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Illa se convierte en el fichaje estrella de la campaña socialista en Euskadi y Galicia
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TAMBIÉN IRÁN OTROS MIEMBROS DEL GOBIERNO

Illa se convierte en el fichaje estrella de la campaña socialista en Euskadi y Galicia

Mendia y Caballero lo quieren de reclamo y lo fichan para sus mítines. Sánchez se implicará en el 12-J, aunque falta por cerrar su agenda. Podrá protagonizar tres o cuatro actos en cada comunidad

Foto: Salvador Illa y José Luis Ábalos visitan este 20 de junio el aeropuerto Madrid-Barajas para supervisar las medidas de seguridad frente al covid. (EFE)
Salvador Illa y José Luis Ábalos visitan este 20 de junio el aeropuerto Madrid-Barajas para supervisar las medidas de seguridad frente al covid. (EFE)

En febrero, cuando Iñigo Urkullu y Alberto Núñez Feijóo disolvieron sus parlamentos autonómicos para ir a elecciones el 5 de abril, habría sido prácticamente impensable que él, Salvador Illa, ministro de Sanidad, se convirtiera en el fichaje estrella de la campaña de los socialistas en Euskadi y Galicia. Pero la crisis del covid-19 ha revolucionado todo. Y ha impulsado liderazgos. También el del propio Illa.

Ahora, él sí estará en la campaña del PSE y del PSdeG. Como el invitado de honor en los mítines de los dos candidatos, Idoia Mendia y Gonzalo Caballero.

Illa será, sin duda, la gran novedad del 12-J para los socialistas. Las dos federaciones han reclamado a Ferraz su presencia y la tendrán. Aún no se han cerrado lugares y fechas, pero el ministro de Sanidad, nuevo peso pesado en las filas del partido, sí se desplazará a Euskadi y Galicia, al menos una vez a cada comunidad, durante la campaña que arranca el próximo jueves a medianoche.

Como explican a este diario desde Ferraz, las campañas "son termómetros de la popularidad interna" de los dirigentes. E Illa, como convienen fuentes de la dirección y de los dos territorios, ha ganado muchos puntos en el seno del PSOE. "Es una muestra de cariño, de premio a su gestión, y también un gesto de solidaridad por todo lo que ha tenido que afrontar en esta crisis", indican en la cúpula del partido. "Ha gestionado muy bien, es un tío solvente, una persona calmada, se le entiende muy bien", "en Euskadi se le valora mucho y tiene la cabeza muy bien amueblada", valoran en las alturas de la federación vasca. "Todas las veces que pueda venir Salvador nos parece estupendo. Lo ha hecho muy bien y no lo tenía fácil", señalan por su parte en el puente de mando del PSdeG.

placeholder Pedro Sánchez, con Idoia Mendia (d) y la secretaria general del PSE de Álava, Cristina González (i), el 1 de marzo en Vitoria, en la precampaña de las elecciones (luego suspendidas) del 5 de abril. (EFE)
Pedro Sánchez, con Idoia Mendia (d) y la secretaria general del PSE de Álava, Cristina González (i), el 1 de marzo en Vitoria, en la precampaña de las elecciones (luego suspendidas) del 5 de abril. (EFE)

En el PSC le conocen bien. Illa es, de hecho, su secretario de Organización, el número dos de Miquel Iceta. "Es un acierto que los compañeros le hayan pedido que esté en su campaña. Salvador se ha ganado el reconocimiento de muchisima gente. Genera confianza y eso en politica es impagable. Pese a lo difícil que ha sido todo, lo ha gestionado muy bien. Siempre se cometen fallos, pero su modestia y su templanza le han otorgado autoridad. Y con el doctor Fernando Simón [director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias] ha hecho un tándem imbatible", aprecia un máximo responsable del partido hermano.

En el PSOE se interpreta como un gesto de "cariño", "premio" y "solidaridad" a quien ha bregado con la pandemia. "Genera confianza", razona el PSC


Illa había ejercido de mano derecha de Iceta desde 2016. Aterrizó como 'fontanero' del PSC en un momento complicado, con Pedro Sánchez defenestrado como secretario general. Ayudó a recomponer las relaciones con la gestora, afianzó los lazos con Sánchez de nuevo encumbrado en Ferraz, tejió los descosidos internos, lo preparó para que asumiera la aplicación del artículo 155 en Cataluña, diseñó la campaña de 2017 en la que el PSC avanzó (aunque no lo que se esperaba), ejerció de portavoz discreto y medido del partido, sin escaño en el Parlament. Participó en las negociaciones de investidura con ERC. Siempre se resguardó en la discreción. Sin alma mitinera y sin el carisma y la personalidad de Iceta, era, para los suyos, un obrero leal y eficaz para las siglas.

