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Málaga crece más rápido que Sevilla, pero aún está por detrás en renta, presupuesto y población
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Málaga crece más rápido que Sevilla, pero aún está por detrás en renta, presupuesto y población

La capital se mantiene en primer lugar en casi todos los indicadores, pero la ciudad mediterránea avanza a mejor ritmo y ya tiene menos parados

Foto: Las grúas del puerto de Málaga, vistas desde la playa de la Malagueta. (EFE/Jorge Zapata)
Las grúas del puerto de Málaga, vistas desde la playa de la Malagueta. (EFE/Jorge Zapata)
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Una foto de una concha fina cubierta de espuma en una playa pedregosa fue la portada de la primera edición de un especial de Jotdown. "¿Qué está pasando en Málaga?". Es el título de uno de los artículos de la revista, la última en subirse a un carro que ya va cargado. Hace tiempo que los focos están puestos en la urbe mediterránea por la potencia turística de la Costa del Sol, su apuesta por ser la ciudad de los museos y convertirse en un polo de atracción de empresas tecnológicas como Google. La duda es si esa pujanza servirá para desbancar Sevilla en la batalla de los datos macroeconómicos, ya que en la capital andaluza hay cierta sensación de estancamiento después de los años dorados de la Exposición Universal de 1992.

De los 6.000 millones que se invirtieron hace 30 años, un 90% se invirtió en afianzar la posición de Sevilla como la capital de Andalucía, tal y como recoge José Ignacio Castillo-Manzano, catedrático del Departamento de Análisis Económico y Economía Política de la Universidad de Sevilla, en un artículo. Aparte de las instalaciones construidas para la exposición, se estableció la primera línea de alta velocidad entre Madrid y la ciudad hispalense y se inauguró el aeropuerto de la provincia junto con la A-92, la primera vía terrestre que conectaba la región de un extremo al otro.

Foto: Vista de la ciudad de Málaga. (EFE/Jorge Zapata)

Aun así, la ciudad hispalense encabeza casi todas las clasificaciones que se pueden consultar, como la población, el PIB per cápita, las pernoctaciones de turistas y el presupuesto municipal. Y Sevilla no se frena, pero su competidora va más rápido y parece pisarle los talones. Hay ya una variable en la que Málaga se ha colocado por delante de Sevilla. Sumergidas en lo peor de la crisis económica, la capital costasoleña tenía a un tercio de su población activa en situación de desempleo, mientras que en Sevilla el dato era algo mejor, con el 29,8% de paro.

Una década después, al final de 2022, Málaga ha logrado reducir en casi 13 puntos la tasa de paro para dejarla en el 20,9%. Este acelerón ha provocado un sorpaso a la capital, donde el desempleo es del 21,5% tras una reducción de 8,4 puntos porcentuales. En ambas ciudades, el mayor tirón del empleo viene del sector terciario, que es básico en la creación de riqueza de las dos principales urbes de Andalucía. Y aquí tiene mucho que ver el turismo.

Luis Antonio Palma, profesor de Economía e Historia Económica de la Universidad de Sevilla, apunta a este sector como “la base” de las economías de ambas ciudades y alaba “el éxito de dos ciudades que, con sus pequeñas idiosincrasias, consiguen beneficiarse de estrategias de desarrollo similares”. Para el experto, el turismo es la única alternativa de crecimiento económico en las dos zonas y recalca que “se ha apostado por ese modelo y no hay más remedio que aceptarlo”.

Sevilla ha reforzado su perfil turístico por la vía del patrimonio y Málaga ha sumado a las playas y su aeropuerto el atractivo de los museos

Lo que sí consigue diferenciar Palma es la forma en que atraen ambas zonas y la implicación que los gobiernos de ambos municipios han tenido en aumentar el tráfico de turistas en los últimos años: Sevilla sigue presentándose como la capital de la región y presume de su atractivo monumental y sus tradiciones, aunque sin grandes innovaciones en oferta. Málaga sí que ha intentado salir de ese encasillamiento de turismo de sol y playa en que está sumida la Costa del Sol y, según el experto, también ha invertido en un aeropuerto y un tejido ferroviario que la hacen “infinitamente más potente [a nivel turístico] que Sevilla”.

