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El armamento que más necesita Ucrania: la artillería lanzacohetes de última generación
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POR QUÉ ES CRUCIAL EN ESTA GUERRA

El armamento que más necesita Ucrania: la artillería lanzacohetes de última generación

Ucrania está demostrando cada vez más capacidad para realizar ataques de precisión contra objetivos, algo en lo que tienen mucho que ver los envíos que recibe por la parte estadounidense

Foto: El lanzador Himars. (US Army)
El lanzador Himars. (US Army)
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La guerra de Ucrania continúa, pero la situación actual dista mucho de aquellos compases iniciales de finales de febrero. Ahora, los rápidos avances rusos se han tornado en una ocupación de territorio en el este, en la que se avanza centímetro a centímetro. Mientras, los ucranianos recuperan espacio por el oeste, plantean una férrea defensa y realizan eficaces ataques de precisión. La clave de esto último está en la artillería lanzacohetes que Estados Unidos está enviando en pequeñas cantidades y de la que el presidente Volodímir Zelenski pide más y más unidades.

El cambio de estrategia de Rusia es evidente. Ya no hay ataques generalizados sobre el territorio ucraniano y parece que solo les interesa el Donbás. Los medios rusos afirman que es una estrategia deliberada, pero hay quien ve en ese cambio un patente signo de debilidad, provocada por las ingentes pérdidas en vidas y material del Ejército ruso, que se traducen en la incapacidad material para conducir operaciones en más de un frente.

Foto: Lanzamiento de una bomba B61-12 inerte desde un F-35A. (USAF)

A pesar de lo que digan unos y otros, la realidad es que Rusia avanza y va ocupando más partes de Ucrania. Eso sí, en avances mínimos y a un enorme coste. Por el lado ucraniano, se va demostrando una capacidad mayor para realizar ataques de precisión contra objetivos como almacenes de munición. Son acciones que están resultando letales y que se han convertido ya en algo casi cotidiano. Sus efectos aparentemente no se notan, pero son nefastos para unas tropas agotadas y carentes cada vez más de material y suministros.

Ucrania devuelve el golpe

Mucho se ha hablado del poder de la artillería rusa y, pese a todo, sigue siendo temible. Una concentración artillera tiene efectos devastadores y es la clave de los pequeños avances rusos, que aplican su manual habitual: machacar, avanzar, consolidar y vuelta a empezar. Ante este panorama, a nadie debe extrañar el clamor de Zelenski pidiendo artillería pesada y moderna. Es la mejor forma de enfrentarse a la artillería rusa, que hasta la llegada de las piezas occidentales modernas de 155 mm, como los obuses M777 norteamericanos o los magníficos Pzh2000 alemanes, gozaba de una superioridad abrumadora.

placeholder Soldados ucranianos disparan un proyectil desde un obús M777 en el Donetsk. (Reuters)
Soldados ucranianos disparan un proyectil desde un obús M777 en el Donetsk. (Reuters)

Con este armamento y su mayor alcance, además de los radares de contrabatería recibidos, los ucranianos podían devolver el golpe, pues la todopoderosa artillería rusa ya no podía actuar con impunidad fuera del alcance de la ucraniana. Empezaron a recibir fuego de contrabatería y a sufrir pérdidas, además de que sus tropas de vanguardia podían ser atacadas lejos del alcance ruso. El siguiente paso está siendo crucial. Estados Unidos empezó a enviar sus modernos lanzacohetes y muchas cosas empezaron a cambiar.

Las claves del M142 Himars

El M142 Himars es un sistema lanzacohetes de largo alcance, alta movilidad y elevada precisión. Su nombre es el acrónimo de High Mobility Artillery Rocket System, que define a la perfección sus cualidades más importantes. Es un lanzacohetes desarrollado a finales de los noventa y que tuvo su bautismo de fuego en Afganistán en 2010, por lo que se trata de un material muy moderno. Su principal característica es que se trata de un elemento fácil de transportar y de gran movilidad, al estar basado en plataforma de camión de tipo medio y pesar en conjunto poco más de 16 toneladas. Es lo que permite su traslado por vía aérea en aviones de carga media como el C-130 Hercules y hace que sea muy fácil de desplegar con rapidez en cualquier parte del mundo.

