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Unzué: "Ramos no va a la Eurocopa porque él estaba convencido de que tendría que jugar"
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Una sonrisa frente a la adversidad

Unzué: "Ramos no va a la Eurocopa porque él estaba convencido de que tendría que jugar"

El exportero y entrenador explica su situación médica tras ser diagnosticado de ELA hace un año. Además, habla de su relación con Cruyff, Maradona o Luis Enrique

Foto: Luis Enrique y Juan Carlos Unzué durante su etapa como primer y segundo técnico del FC Barcelona. (EFE)
Luis Enrique y Juan Carlos Unzué durante su etapa como primer y segundo técnico del FC Barcelona. (EFE)

Hace un año desde que a Juan Carlos Unzué (Pamplona, 1967) le cambió la vida por completo. Al histórico portero de Osasuna, Barça y Sevilla, entre otros, y al testigo privilegiado de la época dorada del club azulgrana de la mano de Frank Rijkaard, Pep Guardiola y Luis Enrique le diagnosticaron ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). A partir de entonces hay dos palabras que el exguardameta repite como un mantra 'aceptar' y 'ayudar'. Aceptar la situación en la que se encuentra y ayudar a quienes no disfrutan de la misma posición de comodidad económica. Escuchar hablar a Unzué es atender a un canto a la vida. Por difícil que pueda parecer.

PREGUNTA. ¿Cómo se encuentra?

RESPUESTA (Unzué). Me sigo encontrando fuerte mentalmente. La enfermedad es la que es, no se puede maquillar. La progresión sigue su camino. Hay datos que corroboran que el avance es lento, pero tengo la sensación de que no para. No se detiene. Estoy en un punto en que, para depende qué acciones, necesito ayuda para moverme. Desde hace un mes tengo una silla de ruedas eléctrica que me da autonomía y, con ella, puedo dar paseos por la calle. No salía solo de casa desde Navidad por miedo a caerme y por la dificultad para subir cualquier escalón. Hay que adaptarse rápidamente a la nueva situación. Tengo esa idea en la cabeza y lo voy a afrontar de esta manera hasta el último día.

P. Su discurso es positivo y vitalista.

R. Es mi forma de ser. No es algo nuevo ni de ahora. Una de las cosas que más me satisface es que no he tenido que hacer nada especial para seguir transmitiendo esto de la manera que lo hago. Para mí hay una palabra clave que es aceptar. A veces, el ser humano cree, a través de su ambicion y de lo que vamos consiguiendo, que es más de lo que realmente es. Y que controla muchas más cosas de lo que en el fondo controlamos. Llega un momento de la vida en el que hay cosas que tú no puedes ni controlar ni cambiar cuando llegan. He tenido que aceptar que la ELA es parte de mi vida cómo habían sido mis éxitos, mis fracasos, mis descensos y los títulos que he ganado.

P. Está jugando con las cartas que le ha dado la vida.

R. ¡Con una mierda de cartas, pero sí! (ríe). No he sentido en ningún momento la necesidad de hacerme ese tipo de preguntas de..."¿Y por qué a mí?", "¿Y si hubiera hecho esto?". No han aparecido, de verdad. Si aceptas lo que te ha sucedido, te das cuenta de algo totalmente diferente. "¿Qué puedo hacer hoy con esta nueva situación que tengo?". Miré cómo darle sentido a mi vida. Decidí que lo iba a hacer de una forma diferente a cómo lo había hecho hasta ahora. Quizás podría haber alargado mi carrera como entrenador a pesar de mis capacidades físicas, porque mi conocimiento se va a mantener hasta el último día, pero entendí que había causas en el fondo que me iban a dar más satisfacción. Un año después de esa rueda de prensa ya puedo decir que esta causa ha sido tan o más satisfactoria de las que había tenido antes. Me di cuenta de que la enfermedad era invisible y desconocida. Había mucho trabajo que hacer por delante.

placeholder Juan Carlos Unzué en su domicilio. (El Confidencial)
Juan Carlos Unzué en su domicilio. (El Confidencial)

P. ¿Por qué?

R. La gente no conoce cuáles son las consecuencias de sufrir la ELA. Ni qué es ni en qué situación están mis compañeros de equipo. Tengo contacto con más de 50 personas en mi misma situación. A muchos los conozco personalmente y la mayoría están en fases más adelantadas que la mía. El escucharles no solo me ayuda, es que me inspira. Me anima a decir "yo voy a ser capaz de adaptarme a mi nueva vida y darle sentido hasta el último día".

