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La rajada (con bronca) de Luis Enrique a los futbolistas del PSG por jugar al patadón
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enfadado por el mal juego

La rajada (con bronca) de Luis Enrique a los futbolistas del PSG por jugar al patadón

Luis Enrique no celebró el triunfo contra la Real Sociedad y reconoció que lo pasó mal viendo cómo sus jugadores estaban siendo dominados. Hubo bronca en el vestuario

Foto: Luis Enrique, con gesto preocupado, en el partido contra la Real Sociedad. (REUTERS Sarah Meyssonnier)
Luis Enrique, con gesto preocupado, en el partido contra la Real Sociedad. (REUTERS Sarah Meyssonnier)

A Luis Enrique no le gusta ganar de cualquier manera y la prueba es que no celebró la victoria contra la Real Sociedad. Quiere que sus equipos tengan identidad, un estilo reconocible y lo que se vio en la primera parte fue un Paris Saint-Germain vulgar. En la segunda mejoró tras el gol de Mbappé. Un regalo del equipo donostiarra que viene provocado por la mala fortuna de tener a Traoré fuera del campo y el despiste en la marca de Kubo. Se impuso la pegada del equipo francés, pero no el juego.

Esto es lo que le duele a Luis Enrique, al que no le importó ser muy crítico con la mala imagen que dio el equipo en la primera parte y tuvo elogios a la propuesta, más valiente, de la Real Sociedad. Fue claro y contundente para decir que la primera parte resultó una "pesadilla". Si dijo esto tras ganar el partido, qué diría a los jugadores en el vestuario al descanso del partido.

Marquinhos, el capitán del PSG, reconoció que Luis Enrique les tiró de las orejas y que estaba muy enfadado. Hubo bronca del técnico asturiano en el intermedio. La Real Sociedad anuló al PSG, con una presión intensa en campo del equipo francés, fuerte en los duelos para robar la pelota y un bloque adelantado que desactivó a Mbappé, Barcola y Dembélé. La Real se pudo ir con un gol de ventaja en el disparo al larguero de Mikel Merino.

El enfado de Luis Enrique era patente con sus declaraciones al final del partido. Si Imanol Alguacil rajó de Traoré, Luis Enrique lo hizo de sus futbolistas. Dijo que la Real les pudo hacer un destrozo en el primer tiempo. Es un Luis Enrique cabreado por ver a su equipo atascado, sin llevar la iniciativa del juego y con dificultades para salir de la presión y tener el control del partido.

placeholder Mbappé felicita a Zubeldia tras el partido en el Parque de los Príncipes. (REUTERS Sarah Meyssonnier)
Mbappé felicita a Zubeldia tras el partido en el Parque de los Príncipes. (REUTERS Sarah Meyssonnier)

El gesto de Mbappé, muy serio y frustrado, que captó la cámara cuando el árbitro pita el final de la primera parte, lo dice todo. La estrella del equipo también sintió la angustia de verse dominado por la Real Sociedad. Pero el que rajó, abroncó al equipo en el vestuario, es Luis Enrique. El entrenador es el líder del equipo y el que no permite que su planteamiento fracase y ponga en riesgo el partido.

El PSG de Mbappé

Barcola reconoció, en Radio Montecarlo, que Luis Enrique les despertó en el descanso. La bronca tuvo que ser monumental para que después de ganar el partido se hable más del rapapolvo que de la victoria.

Foto: Tchouaméni antes de empezar el partido contra el Leipzig. (REUTERS Lisi Niesner)

Lo que busca construir Luis Enrique es un equipo que tenga un estilo de juego reconocible, dueño de la pelota y que juegue el máximo tiempo posible en campo contrario. No quiere un equipo que juegue al patadón, como se vio en la primera parte, y se la juegue a lo que sea capaz de resolver Mbappé. Luis Enrique no quiere depender de Mbappé. Y lo que se vio, de nuevo, en un partido de Champions, que es el PSG de Mbappé y no de Luis Enrique.

El entrenador lleva ya ocho meses en el Paris Saint-Germain. Un tiempo suficiente como para que se vea su trabajo y el estilo que propone. Le está costando y eso provoca los cabreos de un técnico que detesta el descontrol en el juego y los patadones.

A Luis Enrique no le gusta ganar de cualquier manera y la prueba es que no celebró la victoria contra la Real Sociedad. Quiere que sus equipos tengan identidad, un estilo reconocible y lo que se vio en la primera parte fue un Paris Saint-Germain vulgar. En la segunda mejoró tras el gol de Mbappé. Un regalo del equipo donostiarra que viene provocado por la mala fortuna de tener a Traoré fuera del campo y el despiste en la marca de Kubo. Se impuso la pegada del equipo francés, pero no el juego.

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