Si bien la provincia de Málaga es la principal potencia turística de Andalucía, la capital no era tal hasta hace no tanto tiempo. La mayor parte de plazas hoteleras está en las ciudades que surcan la Costa del Sol, desde Torremolinos a Fuengirola, pasando por Benalmádena o Marbella. En Sevilla, es la capital la que copa la oferta turística y lo seguirá haciendo, teniendo en cuenta el número de hoteles que están abriendo o a punto de hacerlo.

Entre 2019 y 2020, el ayuntamiento hispalense concedió 23 licencias para establecimientos de cuatro y cinco estrellas que están ahora incorporándose a la oferta. Pese a este boom, el número de pernoctaciones de 2022 (5,4 millones) está todavía lejos del récord de 2019 (5,8 millones). La recuperación tras la pandemia se dejará ver, según las previsiones, en 2023, con una Semana Santa que ha superado las expectativas en toda la comunidad. En Málaga, no obstante, sí superaron en 2022 el número de pernoctaciones de 2019.

Lo que ocurre de forma paralela en ambas ciudades es la crítica de un modelo que está provocando la gentrificación de los cascos históricos. El académico de la Universidad de Sevilla ve como un impedimento los derroteros que el modelo turístico actual está tomando, especialmente al recalcar que ambas ciudades se han convertido en lugares por los que “ya no se puede ni andar sin tirar la mesa de una terraza”. Sin embargo, se muestra esperanzado al señalar que, en ambos casos, se pueden encauzar los modelos para que “no ahoguen la convivencia ciudadana, con flujos que sean los suficientemente limpios como para que no haya atascos y que la gente no se enfade. En definitiva, que se trate de un turismo de calidad”.

placeholder Varias personas se sientan junto a la dársena del Guadalquivir, con el puente de Triana al fondo. (EFE)
Varias personas se sientan junto a la dársena del Guadalquivir, con el puente de Triana al fondo. (EFE)

La situación actual no parece un obstáculo para el incombustible Francisco de la Torre, que vuelve a presentarse el 28-M tras dos décadas en la Casona del Parque —sede del consistorio— y quiere cumplir los 80 años con el bastón de mando. Hay politólogos como Ángel Cazorla, de la Universidad de Granada, que responsabilizan de forma directa al veterano regidor del éxito malagueño, que tiene en su intento por convertir Málaga en una ciudad de museos una seña de identidad.

De la Torre quiere incluso copiar el éxito de Sevilla en el 92 y aspira a que Málaga albergue una Exposición Internacional en 2027 centrada precisamente en cómo serán las urbes del futuro. La Expo 92 de Curro y el monorraíl fue el punto de inflexión para Sevilla, pero entonces comenzó una sensación de estancamiento que tuvo su traducción en la población de la ciudad. Tras alcanzar los 700.000 habitantes, comenzó una tendencia a perder habitantes que se rompió el pasado 2022, según los datos preliminares en manos del ayuntamiento. Acaba así una racha de caídas que ha hecho peligrar su condición de cuarta ciudad de España.

Esto es así porque Zaragoza ha crecido de forma notable en las últimas décadas, pero no hay que desdeñar el aumento de la población de Málaga, que es la sexta ciudad con más habitantes del país. Su crecimiento es pausado, pero estable, aunque hay que tener en cuenta que el ayuntamiento hispalense ha puesto en uso las últimas bolsas de suelo que quedaban en la capital andaluza para revertir esta situación. Las dos urbes andaluzas comparten un fenómeno llamativo que influye decisivamente en su situación poblacional, ya que, ante la falta de oferta en las ciudades, las localidades de las dos áreas metropolitanas están creciendo más rápido, absorbiendo a vecinos malagueños y sevillanos.