Este modelo es un derivado de otro similar, pero mucho más pesado: el M270 MLRS o Multiple Launch Rocket System. Este modelo, aunque comparte la misma filosofía, es más antiguo y pesado. Se utiliza desde principios de los ochenta y emplea una plataforma blindada de orugas. Esta característica le confiere un peso de más de 25 toneladas, lo que complica su transporte por vía aérea y queda restringido a utilizar aviones pesados como el C-5 Galaxy o los más modernos C-15 o C-17.

El Himars se podría decir que es una 'versión reducida' del MLRS, es capaz de utilizar los mismos cohetes o armas, pero lleva justo la mitad. Las armas (cohetes o misiles) vienen preparadas en un módulo contenedor estándar, de los que el MLRS lleva dos mientras que el Himars solo uno.

El M270 se encuentra muy extendido en ejércitos occidentales y de países aliados. Tiene tres versiones, la original y dos modernizaciones denominadas A1 y A2. La primera es de 2005 y la segunda de 2019, con un nuevo sistema de control de tiro Common Fire Control System (CFCS) que permite utilizar los cohetes más modernos y precisos. La versión A2 solo la utiliza el ejército norteamericano.

placeholder Lanzamiento de un misil ATACMS desde un sistema M270. (US Army)
Lanzamiento de un misil ATACMS desde un sistema M270. (US Army)

El M142 ya incorpora de origen todos los equipos más modernos lo que, unido a su mencionada movilidad y facilidad de transporte, ha hecho que sea el modelo elegido para su envío a Ucrania. Ya hay ocho lanzadores que están siendo utilizados por las tropas ucranianas, a los que se unirán otros cuatro, de momento.

Unas prestaciones impresionantes

Las capacidades de un solo lanzador son tremendas. El sistema puede utilizar varios tipos de munición con diferentes alcances, capacidades destructivas y precisión. La munición más corriente es el M28 MLRS, una versión de cohete guiado derivada de los utilizados por el M270, que tienen un alcance de entre 15 y 45 km, con una muy elevada precisión. De este tipo se llevan seis unidades en cada contenedor; es decir seis en el Himars y 12 en el M270 MLRS.

placeholder Vista trasera del lanzacohetes Himars. (US Army)
Vista trasera del lanzacohetes Himars. (US Army)

El GMLRS es una versión del anterior, pero con alcance extendido, guiado inercial y por GPS. Con estos cohetes, de los que también van seis en cada contenedor, se logran alcances de hasta 84 km, aunque hay una versión en desarrollo (ER GMLRS) que llegaría a los 130 km y de la que ya se han realizado pruebas exitosas. Mucho más letal es el ATACMS, acrónimo de Army Tactical Missile System o sistema de misiles tácticos del ejército. Este es un misil de muy alta precisión y alcance, con 1.670 kg de peso, 610 mm de diámetro y un alcance de 300 km. Solo cabe uno por contenedor, pero aun así, se trata de un arma formidable, con gran poder destructivo, difícil de interceptar (vuela a más de Mach 3) y enorme precisión.

Lo último en desarrollo es el PrSM o misil de alta precisión, que llega para reemplazar a los ATACMS. Es más versátil porque caben dos por contenedor y, además, su alcance rondará los 500 km. Esta capacidad quedó probada en mayo de 2021 cuando se realizaron cuatro lanzamientos consecutivos que alcanzaron sus objetivos a unos 400 km de distancia.

Un verdadero 'game changer'

El Himars ha revolucionado el campo de batalla y ha propiciado que los ucranianos, con toda probabilidad muy bien asesorados, hayan conseguido depuradas técnicas de empleo de esta sofisticada y letal arma. Un ejemplo son las noticias que circulan sobre el hecho de que los ataques con Himars —y también con misiles Tochka— vayan precedidos de lanzamientos de cohetes de origen ruso, Grad o Uragan. Con esto saturan las defensas rusas e impiden que actúen con eficacia.

