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Obuses de 155 mm: la artillería pesada occidental que ya ha llegado a manos de Zelenski
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LAS ARMAS QUE NECESITA UCRANIA

Obuses de 155 mm: la artillería pesada occidental que ya ha llegado a manos de Zelenski

En la guerra hay material que siempre es bienvenido, pero hay otro que resulta crucial para su curso. Se trata de la artillería pesada, donde determinados modelos pueden marcar la diferencia del conflicto en Ucrania

Foto: El obús autopropulsado PzH 2000 holandés, en acción en Afganistán. (Ministerie van Defensie)
El obús autopropulsado PzH 2000 holandés, en acción en Afganistán. (Ministerie van Defensie)
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El presidente Zelenski pide a Occidente de todo. Desde armas ligeras a aviones de combate, casi cualquier cosa que se les pueda enviar les vale. Hay material que siempre es útil y válido, como la munición o los lanzagranadas, y otro que puede resultar decisivo. Es a esto último a lo que los ucranianos apelan cuando claman por material pesado, porque los carros de combate son importantes, pero es la artillería pesada la que marca la diferencia.

El anuncio ruso de la retirada de Kiev y el final del llamado ‘frente norte’ hicieron que la guerra en Ucrania entrara en una nueva fase que, como todas, tiene sus peculiaridades y sus necesidades. La anterior estuvo marcada por las prisas y los errores rusos, que propiciaron la inteligente defensa ucraniana a base de emboscadas y ataques a sus líneas de comunicación. Fue el momento de las armas ligeras contracarro.

Foto: Disparo de un misil Javelin por tropas norteamericanas. (US Army)

Ahora la situación ha cambiado. Vemos unas líneas de frente mucho más definidas donde apenas se producen cambios significativos de un día para otro. La batalla es más convencional y aquí la artillería rusa es la reina de la batalla. Es el motivo por el que, para contrarrestar su dominio, es tan importante dotar a las tropas ucranianas de artillería moderna.

Llega la artillería occidental

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, comunicó los pasados 13 y 21 de abril la asignación de dos paquetes de ayuda a Ucrania. El primer envío, ya en suelo ucraniano, consistió en 18 obuses M777 de 155 mm con 40.000 proyectiles, 14 radares de contra-batería (que localizan el emplazamiento de las piezas enemigas), unos 700 drones Switchblade y más de 5.500 misiles Javelin. Un envío complementado por un segundo paquete por valor de 800 millones de dólares, que incluye otras 72 unidades del M777, 72 vehículos para su remolque, 144.000 proyectiles y 120 unidades del nuevo dron Phoenix Ghost.

A los obuses americanos se unen los cuatro que va a enviar Canadá y otros seis de Australia, todos del mismo modelo. Francia, por su parte, estudia enviar piezas autopropulsadas Caesar. No puede tratarse de un gran número —algunas fuentes hablan de 12 ejemplares—, pues deben salir de las utilizadas por l’Armée de Terre, que solo dispone de 76, pero es significativo. No lo es menos el anuncio —aún sin concretar detalles— de Italia, que hablaba nada menos que del envío de piezas autopropulsadas de 155 mm PzH 2000. Sin duda, palabras mayores.

placeholder Pieza de artillería de 155mm M777 en acción en Afganistán. (Jonathan Mallard)
Pieza de artillería de 155mm M777 en acción en Afganistán. (Jonathan Mallard)

También Suecia piensa enviar un número indeterminado de sus obuses autopropulsados Archer, aunque tampoco puede ser una gran cantidad, ya que tan solo cuenta con 48 ejemplares. Por último, no hay que olvidar que Alemania podría transferir algunos de sus PzH 2000, aunque de momento se resiste a enviar armas de carácter ofensivo.

Las claves del armamento

El M777 es una pieza de artillería remolcada en servicio con el ejército norteamericano, canadiense, australiano, saudí e hindú, principalmente. Solo EEUU mantiene en servicio más de 500 unidades de este magnífico y moderno obús, que entró en servicio en 2005. Sus orígenes son británicos, pues fue desarrollado por Vickers Shipbuilding and Engineering (VSEL), empresa que fue luego adquirida por BAE Systems, quien adaptó la pieza al ‘gusto’ norteamericano.

Este obús tiene muchas e interesantes virtudes. Una de las más notorias es su bajo peso, con ‘tan solo’ 4.200 kg, mientras que su antecesor de igual calibre, el M198, pesaba 7.300 kg. Por compararlo, el obús español equivalente, el SIAC de 155 mm, alcanza los 13.500 kg, aunque dispone de un motor y ruedas motrices que le permiten estar en posición de forma autónoma en apenas tres minutos, la mitad de lo que tarda el norteamericano. Este peso tan ajustado permite al M777, por ejemplo, ser transportado mediante helicóptero, a la vez que le otorga mucha mayor agilidad de movimiento sobre el terreno.

placeholder Obús remolcado español SIAC de 155 mm del GACA VII. (Juanjo Fernández)
Obús remolcado español SIAC de 155 mm del GACA VII. (Juanjo Fernández)

Otra de sus buenas características del M777 es que dispone de un sistema de control de fuego digital, similar al de las piezas autopropulsadas M-109A6 Paladin. Con este sistema, se puede posicionar sobre el terreno con enorme precisión y de manera rápida y autónoma. Es algo que, de ser utilizado por los ucranianos, puede resultar muy importante. Así, está capacitado para disparar munición moderna y de precisión, como los proyectiles Excalibur de guiado por GPS, ideales para objetivos de alto valor.

