El PSC y el grupo parlamentario sostendrán a Sánchez tras el 23-J
Los críticos asumen que Sánchez no renunciará, salvo sorpresa mayúscula, al liderazgo del partido si pierde el 23-J porque cuenta con el apoyo del PSC y del grupo parlamentario, pero creen que "la catarsis" será inevitable en el PSOE
En el PSOE está descontada ya la derrota de Pedro Sánchez el próximo domingo. Solo se manejan dos variables que se desvelarán tras el recuento: la correlación de fuerzas entre el PP y Vox y la envergadura de la derrota socialista. La primera incógnita es importante para la Moncloa porque si Feijoo necesita de Abascal, podría llegarse a una situación de bloqueo, prolongar el actual Gobierno en funciones y, en el peor escenario para los populares, hacer necesaria una repetición electoral. Esta es la hipótesis del bloqueo, que se admite como "poco probable". La segunda variable es más inquietante para el PSOE: hasta donde llegará, en número de escaños y en porcentaje de voto, la derrota socialista. Porque según sea, Pedro Sánchez se mantendrá en el liderazgo de la organización con mayor o menor comodidad. Aunque el interesado, a través de su más íntimo y cercano colaborador en esta campaña, José Luis Rodríguez Zapatero ha descartado dejar el cargo en el partido. "Eso no sucederá", enfatizó el expresidente socialista el pasado día 11 de julio. No obstante, la "sorpresa es posible", aducen representantes de los sectores críticos porque "tampoco nadie pudo suponer su reacción tras el fracaso en el 28-M".
No salir en tromba el 24-J
Los sectores más distanciados con las políticas de Sánchez y con su forma de dirigir el PSOE aducen que el actual secretario general "querrá seguir siéndolo" porque, de momento, "no hay salida internacional que valga". Recuerdan que, tras las elecciones de diciembre de 2015, en las que Sánchez perforó el suelo de los 100 escaños (en 2011, Pérez Rubalcaba obtuvo solo 110) quedándose en 90 frente a los 123 del PP, acudió al Comité Federal expresando su satisfacción por el "buen resultado obtenido" pese a perder 20 diputados. Hizo lo mismo tras la repetición de los comicios en junio de 2016, pese a que, de nuevo, el PSOE se dejó cinco escaños: obtuvo 85, mientras que el PP llegó a los 137. Ahora, dicen, "toca una catarsis".
Con estos antecedentes, representantes de la corriente interna más crítica con el actual presidente del Gobierno suponen que en ningún caso Pedro Sánchez, sea cual fuere el resultado del 23-J, salvo sorpresa, se apartará del liderazgo del PSOE. Tampoco creen que puedan activar, al menos de forma inmediata, el proceso de censura previsto en los Estatutos de la organización porque, además de requerir para que prospere un 50% de los votos en Comité Federal, la decisión de censura debe ser ratificada por la militancia que, en este momento, radicalizada por el propio Sánchez, difícilmente la convalidaría. Por esa razón, el día 24 de julio, sea como sea la derrota de Sánchez, la estrategia de los críticos se modula "con serenidad". Nadie saldrá en tromba reclamando su destitución ni su renuncia. Se dejará que en el seno del partido se vaya comprobando, de suceder, con el fracaso en las generales, colofón a episodios sucesivos de otras elecciones también fallidas, que la organización ha perdido todo el poder territorial y, finalmente, el Gobierno central. "Esta situación será calamitosa para el PSOE que tendría que prescindir —ya lo está haciendo en ayuntamientos y comunidades autónomas— de miles de personas que viven de sueldos públicos y de trabajadores que prestan servicios en el propio partido". El cálculo de afectados por las sucesivas pérdidas de poder, y, por lo tanto, de recursos financieros, oscila entre los siete y ocho mil. Salir del Gobierno podría representar el desempleo para otros mil.