P. Es un firme defensor de la eutanasia, pero también de poder tener una vida digna.

R. He sentido que debía hacerlo. Llega un momento que dices... me siento un privilegiado a pesar de la enfermedad. Obviamente por mis circunstancias económicas, pero también por otras circunstancias (la edad de mis hijos, familiar, económica..). Lo que ya he podido experimentar. En mi caso, han sido 54 años vividos a la máxima intensidad con una pasión por un trabajo que no lo he sentido como tal. Todo eso me ha ayudado. Pero he percibido que en la mayoria de casos mis compañeros tienen problemas para poder tener esa vida digna, y como consecuencia de que hay muy poca investigación a dia de hoy, tienen muchos problemas económicos. La administración debe involucrarse más. Reinvidicamos algo tan simple como esencial. La muerte digna está bien, pero queremos una vida digna.

P. ¿Qué trato reciben por parte del Estado?

R. Por una parte te dicen "os tratamos como a todos los enfermos de cualquier otra enfermedad". Y ahí está el gran error y la gran injusticia. Porque desgraciadamente, las enfermedades no producen las mismas consecuencias en los afectados. Por ejemplo, un enfermo de cáncer puede estar cinco meses hospitalizado y tiene gente profesional a su alrededor que le cuida. Se hace cargo la sanidad. Con los pacientes de ELA, en cambio, te diagnostican y te mandan a tu casa. Pasas la enfermedad en tu domicilio. Nadie te ayuda. No tienes una enfermera al lado y, por tanto, la pareja es la que te suele cuidar. Si te cuida, ya tiene que dejar de trabajar y no entra un sueldo en casa. Para que te den la discapacidad son meses y meses que se suman a un estrés suficientemente gordo si piensas que tienes una enfemerdad sin cura y cuyos efectos son devastadores. La sensacion es que no nos pueden tratar de la misma manera.

placeholder Juan Carlos Unzué, en Osasuna.
Juan Carlos Unzué, en Osasuna.

P. Su intención es concienciar a la sociedad.

R. Tenemos que adaptar esas leyes y ayudas a cada una de esas enfermedades. Intento que cada vez más gente esté informada de la enfermedad y que, en consecuencia, podamos hacer que nuestro grito tenga más fuerza. Que 'el equipo' no sea de 4.000 personas y que se pueda llenar el Camp Nou. Que los políticos sientan que se tienen que involucrar. No deberíamos necesitar esto, pero es así. Yo le preguntaba al doctor: "¿El hecho de que le haya puesto a una exigencia extrema a mi cuerpo tanto en mi vida como futbolista como con mi afición en la bicicleta puede tener incidencia?", pero el doctor no lo sabía. Los pacientes de ELA somos tan diversos que hay algunos que han desgastado su cuerpo al máximo y otros que no se han movido del sofá. Hay que darle a cada enfermo las ayudas necesarias. Estoy al 36% de discapacidad y ahora me la tendrán que aumentar. Pues cuando vas a la oficina te dicen "te llamaremos entre año y año y medio". Y yo pienso...igual en ese tiempo la enfermedad me ha llevado por delante. Es una enfermedad muy letal, que acota tu esperanza de vida drásticamente y no puedes tratarla como cualquier otra. La mayor injusticia que podemos sufrir es que a todos nos traten por igual. Tu, como entrenador, tienes que tratar a todos por igual en un vestuario. Hay unas normas para cumplir por todos el día uno, pero cuando ya llevas seis meses...en ese trayecto ha habido muchos motivos para que no te trate de la misma manera que a tu compañero.

P. Pau Donés le ha servido de admiración.

R. Yo le seguía desde hacía bastante tiempo. Luego, cuando vi que sufría cáncer, le seguí más de cerca. Ha sido un buen ejemplo para intentar conseguir actuar de esta manera. Interiorizarlo y afrontar la muerte. Trato de estar atento e interiorizarlo. Si acabas leyendo a gente que ha sido capaz...tu cada vez te sientes más capaz. Si empiezas a ser negativo, tienes problemas por todos los lados. Respeto a la gente que no logra la aceptación de inicio. Cada uno es una historia y tiene su mente. Actuamos en relación a lo que hemos vividos. Pero yo tengo claro que hay que ser positivo y verlo de esta manera me ayuda. Por otra parte, pienso que estoy siendo muy egoísta porque trato de darle sentido a mi vida de esta forma. Y la verdad, no hay título que pueda vencer la satisfacción que siento cuando veo que ayudo a que la gente sea más consciente de la situación. Estoy recibiendo mucho más de lo que doy. Cariño, respeto...eso es impagable.

