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La concentración de poder en el Gobierno enciende las alarmas
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La concentración de poder en el Gobierno enciende las alarmas

Las clases intelectuales españolas denuncian el desbordamiento de la Constitución, el papel que juega el Constitucional, el nombramiento del fiscal general del Estado y la ausencia de referentes ideológicos en la izquierda

Foto: El presidente Sánchez, en una comparecencia en La Moncloa. (EFE/Borja Puig)
El presidente Sánchez, en una comparecencia en La Moncloa. (EFE/Borja Puig)
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El think tank privado, seguramente el más importante de España, Círculo Cívico de Opinión, reúne a una cincuentena de personalidades, algunas de ellas de extraordinaria relevancia en la vida intelectual, académica y universitaria en España. Entre otros a José Luis García Delgado y Fernando Becker, catedráticos de Economía Aplicada; Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional; Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política; Juan Francisco Fuentes, catedrático de Historia Contemporánea; Josefina Gómez Mendoza, catedrática de Geografía; Carmen González Enríquez, Benigno Pendás y Fernando Vallespín catedráticos de Ciencia Política; Rodolfo Gutiérrez, Julio Iglesias de Ussel, Emilio Lamo de Espinosa y José Juan Toharia, catedráticos de Sociología; Cayetano López, catedrático de Física Teórica; Alfonso Maldonado, catedrático de Ingeniería Geológica; Araceli Mangas, catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales; Santiago Muñoz Machado, catedrático de Derecho Administrativo; Luis Oro, catedrático de Química Inorgánica; José Manuel Sánchez Ron, catedrático de Historia de la Ciencia, entre otros miembros con trayectoria de excelencia reconocida.

Las nueve denuncias

Pues bien, el Círculo Cívico de Opinión, un laboratorio de ideas que debate y aprueba sus Posiciones —criterios compartido por el conjunto de sus integrantes y que suscribe el CCO como entidad— ha aprobado dos pronunciamientos de profundo calado. El primero en marzo de este año, bajo el título El desbordamiento de nuestra democracia Constitucional, que puso el foco sobre los siguientes puntos de nuestra situación política:

• El desbordamiento de la propia Constitución, cuyos mandatos y regulaciones están sufriendo una fuerte tergiversación. En algunos puntos requerirían modificaciones y puestas al día; pero mientras tanto la Constitución tiene que ser cumplida en su integridad.

• Se ha asumido con toda normalidad una suspensión de facto de las reglas constitucionales cuando conviene a los intereses políticos inmediatos: no es posible aceptar que leyes susceptibles de ser declaradas inconstitucionales duerman en las listas de espera del Tribunal Constitucional porque durante todo el tiempo que esto sucede se puede estar dando preferencia a una norma inferior a la Constitución sobre la ley fundamental.

Foto: Pedro Sánchez, en la sesión de control en el Congreso el 22 de junio. (EFE/Naranjo)
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• Esta marginación de la Constitución afecta al poder Legislativo, que utiliza procedimientos y vericuetos que están al margen de su interpretación recta, y al poder Ejecutivo, que hace uso excesivo de instrumentos normativos, como los decretos-leyes, que suplantan la producción ordinaria de la legislación encomendada al Parlamento. Existe además una sobreabundancia de la producción normativa porque se ha aceptado la inestabilidad de las regulaciones y su cambio continuo como una regla normal.

• Se están utilizando criterios para cubrir vacantes en los órganos constitucionales del Estado que prolongan y profundizan una ya larga tendencia a su ocupación por personas manifiestamente identificadas con quien controla el Ejecutivo.

• De modo similar, la apetencia por controlar el funcionamiento de los órganos constitucionales y el de las comisiones reguladoras, que se definen constitucional y legalmente como independientes, es una querencia cada vez más acusada que debe evitarse.

Foto: El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/José Manuel Pedrosa)

• El abuso del poder de las mayorías, olvidando que la democracia es un sistema de gobierno pensado, no solo para garantizar la soberanía popular, sino también para la protección de las minorías.

• Desfallece la división de poderes, ya que no existe independencia real de las Cortes Generales, controladas como están por los partidos que en cada momento forman la mayoría de gobierno. El poder Legislativo está quedando reducido al simple acatamiento de las directrices que recibe del Gobierno o de la mayoría de control.

• Un debate político desabrido, poco elocuente, repetitivo, carente de interés y de muy baja calidad dialéctica, que se traduce en hartazgo de la política de los ciudadanos en general.

• Los partidos políticos tienden a aceptar políticas no previstas en los programas electorales, lo que provoca que los electores tengan una creciente sensación de desconcierto. Repitámoslo: es necesaria una reacción rápida y sustancial de todos los partidos políticos que cambie este estado de cosas tan peligroso para la calidad de la democracia y de todas las instituciones en general, así como para evitar la creciente banalización del texto constitucional. Sin un adecuado funcionamiento de las instituciones, nuestro país perderá crédito internacional y nuestra economía, hasta ahora resistente al deterioro de la política, flaqueará a corto plazo, ya que ni los mercados ni los inversores tendrán la seguridad necesaria para operar con garantías.