Expresidente y líder de la oposición: inédito
Pedro Sánchez, además, y siempre según estas fuentes, no seguirá el precedente unánime de los demás presidentes del Gobierno durante la democracia: ninguno de ellos asumió el liderazgo de la oposición tras su gestión en la Moncloa. No lo hizo ni Suárez (que dimitió en 1981) ni Calvo Sotelo; Felipe González se retiró de la política activa en 1997; el mismo secretario general que le sustituyó, Joaquín Almunia, se apartó del cargo tras la elecciones del año 2000, en las que el PP obtuvo su primera mayoría absoluta; José María Aznar anunció que estaría solo dos legislaturas y se retiró en 2004; Zapatero también renunció tras la derrota de 2011; y Mariano Rajoy, inmediatamente después de ser vencido en la moción de censura de junio de 2018 presentada por Pedro Sánchez. "Sería inédito que el expresidente del Gobierno fuese el líder de la oposición", siguen estas fuentes que, sin embargo, lo ven posible, al menos en el corto plazo. No obstante, aseguran, la adhesión al líder se diluye cuando se pierde el poder y comienza a percibirse la dura realidad: el partido se "queda al raso".
Los sectores críticos están observando movimientos "defensivos" por parte de Sánchez y de su entorno. Aluden a iniciativas "poco exitosas, de momento", para lanzar manifiestos de apoyo del secretario general siguiendo el modelo del de Andalucía, y en los que se buscan firmas de socialistas históricos y con cargos orgánicos y públicos. Lo cierto es que en el PSOE se está produciendo una "evidente desmovilización", los barones regionales no están siendo reclamados en muchas comunidades para protagonizar mítines o reuniones electorales y, en general, la opción de la Moncloa y Ferraz de no pisar la calle con Sánchez en esta campaña se "está traduciendo en una actitud de brazos caídos". El calor en muchos territorios, desde Madrid a Andalucía, es disuasorio y también lo son las vacaciones, que desde el pasado viernes 14 de julio hasta el 15 de agosto "cambian el estado de ánimo de los ciudadanos". Por otra parte, el hundimiento de Sánchez en el debate con Feijoo ha "terminado por erosionar la moral hasta de los cuadros del partido más comprometidos con el actual secretario general y cuestionado la labor de los servicios de la Presidencia del Gobierno".
El PSC, un baluarte para Sánchez
Pedro Sánchez, no obstante, contaría con dos bazas que, según sus adversarios, "serán de mucha importancia" si decide mantenerse al frente del partido. Señalan que el PSC será un baluarte en el que se atrincherará el secretario general. Los socialistas catalanes enviarán al Congreso entre 15 y 18 diputados, el PSC ha obtenido poder institucional en Cataluña, tanto en ayuntamientos como en diputaciones y organismos públicos, y mantiene con Sánchez un "pacto de recíproco apoyo" plasmado en la Declaración de Barcelona, que suscribió con Miquel Iceta en el mes de julio de 2017. Para solemnizar la firma del documento en el que el PSOE reconocía los derechos nacionales de Cataluña como continuación de la Declaración de Granada de 2013 sobre el futuro de una España federal, se reunieron en la Ciudad Condal las ejecutivas de ambos partidos.
Antes de esa fecha, el PSC no secundó la postura mayoritaria del grupo parlamentario socialista de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy (2016) y se sumó al "no es no" de Sánchez. Sus parlamentarios votaron en contra del popular, pese a que también Iceta había firmado un acuerdo con el presidente de la Comisión Gestora del PSOE (que sustituyó a la Ejecutiva tras la renuncia de Sánchez a la secretaría general en octubre de 2016), Javier Fernández, que convalidaba el protocolo de 1978 entre ambos partidos.
Los socialistas catalanes, decisivos en el PSOE
Las fuentes consultadas insisten en aclarar que "el PSC no es el PSOE, es un partido diferente, confederado con el nuestro pero que tiene representación en el Comité Federal, cuyos militantes (entre 12.000 y 14.000) votan en las primarias, que se sienta en la Ejecutiva, que tiene ministros bajo su disciplina y que acapara poder político y económico, desde la presidencia de las Cortes Generales (Meritxell Batet) hasta los responsables de empresas con participación pública como Aena, Indra o Hispasat, pasando por organismos públicos del Estado". Se recuerda que el PSC, con los socialistas andaluces, fue decisivo en el regreso de Sánchez a la secretaría general del PSOE en 2017 y que siempre, desde 1978, los socialistas catalanes han tenido una "desproporcionada influencia" en el partido.