P. Ha tenido una carrera muy larga y dilatada. Pero cuando empezó nivel profesional, en el Mundial de 1985 en la Unión Soviética (el primero al otro lado del Telón de Acero), la selección española sub-20 no tenía ni campo para entrenar.

R. No existía nada. La selección iba 'de prestado' a campos cercanos. Ese fue un momento muy importante en mi carrera. Al final tienes la sensación de que hay muy buenos futbolistas a tu lado, algunos con mejores condiciones que tú para ser profesional, pero...necesitas un punto de suerte para llegar a la élite. La suerte hay que buscarla y que te pille trabajando, claro. También estar en el sitio indicado en el momento adecuado. Tener una actuación que deje en la retina del aficionado un grato recuerdo.

placeholder Juan Carlos Unzué, durante una entrevista. (EFE)
Juan Carlos Unzué, durante una entrevista. (EFE)

P. Algunos de sus compañeros decían que la comida en la Unión Soviética era horrible.

R. Yo estaba con Julen Lopetegui de compañero en la habitación. Él era un hombre muy previsor. O al menos su familia. Cuando llegamos, le pregunté que llevaba en la maleta. Para mi sorpresa, cogió, la abrió y...¡Empezó a sacar chorizos! sus padres le habían llenado la maleta de embutido y de todo tipo de quesos. Nos pegábamos unas meriendas tremendas. Así que compensábamos esa terrible comida que nos daba la organización (ríe). A partir de ahí también me hice adicto a la Coca-Cola.

P. ¿Cómo?

R. A causa del Mundial. Esa fue la primera vez que entró Coca-Cola en la Unión Soviética. Entonces había publicidad por todos lados y la organización nos dejaba cuatro latas de Coca-Cola para cada jugador cada día. Si esto lo ve hoy un nutricionista…(ríe). Tampoco era sencillo llamar a casa. Pero disfruté muchísimo. Era algo excepcional el defender los colores de tu país. No éramos conscientes de la repercusión que podía tener en nuestras carreras, fíjate que fue la primera vez que en nuestro país se televisaron partidos de una selección que no fuera la absoluta. Ahora puedes verlos, pero antes no sucedía.

P. Alcanzaron por primera vez las semifinales de un Mundial. Les tocó nada más y nada menos que enfrentarse a la anfitriona. Goikoetxea contaba que el árbitro chileno, Hernán Salas, le dijo "levántate, hijo de puta", tras una falta durante el partido.

-No lo recordaba, pero si lo ha dicho él seguro que es cierto. Lo que sí que recuerdo es que era un país muy gris. Militarizado, con gente muy triste y muy pobre. Había personas recogiendo colillas del suelo. Nos impactó mucho. Salíamos muy poco de las instalaciones para poder ir a pasear y nos escoltaban marcando por dónde podíamos caminar y por dónde no. Había mucha diferencia entre Barcelona y Tiflis (donde jugamos la primera fase). Luego jugamos una Supercopa de Europa contra el Sevilla de Unai Emery en 2015, 30 años después, y ya parecía otra cosa.

P. Llegáis empatados al minuto 90 y en la prórroga, Goikoetxea fuerza los penaltis. En la tanda, se consagra.

R. Paré dos penaltis. He sido capaz de dejar imágenes muy positivas en esas primeras impresiones. Luego perdimos la final contra Brasil (0-1), pero tuve mucho trabajo y también destaque. Fíjate que esa suerte siempre me ha acompañado en mi carrera. Después de la tanda, volví a Osasuna. En mi debut en Primera División lo primero que tengo que hacer es parar un penalti que ha cometido mi compañero y que, además de hacer eso, se ha lesionado. Primera acción con 19 años en Primera: parar un penalti. Pues lo paro. Al miércoles siguiente, jugamos en Pamplona la vuelta de la eliminatoria de Copa ante el Barça. Perdemos 0-1 tras ganar 0-1 en el Camp Nou y nos vamos a la prórroga y los penaltis. Pues bien. Otra vez Unzué. Paro el quinto penalti con el estadio abarrotado y salgo a hombros del Sadar. Ya había construido esa aura positiva a mi alrededor.

P. Sus buenas actuaciones le hacen fichar por el Barça de Johan Cruyff.

R. Todo nace de ese Mundial y de jugar habitualmente con la selección. Tenía 21 años. Los dos años que estuve en Osasuna no fui el portero titular de inicio, aunque acabé jugando bastante, Roberto Santamaría tenía un nivel muy alto. Estar con España me mantenía en el foco. Ahí había ojeadores de todos los equipos. Estaba muy a la vista de esas oportunidades. Fue Cruyff quien vio una eliminatoria Países Bajos-España y vino a por mí. Me firmaron exclusivamente por mi posicionamiento.