Advertencia ante el 23-J (a izquierda y derecha)

La denuncia es tan clara que cualquier comentario la oscurecería. Pero es que, además de este planteamiento crítico sobre la deriva democrática en España, en su última asamblea, celebrada el pasado día 13 de junio, el CCO debatió y acordó una nueva Posición titulada Ante el 23-J. En ella, entre otras cosas, se destacan dos aspectos de la legislatura que termina: por una parte, "la fragmentación del voto [que] conduce a la búsqueda de mayorías parlamentarias cuando menos paradójicas que obligan a cesiones difícilmente justificables, convirtiendo la política en un mercadeo". Y, por otra, "el quebrantamiento de la separación de poderes, con la intrusión del Ejecutivo en el Legislativo y el Judicial, [que] provoca una erosión de la Constitución que aprovechan fuerzas anti constitucionalistas para ganar terreno político. La sociedad civil española ha demostrado en muchas ocasiones a lo largo de los últimos cincuenta años su templanza, su resistencia a la manipulación y su capacidad de aprender de la experiencia y promover cambios políticos basados en razones. El momento exige poner en práctica todas esas cualidades. Y así confiamos en que lo hará el próximo 23 de julio".

Que un grupo tan plural y de tan alta cualificación intelectual y académica haya acordado estos dos pronunciamientos (consultar los documentos íntegros en su web) remite al estado de ánimo de las elites españolas que es el que el pasado domingo refería en El Confidencial el catedrático de Derecho Constitucional, Eloy García:

"Frente al importante apoyo que la primera legislatura socialista obtuvo de la intelectualidad, hoy los hombres de la cultura se sienten ajenos al proyecto del Gobierno". Aunque estos grupos intelectuales también sienten honda preocupación por el extremismo de la derecha populista que favorece la fragmentación y los planteamientos mas radicales.

Tajadura: por un "Gobierno de gran coalición"

De la misma opinión es el también catedrático de Derecho Constitucional Javier Tajadura: "Se ve con preocupación un escenario político en el que la centralidad ocupa menos espacio y en el que los partidos centrales dependen de los extremistas para gobernar. Se ve con inquietud la falta de respeto por las formas y procedimiento democráticos: abuso sistemático del decreto-ley, inflación legislativa y pérdida de calidad de la ley, nombramientos en la Fiscalía, etc. Y todo ello en un contexto de graves problemas globales que exigen reformas (fiscales, educativas, pensiones, etc.) que solo pueden ser efectivas si se adoptan por amplio consenso y se garantiza que no van a ser revertidas. Objetivamente, España vive desde hace mucho tiempo una situación política que requeriría la formación de un Gobierno de gran coalición".

Tajadura: "España vive desde hace mucho tiempo una situación política que requeriría la formación de un Gobierno de gran coalición"

Tajadura expresa también la preocupación con aspectos de la política española inquietantes, como "la presidencialización del régimen parlamentario, la excesiva concentración de poder en manos del presidente que no es algo nuevo (hace mucho que el presidente del Gobierno es quien de facto nombra a los presidentes del Congreso, Senado y Tribunal Supremo, auténtica mutación constitucional). Tampoco es nuevo el abuso del decreto ley y la colonización partidista de las instituciones viene de atrás". Es igualmente frecuente la advertencia sobre el denominado "constructivismo jurídico" del que hace uso el Tribunal Constitucional, suplantando al legislador al crear derechos fundamentales (como el aborto) y a sus "excesos de jurisdicción" al invadir materias que se someten al Tribunal Supremo.

Los referentes: el marxismo y lo queer

El historiador Juan Francisco Fuentes dispone de un diagnóstico claro sobre la intelectualidad española y la actual izquierda de Pedro Sánchez y Unidas Podemos, así como de los independentismos vasco y catalán: "Si se pregunta a ChatGPT cuáles son los principales referentes intelectuales de la izquierda española, responde con una lista encabezada por Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y Ada Colau. La respuesta da una idea de lo mal que está la izquierda o de lo mal que funciona ChatGPT. Probablemente sean las dos cosas a la vez. El problema de fondo de la izquierda occidental, no solo española, es que desde que se olvidó de Marx no ha encontrado sustituto. Esto explica su búsqueda en todas las direcciones de interpretaciones de la realidad que puedan juntarse en un puzle epistemológico que sustituya al marxismo. Ese puzle son las identidades alternativas al considerado modelo dominante en la sociedad occidental. Vale todo, incluso culturas e ideologías antitéticas: el islam, el anticlericalismo radical, aplicado al cristianismo —no al islam—, el feminismo, los nacionalismos llamados subestatales, el movimiento LGTBI, el movimiento okupa…"