Foto: Pedro Sánchez, durante su declaración institucional de este 20 de junio en la Moncloa. (JM Cuadrado | Pool Moncloa)

Su aterrizaje en el Gobierno

Sánchez no logró llevarse a su Ejecutivo al jefe del partido hermano del PSOE. El primer secretario quería quedarse en Cataluña. El presidente entonces pensó en Illa y el líder del PSC accedió, aunque le suponía ver marchar a Madrid a su hombre de mayor confianza. Pero Sánchez sorprendió al elegir al secretario de Organización no para liderar Política Territorial —la cartera desde la que habría estado llamado a reconducir las relaciones con la Generalitat—, sino para Sanidad, el ministerio que en las negociaciones fallidas de julio había ofrecido a Unidas Podemos, y que los morados habían rechazado por ser una cáscara vacía, sin apenas competencias. El líder socialista ya adelantó a Iceta entonces, a comienzos de enero, que el peso de Illa se vería reforzado con su presencia en la mesa de diálogo con el Govern, en la permanente del PSOE y en las reuniones de 'maitines' los lunes en la Moncloa. Era imposible prever en aquel momento que al dos del PSC le tocaría bregar con la mayor pandemia en un siglo.

Illa hará "todo aquello que le pidan" desde el partido. Ya ha compartido un 'webinar' con Mendia. Sánchez ha alabado su carácter "sereno y firme"

Illa ha sido omnipresente durante los 99 días de alarma, que concluyeron este 21 de junio a las 00:00. Múltiples ruedas de prensa, sesiones de control en Congreso y Senado, comparecencias semanales en la Comisión de Sanidad de la Cámara Baja y, desde el pasado día 7, las primeras entrevistas. Aunque se le ha reprochado que las preguntas rebotaban en él contra un muro —jamás se salía del guión—, la estrategia le ha servido para no protagonizar traspiés, como otros compañeros de Gabinete, y no subir el tono contra la oposición. De hecho, no ha combatido las duras críticas que, sobre todo en las semanas más duras de combate contra el covid-19, le han dirigido PP, Vox y, en mucha menor medida, Ciudadanos. El PP incluso ha mostrado su disposición a tejer un pacto de Estado en materia sanitaria con él y podría apoyar, como espera el Ejecutivo, el decreto ley de nueva normalidad que el próximo jueves deberá convalidar el Congreso.

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El ministro se ha convertido así, de cara a su partido, en la estrella emergente y eso explica que tanto Mendia como Caballero lo quieran para sus campañas. De hecho, el pasado jueves participó en un seminario telemático ('webinar') con la candidata a la Lehendakaritza y secretaria general del PSE-EE. Illa está dispuesto a implicarse en el viaje hacia el 12-J. Hará "todo aquello que le pidan en el partido", ratifican fuentes muy próximas al político catalán.

La campaña arranca en ambas comunidades en la medianoche del próximo 26 de junio. Y comienza en un ambiente extraño, en frío, sin que haya habido oportunidad para la precampaña, sin opciones de mítines multitudinarios y con un clima aún tomado por el covid, en el que difícilmente se van abriendo paso otras temáticas. Los socialistas creen que han superado una prueba complicadísima, la gestión de "la mayor conmoción sanitaria, social y económica" en 80 años, desde la Guerra Civil, sin sufrir demasiado desgaste, y en parte gracias a Illa, a quien el presidente ha cumplimentado expresamente, igual que al doctor Simón, por no haber "desfallecido" y por haberse mantenido "sereno y firme", sin "perder la compostura" y sin permitirse "una sola mala palabra" ni caer en la "provocación". Este mismo sábado, Sánchez agradeció su labor al Ministerio de Sanidad, "a todos y cada uno de sus trabajadores", que han batallado "día y noche".

placeholder El candidato del PSdeG a la Presidencia de la Xunta, Gonzalo Caballero (d), en compañía del alcalde de Vigo, Abel Caballero (i), este 20 de junio en Ourense. (EFE)
El candidato del PSdeG a la Presidencia de la Xunta, Gonzalo Caballero (d), en compañía del alcalde de Vigo, Abel Caballero (i), este 20 de junio en Ourense. (EFE)

Calviño, Uribes, Marlaska, Robles...

