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¿Por qué los clubes grandes siguen contratando a José Mourinho?
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El luso vuelve a la Serie A

¿Por qué los clubes grandes siguen contratando a José Mourinho?

José Mourinho es el nuevo entrenador de la AS Roma. El técnico portugués, que no ha ganado un trofeo desde 2017, tiene una nueva oportunidad de alto nivel

Foto: José Mourinho durante un partido de la Premier League. (Reuters)
José Mourinho durante un partido de la Premier League. (Reuters)

José Mourinho se convirtió durante la tarde del martes en el nuevo entrenador de la AS Roma. El técnico portugués, que no ha ganado un trofeo oficial desde 2017, cuando se embolsó la Europa League con el Manchester United en su primera temporada junto a la Community Shield y la Copa de la Liga, llega a uno de los entornos más exigentes y díscolos del fútbol. Desde entonces, las diversas aventuras del ‘Special One’ han sido... un despropósito. En su segunda campaña al frente de la entidad 'red devil', el cuadro inglés finalizó la temporada segundo, pero a 19 puntos del campeón de la Premier League, el Manchester City de Pep Guardiola, y fue eliminado en octavos de final por el Sevilla. En el último curso al mando de Old Trafford, la directiva le cesó en diciembre tras ir sexto en Premier (a 20 puntos del líder) y ser apeado de la Copa de la Liga por el Derby County de segunda división.

placeholder ¿Sigue siendo 'The Special One? (EFE)
¿Sigue siendo 'The Special One? (EFE)

La siguiente oportunidad le llegó de la mano del flamante finalista de la Champions League, el Tottenham Hotspur en noviembre de 2019. Una campaña después de que Mauricio Pochettino consiguiese alcanzar (y caer ante el Liverpool) la cita del Wanda Metropolitano en junio de 2019, el conjunto londinense requería de un reinicio emocional que viniese acompañado de un título, algo que no se daba en la entidad desde que en la 2007-08 con la Copa de la Liga. Su presidente, Daniel Levy, catalogaba al luso de "uno de los dos mejores entrenadores del mundo" en el documental 'All or Nothing'. De este modo, ambos proyectos reunían necesidades similares. La ansiedad por lograr títulos, la obligación social y deportiva de progresar en el escalafón europeo. Anhelaban a un ganador nato. Sin embargo, Mourinho no le pudo dar al club lo que pedía a gritos.

El Tottenham no fue capaz de clasificarse para la Champions League en la 2019/20 y finalizó sexto, a 40 puntos del campeón (el Liverpool de Klopp). Mientras que en la Champions, el RB Leipzig tumbó a los chicos del portugués por un 4-0 global en octavos de final. Esta temporada, la directiva londinense despidió al preparador de Setúbal tras caer en cuartos de final ante el Dinamo de Zagreb en la Europa League y pasar de liderar la Premier al inicio del curso a caer a la séptima plaza. Por primera vez en 20 años, José Mourinho se fue de un club sin ganar ni un solo trofeo dejando a su paso una fractura con los jugadores. Y, según contaron en 'The Athletic', entre acusaciones de los mismos de practicar un fútbol más centrado en defender al rival que en atacarlo a través de un método 'obsoleto'.

¿Su método se ha quedado anclado?

El Real Madrid de José Mourinho era un equipo inconfundible. También el Chelsea o el Inter de Milán, por no hablar del Porto que dejó a toda Europa con la boca abierta. Eran proyectos donde la mayoría de futbolistas que integraban la plantilla matarían por un técnico capaz de identificarse con la afición, saber llegar al jugador, mimetizarse con el entorno cultural y social del club y ser el máximo exponente de la ambición de sus presidentes. Una gestión ejemplar. O dicho de otro modo, Mourinho siempre sabía conectar mentalmente con el futbolista. Antes de la táctica, antes incluso de los resultados. No hay nada tan vital para la consecución del éxito que seducir al deportista. Mourinho, de carisma expansivo y currículum impactante, era un personaje magnético que entendía esto como nadie.

