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Radiografía de una humillación: cómo el Barça de Xavi rompió la columna vertebral del Madrid
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Superioridad aplastante en la final

Radiografía de una humillación: cómo el Barça de Xavi rompió la columna vertebral del Madrid

Xavi aprovechó el deficiente planteamiento táctico de Ancelotti para explotar la espalda de Kroos, Modric y Camavinga. El italiano optó por el cambio fácil al descanso y reaccionó tarde y mal en la Supercopa de España

Foto: El Barça celebra un tanto ante el lamento de Modric. (Reuters/Ahmed Yosri)
El Barça celebra un tanto ante el lamento de Modric. (Reuters/Ahmed Yosri)

El FC Barcelona ganó el primer título con Xavi Hernández al mando en un momento de necesidad máxima (1-3). Fue el mejor partido de los pupilos del técnico azulgrana desde que llegara al banquillo del Camp Nou. El segundo mejor partido también tuvo protagonismo del Real Madrid, aquel 0-4 en el Santiago Bernabéu, que significó la primera gran noche (y quizá las únicas dos) de Xavi como máximo responsable deportivo del club. Un trofeo que podría servir de punto de inflexión para una entidad con graves problemas económicos y que ansía generar ilusión en dosis industriales. Un equipo que estaba tocado de muerte frente a un rival, el Real Madrid, que en lugar de darle la puntilla le entregó en bandeja de plata una victoria histórica que dispara el optimismo en Barcelona. Otra oportunidad de hacer sangre que se va por la borda. Carlo Ancelotti fue un colaborador directo. Y Xavi lo aprovechó.

Decía el técnico italiano en la previa del encuentro que "el Real Madrid no tiene la barriga llena [de títulos]", mientras destacaba la ambición de la plantilla del Real Madrid. Sin embargo, fue rodar la pelota y el equipo blanco parecía estar jugando empachado tras una copiosa comida familiar. Fue un equipo lento, fatigado, descompensado, desequilibrado, largo, demasiado ancho, roto y hundido. Incapaz de demostrar un mínimo de rebelión colectiva, solo pequeños chispazos individuales de Thibaut Courtois, Éder Militao, Vinícius Júnior o Karim Benzema. No hubo reacción y la dirección de campo del técnico blanco fue entre inexistente y tardía.

placeholder Gavi y Pedri se salieron. (Reuters/Ahmed Yosri)
Gavi y Pedri se salieron. (Reuters/Ahmed Yosri)

El Barça, por el contrario, detectó todos los puntos débiles del estrepitoso planteamiento táctico inicial de Carlo Ancelotti y los explotó con una determinación solo vista en aquel partido del Santiago Bernabéu. Xavi diseñó un partido perfecto en la pizarra y sus jugadores lo aplicaron a pies juntillas. Ronald Araújo, novedad en el lateral derecho como en aquel 0-4 en la capital, frenó en seco a un Vinícius Júnior que no podía respirar cada vez que tocaba la pelota, ya que el sistema defensivo del Barça se ocupaba de arrojarle hasta tres y cuatro futbolistas distintos cada vez que vacilaba con un iniciar un contragolpe. Karim Benzema era una boya ahogada por los nulos espacios entre líneas y por Andreas Christensen y Jules Koundé.

El Barça vuela junto y el Madrid se parte

La prioridad del Barça, demasiado vertical en otras ocasiones, algo que le había penalizado en exceso al depender de los destellos de Ousmane Dembélé, fue mantener el bloque junto en todo momento. Si se superaban líneas de presión, que fuera de manera compacta con los pases de Busquets, De Jong, Pedri y Gavi. Si un futbolista conducía la pelota, que estuviera bien rodeado y tuviese distintas vías de pase. Que los envíos provocaran fugas en el sistema defensivo blanco y que se buscara la espalda del centro del campo rival. Lo mismo se aplicó en fase defensiva. Si el Barça perdía la pelota, un enjambre de piernas azulgranas emergía para ahogar la salida de balón madridista. La presión pospérdida fue excelente, porque el compromiso estuvo en todo momento. Nadie se ahorró un esfuerzo, un duelo ni una carrera.

Así llegó el 0-1 de Gavi con asistencia de Robert Lewandowski, por ejemplo, en una salida de balón desastrosa de Antonio Rüdiger que cogió con la guardia baja a Eduardo Camavinga y en la que Sergio Busquets robó la pelota. También el 0-2, con Dani Carvajal saltando a destiempo, olvidándose de su par y regalando su espalda a un Gavi que devolvió el favor a Robert Lewandowski. Las distancias entre las líneas defensivas del Real Madrid eran tales que el Barça, con superioridad numérica en la medular, encontró latifundios a la espalda de Toni Kroos, Luka Modric y Eduardo Camavinga. Fue una exhibición de Gavi y Pedri y también el partido más espectacular de Frenkie de Jong desde que aterrizara en el Barça.

placeholder Sergio Busquets recuperó la pelota del 1-0. (EFE/Str)
Sergio Busquets recuperó la pelota del 1-0. (EFE/Str)

Lo explicaba Xavi Hernández en rueda de prensa tras el partido: "Nos ha salido muy bien el plan. Lo han entendido muy bien los jugadores. Gavi, Pedri, Frenkie... hemos buscado superioridad, Dembélé bien abierto en banda, hemos recuperado al gran Ronald, contento por todos ellos". También Sergio Busquets, en Movistar+. "Reforzamos el centro del campo para hacer esa superioridad numérica. Ronald Araújo para parar los contragolpes a Vinícius y ha estado muy bien. Hemos dejado al Real Madrid por las bandas y hemos empezado esa presión y nos hemos sentido muy cómodos", aseguraba el mediocentro azulgrana.

