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Vértigo en el PSOE por la desmovilización de la militancia ante la campaña del 23-J
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El ruido de las listas enrarece el ambiente

Vértigo en el PSOE por la desmovilización de la militancia ante la campaña del 23-J

Los territorios afrontan el camino a las urnas con los brazos caídos tras el esfuerzo de las municipales y autonómicas y en medio de una pugna orgánica provocada por la pérdida de poder institucional

Foto: Pedro Sánchez, en un mitin de las municipales en Jerez de la Frontera. (EFE/Román Ríos)
Pedro Sánchez, en un mitin de las municipales en Jerez de la Frontera. (EFE/Román Ríos)
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"La gente lo que quiere es irse a la playa". Con este sentimiento tan mundano y a la vez tan sintomático de la situación por la que pasa el PSOE, responde un cuadro socialista cuando se le pregunta por el ánimo con que afronta la campaña de las elecciones generales. Al obstáculo del calor, los militantes y cargos orgánicos suman varios pesos en la mochila con la que llegan al 23-J: el mal resultado del 28 de mayo, el descontento con la elaboración de ciertas listas o la euforia del PP. Todo hace temer por el estado en que llegará el partido a los comicios adelantados por Pedro Sánchez para someter su liderazgo al arbitrio de los ciudadanos.

El cambio en el mitin de arranque de la precampaña ha levantado algunas alarmas, aunque el argumento del calor no es baladí. Sánchez quería iniciar el camino donde él resucitó en lo orgánico, en el Lago de la Vida de Dos Hermanas. Finalmente, será en la caseta municipal de esta localidad sevillana, fetiche para el presidente del Gobierno, después de que Ferraz constatase este miércoles que el auditorio al aire libre que habían elegido inicialmente puede convertirse en una sartén el mediodía del domingo.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y candidata de Movimiento Sumar, Yolanda Díaz. (EFE/Kiko Huesca)

Las imágenes del cercano velódromo de Dos Hermanas abarrotado —Pablo Iglesias lo llenó en 2015 y el último socialista fue Rubalcaba, hace ya más de una década— son una quimera. No habrá foto con el histórico recinto colapsado, pero en Ferraz aseguran que habrá más de 3.000 personas en la localidad nazarena. Y para lograrlo, la maquinaria del PSOE ha presionado incluso en otros territorios, confirman varias fuentes consultadas por esta redacción, para que acudan a la ciudad del área metropolitana de Sevilla, donde los socialistas, por cierto, han vuelto a ganar por mayoría absoluta.

El diagnóstico que se destila de varias conversaciones con cuadros y dirigentes socialistas es muy similar. La militancia llega agotada a esta suerte de segunda vuelta de las elecciones. Hay coincidencia en que el momento de mayor movilización dentro del PSOE se produce en las municipales, cuando los militantes se juegan, en muchos casos, sus propios cargos. El mal resultado del 28-M ha desembocado en el desánimo de muchos, que han visto cómo se perdían gobiernos locales y de diputaciones.

Entre los socialistas, admiten que el desánimo puede provocar un resultado peor del esperado y se esfuerzan en espolear a los suyos

“Si presumir de gestión, que es lo más importante, no ha funcionado…”, admite un cargo del PSOE andaluz que explica que la campaña la diseña Ferraz, aunque los territorios tendrán cierto margen de maniobra. Y aunque admite el desánimo, este dirigente tiene cierto optimismo, ya que considera que en los pueblos y ciudades donde el PSOE ha perdido el Gobierno son conscientes de que el primer paso para recuperarlo pasa por mantener a Pedro Sánchez en la Moncloa.

¿Falta de apoderados?

