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La dura realidad del Barça en Champions: Xavi está señalado y Laporta, esclavo de sus palabras
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"Perder tendrá consecuencias"

La dura realidad del Barça en Champions: Xavi está señalado y Laporta, esclavo de sus palabras

El hundimiento del Barça choca frontalmente con la ambición de su presidente y hace añicos la apuesta del club en el pasado mercado veraniego. No hay espacio para las temporadas de transición en un equipo diseñado para optar a todo

Foto: El entrenador catalán aplaude a la afición tras quedar eliminados. (EFE/Alejandro García)
El entrenador catalán aplaude a la afición tras quedar eliminados. (EFE/Alejandro García)
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"Conmigo de presidente, no hay temporadas de transición en el Barça. Antes, si se perdía, no pasaba nada. Pero conmigo perder tendrá consecuencias". La frase pertenece a Joan Laporta en su primera temporada al mando de la destartalada nave azulgrana. Por entonces, el entrenador era un señalado Ronald Koeman al que todo el Camp Nou quería fuera después de que al Barça se le escapara una derrota en casa contra el Granada cuando dependía de sí mismo para poder ganar LaLiga. A pesar de las dudas del presidente azulgrana, Koeman continuaría en verano... para luego saltar por los aires en octubre de 2021, previo desastre en fase de grupos de Champions League y deriva competitiva en LaLiga. El famoso "esto es lo que hay" había quemado todos los puentes. El sustituto sería otro icono azulgrana, Xavi Hernández.

Al actual técnico catalán se le brindarían todos los refuerzos necesarios que pidió. Primero en invierno, con la llegada de Ferran Torres, Aubameyang, Adama Traoré y Dani Alves. El Barça se estrellaría en los dos partidos de Champions League que le quedaban por disputar y dejaría para la memoria una invasión de campo del Eintracht de Fráncfort en el Camp Nou en los cuartos de final de la Europa League. Un ridículo deportivo, institucional y económico que nunca jamás se podrá olvidar. Por entonces, y con el equipo mejorando en LaLiga para acabar logrando el objetivo de clasificarse para los puestos de Champions League vía competición doméstica, se entendió que a Xavi Hernández había que darle tiempo, confianza y paciencia. No había sido el técnico preferido de Laporta para dirigir al equipo, ya que pertenecía a la candidatura de Víctor Font, pero sí un escudo histórico que podría ejercer de pararrayos.

Foto: Pedri reacciona tras el gol del Bayern. (Reuters/Albert Gea)

El verano del club azulgrana marcaría la nueva ruta a seguir por un equipo endeudado hasta las cejas, con una masa salarial disparada y que necesitaba volver a enganchar a una afición hastiada. "Quiero estar de nuevo tritranquilo y volver a ganar un sextete. Volveremos a vivir aquello. Y, cuando acabe lo que he empezado, me iré a dar la vuelta al mundo", afirmó Joan Laporta en el evento organizado por el 'The New Barcelona Post' en la Casa Seat de Barcelona en julio de este verano. Para tamaña tarea, el máximo mandatario culé volvió al "círculo virtuoso" que impulsó en su primera etapa. A mejores jugadores, más facturación, aumento de los ingresos y llegada de títulos... O así debería haber sido.

La historia es de sobra conocida, la junta de Laporta optó por la venta de activos del club por un valor de 867,5 millones para salvar las cuentas y amortiguar el déficit operativo de 200 millones de euros con el que pretende operar hasta 2023-2024. Sería en la 2024-25 cuando se lograría una situación de "normalidad". Se quería acelerar la recuperación económica del Barça con una apuesta muy arriesgada. Palancas mediante, es decir, venta de patrimonio del club y anticipo de ingresos, la junta directiva se gastó 153 millones de euros para incorporar a Raphinha, Lewandowski, Marcos Alonso, Héctor Bellerín, Jules Koundé, Andreas Christensen y Franck Kessié. También se renovó a Sergi Roberto y Ousmane Dembélé.

Las excusas baratas de Xavi​

En la institución (y también sus voceros) se optó por desatar la ilusión. Se creía de puertas hacia adentro que se podría ganar LaLiga y llegar lejos en la Champions League. Incluso que el Barça podría colarse entre los favoritos para levantar la Orejona. Xavi Hernández soñaba con "ganar la competición, aunque el objetivo principal es pasar la fase de grupos" y la junta tuvo que avalar personalmente para inscribir a todos los fichajes. Pero la pelota es la que decide quién tiene la razón y la paliza de realidad que se ha llevado el Barça en esta fase de grupos es enorme. El Barça no pertenece a la élite europea por segunda vez consecutiva.

placeholder El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, durante la goleada. (EFE/Enric Fontcuberta)
El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, durante la goleada. (EFE/Enric Fontcuberta)

El proyecto de Xavi Hernández ha fracasado estrepitosamente, los fichajes de la parcela deportiva no han marcado la diferencia y Laporta está muy decepcionado y enfadado. Al Barça le han barrido demasiados minutos (segunda parte del Allianz, primera parte de San Siro, mayor parte del encuentro ante el Inter en casa y, por supuesto, el Bayern en el último 0-3) y el equipo ha vuelto a demostrar que está en el mismo punto de colapso mental del pasado. El Barça no es capaz de superar las adversidades competitivas y tiene un trauma europeo. Mentalmente está en la lona. Un bloqueo insólito entre los transatlánticos de la Champions League.