El presidente también se implicará en la campaña vasca y gallega. Aún no se ha cerrado su participación, aunque fuentes de la Moncloa, del partido y de las dos federaciones anticipan que el líder protagonizará en torno a tres o cuatro mítines en cada comunidad. No se descarta que en una misma jornada haga doblete en Euskadi —la cúpula del PSE quiere que pise los tres territorios históricos: Bizkaia, Gipuzkoa y Álava— y Galicia. Su entrada en calor con el 12-J llegará en una semana: el viernes 26 estará en San Sebastián y al día siguiente, sábado 27, se desplazará a una provincia gallega, aún por determinar, según confimaron fuentes socialistas a este periódico. La previsión es que también aproveche el ecuador de la campaña, el 4 y 5 de julio, para arropar a sus candidatos.

Este domingo, primer día sin alarma y con movilidad, Caballero contará con la ministra Montero. El jueves, Mendia tendrá a Calvo

La agenda del jefe del Ejecutivo, de sus ministros y de dirigentes federales del PSOE aún no está completada y se espera poder hacerlo este lunes. El primer empujón desde Madrid se verá este domingo: la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, arropará a Caballero en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra), y ejercerá de contrapeso por la izquierda a Pablo Casado, que acompañará a Feijóo en Santiago. El jueves, en la pegada de carteles de Euskadi, estará la vicepresidenta primera, Carmen Calvo.

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La previsión es de un amplio despliegue en ambas comunidades. Se da por segura la participación en las dos del titular de Transportes y secretario de Organización, José Luis Ábalos. También es probable el respaldo de la vicesecretaria general, Adriana Lastra. Los ministros se repartirán entre Euskadi y Galicia. Así, probablemente entrarán en campaña la vicepresidenta tercera, la coruñesa Nadia Calviño; la titular de Defensa, Margarita Robles —muy reclamadas por el PSdeG—, o los responsables de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes; Interior, Fernando Grande-Marlaska; Educación, Isabel Celaá, y Exteriores, Arancha González Laya. Estos tres últimos son vascos.

Las perspectivas de PSE y PSdeG no han cambiado significativamente pasado el primer golpe de la pandemia de coronavirus. Al menos, eso proclaman en las dos cúpulas y en Ferraz, y así lo manifiestan las últimas encuestas. La última del Ejecutivo vasco concede a los socialistas 11 diputados, dos más que en 2016, y para Galicia se espera un crecimiento hasta el entorno de los 20 parlamentarios, por los 14 de hace cuatro años —17 pronosticó el sondeo de Sondaxe para 'La Voz' del pasado 7 de junio—. Es decir, se mantiene la expectativa de avance en Euskadi y Galicia. En la primera comunidad, el PSE da por hecho que seguirá sumando con el PNV (incluso mayoría absoluta) y que podrán reeditar su coalición de gobierno con Urkullu. En la segunda, el PSdeG aspira a arrebatar la Xunta a Feijóo, en sus manos desde 2009, pero este objetivo sí parece ahora más lejano. Galicia es el feudo hasta ahora inexpugnable del PP.

Foto: Ilustración: El Herrero

El "horror" de 2016

"Feijóo ha buscado la confrontación con el Gobierno, aunque sí que es verdad que lo ha hecho de manera más sibilina —indican fuentes del entorno de Caballero, que debuta como aspirante a la Xunta—. Él fue de los primeros que pidió acabar con la alarma, aunque luego equilibra para guardar su perfil de moderado. Sí ha logrado anestesiar el ambiente durante dos meses con presencia mediática casi constante en la tele, con ruedas de prensa continuas, sin asumir responsabilidades". El reto del PSdeG es "volver a la temperatura a la que se llegó en marzo", antes de la suspensión de los comicios autonómicos programados para el 5 de abril. El partido se plantea como objetivo "activar, movilizar y motivar al electorado progresista", empresa que no ve del todo complicada: los socialistas ganaron en las generales del 28-A y empataron en escaños con el PP (y quedaron 10.172 papeletas por debajo) en las del 10-N.

Sánchez irrumpirá en campaña el próximo viernes en San Sebastián, y el sábado pisará Galicia. Se repartirá por igual en las dos comunidades

En la cúpula del PSdeG se calcula que el ambiente "se tensará" en cuanto arranque oficialmente la campaña y eso puede tirar del candidato, igual que el hecho de que vayan penetrando otros temas en la agenda diaria. La federación es consciente de que tiene más difícil que para el 5 de abril llegar a la Xunta, pero en absoluto lo ve imposible, siempre que se confirme su crecimiento y no pinche Galicia en Común, la marca autonómica de Podemos. Los sondeos sí conceden una importante subida al BNG, que podría recuperar mucho trecho e incluso situarse a la altura de los socialistas.

