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Los errores de ambos bandos y mentiras (rusas) que están marcando la contraofensiva
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Gana el que menos fallos comete

Los errores de ambos bandos y mentiras (rusas) que están marcando la contraofensiva

Las prisas de lanzar una contraofensiva están llevando a las tropas ucranianas a cometer errores inexplicables. También a Rusia, aunque esta última se mueve mejor que nadie en el terreno de la desinformación

Foto: Territorio ucraniano inundado tras el derribo de la presa de Nueva Kajovka. (Reuters)
Territorio ucraniano inundado tras el derribo de la presa de Nueva Kajovka. (Reuters)

No sabemos a ciencia cierta si la tan esperada contraofensiva ucraniana está teniendo lugar o lo que ahora estamos presenciando son tan solo acciones de tanteo. Puede que lo grande esté aún por llegar. Que Ucrania estaba obligada a mover ficha era algo anunciado. Otra cosa distinta era saber el momento y el lugar. Lo único de lo que podemos estar seguros es de lo que está sucediendo en los últimos días, una avalancha de errores, mentiras y cientos de imágenes y vídeos por ambos bandos que definen muy bien la fase de tensión precontraofensiva que estamos viviendo.

Empecemos por los errores. En la guerra siempre se cometen errores, hasta el punto que se suele decir que la gana el que menos comete. En este conflicto, ambos bandos se han caracterizado por cometer muchos, y, en los últimos meses, e incluso en los últimos días, algunos se han visto.

Foto: Un cartel de restricciones a los drones en la plaza Roja de Moscú. (EFE/EPA/Maxim Shipenkov)

Las tropas de Kiev tienen un grave problema que les puede pasar factura. Las prisas. No hacer nada no es una opción para ellos, lo que los obliga a moverse, a atacar, aunque sean acciones de tanteo. Pasado Bajmut, las tropas invasoras podían estar más cómodas y esperar tras sus posiciones fortificadas a que el enemigo se equivoque, algo que está pasando.

Las tropas defensoras se han caracterizado por tener un buen control de la situación, gracias a sus magníficas fuentes de información y a sus redes de mando y control. Eso les ha permitido al principio evadir las acciones ofensivas enemigas y golpear donde más daño hacían. Pero ahora también parece que se están produciendo equivocaciones. El motivo muy bien puede venir por un escaso adiestramiento de las tropas. La moral es importantísima, a menudo decisiva, pero, si no viene acompañada de una instrucción profesional, los resultados o no serán los esperados o se cobrarán un precio excesivo.

El problema de las prisas

El adiestramiento de los nuevos soldados de Kiev está siendo demasiado justo. Es normal porque la necesidad obliga a períodos muy cortos, donde se enseña lo básico antes de ir al frente. Las tripulaciones de carros de combate adiestradas en los países occidentales, España entre ellas, es demasiado escasa y esta inexperiencia se paga en vidas y material desperdiciado. Veremos carros y material occidental destruido, sin ningún género de dudas y tan solo significará que han entrado en combate.

De estos errores por escasa formación podemos poner un ejemplo muy claro. Ocurrió en un ataque sobre la población de Novodarivka (área de Zaporiyia) el día 4 de junio. Parte de un batallón mecanizado se metió en un campo de minas ruso, pero lo peor es que, casi con seguridad, era un campo conocido. Todos los que defienden un frente bien definido están, o deben estarlo, marcados. La agrupación realiza el movimiento sobre terreno descubierto, sin cobertura aérea ni de artillería y el resultado, como es de prever, no es otro que dejar la gran mayoría de sus blindados destruidos por el terreno.

Por qué se desperdicia una fuerza así solo es achacable a un error en el mando, en la interpretación de órdenes o en la posición sobre el terreno, a cuál peor. Pero incluso si se trataba de una acción para tantear la fortaleza de las defensas enemigas, hay otras formas de hacerlo y estas tropas lo han demostrado antes. Más recientemente, en otro de estos movimientos en el área de Zaporiyia, una columna blindada ucraniana fue detectada con medios ISR y, de inmediato, atacada con artillería. El resultado fue al menos un Leopard 2 destruido junto a varios blindados. Moverse por el campo con insuficiente apoyo o preparación artillera trae estas cosas, aunque a veces hay que asumir riesgos.

Foto: Mina contracarro rusa TM-46. (USMC)

Por parte rusa, cada día se ve más claro que empeñarse en Bajmut solo ha significado unas pérdidas absurdas. Ahora incluso los ucranianos están recuperando terreno. Pero, más allá de esa batalla, seguimos viendo errores de su lado. Uno de los más comentados en estos días ha sido la supuesta destrucción de un grupo de carros Leopard 2. Es verdad que por parte del Kremlin hay una enfermiza obsesión con hacer ver que estos blindados no son invulnerables, como si no se supiera que no lo son y que vemos y veremos cientos de fotos de ellos ardiendo, aunque algunas de ellas sean burdos montajes.

El combate en cuestión fue llevado a cabo por helicópteros de ataque, casi seguro Ka-52. En el vídeo, difundido por canales oficiales rusos, se ve la imagen térmica de lo que parecen unos grandes vehículos, que son atacados, destruidos e identificados como Leopard 2. Se ven los supuestos objetivos, cómo son designados y cómo se les lanzan misiles, que aciertan de lleno. Luego se ha podido verificar (se comprueba rápido) que los supuestos blindados occidentales no eran Leopard, sino cosechadoras y tractores, vehículos agrícolas en el campo.