Una de las grandes ventajas del M142 es su movilidad y rapidez de entrada en posición. Es así porque la plataforma camión permite desplazamientos rápidos a la vez que los sistemas de autoposicionamiento posibilitan que, en cuestión de pocos minutos, la pieza abra fuego para, acto seguido, volverse a mover hacia una posición segura.

placeholder El lanzacohetes Himars, en acción. (US Army)
El lanzacohetes Himars, en acción. (US Army)

El vuelo de sus proyectiles apenas dura como máximo dos minutos y medio, lo que hace tremendamente complicado detectar su posición. Esta habilidad de entrada y salida rápida de posición se está convirtiendo en la clave de las modernas artillerías. Es lo que se denomina 'shoot & scoot'; es decir, llegar, disparar y volver a moverse. Además, el sistema modular de su contenedor de cohetes permite una rápida recarga en apenas unos minutos desde sus camiones de municionamiento, que se pueden mantener en posiciones ocultas.

De momento, Estados Unidos 'solo' está facilitando cohetes de alcances medios, MLRS Y GLMRS. No quieren que se puedan utilizar contra territorio ruso y por eso no envían los ATACMS. Es otra más de las muchas paradojas de esta guerra, donde política, armas, engaños y contradicciones de todo tipo están a la orden del día. Pero no es poco. Con las piezas remolcadas M777 se ponían a la par de los rusos con alcances de 30 km, mientras que ahora con los lanzacohetes, alcanzan mucho más del doble.

Por eso, ahora pueden alcanzar objetivos valiosos y en el interior de las líneas rusas. Centros de mando y depósitos de municiones —se habla de al menos 12 destruidos— se han convertido en sus objetivos favoritos. Está claro que saben que golpear a los rusos en algo donde se han mostrado débiles desde el primer momento —su delicada logística— dará sus frutos. Además, son blancos estáticos donde sus cohetes guiados se muestran intratables e imposibles de neutralizar por las tropas de Putin. Por este motivo, el Himars se ha convertido en una especie de 'game changer', un elemento diferenciador en el conflicto que ha permitido a los ucranianos algo importantísimo, tomar la iniciativa de los ataques y no actuar solo en respuesta a los movimientos rusos.

Foto: El obús autopropulsado PzH 2000 holandés, en acción en Afganistán. (Ministerie van Defensie)

Zelenski, como de costumbre, pedía el envío de cientos de lanzadores Himars. Es una verdadera barbaridad. En primer lugar, porque ni siquiera los norteamericanos disponen de una gran cantidad en su propio arsenal y, además, está la cuestión de los cohetes donde, por ejemplo, no hay reservas elevadas de los GMRLS. En segundo lugar, este tipo de artillería no se debe utilizar para contrarrestar la artillería del enemigo. Para eso ya está la propia de origen ruso y, sobre todo, las piezas recibidas de 155 mm y origen occidental.

Los Himars son demasiado valiosos como para arriesgarlos en un duelo artillero. Deben ser usados, como hasta ahora, para batir noche tras noche objetivos clave en el interior del terreno ocupado por Rusia. Está quedando demostrado que disponer de este tipo de artillería de gran precisión es fundamental. Marruecos, por ejemplo, ha mostrado mucho interés en hacerse con este tipo de armas y es muy posible que las reciba. En España, mientras tanto, seguimos teniendo a la artillería en el olvido.

La guerra de Ucrania continúa, pero la situación actual dista mucho de aquellos compases iniciales de finales de febrero. Ahora, los rápidos avances rusos se han tornado en una ocupación de territorio en el este, en la que se avanza centímetro a centímetro. Mientras, los ucranianos recuperan espacio por el oeste, plantean una férrea defensa y realizan eficaces ataques de precisión. La clave de esto último está en la artillería lanzacohetes que Estados Unidos está enviando en pequeñas cantidades y de la que el presidente Volodímir Zelenski pide más y más unidades.

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