P. ¿Por qué?

R. Hasta los 15 años jugaba de jugador de campo y de portero. Hacía cross, algo que no tenía sentido para ser portero. Era resistencia. En aquellos momentos mi posicionamiento era el de los porteros actuales, de actuar en relación al juego. Era un portero moderno. Sin ser yo consciente y sin que nadie me lo hubiese enseñado. Con el paso del tiempo lo entendí: me gustaba jugar en función del juego, no como un factor aislado. Llamaba mucho la atención porque el resto de los porteros estaban en el área esperando el remate final. Yo, en cambio, estaba atento si me echaban algún balón, si podía anticipar alguna acción, cortar una ocasión de gol a campo abierto...eso me ayudó mucho a integrarme en la evolución que tuvo el puesto de portero y llevarlo de forma natural. Hay otros porteros de mi epoca como Zubizarreta o Ablanedo que estaban en auge y eran TOP y, en cambio, les costó más adaptarse a esta nueva idea. No podías cogerla con la mano, si te la daban con el pie debías darle continuidad a la salida y la idea de algunos entrenadores era la de salir jugando como con Cruyff. Eso se extendió. Al portero ya no solo se le pedía parar, también ser parte de la construcción del juego. Esas condiciones que adquirí de chaval me ayudaron a desarrollar mi carrera.

P. ¿Se puede ir más allá en esa importancia del portero?

R. Mejorar lo que está haciendo Ederson con el Manchester City a nivel de inicio y continuación del juego no es fácil. Cada vez hay menos miedo a saltar a la presión del rival fruto de que los futbolistas tienen mejores condiciones físicas y de que más equipos quieren salir de forma combinativa desde atrás. Ahí se le ha dificultado la vida al portero al sacarla. Tiene menos espacio y tiempo para esas decisiones, lo que ha provocado que también aparezca un fútbol de más transiciones. Yo la saco jugando, tú vienes a por mí y, si yo te supero, ya puedes correr hacía atrás. Y yo ,con la pelota, me pongo a correr si elimino tú línea de presión y así línea a línea. Por eso vemos partidos espectaculares en la Bundesliga y en la Premier. En España algunos equipos también apuestan por ello. Luego ahí aparecen las decisiones de los entrenadores. SI lo pruebas cinco veces y te superan cuatro, a la próxima replieguas. Igual que el que la saca jugando. El entrenador debe tratar de que su equipo sea lo más eficiente posible en función de las características de tus jugadores.

placeholder El navarro durante su etapa como portero del FC Barcelona. (FC Barcelona)
El navarro durante su etapa como portero del FC Barcelona. (FC Barcelona)

P. ¿Cómo era Johan Cruyff?

R. Johan simplificaba todo. Nos hacía ser conscientes de lo que hacíamos y por qué lo hacíamos. Nos lo explica. Él le daba sentido a cada una de las cosas que hacíamos. Me explicaba cosas y le decía "¡Esto es muy simple!”, pero nadie me lo había explicado de esa manera entonces. Y yo tenía 21 años. Pero había otros jugadores de 30 años que nunca habían escuchado esos conceptos ofensivos. Él te ayudaba a pensar. A pensar en qué estabas haciendo. Saber qué era lo que estabas haciendo. Y que si esa cosa no funcionaba, hacer otra. Nos decía: "Tú eres un cartero y yo no quiero que seas un cartero porque, ¿qué va más rápido: la pelota o tú con la pelota?" Tú le decías "la pelota". Y él continuaba: "Entonces la das y vas al espacio".

R. ¿Qué despertó en vosotros como jugadores?

P. La curiosidad por entender lo que ocurría dentro del campo. En aquella época, los buenos equipos organizaban muy bien su idea defensiva e incidían en lo que hacían cuando no tenían la pelota. Pero no había técnicos en España que se centraran en lo que haría su equipo cuando tuviese la pelota. Sí hablaban de centros, remates, quién se situaba arriba, pero no había una idea colectiva de cómo atacar al rival y llevar el control del partido. Él encendió esa idea. No daba igual perfilarte de espaldas que en diagonal o que venir a cogérsela al compañero a los pies. O recibir a la espalda del adversario. Su manera de explicar el juego propició que quisiéramos saber más.