El PSC, con los socialistas andaluces, fueron decisivos en el regreso de Sánchez a la secretaría general del PSOE en 2017
La fallecida Carme Chacón estuvo a punto de alcanzar la secretaría general del PSOE frente a Pérez Rubalcaba en el XXXVIII Congreso del partido, celebrado en febrero de 2012. El cántabro obtuvo el 51,16% de los votos frente al 48,84% de la catalana, sobre un total de 955 papeletas válidamente emitidas. El PSC se "volcó" con la candidatura de la exministra de Defensa de José Luis Rodríguez Zapatero.
El propio Zapatero logró alcanzar la secretaría general del PSOE frente a José Bono en el XXXV Congreso, celebrado en julio del año 2000, por el estrecho margen de nueve votos. El PSC apostó por él tras prometer que tramitaría —y así fue— un nuevo Estatuto para Cataluña. Esa fue la condición que le impuso Maragall para el apoyo de los representantes de su partido en el cónclave socialista. De ahí que los críticos en el PSOE subrayen el histórico de comportamientos del PSC en los momentos clave del PSOE y que supongan que, Salvador Illa, al que tienen por un "hombre sensato", también apoyará a Sánchez, "al menos inicialmente porque fue su ministro de Sanidad y tiene estrecha relación con Miquel Iceta, actual titular de Cultura y Deportes en el Consejo de Ministros".
El grupo parlamentario "es suyo"
Al apoyo del PSC, el actual presidente del Gobierno sumaría el del grupo parlamentario, tanto en el Congreso como en el Senado. El comité federal de listas ha filtrado en todas las circunscripciones a los que las encabezan cuidándose de que sean ministros (hasta 14), altos cargos y responsables orgánicos del partido, todos ellos con una trayectoria de cercanía a Pedro Sánchez, que dominaría también la mayoría en el Comité Federal. En Ferraz se ha hecho caso omiso a las quejas por la confección de las planchas que han defraudado a dirigentes como Javier Lambán (Aragón), Ximo Puig (Valencia) o Luis Tudanca (Castilla y León). El único que logró imponerse fue Emiliano García Page (Castilla-La Mancha).
Por fin, los críticos reconocen que "no tienen un candidato alternativo, pero que surgirá" y desmienten que dirigentes históricos del PSOE participen en ninguna estrategia de reemplazo en el liderazgo de la organización. Así, las posibilidades de forzar "a las bravas" la salida de Sánchez se descartan, aunque estos sectores confían en que se imponga la "sensatez" en el PSOE porque consideran que el actual secretario general está "amortizado" en términos electorales y lo estará en la organización cuando los cuadros intermedios "valoren la pérdida catastrófica de poder que durante esta legislatura ha sufrido el partido bajo su dirección".
En el PSOE está descontada ya la derrota de Pedro Sánchez el próximo domingo. Solo se manejan dos variables que se desvelarán tras el recuento: la correlación de fuerzas entre el PP y Vox y la envergadura de la derrota socialista. La primera incógnita es importante para la Moncloa porque si Feijoo necesita de Abascal, podría llegarse a una situación de bloqueo, prolongar el actual Gobierno en funciones y, en el peor escenario para los populares, hacer necesaria una repetición electoral. Esta es la hipótesis del bloqueo, que se admite como "poco probable". La segunda variable es más inquietante para el PSOE: hasta donde llegará, en número de escaños y en porcentaje de voto, la derrota socialista. Porque según sea, Pedro Sánchez se mantendrá en el liderazgo de la organización con mayor o menor comodidad. Aunque el interesado, a través de su más íntimo y cercano colaborador en esta campaña, José Luis Rodríguez Zapatero ha descartado dejar el cargo en el partido. "Eso no sucederá", enfatizó el expresidente socialista el pasado día 11 de julio. No obstante, la "sorpresa es posible", aducen representantes de los sectores críticos porque "tampoco nadie pudo suponer su reacción tras el fracaso en el 28-M".
- Feijóo frena al Vox de Buxadé y desafía la 'teoría del meteorito' José Antonio Zarzalejos Ilustración: Laura Martín
- La concentración de poder en el Gobierno enciende las alarmas José Antonio Zarzalejos
- "Este Gobierno ha sacrificado cualquier idea política racional a su supervivencia" José Antonio Zarzalejos Fotografías: Alejandro Martínez Vélez