Por su parte, el entrenador azulgrana ha estado más preocupado por echar balones fuera y buscar culpables externos o individuales entre sus propias filas. Jamás la eliminación en Champions vino propiciada por no saber ajustar las transiciones defensivas ni se pudo evitar un mal resultado por una gran dirección de campo que cambiase desde la pizarra el devenir de un partido. Nada sobre la desaparición de Pedri como centrocampista organizador, las debilidades defensivas de Sergio Busquets, la desastrosa toma de decisiones de Ousmane Dembélé o el poco peso de Robert Lewandowski. Ni siquiera sobre los solo cuatro de 15 puntos posibles que ha sumado el Barça.

placeholder Xavi Hernández tras el encuentro. (EFE/Enric Fontcuberta)
Xavi Hernández tras el encuentro. (EFE/Enric Fontcuberta)

"Es el primer partido de la temporada en el que me veo inferior al rival. Hoy el Bayern ha sido mejor. Así como fuimos mejores nosotros en Múnich y debimos ganar, hoy ellos fueron mejores. El grupo era muy complicado y nos ha pasado de todo en la Champions. La competición ha sido muy cruel para nosotros. Merecimos más. Hay que seguir creyendo", dijo en los micrófonos de Movistar+ tras finalizar el encuentro. Una declaración muy en la línea de sus quejas tras la derrota en Milán, donde se usó al árbitro de chivo expiatorio. La realidad, sin embargo, es más tozuda y el Barça no ha ganado ni un solo partido de los cuatro que ha jugado contra Inter y Bayern. De hecho, Xavi solo ha ganado un partido de los siete que ha dirigido en Champions, ante el Viktoria Plzen. Es un botín paupérrimo.

La tozudez de Xavi en ciertos jugadores, como Busquets o Dembélé; su falta de cintura táctica; el flojo rendimiento de los capitanes cuando les ha tocado dar la cara (Busquets, Sergi Roberto o el propio Piqué, ante el Inter); lo mal que ataca el equipo con pelota (cero disparos a puerta ante el Bayern en casa y a pesar de ir perdiendo desde el minuto 10), y lo tremendamente expuesto que queda cuando la pierde. Distancias insalvables para un técnico que ha basado el juego de su Barça en individualidades, que tampoco han estado a la altura y al que el discurso de "fútbol de toque, control y presión alta efectiva" se le ha hecho añicos por el camino en esta Champions League.

placeholder El entrenador salió a aplaudir al público. (Reuters/Nacho Doce)
El entrenador salió a aplaudir al público. (Reuters/Nacho Doce)

Sin embargo, Xavi no alberga dudas. "El proyecto está en construcción y ahora no se puede destruir de golpe", expresaba el técnico catalán antes de encajar otro duro correctivo en el Clásico del Santiago Bernabéu. Castillos en el aire por parte de un entrenador que no ha sabido estar a la altura del reto. Nadie mejor que él sabe que era el elegido para enderezar el rumbo de un coloso que arriesgó su futuro económico para impulsar la recuperación anímica, económica y deportiva del club en una apuesta sin precedentes en LaLiga.

De momento, el presidente pisa el freno de cara a la galería: "Sabíamos que en este proceso de reconstrucción habría subidas y bajadas, tenemos otras competiciones donde tenemos que demostrar que este equipo crece, tenemos jugadores jóvenes, han dado la cara, y les estoy agradecido. Y también a Xavi, que está haciendo un gran trabajo", declaró en Barça TV. La cuestión ahora es saber si, como dijo Laporta, el Barça se puede permitir otra temporada de transición o, si al contrario, el grandilocuente "conmigo perder tendrá consecuencias" se impondrá al "esta es nuestra realidad" de Xavi, tan similar al "esto es lo que hay" de Koeman. Palabras que en su momento enfurecieron a los dirigentes con un equipo con menos recursos, menos estrellas y menos veteranía que el actual.

"Conmigo de presidente, no hay temporadas de transición en el Barça. Antes, si se perdía, no pasaba nada. Pero conmigo perder tendrá consecuencias". La frase pertenece a Joan Laporta en su primera temporada al mando de la destartalada nave azulgrana. Por entonces, el entrenador era un señalado Ronald Koeman al que todo el Camp Nou quería fuera después de que al Barça se le escapara una derrota en casa contra el Granada cuando dependía de sí mismo para poder ganar LaLiga. A pesar de las dudas del presidente azulgrana, Koeman continuaría en verano... para luego saltar por los aires en octubre de 2021, previo desastre en fase de grupos de Champions League y deriva competitiva en LaLiga. El famoso "esto es lo que hay" había quemado todos los puentes. El sustituto sería otro icono azulgrana, Xavi Hernández.

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