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De bolo en bolo: Luis de la Fuente, el pacificador de Rubiales, tiene una misión
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De bolo en bolo: Luis de la Fuente, el pacificador de Rubiales, tiene una misión

El nuevo seleccionador parece tener una misión mediática, decir lo que todo el mundo quiere escuchar, atacar a Luis Enrique y... tratar de mejorar la reputación de la Federación

Foto: Luis de la Fuente, en una imagen reciente. (EFE/Mariscal)
Luis de la Fuente, en una imagen reciente. (EFE/Mariscal)

Luis de la Fuente es el nuevo seleccionador español. Un tipo afable, cercano y que quiere ganarse el favor de aquellos que van a contar sus aventuras al frente del combinado nacional. Su primera puesta en escena fue mucho menos agresiva que la de Luis Enrique y sirvió para marcar distancias con el anterior seleccionador. Una postura que ha mantenido a lo largo de su primera semana. Todo lo contrario al poso de un técnico que vivía permanentemente enfrentado a una parte de la prensa con la que no se casaba. Con ellos era ácido, áspero y mordiente. No caía bien ni falta que le hacía, porque los resultados le sostenían y estos tenían que esperar para cargar contra él indiscriminadamente porque no les daba cancha... como ahora. Desde su llegada al banquillo español, que tendrá su debut deportivo el próximo 25 de marzo ante Noruega, De la Fuente está inmerso en una perpetua gira mediática por los micrófonos que su antecesor ignoraba (y detestaba).

Luis Enrique demostró que domina a la perfección el show. Supo engendrar debates que centran el foco en su figura y no en la de unos jugadores todavía demasiado tiernos en la mayoría de casos. No ha sido el primer entrenador que utiliza la táctica de localizar un enemigo externo para proteger a los suyos y engullir él la presión. Ni será tampoco el último, pero como pueden ver, resulta efectivo. Antes lo hicieron José Mourinho, Luis Aragonés o Pep Guardiola. También Simeone. Es una táctica más en el repertorio de un entrenador contento con acaparar la ira de una parte radical de aficionados (y periodistas) que solo sigue a la Selección si van los suyos. O mejor dicho, si no van los otros.

placeholder Luis Rubiales aplaude a Luis de la Fuente. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Luis Rubiales aplaude a Luis de la Fuente. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Luis de la Fuente aterriza en la Selección absoluta en un momento de zozobra. La reputación de Luis Rubiales como la de la propia Real Federación Española de Fútbol está tocada. Mínimos de popularidad. Los escándalos derivados del Rubi y el Geri por la Supercopa española en Arabia Saudí (gracias a los que Rubiales veía aumentado su salario), las mariscadas pagadas con tarjetas de la Federación; también que un jugador en activo llegase a acuerdos económicos con el jefe de los árbitros y el VAR... Todo ello aderezado con un fracaso deportivo descomunal al caer en los octavos de final del Mundial de Qatar contra Marruecos. El segundo consecutivo en una cita mundialista, ya que el primero lo provocó el mismo presidente al cortar la cabeza de Julen Lopetegui en Rusia.

Cambiar todo... para que nada cambie

Para arreglar tal desaguisado, Luis Rubiales ha cerrado el proyecto de Luis Enrique al frente de España. También el del director deportivo de la Federación, Molina. Él es el único que se mantiene en el poder, respaldado por la junta federativa. Y esforzó para dejar claro que él llevó la iniciativa en el adiós de Luis Enrique, tal y como el asturiano confesó con Ibai Llanos: "Me comunican que no va a haber ninguna oferta y supersatisfecho con lo que he hecho. No he tenido que tomar ninguna decisión, y no ha hecho falta. Es la primera vez en mi carrera que no renuevan mi contrato".

Es decir, el máximo responsable de tales desventuras sigue en el cargo mientras todos aquellos que le rodearon en la parcela deportiva han caído. Que se vea movimiento, pero no mucho. La idea es transmitir transparencia a través del entrenador. Toda la que ha faltado alrededor del acuerdo con Arabia Saudí y Gerard Piqué.

El perfil de Luis de la Fuente no tiene nada que ver con el de Luis Enrique, como se ha esforzado en dejar ver el seleccionador nacional en sus primeras semanas en el cargo. En su primera intervención pública, preguntado por el uso de Twitch y las diversas redes sociales, el preparador riojano fue tajante: "No las utilizo. Todo lo que tenga que saber España, el público o el mundo será a través de los medios de comunicación". Y tendió puentes con la prensa. "Quiero implantar una relación de cercanía con los periodistas y la afición, quiero que haya 48 millones de jugadores que se pongan la camiseta y que seamos un equipo. Y recuperar el espíritu de 2010".

Una misión

Desde entonces, el seleccionador es una figura habitual en los medios deportivos, todo lo contrario a su antecesor, Luis Enrique, quien no dio una sola entrevista durante su etapa en el cargo. Una afirmación balsámica para aquellos que habían visto peligrar su posición de privilegio como modeladores de la opinión pública y controladores del flujo de información. En sus primeras horas en el puesto, De la Fuente acudió al Partidazo de COPE, El Larguero, El País y Marca. Ejerce de pacificador con la prensa. Por eso quiere conocer el nombre y los apellidos de todos los que le preguntaron en su presentación. El objetivo es rebajar la tensión y limpiar la imagen de la RFEF. Una operación de relaciones públicas en toda regla para desviar el foco de atención de la figura de Rubiales y de la situación deportiva del fútbol español.

A De la Fuente, que puede ser un gran entrenador para la absoluta porque ha tenido un notable balance en las categorías inferiores de España, se le ha encomendado una clara misión de acercamiento con la prensa. Puede sonar demasiado exagerado. A menos que uno recuerde que, en 2018, Luis Rubiales podría haber consultado a diversos periodistas sobre la continuidad de Julen Lopetegui como seleccionador español al conocerse su acuerdo con el Real Madrid, tal y como contó el periodista de la SER, Jesús Gallego.

Menos mal que en Rusia 2018, Rubiales pudo hablar con el expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien respaldó su decisión de decapitar al seleccionador nacional. "Hablé con él brevemente y me dijo que la inanición tiene menos críticas, pero que, a veces, hay que actuar, y que ellos estaban en la misma línea de la decisión que habíamos tomado finalmente con Julen". No. No es una broma y esto sucedió de verdad. De la Fuente continúa de gira para decir justamente lo que todo el mundo quería escuchar. Todo perfecto, hasta que ruede la pelota. A Rubiales ya no le quedan más chalecos antibalas.

Luis de la Fuente es el nuevo seleccionador español. Un tipo afable, cercano y que quiere ganarse el favor de aquellos que van a contar sus aventuras al frente del combinado nacional. Su primera puesta en escena fue mucho menos agresiva que la de Luis Enrique y sirvió para marcar distancias con el anterior seleccionador. Una postura que ha mantenido a lo largo de su primera semana. Todo lo contrario al poso de un técnico que vivía permanentemente enfrentado a una parte de la prensa con la que no se casaba. Con ellos era ácido, áspero y mordiente. No caía bien ni falta que le hacía, porque los resultados le sostenían y estos tenían que esperar para cargar contra él indiscriminadamente porque no les daba cancha... como ahora. Desde su llegada al banquillo español, que tendrá su debut deportivo el próximo 25 de marzo ante Noruega, De la Fuente está inmerso en una perpetua gira mediática por los micrófonos que su antecesor ignoraba (y detestaba).

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