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La deuda empresarial fulmina todos los registros y ya alcanza los 11,5 billones
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LA OCDE ALERTA SOBRE EL AUMENTO DE LOS IMPAGOS

La deuda empresarial fulmina todos los registros y ya alcanza los 11,5 billones

La deuda de las empresas mediante emisiones corporativas sigue batiendo registros. Esto hace, según la OCDE, que aumenten los riesgos de impagos si se frena la economía.

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La economía financiera continúa ganando terreno. Pero ahora no sólo es el sector público quien se endeuda de forma histórica para financiar el crecimiento. Un informe que acaba de publicar la OCDE recuerda que el año pasado las empresas privadas habían acumulado una deuda equivalente a 13 billones dólares, lo que representa unos 11,5 billones de euros. Es decir, alrededor de 10 veces el PIB de España. O el 60% del producto interior bruto de EEUU, la primera economía del mundo.

Se trata no sólo de la cifra más alta jamás alcanzada, sino que refleja dos tendencias coincidentes. Por un lado, los países más avanzados continúan siendo los más endeudados, mientras que, por otro, destaca el caso de las empresas chinas, que en pocos años, de tener un escaso endeudamiento, han pasado a ser las segundas con mayor deuda del planeta. Las compañías chinas, en concreto, de acudir a los mercados de forma insignificante hasta 2008, hoy han hecho emisiones por valor de más de 2,78 billones de dólares, sólo por detrás de las estadounidenses. Por lo tanto, un increíble aumento del 395% respecto a hace una década.

El mayor uso de bonos corporativos, sostiene la OCDE, tiene que ver con la política monetaria ultraexpansiva de los bancos centrales, lo que favorece el endeudamiento a largo plazo. El problema, como aseguran los economistas de la organización que reúne a los países más ricos de la tierra, es que al mismo tiempo que crece la deuda se deteriora el crecimiento económico, lo que aumentan los riesgos de impago. En palabras de los autores del informe, “las compañías altamente apalancadas se enfrentarán a dificultades para pagar sus deudas en caso de una recesión”. Los impagos, incluso, pueden amplificar los efectos de una desaceleración de la economía, como está sucediendo ahora.

El problema es aun mayor si se tiene en cuenta que en los próximos tres años la compañías endeudadas tendrán que refinanciar una tercera parte de sus compromisos de pago. En total, unos cuatro billones de dólares, lo que las hace extremadamente sensibles a los movimientos de los tipos de Interés. La cifra es tan astronómica que la propia OCDE recuerda que se trata de una cantidad muy parecida a la del balance total de la Fed.

Como se sabe, la Reserva Federal (Fed por sus siglas en inglés) y, más recientemente, el BCE, vienen normalizando sus respectivas políticas monetarias, y aunque en las últimas semanas ese proceso se ha ralentizado, la estrategia última de los bancos centrales pasa por acabar con lo que se han llamado políticas no convencionales, lo que añade más leña al fuego del endeudamiento de las empresas. En el caso europeo, los banqueros de Fráncfort ya ha liquidado el programa de compra de activos, aunque seguirá reinvirtiéndolos para no secar los mercados.

Apetito inversor

La preocupación por el endeudamiento de las corporaciones privadas es tal que, como recuerda la OCDE, los mercados empiezan a estar inquietos. La organización recuerda que la emisión de bonos corporativos en 2018 disminuyó un 41% respecto del año anterior, lo que supone el volumen más bajo desde 2008. La OCDE lo achaca a que se ha reducido considerablemente el “apetito” de los inversores por este tipo de activos ante los mayores riesgos que conllevan. La última vez que esto ocurrió fue en 2008, el año en que comenzó la crisis, recuerdan los economistas del club de los países ricos.

Esto ha provocado un fenómeno cada vez más preocupante. Y que tiene que ver con el deterioro de la calidad crediticia de las emisiones que hacen las empresas privadas no financieras para captar fondos mediante todo tipos de emisiones. No se incluye, por lo tanto, la deuda comercial o bancaria.

El escaso apetito por las empresas puede explicar, en el caso español, que la estadística de ampliaciones de capital cerrara el año 2018, según Axesor, con el menor volumen jamás registrado desde que está en vigor el euro: 26.333 millones de euros en doce meses. Se trata también de la menor cifra histórica, y, de hecho, nunca había bajado de los 30.000 millones de euros.

Históricamente, señala la OCDE, ha existido una relación entre reducción del ráting y un aumento de los impagos, tal y como sucedió en 1990 (explosión de la burbuja inmobiliaria en Japón); 2000 (crisis de las punto com) y 2008 (crisis de las hipotecas subprime). Y lo que está sucediendo es que cada vez más inversiones están siendo calificadas como BBB, sólo un grado por encima del nivel de no inversión. Se trata de los peores registros desde el año 1980.

La conclusión que saca la OCDE es que una ralentización de la actividad económica, y más aun una recesión podría provocar una rebaja generalizada de los bonos corporativos con calificación BBB hasta situarlos en bonos basura. Entre otras cosas, porque los gestores de fondos tienen restricciones de inversión en determinados activos con baja calificación, por lo que se puede generar un grave problema en ese segmento al producirse una masiva venta de deuda corporativa, produciendo una brutal caída de precios. No en vano, los riesgos se han disparado habida cuenta de que si en 2008 el monto total de los bonos corporativos ascendía a 6,53 billones de dólares, hoy se alcanzan los 12,95 billones.

La economía financiera continúa ganando terreno. Pero ahora no sólo es el sector público quien se endeuda de forma histórica para financiar el crecimiento. Un informe que acaba de publicar la OCDE recuerda que el año pasado las empresas privadas habían acumulado una deuda equivalente a 13 billones dólares, lo que representa unos 11,5 billones de euros. Es decir, alrededor de 10 veces el PIB de España. O el 60% del producto interior bruto de EEUU, la primera economía del mundo.

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