el CIS preelectoral dan por ganador al PSC como la lista más votada, consiguiendo entre 30 o 35 diputados. CatComú-Podem, la confluencia catalana de Unidas Podemos, culminó la noche electoral con ocho diputados; mientras que el Partido Popular, con su candidato Xavier García Albiol, no logró grandes resultados y se quedó en los tres escaños, otorgados de acuerdo a sus 184.000 votos, aproximadamente.

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No obstante, la proporción de votos no se mantendrá en estas elecciones de igual manera, ya que, de primeras, hay que contar con la probable irrupción en el Parlament de la Generalitat catalana de Vox, la formación liderada a nivel nacional por Santiago Abascal y que se presenta por primera vez a unas elecciones autonómicas en Cataluña con una lista encabezada por Ignacio Garriga. El pasado fin de semana, en un acto de campaña en Vic (Barcelona), se produjeron incidentes violentos provocados por manifestantes independentistas que tenían por objeto agredir con el lanzamiento de piedras y otros objetos al secretario general de la formación, Javier Ortega Smith, y al candidato a las elecciones del 14-F. Un acto que sin duda marcaría lo que quedaba de campaña hasta el 12 de febrero, para permitir la jornada de reflexión previa a la votación, y que podría ser la antesala de futuros conflictos dialécticos en el Parlament de entrar Vox definitivamente en el hemiciclo.