El desánimo es innegable, pero las voces de dentro del PSOE defienden que hay que apretar. “Si nos hundimos, sacamos 10 escaños menos”, apunta este dirigente socialista. Si logran conjurar esa atonía y dejarla atrás, podrá comprobarse perfectamente en la mañana del 23 de julio. Hay quien desliza que habrá alguna dificultad para poblar los colegios de apoderados. Este fue el primer síntoma de la victoria pírrica de Susana Díaz en diciembre de 2018. Cuando en un bastión del PSOE como Alcalá de los Gazules (Cádiz) se notó la ausencia de representantes socialistas en los colegios, las alarmas comenzaron a sonar.

Foto: Carmen Calvo y María Jesús Montero, en el Congreso. (EFE / Zipi)
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Otro factor a tener en cuenta para explicar este momento casi depresivo es el ruido que se ha generado alrededor de las listas. Y esto es algo que ha pasado en todos los territorios. En Andalucía, la mayor federación del partido, recuerdan que no es un fenómeno novedoso. Alfredo Pérez Rubalcaba fue diputado por Cádiz y María Teresa Fernández de la Vega hizo lo propio por Jaén. “A nadie le gustan los cuneros, porque significa que uno de los tuyos se queda fuera”, reconoce una fuente del PSOE andaluz, que alude al caso de Fernando Grande-Marlaska, que repite en la provincia gaditana después de encabezar la lista en 2019.

El caso de Carmen Calvo también es llamativo. Es andaluza, pero las apreturas de la lista de Córdoba la han llevado a encabezar la candidatura por Granada para asegurarse el puesto. La inclusión de la exvicepresidenta en la provincia nazarí ha generado un ruido importante que tampoco ayuda a motivar a la militancia. Pero en el PSOE andaluz restan importancia a este tipo de fenómenos, porque, aseguran, es algo hasta cierto punto habitual en el partido. Y afirman que el descontento no está ni de lejos en los niveles de 2019. Hay que recordar que entonces Susana Díaz planteó un desafío a Sánchez en el diseño de las listas andaluzas que fue duramente corregido por Ferraz.

El enfado de Lambán

Este fenómeno se repite en Aragón, donde se vive, quizás, una de las realidades más endiabladas en el aparato orgánico socialista a poco más de un mes para las elecciones generales. La decisión de Ferraz de purgar la lista de candidatos al Congreso y al Senado propuesta por Javier Lambán, que imitó a la exbaronesa andaluza en su estrategia de 2019, fue un varapalo que nadie esperaba. El resultado es que los ánimos en el PSOE aragonés están completamente decaídos. No hay ganas ni sintonía con otra campaña electoral.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente en funciones del Gobierno de Aragón, Javier Lamban (i), durante un acto electoral del 28-M. (EFE/Javier Cebollada)

La decisión por parte de Sánchez de colocar a la ministra Pilar Alegria de cabeza de lista por Zaragoza no sentó bien al todavía presidente aragonés y su aparato. Ellos tenían otra idea muy distinta. Esta disparidad de criterio evidenciará una fotografía surrealista: Sánchez y Alegría en el mitin central que den en Aragón y enfrente la primera fila de cargos aragoneses que han repudiado y criticado la imposición. La cuestión es si aplaudirán, porque fuentes socialistas acreditan que, tras la purga de Ferraz a casi toda la lista electoral planteada por Lambán, las ganas son escasas.

En esta línea, fuentes de la organización del PSOE de Huesca cuentan que no se prevé una campaña pueblo a pueblo ni puerta a puerta. La sensación es de brazos caídos y cabeza agachada ante un resultado previsible de derrota. Estas fuentes detallan que serán los alcaldes de cada municipio los que decidan si montar o no mitin en sus municipios. La dirección provincial se centrará en una campaña de poco ruido y de seguimiento de la campaña nacional.