Fuentes considera que "a falta de algo mejor, su proyecto [el de la izquierda española actual] consiste en hacer y decir lo contrario de lo que haga y diga la derecha". En el caso español, esta forma de razonar explica la fascinación que siente la izquierda por los nacionalismos periféricos, como identidades alternativas o más bien negadoras de lo español, y su integración en un mejunje ideológico en el que encontramos de todo, con tal de que suponga una impugnación del orden establecido. La glorificación de la memoria como parte de una política identitaria —la importancia de la subjetividad frente a la realidad material— forma parte de esa misma lógica, que tiene mucho de infantilización de la ciudadanía. El pueblo tiene una sabiduría innata; solo hay que ayudarle a recordar aquello que le han obligado a olvidar: su pasado, sus derechos, sus héroes. Por aquí llegamos al populismo como traducción sociopolítica de ese discurso.

Fuentes considera que "a falta de algo mejor, su proyecto [el de la izquierda española] consiste en hacer lo contrario a lo que haga la derecha"

Ante este panorama, el catedrático refiere los que cree referentes intelectuales de ese sector: "Entre los referentes de aquellos dirigentes de la izquierda que tienen una cierta base intelectual, sobre todo de Podemos, están sin duda el populista argentino Ernesto Laclau, el francés Thomas Piketty e indirectamente Michel Foucault. Tal vez también Toni Negri. Los más esforzados leen a Gramsci, muy útil para intentar desarrollar un marxismo posmarxista. Habría que ver hasta qué punto hay también una recuperación de Stalin".

El autor de la obra más reciente y clarificadora sobre el golpe frustrado del 23-F, (1981. El golpe que acabó con todos los golpes. editorial Taurus) añade: "Luego está el pensamiento feminista, última generación, muy alejada del feminismo clásico. En cuanto a intelectuales españoles con más influencia en la izquierda, están desde luego Daniel Innerarity; Josep Ramoneda, el más foucaultiano de todos; en el campo del Derecho tal vez Javier Pérez Royo, Ignacio Sánchez-Cuenca en ciencia política y agitprop y en el de la historia el legado póstumo de Josep Fontana: una historiografía marxista que ha girado hacia el nacionalismo y la memoria. Un oxímoron”. Y remata con una ironía no exenta de lógica empírica: "Yo creo de todas formas que el gran referente intelectual del progresismo español es Jordi Évole, el Bertín Osborne de la izquierda".

Díaz y el Manifiesto Comunista

Hay un consenso amplio en torno a una cuestión sobre la contemporaneidad de la izquierda en general: carece de referentes intelectuales sólidos y debe refugiarse en perfiles menores o acudir a los más tradicionales como Karl Marx. No parece, por eso, incongruente que a Yolanda Díaz solo se le conozca un texto político en 2021: el prólogo a la reedición de El Manifiesto Comunista y que arrancaba con este inolvidable párrafo: "El pensamiento de Karl Marx parece escrito, con tinta indeleble, sobre el viento de la Historia. Reaparece siempre, en los contextos de crisis económica y social, con toda su lucidez y su capacidad de estimular la reflexión. Su mirada sobre los mecanismos de la producción capitalista sigue arrojando comprensión y luz sobre los principales problemas de nuestro mundo y de nuestro país".

No deja de ser indicativo el reportaje publicado el domingo 25 de junio pasado en el diario El País titulado ¿Adónde va la izquierda? y en el que su autor, Sergio C. Fanjul, después de un estudio al respecto, constataba que "Karl Marx, gran padre de la izquierda clásica y Judith Butler, figura prominente de la teoría queer" son los actuales referentes de un amplísimo sector de la izquierda. Quizás por eso está en una profunda crisis. En España y en todas las democracias occidentales. Es la "izquierda identitaria" y no la "izquierda material", que era la que ganaba elecciones.

El think tank privado, seguramente el más importante de España, Círculo Cívico de Opinión, reúne a una cincuentena de personalidades, algunas de ellas de extraordinaria relevancia en la vida intelectual, académica y universitaria en España. Entre otros a José Luis García Delgado y Fernando Becker, catedráticos de Economía Aplicada; Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional; Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política; Juan Francisco Fuentes, catedrático de Historia Contemporánea; Josefina Gómez Mendoza, catedrática de Geografía; Carmen González Enríquez, Benigno Pendás y Fernando Vallespín catedráticos de Ciencia Política; Rodolfo Gutiérrez, Julio Iglesias de Ussel, Emilio Lamo de Espinosa y José Juan Toharia, catedráticos de Sociología; Cayetano López, catedrático de Física Teórica; Alfonso Maldonado, catedrático de Ingeniería Geológica; Araceli Mangas, catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales; Santiago Muñoz Machado, catedrático de Derecho Administrativo; Luis Oro, catedrático de Química Inorgánica; José Manuel Sánchez Ron, catedrático de Historia de la Ciencia, entre otros miembros con trayectoria de excelencia reconocida.

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