P. Con usted era muy cercano.

R. Sí. Lo que más nos marcó a todos es que, más allá de lo que te decía, lo hacía. Él jugaba en los rondos y en los juegos de posición. La calidad técnica del Cruyff entrenador superaba a la de algunos jugadores. Hay muchos entrenadores que son muy buenos y convincentes con el discurso, pero luego debes hacerlo. Él te lo decía, lo llevaba a la práctica y lo ejecutaba. Tenías que ser muy torpe para no aprender de él y para que no te convenciese. Eso es lo que a mí me llamaba la atención de Johan. Sentó las bases del juego del Barça.

P. Y sacudió los cimientos del club.

R. Cambió la mentalidad de la entidad. Primero la mentalidad de los jugadores y, a través de ello, la del club. Instauró el ser ambiciosos, creer más en nosotros y mirar a los ojos del Real Madrid. De jugarles de tú a tú. Él reforzó esa autoestima del jugador del Barça y generó que el culé se sintiese más capaz y seguro de lo que hacía su equipo sobre el campo. Más confiado. El aficionado azulgrana tenía fama de cenizo hasta que llegó Cruyff, pero él aterrizó en el Camp Nou y dijo: "Vamos a ir al Santiago Bernabéu. Vamos a jugarles de tú a tú, les vamos a quitar la pelota, les vamos a atacar y vamos a ganarles". Se habla mucho de la idea de juego que trajo consigo, pero esto fue igual de importante. Fue un cambio de paradigma.

placeholder Los 11 fichajes de Johan Cruyff cuando llegó al Barça.
Los 11 fichajes de Johan Cruyff cuando llegó al Barça.

P. Sembró la semilla de lo que luego vendría.

R. El club tomó la buena decisión de elegir entrenadores (Guardiola, Luis Enrique, Valverde…) que conocieran esa idea base de Cruyff. Luego todo fue mucho más fácil y parecido. El fútbol ha ido evolucionando y tu debes adaptarte, pero siempre con esa idea base. Y ese fue el gran acierto del Barça. El artífice de lo que se ha conseguido en los últimos 30 años fue él. Y también de que esos cambios de ciclo hayan sido más cortos que en otros equipos. Se van los jugadores y los entrenadores, pero la idea no cambia. Lo que se ha tratado con las sustituciones de entrenadores es que formen parte de esa idea y le vayan aportando diferentes cosas al modelo.

P. En el Sevilla va a sustituir a Rinat Dasaev en la temporada 1990/91. Más tarde, en el año 1992 aterriza Carlos Salvador Bilardo en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

R. Me siento un privilegiado por la gente que me ha acompañado en este viaje. Pocos han coincidido con las personas con las que yo he coincidido. He tenido la fortuna de aprender mucho. Y eso que no he sido un gran observador. Han sido muchas personas y muy diferentes entre ellas. Es lo que te hace tener una mochila de bagaje muy grande. De diferentes cuerdas, porque puedes saber de algo muy específico pero no dominas todas las ideas. Cruyff, Bilardo y Aragonés.

P. Cruyff y Bilardo. La noche y el día.

R. Algunos de ellos eran transgresores con su idea de actuar. Tú desde fuera puedes captar que dicen todos, pero la diferencia está en poder conocer el por qué lo han dicho hoy y no ayer. Conocer la progresión hasta que se hace la luz. Conocer los detalles y escuchar las charlas. Por ejemplo, Bilardo cuidaba todos los detalles (el campo, los recogepelotas...). Él me decía que el mejor sitio para ver el fútbol desde el propio campo es el del portero porque lo ves todo de cara. Son 180 grados lo que dominas y te ayuda a manejar el espacio, bascular, replegar o alejarse de la acción. Le gustaba controlar todo.

placeholder Bilardo y Maradona en su etapa como sevillistas. (EFE)
Bilardo y Maradona en su etapa como sevillistas. (EFE)

P. También coincidiste con Diego Armando Maradona esa misma temporada. ¿Cómo era?

R. Un fenómeno. Después de Navidades jugábamos contra el Real Madrid y se preparó para el reto. Se fue esa semana al CAR de Sierra Nevada a pasar las vacaciones con su familia y cuando nosotros le vimos a los siete días....¿Sabes cuánto había bajado de peso? ¡Ocho kilos! nos dijo que lo único que había comido era un tipo de carne cruda, repitiendo ese tipo de menú porque se había metido entre ceja y ceja ese partido frente al Real Madrid. En aquella época ya no tenía la fortaleza para poder estar haciendo una temporada completa aquellos sacrificios, pero sí en cortos plazos con objetivos cercanos. Ocho kilos en una semana. Una bestialidad. Eso le dio la posibilidad de hacer cosas extraordinarias no solo a través del pase, sino también de lo que él había sido: el regate. Aquellos partidos fueron una gozada. Vimos al Maradona del Mundial del 94’ y al que habíamos visto anteriormente.

