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España se queda rezagada en teletrabajo: el 89% de los empleados no lo hace nunca
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10 puntos más que Europa

España se queda rezagada en teletrabajo: el 89% de los empleados no lo hace nunca

Cuatro años después de la pandemia, la implantación del teletrabajo sigue siendo limitada y su crecimiento en España ha sido inferior al de la eurozona

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (Europa Press/Jesús Hellín)
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (Europa Press/Jesús Hellín)
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El teletrabajo fue uno de los grandes avances laborales que dejó la pandemia. Los confinamientos obligaron a poner a prueba el trabajo remoto que hasta entonces era una minoría y los resultados fueron muy positivos. Sin embargo, cuatro años después del inicio de la emergencia sanitaria, la implantación del teletrabajo sigue siendo escasa y muy heterogénea por sectores y países. También hemos aprendido, con la literatura económica más reciente, que puede tener una incidencia negativa sobre la productividad y los salarios de los trabajadores en los casos que siempre están en remoto.

España es uno de los países europeos que va más rezagado en la implantación del teletrabajo. Casi el 89% de los asalariados no trabajó nunca desde casa a lo largo del año, mientras que un 6% lo hizo habitualmente y un 5%, ocasionalmente, según los datos de la EPA europea (LFS), recién publicada por Eurostat. Eso sí, España fue uno de los primeros países europeos en regularlo y en fijar límites al mismo, considerando que era beneficioso sólo para las empresas.

En total, un 11% de los asalariados del año 2022 tuvieron algún tipo de teletrabajo. Esto es la mitad que en el conjunto de la eurozona, donde el teletrabajo alcanzó el 21,6%. Y la distancia todavía es mayor respecto al líder en teletrabajo, Países Bajos, donde casi un 48% de la población hace algún tipo de trabajo remoto. Esto es, tiene una implantación cuatro veces superior a la española.

Esta brecha se explica, en parte, por la composición del tejido productivo español. Todas las actividades del sector servicios de bajo valor añadido (hostelería, comercio, transporte, logística, limpieza, servicios auxiliares…) no pueden desarrollarse de forma telemática. Y estas son especialmente relevantes en España, tanto en su participación en el PIB como en el empleo. De hecho, los países con más teletrabajo son aquellos con mayor implantación de los servicios financieros, profesionales, científicos y técnicos. El ejemplo de los Países Bajos es el mejor, pero también ocurre con Luxemburgo, Finlandia o Irlanda, donde teletrabaja al menos un tercio de los asalariados.

Pero en España también existe la preferencia por el trabajo presencial en las empresas. Todavía pervive una presunción de culpabilidad hacia los trabajadores que no están en su puesto de trabajo que no se justifica con los estudios sobre productividad realizados hasta la fecha. Muchas empresas todavía piensan que el teletrabajo es sinónimo de escaqueo. Es posible que en algunos casos lo sea, pero no lo es más que calentar la silla.

Los países que están más rezagados con el teletrabajo se concentran en el sur de Europa. El peor de todos es Grecia, donde apenas el 6% de los trabajadores hace algún tipo de teletrabajo. Chipre, Croacia e Italia también están por detrás de España, aunque a una distancia reducida. Pero también las repúblicas del Báltico tienen elevadas tasas de presencialismo.

En el año 2019 no llegaba al 4% de los asalariados y actualmente alcanza el 11%, siete puntos más

Aun así, el teletrabajo es muy superior al que había antes de la pandemia. En el año 2019 no llegaba al 4% de los asalariados y actualmente alcanza el 11%, un incremento de siete puntos. Sin embargo, el crecimiento en la eurozona ha sido superior, de 10 puntos. El mayor crecimiento se ha registrado en Irlanda, con un aumento de 18 puntos.

Este crecimiento del teletrabajo no ha ocurrido entre los autónomos, aunque su implantación es muy superior. El 31% de los autónomos teletrabajaba antes de la pandemia y sigue haciéndolo ahora. Es una cifra también inferior a la del conjunto de la eurozona, donde alcanza el 40%.

El teletrabajo fue uno de los grandes avances laborales que dejó la pandemia. Los confinamientos obligaron a poner a prueba el trabajo remoto que hasta entonces era una minoría y los resultados fueron muy positivos. Sin embargo, cuatro años después del inicio de la emergencia sanitaria, la implantación del teletrabajo sigue siendo escasa y muy heterogénea por sectores y países. También hemos aprendido, con la literatura económica más reciente, que puede tener una incidencia negativa sobre la productividad y los salarios de los trabajadores en los casos que siempre están en remoto.

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