La aplastante victoria azulgrana, con tintes ridículos para el Real Madrid, no fue solo cuestión de superioridad táctica. También física, emocional y técnica. El cambio de sistema de Xavi Hernández hizo trizas al centro del campo blanco. El técnico catalán prescindió de un extremo (Raphinha) para blindar a Sergio Busquets con Frenkie de Jong en un doble pivote que liberó al neerlandés y protegió al español. Con ambos dando pases en la base del juego, Gavi y Pedri pudieron adelantar 10-15 metros su posición y colocarse a la espalda de Kroos, Modric y Camavinga. La medular blanca se rompió por completo.

Desastrosa dirección de campo de Ancelotti

Sin un elemento corrector de primer nivel como Aurélien Tchouaméni para achicar aguas y abarcar mucho terreno de juego, la decisión de Ancelotti de colocar a Kroos de 5 fue una osadía que el Real Madrid pagó muy caro. Con un Luka Modric con las piernas enterradas en cemento al que le costaba un mundo conducir la pelota e hilar pases y un Camavinga fuera de sitio y que no se encuentra cómodo de interior, el Real Madrid fue un juguete en los pies del centro del campo azulgrana, que dominó, movió y agitó a su rival como quiso.

La inacción de Carlo Ancelotti, que no corrigió esa situación en toda la primera parte, hizo que el Barça golpeara por partida doble y pusiera el título a salvo con el 0-2. Cuando el Real Madrid quiso dar un paso al frente para tratar de equilibrar la balanza y remontar, con más corazón que cabeza y más dudas que certezas, los blancos no sabían si ir a presionar o quedarse en su campo. La zaga adelantaba su posición, Benzema y Vinícius se enfrentaban a una salida de balón que les superaba numéricamente y los centrocampistas blancos, en lugar de igualar la contienda, no tenían el convencimiento necesario para ir arriba a por los centrocampistas azulgranas.

placeholder Toni Kroos, muy superado. (EFE/Str)
Toni Kroos, muy superado. (EFE/Str)

El Real Madrid se partió en exceso durante todo el partido y en especial en el primer tiempo. La decisión de Carlo Ancelotti no fue sentar a un Toni Kroos superado o a un Luka Modric fundido por otro Mundial a sus 37 años con unas cuantas prórrogas a sus espaldas, sino optar por el cambio fácil al sentar al único centrocampista que había ganado un duelo individual en la primera parte, Eduardo Camavinga (4 de 7, según el portal de datos Sofascore). El técnico italiano decidió ejecutar el cambio más políticamente correcto, el que traería menos problemas y menos arqueos de cejas.

Modric salió en el minuto 65 por Dani Ceballos, demasiado tarde. Igual que Kroos por Marco Asensio, en el 72 y con el 0-3 campeando en el marcador. Al final del partido, un dato servía para demostrar la muerte por aplastamiento del Barça. Gavi (10 duelos) y Sergio Busquets (8), que renació contra el Real Madrid cuando más criticado por la afición del Barça estaba, habían ganado más duelos que todo el centro del campo del Real Madrid. El Barça propinó una paliza a un Real Madrid anticompetitivo y frágil en una noche que sirve para reforzar la autoestima de un club que, sin Champions League a la vista por segunda temporada consecutiva, volcará todos sus esfuerzos en ganar LaLiga y la Europa League.

El FC Barcelona ganó el primer título con Xavi Hernández al mando en un momento de necesidad máxima (1-3). Fue el mejor partido de los pupilos del técnico azulgrana desde que llegara al banquillo del Camp Nou. El segundo mejor partido también tuvo protagonismo del Real Madrid, aquel 0-4 en el Santiago Bernabéu, que significó la primera gran noche (y quizá las únicas dos) de Xavi como máximo responsable deportivo del club. Un trofeo que podría servir de punto de inflexión para una entidad con graves problemas económicos y que ansía generar ilusión en dosis industriales. Un equipo que estaba tocado de muerte frente a un rival, el Real Madrid, que en lugar de darle la puntilla le entregó en bandeja de plata una victoria histórica que dispara el optimismo en Barcelona. Otra oportunidad de hacer sangre que se va por la borda. Carlo Ancelotti fue un colaborador directo. Y Xavi lo aprovechó.

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