En el fragor del combate hay errores de apreciación. La tensión del momento, el riesgo a ser atacados y la baja calidad de las ópticas, que dan baja resolución a distancia, hacen que se produzcan fallos de identificación y lo que en un momento parece un claro objetivo, después, con la calma, se ve que no lo era tanto. Sobre esto se han visto todo tipo de comentarios. Quizás el más curioso es el de aquel que decía, en modo sarcasmo, que era una venganza hacia los famosos batallones de tractores, aquellos que tantos vehículos enemigos capturaron en los primeros meses.

Mentiras y medias verdades

Que la información es un arma de guerra ha quedado patente desde el principio y quizás esta guerra tan mediática nos ha demostrado la importancia de controlar el flujo de información. El caso de la presa de Nova Jakovka es un claro ejemplo de ello. Ambas partes se acusan mutuamente de su destrucción y la cuestión es que todo apunta a los rusos, aunque ya no se sabe a quién creer.

Si intentamos pensar con frialdad, hay argumentos que pueden sostener ambas teorías. Una de las preguntas clave es: ¿a quién beneficia esto? El interés de Ucrania estaría justificado en hacer aparecer a Putin como un criminal de guerra y forzar a los países que apoyan su causa a entregar aún más ayuda, militar, económica e incluso moral. Aparecer como la víctima suele ser beneficioso. Pero el riesgo es demasiado grande. Si hubiera sido obra suya y se descubre… el resultado podría ser dramático.

Para Rusia, volar la presa supone inundar grandes extensiones de terreno pero, por un lado, la barrera natural del Dniéper ya suponía antes de la inundación un obstáculo muy importante, demasiado como para que Ucrania lanzase por ahí una ofensiva. Otra cosa son acciones de hostigamiento o incursiones a escala reducida, cuyo efecto sería fijar tropas a lo largo de la margen izquierda del río. También se especula que la voladura perjudica el abastecimiento de agua a Crimea a través del canal que existe al efecto, pero, según algunas informaciones, no se vería comprometida de forma grave.

Foto: La complejidad para trasladar material pesado, como estos carros T-80 rusos, es enorme. (EPA)

Por otro lado, con la inundación, las primeras líneas de defensa rusas han quedado inutilizadas, lo que nos podría llevar a pensar que no les hubiera interesado. Sin embargo, en términos militares el cambio compensa. Primero porque las defensas están en profundidad – la primera línea es una más – y lo segundo es que se aseguran una zona impracticable para cualquier movimiento enemigo, lo que les permitiría reducir las fuerzas defensivas y llevar refuerzos a otro punto. El resumen es que la inundación no les perjudica tanto.

Luego están los vídeos difundidos por fuentes militares del Kremlin y amplificados por canales afines. Hay uno muy interesante en el que se ve, desde el lado norte (aguas arriba) un supuesto ataque a la presa. Está grabado con cámara térmica y datado en la madrugada del 6 de junio. Se ve una explosión en la zona próxima al edificio de la central, es decir, cerca del lado ocupado por el invasor.

Hay cosas que, sin embargo, no cuadran. La primera es que, según los medios prorrusos, el ataque ucraniano se habría efectuado con cohetes GMLRS —los del Himars— por la precisión alcanzada. Pero en el vídeo se ven daños en la carretera que va paralela (y a un nivel más bajo) a la presa, sin que en esta se aprecien daños. Lo más raro es la explosión, que no es ni de un cohete de Himars —por el volumen de la explosión— ni de una JDAM, ni tan siquiera de un proyectil guiado de 155 mm. Se ve perfectamente, al analizar fotograma a fotograma, que se trata de un disparo de trayectoria tensa, que entra por la izquierda, es decir, del lado bajo supuesto control ucraniano.

Foto: El lanzador Himars. (US Army)

Un disparo de este tipo tiene que ser de un carro de combate, hecho que se confirma por el tamaño reducido de la explosión y los múltiples fragmentos que se despiden, propios de una munición rompedora o multipropósito. La cuestión es que, con disparos de carro de combate no es posible dañar una presa, pero sí el puente de carretera, cuyo tramo cerca del lado ruso ya estaba destruido con antelación. Estos datos nos hacen pensar que el vídeo puede ser un montaje, en el sentido de que podría corresponder a un ataque, incluso hecho por los ucranianos para cortar la carretera, pero realizado con antelación a la destrucción del dique.

Un último dato, de lo que hasta ahora se sabe, es que desde un centro de seguimiento de pruebas nucleares situado en Noruega se detectó, a eso de las tres de la madrugada del día 6, un movimiento sísmico en la zona de la central, de una intensidad que apunta a una voladura interna de la estructura, lo que parece el mejor modo (por no decir casi el único) de tirarla abajo.

¿Quién nos está mintiendo aquí? Una presa no se destruye con cohetes de Himars ni con misiles. Se hace con una voladura en puntos clave preestablecidos. Además, los daños mayores están más próximos a la zona bajo control ruso, por lo que hubiera sido más fácil para ellos llevar a cabo esta fechoría. Todo son conjeturas, pero en el fondo, el interés en la voladura e inundación podría estar, aparte de destruir un país y minar la moral de su población, en trastocar los planes ucranianos. Solo los afectará en parte, puesto que el frente es demasiado grande para que este episodio, por trágico que resulte, influya en toda su extensión.

No sabemos a ciencia cierta si la tan esperada contraofensiva ucraniana está teniendo lugar o lo que ahora estamos presenciando son tan solo acciones de tanteo. Puede que lo grande esté aún por llegar. Que Ucrania estaba obligada a mover ficha era algo anunciado. Otra cosa distinta era saber el momento y el lugar. Lo único de lo que podemos estar seguros es de lo que está sucediendo en los últimos días, una avalancha de errores, mentiras y cientos de imágenes y vídeos por ambos bandos que definen muy bien la fase de tensión precontraofensiva que estamos viviendo.

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