Es noticia
La pérdida de poder territorial enciende las disidencias en el PSOE andaluz
  1. España
  2. Andalucía
Sevilla y Jaén se mantienen

La pérdida de poder territorial enciende las disidencias en el PSOE andaluz

El estallido de las agrupaciones de Torremolinos y Jerez dan pistas de cómo en los lugares donde los socialistas ya no gobiernan se aviva la chispa del descontento con la gestión de Espadas, que insiste en que quiere continuar

Foto: Pedro Sánchez junto a Juan Espadas, la exalcaldesa de Jerez Mamen Sánchez y Juan Carlos Ruiz Boiz, líder del PSOE de Cádiz. (EFE/Román Ríos)
Pedro Sánchez junto a Juan Espadas, la exalcaldesa de Jerez Mamen Sánchez y Juan Carlos Ruiz Boiz, líder del PSOE de Cádiz. (EFE/Román Ríos)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Hay un axioma en política que siempre se cumple. El poder aglutina y la pérdida del poder hace estragos en la vida orgánica de cualquier partido. Y Andalucía es un laboratorio casi perfecto de esta realidad en estos momentos. Nunca el PP navegó con más placidez interna y, al otro lado del espejo, el PSOE lleva casi un lustro enfrascado en una inestabilidad constante. Tras perder la Junta en 2018, la gota que colmó el vaso fueron las elecciones municipales del pasado 28 de mayo, cuando el poder institucional de los socialistas se fue por el sumidero. Casi un año después de la debacle, hay varios síntomas que dejan la sensación de que la unidad orgánica de la formación se resquebraja como el hielo bajo los pies de sus dirigentes.

La disidencia interna comienza a manifestarse sin complejos en puntos como Jerez y Torremolinos, dos grandes ciudades que estuvieron en manos de los socialistas hasta hace relativamente poco y donde el partido ha saltado por los aires. En la urbe más poblada de la provincia de Cádiz, casi la mitad de la ejecutiva socialista dimitió hace un par de semanas. El PSOE no se ha visto obligado a poner en marcha una gestora porque harían falta dos salidas más para que la dirección quedase inhabilitada, como recordó el líder de los socialistas gaditanos, Juan Carlos Ruiz Boix, a principios de esta semana.

La dimisión masiva fue una forma de dejar ver el descontento de parte de una agrupación descontenta con el camino del partido, pero esto no habría ocurrido si hace un año los números hubieran dado y Mamen Sánchez siguiera como alcaldesa. La exregidora, líder local del partido, es ahora diputada en el Congreso y no tiene intención de aspirar al liderazgo. Fuentes socialistas en la provincia explican que lo que hay detrás de esta tormenta es esa pérdida de poder, que ha reabierto viejas heridas en una agrupación que abarca a una gran ciudad y en la que hay familias enfrentadas desde hace años.

El PSOE de Cádiz fue bautizado por Alfredo Pérez Rubalcaba como Cádiz-Herzegovina y Ruiz Boix, que asumió el mando hace apenas dos años, se puso como reto acabar con esa comparación balcánica. De momento, no lo ha conseguido, dado que Cádiz es una de las provincias donde los socialistas han sufrido la sangría institucional que se ha extendido por toda Andalucía, con la excepción de Sevilla y Jaén. De hecho, es en estos dos bastiones donde la vida orgánica del partido no sufre más vaivenes de los habituales. El caso de Jerez se repite en forma de debilidad en otras grandes agrupaciones gaditanas, como Algeciras o la propia capital, donde los socialistas se quedaron fuera de la alcaldía por un suspiro.

Foto: Toni Valero, Nuria López y Juan Espadas, líderes de IU, CCOO y el PSOE en Andalucía, este lunes en Sevilla. (Europa Press/Francisco J. Olmo)

Lo ocurrido en Jerez no es el único ejemplo del malestar de unas bases que señalan a sus respectivas direcciones provinciales y que extienden las responsabilidades a un Juan Espadas al que algunos dan por finiquitado. Antes de que estallara la incertidumbre por el órdago de Pedro Sánchez, el ruido de sillas sobre el futuro del líder andaluz volvió a sonar, a pesar de que el exalcalde de Sevilla insiste una y otra vez que su voluntad es enfrentarse a Juanma Moreno en 2026. En esta ocasión, la posible salida de Teresa Ribera hacia Bruselas, como comisaria en el nuevo equipo de la Comisión, ha alimentado el rumor de que el andaluz se podría integrar en el Consejo de Ministro como responsable una cartera con las competencias de medio ambiente.