P. Su compañero, Juan Martagón, decía que Maradona entrenaba con los cordones desatados y que él se los intentaba pisar para que no se fuera de él.

R. Tenía los tobillos muy tocados después de tantas entradas porque le pegaban con impunidad. Con mucha agresividad. Así que no quería que sufrieran demasiado al tenerlos tan atados. Si yo hubiese chutado la pelota sin tener las botas atadas, el balón se hubiese ido del Ramón Sánchez-Pizjuán al Camp Nou, pero él la ponía donde quería. Había compañeros que le trataban de pisar los cordones para frenarle, pero él se los cortaba para que no le cogieran. Era muy bilardista.

P. Y generoso con el dinero, según cuentan.

R. Totalmente. Era una persona muy generosa. Él daba y daba. Recuerdo un día que vio a Monchi con un Trolex -reloj imitación de los Rolex-. Se lo quedó mirando y le preguntó cómo usaba aquel reloj. Monchi le respondió que los Rolex eran muy caros. A los cuatro días le apareció con uno verdadero y se lo regaló. En otra ocasión, él preguntó si había alguna pista de pádel en Sevilla. Le dije que sí y fuimos tres compañeros y él a jugar. Un mes después, al regresar de un viaje a Argentina, nos trajo a cada uno una pala. La mejor que se comercializaba en ese momento. Además, le preguntábamos sobre todo y nos contestaba a todo con sinceridad. Siempre nos decía: "Chicos, yo os quiero. Me he equivocado mucho en mi vida y por eso os explico mis errores para que no los cometáis vosotros". Cuando eso te lo dice él...nos ganaba a todos. No es fácil ser Diego Armando Maradona ni tampoco Leo Messi. No es fácil ser TOP y mantener a todos contentos ni dar una imagen positiva. Pero ser el número uno...eso es muy complicado. Se le valorará a Leo con el paso del tiempo. La dificultad no es llegar, sino mantenerte arriba en tu carrera. Para eso hay que tener una mentalidad única.

placeholder Maradona, siempre acompañado de su dorsal '10'. (EFE)
Maradona, siempre acompañado de su dorsal '10'. (EFE)

P. ¿Cómo ve al Barça actual?

R. Está en uno de esos cambios de ciclo. Hemos pensado que ese cambio iba a ser tan existoso que se podían ganar dos títulos. Se ha ganado uno. Está muy bien, porque si uno mira la historia se da cuenta de que estos cambios de ciclo no vienen acompañados de títulos. El club está en un periódo de cambio dificultado por la delicada situación económica. Juntas cambio de ciclo, crisis deportiva y crisis económica. No va a ser sencillo ese tránsito ni corto. Si dentro de ese cambio de ciclo conseguimos que se gane mínimo un título...ojo. Nos parece poco ahora, pero si echas la vista atrás tienes el 2-8 de agosto ante el Bayern de Múnich en la Champions.

P. ¿El cambio de ciclo es de entrenador? ¿O de jugadores?

R. Es de jugadores. Con Cruyff llegamos 11 jugadores de su mano. En el 2003 también hubo cambio de jugadores y de técnico. Ahora tienes la dificultad añadida de que vienes de donde vienes. Se ha ganado mucho y el culé moderno solo conoce la época más gloriosa. En el fútbol, como en la vida, hay que saber aceptar las situaciones de frustración. No obstante, creo que hay que ser pacientes porque hay chicos jóvenes muy interesantes y otros que, con esta economía, acabarán en el primer equipo Los jóvenes de la cantera deberían estar con las garras preparadas. Si algo nos dice la historia es que, cuando los clubes están en problemas, tiran de lo que hay en casa.

P. ¿Ayuda como entrenador haber sido jugador antes? Arrigo Sacchi decía que no hacía falta haber sido caballo para ser jinete.

R. Yo digo que sí. Ha habido entrenadores fantásticos que no han sido jugadores de primer nivel, pero siendo jugador es más sencillo que te respeten. El haber vivido ese tipo de situaciones y tener ese carisma. A Cruyff, Zidane, Guardiola u Luis Enrique les ayuda a que la gestión de esos vestuarios sea más sencilla. Soy de los que pienso que a veces la gente cree que el vestuario es complicadísimo y que cada día hay una historia. En el Barça estuve con los mejores jugadores del mundo y para lo que ellos eran y han conseguido la gestión del vestuario fue...relativamente sencilla. La gran dificultad es que era un equipo que acabó creyendo que podía ganar todo. Y su propia ambición hacía que eso no fuera sencillo. Pero dame a mí problemas de ese tipo (ríe). Lo que quiero yo como entrenador es que me des un vestuario que a veces no esté ni siquiera contento de cómo ha ganado.

