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Ajuste de cuentas en Génova y baño de realidad de Ayuso: "Sánchez gestionará su herencia"
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Resaca en el PP

Ajuste de cuentas en Génova y baño de realidad de Ayuso: "Sánchez gestionará su herencia"

Bendodo y Tellado discreparon sobre elevar las expectativas con las encuestas durante la campaña. Los barones cierran filas, pero el partido no ve a Feijóo en la oposición

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Reuters/Juan Medina)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Reuters/Juan Medina)
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"Aturdidos", "cabreados", "decepcionados" son solo algunos de los adjetivos con los que los asistentes a la Junta Directiva Nacional del PP de este lunes definían el sentir del partido después de la victoria más amarga que se recuerda. “Ha sido como una terapia de grupo”, resumía un barón autonómico, que seguía sin encontrar una explicación a lo sucedido el 23-J. En ningún momento de la campaña se barajó que no se lograse la mayoría necesaria con Vox para gobernar. Desde hace meses, la dirección del PP cabalgaba sobre las encuestas. Llegaron a manejar sondeos con 160 escaños y los más osados dejaban caer que la mayoría absoluta era posible.

En Génova se ha empezado a buscar culpables. “Nos tenían sometidos a la tiranía de los sondeos”, lamenta un dirigente regional que, con los resultados en la mano, no vacila en asegurar que el “error” fue basar toda la estrategia en los trackings, que según se comentaba en los corrillos “estaban mal calibrados”. Los veteranos recuerdan que Mariano Rajoy prohibió a su equipo contratar a “determinados gurús” después de varios “patinazos”.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la Junta Directiva Nacional. (EFE/PP/David Mudarra)

En la cúpula popular, también se están produciendo de forma soterrada “ajustes de cuentas”. Aunque la consigna es dar imagen de unidad, en los malos momentos afloran las diferencias de criterio. Según fuentes populares, hubo confrontación entre el coordinador general, Elías Bendodo, que defendía ser más “conservador” a la hora de cifrar la victoria de los populares, y el vicesecretario de Organización, Miguel Tellado, que estaba más “eufórico” con las encuestas. El andaluz tenía miedo a elevar las expectativas, como había ocurrido con la anterior dirección en Castilla y León. Su experiencia le aconsejaba “prudencia”.

“Al final, el que habló del ministro de Economía o de la vicepresidenta fue Feijóo”, sentencia un alto cargo que ve “inútil” llorar por la leche derramada y muestra su sorpresa porque alguien con la trayectoria del gallego haya dado la victoria por segura. “Él siempre ha sido de los que aconsejaban mantener la tensión hasta el final para no desmovilizar”, insiste la misma fuente, que achaca lo sucedido a la “borrachera de encuestas”. En el análisis, también surge lo que ahora se reconoce como una “mala campaña”.

Como publicó El Confidencial, en la recta final empezaron a surgir dudas en las bases del partido sobre el exceso de autocomplacencia. El “síndrome del ministro” se había instalado en Génova. “Nos ha sobrado la última semana”, lamentan, mientras asumen que la polémica de las pensiones, el no acudir al debate de RTVE y las informaciones sobre la relación con Marcial Dorado tuvieron un claro componente desmovilizador. “No supimos ver que los indecisos no eran de los nuestros”.

En la reunión de la Junta Directiva Nacional, el líder ha intentado transmitir que hay “esperanza”. Hace números y confía en que si rascan algún escaño del voto exterior se complique la investidura de Pedro Sánchez. La repetición electoral es su horizonte. Hay cuórum en que Feijóo tiene toda la autoridad para marcar la hoja de ruta. Nadie le cuestionará públicamente, aunque en privado ya ha empezado a circular que José María Aznar bromeaba con que “Ana y yo sumamos más que Feijóo”, con relación a la edad de ambos. Botella cumplía 70 años el pasado domingo y juntos suman 140.

Los barones tomaron la palabra para cerrar filas con el presidente. Le trasladaron su apoyo, desde Juanma Moreno hasta Isabel Díaz Ayuso. Ambos son los referentes en caso de que el gallego decida no quedarse en la oposición si Sánchez reedita el Frankenstein. El partido los mira y el equipo del presidente también. Este lunes había orden de “vigilar” los gestos de cada uno de los líderes territoriales durante el discurso de Feijóo. Los cánticos de “Ayuso, Ayuso” mientras el presidente del partido hablaba en el balcón de Génova han desatado las alarmas en la planta noble.

La madrileña no se va a mover, pero a nadie se le escapa que el comentario que más se hizo en buena parte de la militancia era que “Ayuso hubiera sacado mayoría”. En el PP, siempre se ha dado por hecho que Feijóo tenía “una bala” y que, en caso de no lograr ser presidente, la baronesa estaría legitimada para pelear por los galones. En su intervención de ayer a puerta cerrada, fue la única que optó por el baño de realidad, dando por hecho que el PSOE podrá volver a gobernar. “Espero que Sánchez sepa gestionar su herencia”, manifestó en un momento de su discurso, que acabó con un “presidente, estamos contigo”. Feijóo tirará estos días de templanza, aunque no está acostumbrado a bregar con la adversidad. “Ha envejecido en 24 horas”, comenta un amigo del gallego que no duda que sabrá hacer lo “mejor para el PP y para España”.

"Aturdidos", "cabreados", "decepcionados" son solo algunos de los adjetivos con los que los asistentes a la Junta Directiva Nacional del PP de este lunes definían el sentir del partido después de la victoria más amarga que se recuerda. “Ha sido como una terapia de grupo”, resumía un barón autonómico, que seguía sin encontrar una explicación a lo sucedido el 23-J. En ningún momento de la campaña se barajó que no se lograse la mayoría necesaria con Vox para gobernar. Desde hace meses, la dirección del PP cabalgaba sobre las encuestas. Llegaron a manejar sondeos con 160 escaños y los más osados dejaban caer que la mayoría absoluta era posible.

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