Mientras tanto, en Huelva, las voces contra la gestión de María Eugenia Limón son una constante desde que la Diputación y el Ayuntamiento de la capital cayeron del lado popular de forma inesperada. En el PSOE onubense se afirmaba hasta la misma jornada electoral que se mantendrían bajo control socialista. En Málaga llueve sobre mojado, puesto que es la provincia con el PP más fuerte, pero la moción de censura que ha acabado con la salida del ya exsecretario de organización del PSOE de Torremolinos, Antonio Navarro, es una muestra más de que algo se está moviendo.

La crisis en Málaga

En el caso malagueño, según explicaron las fuentes consultadas, el 'motín' de la militancia socialista es el resultado de un conflicto interno que se inició con la laminación del que hasta la Navidad de 2021 había sido alcalde, José Ortiz. La salida del regidor con una moción de censura impulsada por el PP fue inmediatamente acompañada por el intento de los que hasta ese momento habían sido compañeros y amigos de expulsarlo del puesto que ostentaba en la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental. Un gesto que no gustó a los socialistas de la localidad y que intuían que era una vendetta del actual secretario general en la provincia, Daniel Pérez, "porque esta agrupación no le apoyó en las primarias".

La dupla elegida por la dirección para tratar de reflotar las siglas del partido en un municipio con tanto simbolismo para el PSOE, fueron Maribel Tocón, como candidata en las últimas municipales, y Antonio Navarro, ejerciendo de secretario general. Pero el fracaso de Tocón en las urnas fue rotundo. Los populares recuperaron la mayoría absoluta casi triplicando en votos a su principal adversario. La bicefalia saltó por los aires cuando Navarro fue "premiado por Dani Pérez" con un escaño en la Diputación que, según las fuentes consultadas, parecía estar adjudicado a Tocón, que acabó por dimitir como portavoz municipal y en la ejecutiva local. La vida orgánica se tornó convulsa con la sucesión de dimisiones y expulsiones de personas de cargos del partido y se alzan las voces que denunciaban la falta de "integración" de un Antonio Navarro al que acusaban de generar división.

Foto: Susana Díaz saluda a Pedro Sánchez el día que el presidente se hizo con el control total del partido. (EFE/Jorge Zapata)

Las voces críticas acabaron concentrándose en torno a Antonio Ruiz, un miembro del partido que ha liderado la moción de censura para echar al secretario general en el municipio. De los 174 militantes que acudieron a las urnas, 108 se mostraron favorables a un cambio en la dirección, por lo que una gestora se ha hecho cargo de la agrupación hasta que se celebren primarias. "Fue una desautorización mayoritaria", apuntaron diversas fuentes, que señalaron que lo ocurrido es un "reflejo del deterioro" del máximo responsable del PSOE de Málaga. "No ha habido una reflexión" tras los resultados de la formación en las pasadas municipales y hay quien asegura que "una nueva dirección provincial es inevitable".

Hay quien incluso asegura que Daniel Pérez, un dirigente que se ganó el favor de Pedro Sánchez por su promesa de edificar 10.000 viviendas públicas, ha perdido apoyos y tendría fecha de caducidad. En esta "descomposición", como lo definen los críticos, "hemos perdido el contacto con la ciudadanía". Pérez se ha presentado tres veces a las elecciones en la capital de la Costa del Sol y no ha conseguido toserle al veterano Paco de la Torre, por lo que son muchos quienes piden su cabeza en un intento por reflotar al PP malagueño-

La situación de Torremolinos es un reflejo de la situación de un partido que eligió esta localidad para que el presidente del Gobierno escenificará la derrota definitiva de Susana Díaz y aupar a Espadas en la dirección regional. Pero no es el único municipio de la Costa del Sol en el que los socialistas tienen problemas. En Fuengirola, el pasado mes de octubre, la Ejecutiva regional socialista se vio obligada a crear una gestora después de que su secretaria general en este municipio, Carmen Segura, se negara a debatir una moción de censura contra la dirección que encabeza.

Hay un axioma en política que siempre se cumple. El poder aglutina y la pérdida del poder hace estragos en la vida orgánica de cualquier partido. Y Andalucía es un laboratorio casi perfecto de esta realidad en estos momentos. Nunca el PP navegó con más placidez interna y, al otro lado del espejo, el PSOE lleva casi un lustro enfrascado en una inestabilidad constante. Tras perder la Junta en 2018, la gota que colmó el vaso fueron las elecciones municipales del pasado 28 de mayo, cuando el poder institucional de los socialistas se fue por el sumidero. Casi un año después de la debacle, hay varios síntomas que dejan la sensación de que la unidad orgánica de la formación se resquebraja como el hielo bajo los pies de sus dirigentes.

PSOE
El redactor recomienda