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Todos contra todos en la Semana Santa de Málaga: bronca entre cofrades, hosteleros y vecinos
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POLÉMICA POR EL RECORRIDO

Todos contra todos en la Semana Santa de Málaga: bronca entre cofrades, hosteleros y vecinos

A pocos días de que arranque la Semana Grande, una de las festividades más importantes de la ciudad, crecen las quejas por la ocupación de la vía pública por parte de los bares y el cierre de calles que limitó el tránsito de personas

Foto: Nazarenos en procesión en una imagen de la Semana Santa de Málaga del año pasado. (EFE/Daniel Pérez)
Nazarenos en procesión en una imagen de la Semana Santa de Málaga del año pasado. (EFE/Daniel Pérez)

“En la esquina superior derecha, ¡los hosteleros!. En el lado opuesto, ¡el Ayuntamiento!. A su derecha, ¡los residentes!. Y frente a éstos, ¡los cofrades!”. Si lo que ha ocurrido estos últimos días en torno a la Semana Santa de Málaga se pudiese escenificar como un combate de ‘wrestling’ —‘pressing catch’, para los que saben quienes son Héctor del Mar y Fernando Costilla—, probablemente sería ‘Royal Rumble’, un 'todos contra todos’ que se viene lavando hace tiempo, que estalló el pasado año y donde los comunicados de prensa y las publicaciones en las redes sociales equivalieron a los puñetazos y patadas voladoras. Una controversia que pivota sobre la ocupación de la vía pública por los bares y la movilidad de los ciudadanos durante las procesiones. Pero se ha hecho la paz. La bronca parece haberse diluido —temporalmente— en las últimas horas. “Estamos más que coordinados”, comentaban este miércoles algunas de las partes, en una escenificación de la normalidad que no oculta los recientes rifirrafes.

Las fricciones en torno a esta celebración se remontan a 2019, periodo prepandémico en el que se fraguó un cambio de recorrido que levantó serios recelos, pero que acumuló numerosas críticas el pasado año con una presunta ‘bunkerización’ con gradas y cierres de calle que impedían el paso de los ciudadanos.

Foto: Traslado del Cristo de la Buena Muerte de la Semana Santa de 2019. (Reuters)

Para saber el impacto de estas medidas, hay que conocer el carácter aperturista que tradicionalmente ha tenido la Semana Grande malagueña, donde las zonas acotadas para las sillas de pago, en algunas de los puntos más emblemáticos, como la Alameda Principal o la calle Larios, conservaban espacios desde los que cualquier ciudadano podía admirar las procesiones de forma gratuita. Por eso se censuró lo que muchos consideraron un enclaustramiento deliberado de los pasos para favorecer la venta de abonos.

Las redes fueron la vía de desahogo de muchos malagueños que también recurrieron a sus perfiles para publicar imágenes de calles cerradas por vallas o agentes y de carteles en los que se informaba de que el acceso estaba limitado a “abonado, residentes y clientes de establecimientos”. Todavía permanece abierta la recogida de firmas que se abrió en un portal digital para reclamar el retorno al recorrido anterior por considerar que el actual es “inseguro”, “limita la movilidad” y no permite “ver las cofradías a pie de calle”. Cuenta con más de 3.300 apoyos.

Estas protestas obligaron a intervenir al alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, que reclamó una mayor “permeabilidad” que facilitase el tradicional callejeo que permitía desplazarse a distintos puntos de la ciudad para observar los tronos. “De pequeño me ha gustado ver las procesiones, no sentando, moviéndome, y tenemos que garantizarlo dentro y fuera del recorrido oficial”, recordó entonces el regidor, que confesó que había hablado con el presidente de la Agrupación de Cofradías, Pablo Atencia, y le transmitió que “quizá hay demasiadas vallas en la parte del recorrido no oficial”.

La ‘crisis cofrade’ se ha adelantado este año y tiene como trasfondo una queja crónica de los vecinos del Centro de Málaga: la ocupación de la vía pública por parte de las terrazas de los bares y restaurantes. La citada agrupación difundió el pasado sábado un comunicado en el que “lamentaba profundamente las escenas que viven las hermandades y cofradías que, durante sus procesiones, tienen que convivir con mesas de negocios de hostelería que no se retiran ni levantan a su paso”, para seguidamente criticar la “falta de sensibilidad y responsabilidad” de determinados locales de hostelería que “representan negativamente a todo un sector”.

Tras un incidente ocurrido el fin de semana, la edil Teresa Porras habla de hecho "puntual", pero los cofrades lo elevan a "situación reiterada"

“Trasladamos nuestro malestar a las autoridades competentes por esta situación reiterada en la que establecimientos incumplen las normativas”, señaló la agrupación, que insta a que “todos cumplamos de igual manera con los criterios de seguridad, movilidad y sanciones”.

