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Luis Enrique, el gran enemigo de una parte de la prensa al que solo hacen más fuerte
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En la diana mediática

Luis Enrique, el gran enemigo de una parte de la prensa al que solo hacen más fuerte

El seleccionador no tiene ningún tipo de reparo en cargar contra algunos periodistas cuando le preguntan sobre los jugadores del Madrid. No se esfuerza en caer bien ni falta que le hace

Foto: El seleccionador siempre parece estar enfadado en las ruedas de prensa. (Reuters)
El seleccionador siempre parece estar enfadado en las ruedas de prensa. (Reuters)

Luis Enrique nunca se ha esforzado en caerle bien a una parte de la prensa española. Ni ganas. No le ha hecho falta. Desde ese punto de partida hay que entender la actitud de un entrenador extraordinario que no se casa con nadie y que ha revolucionado una selección que venía de concatenar decepción tras decepción en grandes torneos (Mundial de 2014, Eurocopa de 2016 y Mundial de 2018) a través de un grupo de futbolistas neófitos en partidos de altos vuelos e incluso en internacionalidades. El técnico asturiano parece estar enfadado siempre, incluso ser ácido en sus ruedas de prensa. Sobre todo cuando le presionan sobre si va a volver a llevar a algún jugador del Real Madrid (aunque ninguno esté al nivel mínimo exigible). Es la excusa perfecta para buscar un enemigo exterior que fortalezca al grupo, acorazar sus ideas y unir a jugadores y cuerpo técnico.

placeholder Luis Enrique celebra el pase a la final de la Nations League. (Reuters)
Luis Enrique celebra el pase a la final de la Nations League. (Reuters)

Hubo cierto escándalo y estupor entre la prensa cuando Luis Enrique, preguntando sobre las críticas en redes sociales y en medios de comunicación por su controvertida última convocatoria, contestó lo siguiente: "No tengo noticias sobre lo que se dice porque ni leo, ni miro, ni os escucho, no me interesa lo más mínimo porque sé mucho más de fútbol que vosotros. Como no leo nunca, esta es la misma lista de siempre, los 23 más preparados según creo yo". Había incluso algún presente que dudaba de tal afirmación. Como si cualquier periodista pudiese saber más que un exjugador y entrenador. Decía Muhammad Ali que "no es arrogancia si puedes sostenerlo". Y el técnico asturiano lo ha sostenido con creces. Con fútbol, con resultados y construyendo un equipo extraordinario capaz de compensar la falta de experiencia y de talento individual con un trabajo táctico y una convicción admirables.

Es cierto que hay decisiones de Luis Enrique polémicas y cuyas razones se escapan a la razón a primera vista. No es incompatible pensar que era demasiado pronto para llamar a Gavi (sumaba 283 minutos como profesional y solo había jugado cinco partidos con el primer equipo del Barça) o hacer lo propio con Sergi Roberto (vulneraba el principio meritocrático establecido por el propio técnico) era discutible. Luego Gavi salió, no desentonó y pareció que llevaba toda una vida jugando con la Selección. Otra elección del seleccionador que trajo cola fue la de no contar con Nacho Fernández, Lucas Vázquez, Isco o Marco Asensio para estos compromisos. Sin embargo, y con Dani Carvajal lesionado, no hay ninguno de los cuatro futbolistas que pueda estar a un nivel imprescindible. Más bien todo lo contrario.

placeholder Gavi estuvo a la altura del reto. (Reuters)
Gavi estuvo a la altura del reto. (Reuters)

Luis Enrique volvió a demostrar que domina a la perfección la escena. Sabe engendrar debates que centran el foco en su figura y no en la de unos jugadores todavía demasiado tiernos en la mayoría de casos. No es el primer entrenador que utiliza la táctica de localizar un enemigo externo para proteger a los suyos y engullir él la presión. Ni será tampoco el último, pero como pueden ver, resulta efectivo. Antes lo hicieron José Mourinho, Luis Aragonés o Pep Guardiola. También Simeone. Es una táctica más en el repertorio de un entrenador contento con acaparar la ira de una parte radical de aficionados (y periodistas, aunque a veces no exista la diferencia) que solo sigue a la Selección si van los suyos. O mejor dicho, si no van los otros.

Durante su etapa como técnico de la Selección Española a Luis Enrique le han lanzado ataques desde muchos flancos y ha vivido capítulos dantescos. No hay que olvidar que, antes de la convocatoria del sevillano Gavi, al seleccionador le preguntaron que por qué no había ningún andaluz en la convocatoria. Y antes, en pleno culebrón Kylian Mbappé-Real Madrid, que qué le parecía el fichaje del francés para la entidad blanca. Encontraremos ejemplos así a patadas.

"A mí solo me preocupa preparar bien el partido e intentar ganar a Francia con nuestras armas. El resto es show. Los que formamos esta selección desconocemos lo que es una final y recuperar esos aires de victoria sería fenomenal, un gran refuerzo. Y si hacemos felices a los aficionados y a los nuestros, perfecto", afirmaba con contundencia el seleccionador en la previa de la final. El seleccionador conoce la mente del jugador a la perfección, maneja las claves para hacer para que le respeten y le consideren uno de los suyos y la prensa tan solo es un instrumento para hacerles ver que él está de su parte. Hasta el final. Es una parte trascendental en su gestión de grupo.

placeholder Luis Enrique, durante uno de los últimos entrenamientos antes de la gran final. (EFE)
Luis Enrique, durante uno de los últimos entrenamientos antes de la gran final. (EFE)

De personalidad fuerte y gran temperamento, pero muy confiable a la vez. Juan Carlos Unzué, mano derecha del asturiano durante muchos años, así lo reconocía en una entrevista concedida a El Confidencial en verano: "A Luis Enrique se le conoce por lo que transmite en las ruedas de prensa, pero personalmente es de otra manera. Es un tipo de confianza. Me iría a cualquier sitio con él". Algo que también confirmaba el excapitán del Barça, Carles Puyol, en una entrevista en 'La Vanguardia': "Es mucho mejor de lo que la gente piensa o puede interpretar cuando lo ve en ruedas de prensa. Es una persona cercana, que va de cara, que no te falla". El asturiano llegó a la Eurocopa en el ojo del huracán y acabó saliendo más fuerte que nunca. En esta Nations League va por el mismo camino.

Luis Enrique nunca se ha esforzado en caerle bien a una parte de la prensa española. Ni ganas. No le ha hecho falta. Desde ese punto de partida hay que entender la actitud de un entrenador extraordinario que no se casa con nadie y que ha revolucionado una selección que venía de concatenar decepción tras decepción en grandes torneos (Mundial de 2014, Eurocopa de 2016 y Mundial de 2018) a través de un grupo de futbolistas neófitos en partidos de altos vuelos e incluso en internacionalidades. El técnico asturiano parece estar enfadado siempre, incluso ser ácido en sus ruedas de prensa. Sobre todo cuando le presionan sobre si va a volver a llevar a algún jugador del Real Madrid (aunque ninguno esté al nivel mínimo exigible). Es la excusa perfecta para buscar un enemigo exterior que fortalezca al grupo, acorazar sus ideas y unir a jugadores y cuerpo técnico.

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