P. Incluso después de lo que pasó en Anoeta cuando Messi fue suplente, el Barça perdió y se desató un enfrentamiento entre Luis Enrique y el astro rosarino.

R. Sí. Esos momentos especiales de crisis vienen provocados por la ambición de Leo Messi y por la frustración de un mal resultado (el Barça cayó 0-1). No porque no apareciese a entrenar o porque se fuese de fiesta. Los momentos complicados han venido siempre relacionados con la ambición del propio vestuario. Tú juegas con una presión y tensión enorme cada semana.Y te digo; en ese vestuario se querían ganar hasta en los entrenamientos. Para poder mantener esa ambición no basta con que tú la tengas interiorizada y la lleves a cabo los domingos, no. Eso es una forma de ser. Lunes. Martes. Miércoles.

placeholder Messi se abraza a Luis Enrique ante la atenta mirada de Robert Moreno. (Reuters)
Messi se abraza a Luis Enrique ante la atenta mirada de Robert Moreno. (Reuters)

P. ¿Algún ejemplo?

R. Tú arbitrabas un ejercicio de entrenamiento el martes, te equivocabas en una decisión y la gente se cabreaba. Mucho. No hablo de manera individual. Era algo generalizado. Claro que Leo ha condicionado y no ha sido fácil, pero el nivel que él exige alrededor es muy alto. Él solo ya sabe que no puede ganar a nadie. Requería de unos compañeros. De una idea. De algo que le ayudase en ese proceso para poder ser más efectivo y ganar más. Esa ha sido la gran presión del vestuario del Barça. Lo que no se puede pensar es que tienes a los mejores jugadores del mundo, atletas superambiciosos y todo les va a parecer bien y va a ser jauja. No.

P. Zubizarreta reveló en una charla que publicó 'El País' las siguientes palabras de Messi al 'Tata' Martino: "Ya sé que si usted llama al presidente me echa, pero coño, no hace falta que me lo demuestre todos los días”.

R. Él no ha puesto ni quitado a ningún entrenador. Obviamente que condiciona. Al entrenador y al juego. ¿Cómo no te va a condicionar el mejor jugador del mundo? Tú como entrenador, si eres un poco inteligente, quieres que él sea lo más eficiente posible. ¿Y cómo lo vas a lograr? con los compañeros que tú le traigas. Y esa ha sido la clave de por qué se ha podido seguir ganando con el paso del tiempo. Y dirán: "¿Y las Champions qué?". Pero claro, mira LaLiga. Es lo que te marca el nivel regular. El formato es más complicado: lesiones, azar...

P. Había muchos animales competitivos en ese grupo.

R. Se juntaron y se retroalimentaban. O te enganchas al carro o tienes que salir del club. De la misma forma que cuando alguien no tiene ambición o genera mal rollo, se engancha todo Dios. En el Barça no me encontré eso, pero sí fuera. Con Rijkaard la situación anterior no era muy boyante. Y, sin embargo, la ambición y alegría de Ronaldinho lo cambió todo. Luego llegó Pep tras dos años sin ganar con Rijkaard y la rueda positiva volvió a girar. Hace cambios, toca la columna vertebral del equipo. Con chicos jóvenes y con otros veteranos de la casa. Tras él viene Luis Enrique. Él gestiona y retroalimenta esa maquinaria y hace que gire la rueda de nuevo hacia el lado positivo y eficiente.

placeholder Neymar, Luis Suárez y Leo Messi en una sesión de entrenamiento con Unzué y Luis Enrique de fondo. (EFE)
Neymar, Luis Suárez y Leo Messi en una sesión de entrenamiento con Unzué y Luis Enrique de fondo. (EFE)

P. ¿Usted hacía de 'poli bueno' y Luis Enrique de 'poli malo'?

R. Los que están alrededor del míster deben tener la capacidad de observar, ver qué requiere el día a día y leer cómo nos vamos a compenetrar. Qué necesitaré hacer en esta situación concreta para complementar sus acciones. Hay que tener buen rollo en el cuerpo técnico y confiar. Eso existe y sigue existiendo porque hay una relación personal muy cercana. A Luis Enrique se le conoce por lo que transmite en las ruedas de prensa, pero personalmente es de otra manera.