Las cofradías no están solas en esta reivindicación. La Asociación de Vecinos Centro Antiguo de Málaga se ha mostrado especialmente combativa con esta cuestión. A lo largo de los años ha publicado videos de ambulancias con problemas para acceder a algún determinado punto porque las mesas y sillas entorpecían el paso, e imágenes en las que directamente se veía cómo los comensales se levantaban y apartaban temporalmente para que pasasen los servicios de emergencia. El perfil en Twitter MálagaCentro_MiBarrio parece haberse sumado a esta labor de denuncia y con asiduidad publica instantáneas de negocios que, según su opinión, estarían incumpliendo la normativa municipal.

La Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos) salió al paso de las críticas de los cofrades y replicó casi de forma inmediata que "la colaboración de los negocios de hostelería con el paso de las procesiones ha sido históricamente y es hoy innegable. “Se trata de cooperación previa, construcción de imagen de ciudad, mucho diálogo entre partes implicadas y sobre todo mesura a la hora de realizar determinadas declaraciones que puedan suponer una acusación injusta a todo un sector”, criticó.

Atencia y varios ediles del Consistorio malagueño comparecieron este miércoles en rueda de prensa para ofrecer más detalles técnicos de la organización del evento y en la que la concejala de Servicios Operativos, Playas y Fiestas, Teresa Porras, quiso marcar el paso. “Por un caso no generalicemos”, espetó tras una pregunta al presidente de los cofrades sobre el incidente ocurrido el pasado fin de semana. “Hay que ser positivos, por la ciudad”, recomendó a los medios de comunicación presentes.

De los 105 establecimientos afectados por el recorrido de las procesiones, el 14% tendrá que retirar su terraza completamente

Hoy no toca hablar de esto”, repitió en varias ocasiones cuando insistía en que los sucedido había sido un incidente “anecdótico y, cuestionada por este periódico, se le incidió sobre las numerosas quejas de los residentes por la supuesta colonización del espacio público por parte de los locales de hostelería. “No hay conexión. Es un debate distinto”, manifestó, ante una nueva formulación de la pregunta, para seguidamente volver a insistir en que se trató de un episodio “puntual”, a pesar de que los cofrades, en su comunicado, hablaron de “situación reiterada”

El presidente de la Agrupación de Cofradías y concejales como el de Seguridad y la de Comercio y Vía Pública, Avelino Barrionuevo y Elisa Pérez de Siles, respectivamente, remarcaron que “nos hemos volcado” para solventar las problemáticas denunciadas el año pasado.

Foto:  Sander Klomp porta el Cristo de la Sangre de Málaga. Fotos: Agustín Rivera

En relación a las aglomeraciones en los pasillos, Pablo Atencia señaló que se ha hablado con los vigilantes y controladores para que haya “más permeabilidad y amabilidad”; mientras que sobre las quejas de encapsulamiento de la Semana Santa, explicó que se han condicionado las tribunas para mejorar la visibilidad y que su impacto sea menor.

Pérez de Siles, ahondando en la cuestión de los establecimientos, explicó que hay un total de 105 a lo largo del recorrido, de los que “el 14% tiene la obligación de retirar la terraza”, mientras que “el 38% debe hacerlo parcialmente”. Y el máximo responsable de la Agrupación de Cofradías, tras lo acontecido el pasado fin de semana, quiso limar asperezas y normalizar la situación al decir que “valoramos mucho lo que los hosteleros hacen por la ciudad”.

“La Semana Santa del año pasado fue la del reencuentro. Ésta debe ser la de la normalidad”, manifestó Atencia como conclusión.

“En la esquina superior derecha, ¡los hosteleros!. En el lado opuesto, ¡el Ayuntamiento!. A su derecha, ¡los residentes!. Y frente a éstos, ¡los cofrades!”. Si lo que ha ocurrido estos últimos días en torno a la Semana Santa de Málaga se pudiese escenificar como un combate de ‘wrestling’ —‘pressing catch’, para los que saben quienes son Héctor del Mar y Fernando Costilla—, probablemente sería ‘Royal Rumble’, un 'todos contra todos’ que se viene lavando hace tiempo, que estalló el pasado año y donde los comunicados de prensa y las publicaciones en las redes sociales equivalieron a los puñetazos y patadas voladoras. Una controversia que pivota sobre la ocupación de la vía pública por los bares y la movilidad de los ciudadanos durante las procesiones. Pero se ha hecho la paz. La bronca parece haberse diluido —temporalmente— en las últimas horas. “Estamos más que coordinados”, comentaban este miércoles algunas de las partes, en una escenificación de la normalidad que no oculta los recientes rifirrafes.

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