Fatiga en la Comunidad Valenciana

La campaña también se aborda desde la fatiga en la Comunidad Valenciana, un territorio que los socialistas acaban de perder y donde todavía andan haciendo la digestión de una derrota que no esperaban. El pacto del Partido Popular de Carlos Mazón con Vox está espoleando a las bases, que comienzan a ver en el 23-J una posibilidad de desquite, pero aun así fuentes del PSPV-PSOE con bastantes campañas a sus espaldas admiten que afrontan una carrera electoral atípica. “No será como otra cualquiera; la gente está saturada y agotada. Al final habrá movilización, pero posiblemente haya que adaptarse a las circunstancias”, señalan.

placeholder Sandra Gómez, Pedro Sánchez y Ximo Puig, en la campaña de las municipales en Valencia. (EFE)
Sandra Gómez, Pedro Sánchez y Ximo Puig, en la campaña de las municipales en Valencia. (EFE)

En las filas del PSPV, segunda federación en militantes tras la andaluza, están a la espera de que Ferraz lance las instrucciones principales. Se prevé la celebración de una reunión de la ejecutiva federal monográfica sobre el tema. En Valencia, se apunta a tres factores que hacen la inminente campaña diferente. El primero es económico. El partido acaba de afrontar unas autonómicas y unas municipales en que ha habido despliegue de recursos y la caja no está boyante.

Es cierto que los presupuestos se elaboran sobre estimaciones de voto y que el sistema de financiación de partidos compensa luego a través de subvenciones el gasto justificado, cuyo límites se fijan legalmente. Pero aun así, en las semanas previas se pueden financiar acciones electorales que ahora será imposible acometer. La perspectiva de futuro en cuanto a aportaciones de cuadros ahora desalojados de las instituciones tampoco ayuda. “Hemos salido exhaustos económicamente”, dice una persona que está cerca de la cocina, que cita la fecha elegida, con el calor del mes de julio, como segundo elemento que distorsiona la planificación. “Lo lógico es que hagamos acciones quirúrgicas, con actos más pequeños y muchas redes sociales. Hacer una campaña normal no sería muy realista por nuestra parte ni por la del resto de partidos”.

Foto: Ximo Puig, Sandra Gómez, Carlos Fernández Bielsa y Diana Morant. (EFE/Manuel Bruque)

El tercer factor es internamente emocional. La derrota del Botànic el pasado 28 de mayo ha dejado a los cuadros desconcertados. A ello se ha sumado el encontronazo que el president saliente, Ximo Puig, ha tenido con los secretarios provinciales de Valencia (Carlos Fernández Bielsa) y Alicante (Alejandro Soler) por la confección de las candidaturas al Congreso y el Senado. Ferraz quiso congraciarse con todos y terminó desautorizando al barón valenciano, al retrotraer parte de la corrección que Puig había hecho de las listas a Soler y Bielsa, este último con claras aspiraciones sucesorias en el PSPV.

En las filas socialistas se da por hecho que Soler, que es cabeza de lista al Congreso por Alicante, pondrá toda la carne en el asador en la campaña electoral. También Bielsa, que ha peleado con Puig la presencia del alcalde de Paterna y aliado suyo, Juan Antonio Sagredo, en la candidatura al Senado, debería implicarse. Del mismo modo, el presidente de la Generalitat en funciones querrá que la ministra de Ciencia, Diana Morant, cartel por Valencia, haga un buen papel. Pero más allá de los intereses de familias, todos se juegan el futuro de la organización. El PSOE podría tardar mucho en recuperarse de un golpe muy profundo el 23 de julio.

"La gente lo que quiere es irse a la playa". Con este sentimiento tan mundano y a la vez tan sintomático de la situación por la que pasa el PSOE, responde un cuadro socialista cuando se le pregunta por el ánimo con que afronta la campaña de las elecciones generales. Al obstáculo del calor, los militantes y cargos orgánicos suman varios pesos en la mochila con la que llegan al 23-J: el mal resultado del 28 de mayo, el descontento con la elaboración de ciertas listas o la euforia del PP. Todo hace temer por el estado en que llegará el partido a los comicios adelantados por Pedro Sánchez para someter su liderazgo al arbitrio de los ciudadanos.

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