P. Desde fuera parece una persona que siempre está enfadada.

R. Es normal que tengan esa idea. Evidentemente, yo he pasado mucho tiempo con él y en el día a día es mucho más cercano. Es un tipo de confianza. Me iría a cualquier sitio con él. Cuando estás en un equipo grande y eres un personaje público, lo que puedas decir en un momento dado puede tener mucha trascendencia. Así que, cuando eres futbolista o entrenador, no puedes decir lo que sientes. Estamos condicionados por el equipo y por el club, aunque a ti te apetezca decir otra cosa. No puedes salirte de una determinada línea porque conlleva problemas para los que están a tu alrededor. Te digo esto ahora porque yo no tengo miedo a nada después de mi diagnóstico. Cuando te abres y te sinceras delante de la gente, en general, te das cuenta de que llegas con más profundidad y eficacia.

P. La ausencia de Sergio Ramos en la próxima Eurocopa ha levantado mucha polvareda. ¿La entiende?

R. Ramos es un futbolista que, por lo que ha conseguido y por su propia ambición, siempre cree que está disponible y bien para jugar. Los que hemos sido futbolistas lo podemos constatar porque nos pasaba lo mismo muchas veces. Estoy seguro de que Ramos, en el momento en que estuviese más o menos recuperado, iba a estar convencido de que él tenía que jugar.

P. De alguna manera, ¿se ha quitado un problema de encima?

R. Luis Enrique ha priorizado el rendimiento que han tenido los jugadores en los últimos meses. Quiere que las posibilidades de vencer sean las máximas posibles y ha pesado mucho lo visto últimamente. Ramos ha jugado muy poco y ha entrenado poco. Los milagros en tres semanas no existen. El tiempo pasa muy rápido y los estados de forma no aparecen y desaparecen en días. Él ha tomado esa decisión porque así lo ha elegido y ha priorizado ganar.

placeholder Luis Enrique charla con Sergio Ramos en un partido de la selección española. (EFE)
Luis Enrique charla con Sergio Ramos en un partido de la selección española. (EFE)

P. ¿No es contradictorio que Luis Enrique lo convocase para jugar 50 minutos ante Grecia, Georgia y Kosovo con el objetivo de sumar internacionalidades y ahora se quede fuera?

R. Igual viene como consecuencia de esas convocatorias anteriores que Luis ha hecho para conocer a jugadores y ver cómo rinden. Por mucho que Sergio Ramos quiera estar al máximo, iba a ser complicado. Quizás viene de esa experiencia vivida ante Grecia y Kosovo. A mí no me parece contradictorio porque Luis ha demostrado tener mucha confianza en Ramos. Sé muy bien que Sergio es el típico jugador de entrenar al 100% cada día. Una persona muy ambiciosa que los entrenadores quieren tener sí o sí en su equipo. Que la gente no dude de que a Luis le hubiese encantado tenerlo en buenas condiciones y apto para el desafío. Pero no ha sido así.

P. España tenía en su poder convocar a 26 jugadores y contar con Ramos. Aunque no jugase...¿no podría haber sumado cosas al grupo como capitán?

R. Cuando los jugadores se encuentran en un torneo de este tipo, todos quieren jugar. Ramos da lo que da (que es muchísimo) y aporta lo que aporta desde el ejemplo de estar al 100%. Si no está al 100% ni juega habitualmente, eso siempre se va a complicar más. Lo que demuestra con esa convocatoria de 24 es que va a tener suficiente con ellos y, de esa forma, genera un ambiente de grupo positivo en el que todos en todo momento se van a sentir involucrados. Si te llevas a 26 futbolistas, vas a tener que dejar a tres siempre fuera de las convocatorias. Los que hemos sido entrenadores sabemos lo que genera eso. Luis Enrique siente que esta decisión es la mejor para el grupo y que la gestión va a ser más efectiva. Esa es la prioridad. Ganar.

Hace un año desde que a Juan Carlos Unzué (Pamplona, 1967) le cambió la vida por completo. Al histórico portero de Osasuna, Barça y Sevilla, entre otros, y al testigo privilegiado de la época dorada del club azulgrana de la mano de Frank Rijkaard, Pep Guardiola y Luis Enrique le diagnosticaron ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). A partir de entonces hay dos palabras que el exguardameta repite como un mantra 'aceptar' y 'ayudar'. Aceptar la situación en la que se encuentra y ayudar a quienes no disfrutan de la misma posición de comodidad económica. Escuchar hablar a Unzué es atender a un canto a la vida. Por difícil que pueda parecer.

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