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El vómito que le produce a Luis Enrique el favoritismo del PSG y la posición de Mbappé
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dice que hablar de fracaso es algo español

El vómito que le produce a Luis Enrique el favoritismo del PSG y la posición de Mbappé

Luis Enrique tiene que asumir la responsabilidad de que no puede fallar ni defraudar contra el Borussia Dortmund y estar acertado con el plan para hacer más peligroso a Mbappé

Foto: Luis Enrique durante el partido contra el Borussia Dortmund. (Matthieu Mirville / DPPIAFP7)
Luis Enrique durante el partido contra el Borussia Dortmund. (Matthieu Mirville / DPPIAFP7)

Luis Enrique tiene retortijones, dolor de estómago o una sensación de malestar agudo con el papel de favorito que se le da al Paris Saint-Germain contra el Borussia Dortmund. Es inexplicable. La segunda vez que le pasa. Primero fue en Alemania, antes del partido de ida, y ahora le vuelve a producir náuseas que se diga que sería un fracaso no llegar a la final. Su reacción de repulsa es calificar la pregunta de muy española y con carga negativa.

En Francia dan por hecho que el PSG jugará la final. Se confía en que Luis Enrique no defraude, cumpla con las expectativas y se convierta en el entrenador que conquista la primera Champions con el Paris Saint-Germain. En España no importa tanto. Está en su papel de desdramatizar si no llega a la final. Al día siguiente saldrá el sol, se levantará y volverá a intentarlo. De eso no hay duda. Pero será un duro golpe, un batacazo o un fracaso caer en las semifinales de la Champions.

Lo sabe Luis Enrique, aunque no lo pueda reconocer. Esta competición es una obsesión para Qatar. Una ilusión para los aficionados y una enorme responsabilidad por estar a un paso después de ir por el lado menos duro del cuadro de la Champions. Eliminar a la Real Sociedad y el Barcelona no es una hazaña. La eliminatoria contra el Borussia Dortmund debería ser remontable.

Luis Enrique empezó la semifinal de la Champions riéndose de una pregunta de un periodista sobre el favoritismo del París Saint-Germain en el doble enfrentamiento contra el Borussia Dortmund. Su reacción fue soltar una carcajada para poner en ridículo a los que dicen que el PSG es superior al equipo alemán. Antes de la derrota (1-0) en el Signal Iduna Park y después, con la vuelta en el Parque de los Príncipes, la lógica del fútbol, esa que se hace desde el análisis del potencial de los equipos y los momentos de forma, sigue diciendo que el PSG tiene un buen escenario para llegar a la final de Wembley.

Tiene que remontar un gol, en su casa, con el apoyo de los aficionados y la amenaza que representa Mbappé. La estrella del equipo hizo un partido discreto en Dortmund, le dio para enviar un balón al poste y de él se espera que reaccione. Se juega mucho Mbappé en su último partido de Champions en el Parque de los Príncipes. Estará motivado para dar su mejor versión y cumplir con el gran reto de intentar ser campeón de Europa con el equipo de su ciudad. Haría historia. Se convertirá en leyenda.

Acertar con Mbappé

Entre las responsabilidades de Luis Enrique también está encontrar y acertar con la mejor posición en el campo para Mbappé. No funcionó que jugará de delantero centro en Dortmund, donde le costó encontrar espacios y generar peligro. Que le hablen de cómo puede sacar el mejor rendimiento del futbolista francés, al que ha dejado en el banquillo en los partidos del campeonato francés, y le saca de la banda izquierda para ser delantero contra un rival cerrado, también le da vómitos a Luis Enrique.

El favorito sigue siendo el PSG, pese a que Luis Enrique le den arcadas escuchar este tipo de comentarios y diga, tras caer en el primer partido, que ya no tienen nada que perder. No se debería tomar como una afirmación malintencionada que se considere al PSG superior al Dortmund a dos partidos y con la vuelta en su estadio. Es una realidad, aunque en el deporte no siempre gane el mejor ni el que más méritos hace. Que se lo digan al Manchester City de Guardiola, que se fue a la lona por la resistencia a los golpes que ofreció el Real Madrid. El Dortmund no es el Madrid.

Foto: Andriy Lunin en el partido contra el Manchester City. (AFP7)

A Luis Enrique, que se caracteriza por tener un discurso futbolístico valiente y repite que sus equipos no especulan, no le tiene que pesar la presión del favoritismo. Él mismo da por hecho que sus equipos no mueren de miedo, con lo que no le debería molestar ni menospreciar a los que señalan que el PSG tiene más opciones de pasar a la final que el Borussia Dortmund.

Si le molesta es porque convive con esa posibilidad de una derrota dolorosa que rebajaría la euforia que hay en Qatar y París con un modelo de trabajo exigente y basado en la disciplina. Luis Enrique representa la ilusión y la esperanza para volver a jugar una final. Eliminar al Barcelona, después de perder la ida y de la manera que lo hizo en Montjuic disparó el sueño de la Champions. Enfrentarse al Dortmund se consideró un obstáculo salvable.

A Luis Enrique le ha fichado el PSG por su trayectoria, por ganar una Champions con el Barcelona, su liderazgo y optimismo. Es por lo que no puede decepcionar en la semifinal contra el Dortmund. Una eliminación supondría un duro revés. Tras ganar al Barcelona se dio por hecho de que estaba más cerca de la final que el Dortmund, Real Madrid y Bayern de Múnich.

Foto: Ancelotti, con Vinícius y Bellingham en el césped del Bernabéu. (AFP7)

Está ante una gran oportunidad. Tiene la eliminatoria con un gol por debajo, pero aun así se le va a seguir dando como favorito. Y si no consigue el pase, ya podrá poner cualquier excusa y decir que el proyecto sigue y está en crecimiento, que será un fracaso.

Es un todo o nada en la Champions y no puede fallar contra el quinto de la Bundesliga. Le toca demostrar que su equipo es valiente, fiable y estar en la final. Si no es así, su crédito y prestigio sufrirán otro golpe como sucedió con España en el Mundial de Qatar contra Marruecos.

Luis Enrique tiene retortijones, dolor de estómago o una sensación de malestar agudo con el papel de favorito que se le da al Paris Saint-Germain contra el Borussia Dortmund. Es inexplicable. La segunda vez que le pasa. Primero fue en Alemania, antes del partido de ida, y ahora le vuelve a producir náuseas que se diga que sería un fracaso no llegar a la final. Su reacción de repulsa es calificar la pregunta de muy española y con carga negativa.

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