Foto: Mourinho y Karanka durante un partido entre el Manchester United y el Middlesbrough. (Efe)

En sus últimos clubes, sin embargo, Mourinho no ha demostrado esa aura de 'The Special One' que le caracterizaba. El mensaje no ha calado. No ha podido establecer una conexión emocional duradera con los jugadores que impulsase su rendimiento y sirviese de trampolín frente a las dificultades. Más bien, las plantillas han acabado exhaustas mentalmente tras su paso. Iniciando batallas personales como la vivida con Paul Pogba o con Dele Alli. Más deseosas de poner fin a su relación que de alargarla. Más distanciadas y sublevadas que unidas con su maestro, en definitiva.

Ahora, pasemos a la pizarra.

Uno de los mayores problemas que ha tenido el técnico de Setúbal en sus últimas aventuras ha sido la incapacidad de hacer evolucionar su modelo de juego. Es decir, de conseguir que sus equipos se parecieran a aquellos que tantos éxitos le reportaron entre 2002 y 2013. Eran conjuntos versátiles mucho más ofensivos de lo que sus críticos acérrimos destacaban y que tenían la habilidad de adaptarse al rival hasta frustrar por completo sus intenciones. Mou era quien escribía el guion del encuentro, lo modificaba según le conviniese y dominaba los cruces de Champions aunque luego, por H o por B, los detalles hicieran que cayese eliminado. En el último lustro, no obstante, sus equipos han ido a remolque de los rivales.

placeholder José Mourinho tras ser despedido del Tottenham. (Reuters)
José Mourinho tras ser despedido del Tottenham. (Reuters)

Le ha faltado cintura táctica, definir la identidad de sus proyectos y marcar a fuego los rasgos futbolísticos. De la flexibilidad táctica se ha involucionado a la inconcreción. Mourinho no ha podido construir planes que mantuvieran el vértigo a lo largo de toda la campaña y, cuando la musa de la inspiración desapareció o las lesiones graves (como la de Harry Kane) atentaron contra el futuro de la temporada, el equipo se cayó. Otro aspecto clave es que no han sido sólidos defensivamente. No han podido dominar las áereas y sus futbolistas (especialmente en el caso de los 'Spurs') han evidenciado una falta de confianza alarmante para llevar a cabo el plan de su entrenador. Eso no ha impedido que él optara por planes puramente conservadores y el resultado ha sido... nefasto.

¿Su método ha quedado en desuso? ¿O simplemente las mismas expectativas ganadoras y prometedoras de títulos han superado lo que puede ofrecer un técnico de 58 años que ya ha dado lo mejor tras revolucionar el continente? "Yo soy entrenador, no soy Harry Potter'' decía un cariacontecido José Mourinho tras su primer partido (0-0) al mando del Real Madrid para advertir a sus aficionados de que los milagros mágicos no existen. Quizás no exista una causa concreta para explicar su declive, sino un cúmulo de circunstancias deportivas, generacionales y mentales que han provocado que Mourinho perdiese sus superpoderes.

José Mourinho se convirtió durante la tarde del martes en el nuevo entrenador de la AS Roma. El técnico portugués, que no ha ganado un trofeo oficial desde 2017, cuando se embolsó la Europa League con el Manchester United en su primera temporada junto a la Community Shield y la Copa de la Liga, llega a uno de los entornos más exigentes y díscolos del fútbol. Desde entonces, las diversas aventuras del ‘Special One’ han sido... un despropósito. En su segunda campaña al frente de la entidad 'red devil', el cuadro inglés finalizó la temporada segundo, pero a 19 puntos del campeón de la Premier League, el Manchester City de Pep Guardiola, y fue eliminado en octavos de final por el Sevilla. En el último curso al mando de Old Trafford, la directiva le cesó en diciembre tras ir sexto en Premier (a 20 puntos del líder) y ser apeado de la Copa de la Liga por el Derby County de segunda división.

José Mourinho