Sánchez ensalza la labor de Fernando Simón y de Salvador Illa

En Euskadi, el PSE se confiesa tranquilo después de la campaña "del horror" de 2016, dominada por el ruido de sables interno (de Sánchez contra los barones y de estos contra Sánchez), y cuyo desenlace, un desastre electoral sin paliativos en las dos comunidades, condujo a la caída del secretario general solo una semana después, en el funesto comité federal del 1 de octubre. La cúpula de Mendia cree que los votantes premiarán la estabilidad del Ejecutivo con el PNV y pondrá en valor su capacidad de construir "convivencia" y de aportar salidas. 'Soluciones' es, de hecho, el lema de campaña del 12-J.

La duda de la abstención

No creen que castigue el pacto que el PSOE firmó con Bildu en el Congreso, en la quinta prórroga de la alarma, para derogar totalmente la reforma laboral. Y subrayan que en el País Vasco está "muy claro" que no será posible ninguna alianza poselectoral con Bildu y Elkarrekin Podemos, aunque aritméticamente fuera posible. Los morados quieren tirar hacia esta entente a tres bandas, pero los socialistas la rechazan porque no hay condena rotunda del pasado terrorista por la formación 'abertzale' y porque la sociedad no está madura para digerir ese pacto, por mucho que pueda haber acuerdos puntuales con la coalición independentista en el Parlamento. "La investidura es otra cosa", avisan.

Las perspectivas del PSE y del PSdeG son similares a las de antes del covid: de crecimiento en ambas. El gran objetivo es arrebatar la Xunta a Feijóo

Tanto en el PSdeG como en el PSE esperan que el electorado no castigue la gestión de Sánchez con el coronavirus. "No hay motivos para la erosión, ha habido aciertos y errores", indica una fuente próxima a Mendia. La misma impresión tiene Ferraz. Pero la incógnita sigue siendo la participación, porque estas serán las primeras elecciones bajo el covid, con excepcionales medidas de seguridad para evitar contagios, y también en pleno verano. Aunque el voto por correo probablemente aumentará, puede que la abstención crezca, pero no está claro a qué partido impactará más. "Si por ejemplo en Galicia no acude a votar la población mayor o del rural, es el PP el que puede verse perjudicado", advierten en el entorno de Caballero.

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado (i), y el presidente del PPdeG y candidato a la reelección, Alberto Núñez Feijóo (d), durante su participación en un acto celebrado en Ourense en marzo. (EFE)

Las siguientes encuestas irán afinando las tendencias, aunque por ahora Ferraz y el PSdeG y el PSE parten la carrera con cierta tranquilidad y expectativa de crecimiento. Se juega más el PP, opinan los socialistas, ya que Carlos Iturgaiz, el candidato de la coalición con Ciudadanos en Euskadi y representante del ala dura, puede hundir más a su partido, mientras que una cuarta mayoría absoluta de Feijóo podría cuestionar la estrategia de Casado, partidario del choque total con el Gobierno para no perder votos por la derecha con Vox. Comienza, en todo caso, una campaña inédita, rara, en la que ganarán peso las entrevistas y debates en los medios y en la que ya no se verán grandes mítines en espacios cerrados, con gente apretujada y besos y abrazos al líder y a los candidatos. Eso ya acabó. El covid también arrambla con la forma tradicional de captar votos y mostrar músculo en la tele.

En febrero, cuando Iñigo Urkullu y Alberto Núñez Feijóo disolvieron sus parlamentos autonómicos para ir a elecciones el 5 de abril, habría sido prácticamente impensable que él, Salvador Illa, ministro de Sanidad, se convirtiera en el fichaje estrella de la campaña de los socialistas en Euskadi y Galicia. Pero la crisis del covid-19 ha revolucionado todo. Y ha impulsado liderazgos. También el del propio Illa.

PSdeG Carmen Calvo José Luis Ábalos Pablo Casado Bildu PNV Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Moncloa Isabel Celaá Ciudadanos Adriana Lastra Fernando Grande-Marlaska Nadia Calviño Salvador Illa Fernando Simón Miquel Iceta Ministerio de Sanidad Iñigo Urkullu Alberto Núñez Feijóo Idoia Mendia Pedro Sánchez Arancha González Laya
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