En términos demográficos, hay un hecho diferencial que es llamativo: la capacidad de Málaga de atraer a personas de origen extranjero. Casi uno de cada 10 habitantes de la ciudad mediterránea es inmigrante, una cifra que en Sevilla se reduce al 6%. La capital de la Costa del Sol, con ese polo tecnológico en ciernes, es una de las aspirantes en España a captar a esos nómadas digitales en busca de buen tiempo y precios asequibles, aunque es cierto que el coste de la vivienda en Málaga ha crecido en los últimos años de forma notable.

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No todo es positivo en esta pugna entre las dos ciudades que Juanma Moreno aspira a conectar por AVE en menos de una hora. Málaga y Sevilla concentran algunos de los barrios más pobres de todo el país. En la capital andaluza, destacan el Polígono Sur o Los Pajaritos, mientras que la ciudad costera tiene la Palma-Palmilla.

La ciudad costera presenta mayor amplitud entre las rentas mínimas y máximas de sus vecindarios, con una diferencia de 21.527 euros. Sin embargo, los niveles crecen de forma generalizada en todos los barrios: la sección de mayor renta, ubicada en el barrio de El Limonar, ha visto un aumento de su renta del 28,8% desde 2015, mientras que la que menores niveles tenía, localizada en la zona de Palma-Palmilla, ha experimentado uno del 27,7%. En Sevilla, el crecimiento de la sección más empobrecida, en las Tres Mil Viviendas, fue idéntico al de la malagueña, mientras que las distancias se marcan en la zona más rica, en el barrio de Nervión, donde la renta ha crecido un 31,9%.

Con la riqueza de los habitantes ocurre como con otras variables. Sevilla está mejor posicionada, pero Málaga crece más. Un sevillano cobra de media 12.490 euros al año, un 11% más que un malagueño. Sin embargo, la evolución de la renta no ha seguido el mismo camino, ya que entre 2015 y 2020 se incrementó un 18,7% en la capital de la Costa del Sol y un 15,3% en la hispalense.

El gasto público municipal es otro indicativo más de las dos velocidades que se atisban en la carrera de estas ciudades. Y se repite el fenómeno. El presupuesto del Ayuntamiento de Málaga ha crecido casi un 30% desde 2010, al pasar de 552 a 715 millones en 12 años. En el mismo periodo, el crecimiento de las cuentas municipales de Sevilla se ha quedado en un 8,6%, alcanzando los 906 millones de euros en 2022.

Los gastos que presentan ambos consistorios dan cuenta de las distintas realidades que enfrentan. El Ayuntamiento de Sevilla destinó el pasado año más de 334 millones de euros a gastos de personal, mientras que el de Málaga no superó los 210. También son más reducidos los gastos financieros en la capital de la Costa del Sol, con unos ocho millones para cubrir los intereses de demora de la deuda pública. En Sevilla son 10,5 millones, aunque los gastos financieros de ambas ciudades se han reducido más de un 50% en la última década. Málaga también supera a Sevilla en inversiones públicas, con casi 40 millones de euros, frente a los 35,5 del ente sevillano.

“Sevilla y Málaga nunca han estado tan próximas”. Así describe Luis Antonio Palma la situación que atraviesan las dos ciudades en la actualidad a nivel social y económico y, aunque la distancia que las salva cada vez parece más pequeña, el experto sentencia la polémica al decir que “Barcelona nunca será Madrid y Málaga no se convertirá en Sevilla”.

Una foto de una concha fina cubierta de espuma en una playa pedregosa fue la portada de la primera edición de un especial de Jotdown. "¿Qué está pasando en Málaga?". Es el título de uno de los artículos de la revista, la última en subirse a un carro que ya va cargado. Hace tiempo que los focos están puestos en la urbe mediterránea por la potencia turística de la Costa del Sol, su apuesta por ser la ciudad de los museos y convertirse en un polo de atracción de empresas tecnológicas como Google. La duda es si esa pujanza servirá para desbancar Sevilla en la batalla de los datos macroeconómicos, ya que en la capital andaluza hay cierta sensación de estancamiento después de los años dorados de la Exposición Universal de 1992.

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