Por otro lado, el Caesar y el Archer son diseños de artillería autopropulsada sobre chasis de camión. Ambos son de 155 mm y disponen de sistemas modernos. El primero, el más extendido, es de origen francés, mientras que el segundo es británico. Muy distinto es el Panzerhaubitze 2000 o PzH 2000. Se trata de una pieza autopropulsada y blindada sobre una barcaza de orugas con muchos componentes del carro de combate Leopard 2. Fue diseñada por Krauss-Maffei Wegmann (KMW) y Rheinmetall, estando considerada una de las mejores piezas de artillería del mundo.

placeholder Pieza francesa Caesar de la Task Force Wagram en Al Quim (frontera siria). (US Army)
Pieza francesa Caesar de la Task Force Wagram en Al Quim (frontera siria). (US Army)

El modelo dispone de elementos muy sofisticados y de una gran automatización, lo que le permite unas extraordinarias tasas de disparo. Su cañón es un Rheinmetall 155 mm L52 de ánima estriada y ocho metros de longitud, con unas prestaciones espectaculares. Asimismo, el sistema de carga le permite hacer tres disparos en tan solo nueve segundos o mantener una cadencia de tiro de 10 disparos por minuto.

Con munición estándar tiene un alcance de entre 30 y 36 km, pero puede alcanzar de 40 a 47 km utilizando proyectiles con la tecnología 'base bleed'. Este tipo de munición incorpora un pequeño generador de gas en la parte final del proyectil; con ello, se rellena el vacío que provoca al moverse a velocidades supersónicas en el aire, minimizando su efecto de succión y disminuyendo así su resistencia aerodinámica y aumentando su alcance. También puede utilizar proyectiles asistidos o RAP, que incorporan un motor cohete que genera impulso adicional y con los que se han llegado a obtener distancias de 67 km; además de ser capaz de emplear cualquier munición OTAN; entre ellas, los nuevos Excalibur de alta precisión.

Marcando la diferencia

El empleo de esta artillería moderna es clave para Ucrania. Hasta ahora, los artilleros de Kiev se encontraban en franca desventaja, superados abrumadoramente en número y obligados a actuar muy cerca de las líneas rusas y a pequeña escala, debido al menor alcance de sus piezas. Las remolcadas D-30 y D-20 (122 y 152 mm respectivamente) y las autopropulsadas 2S1 Gvozdika de 122 mm y 2S3 Akatsiya de 152 mm son de las que más disponen; todas con distancias de tiro de entre 20 y 25 km como máximo, y eso utilizando munición asistida. Esta situación propiciaba a los rusos hacer un efectivo fuego de contrabatería o localizar sus emplazamientos con drones y atacarlas con aviación.

Sin embargo, la aparición de la artillería occidental de 155 mm lo cambia todo. Ahora los ucranianos podrán incrementar la distancia a la que pueden combatir a los rusos y podrán bombardear las líneas enemigas fuera del alcance de la artillería enemiga de tubo —no así de lanzacohetes— pues, como mínimo, se garantizan una distancia de tiro de 25 km con munición convencional y del orden de los 40 o más con proyectiles asistidos.

Foto: Helicóptero de ataque ruso Kamov Ka-52. (Alex Beltyukov)

Esta situación le puede complicar mucho las cosas a los rusos. Si quieren eliminar esta molesta artillería, tendrán que recurrir a fuego de contrabatería solo con su artillería lanzacohetes o deberán realizar arriesgados ataques aéreos. Ya sabemos que los aviones y helicópteros de ataque rusos no andan muy boyantes de armamento guiado para atacar a distancia, por lo que tocará volver a realizar arriesgadas pasadas a baja cota, donde se pondrán a tiro de los peligrosos misiles antiaéreos ucranianos y, en breve, de los letales Gepard recién llegados.

También va a ser fundamental para Ucrania el hecho de disponer de 100 obuses M777. Son piezas robustas y de manejo muy sencillo, por lo que sus nuevos usuarios —ya con experiencia previa— tan solo necesitarán una semana para ponerse al día en sus nuevos y más sofisticados sistemas.

Los grandes inconvenientes

Una cuestión muy diferente son los autopropulsados, sobre todo el PzH 2000. Este último es una maravilla, pero es bastante más delicado y tanto automatismo precisa un adiestramiento importante, que requerirá entre cuatro y seis semanas de prácticas intensivas. El mantenimiento también será aquí otro hándicap muy serio. Las piezas autopropulsadas, sobre todo la alemana, son muy exigentes y requieren mantenimientos constantes en función de las horas de funcionamiento y disparos. Esto va a obligar casi como única alternativa a realizar rotaciones; es decir, mantener determinado número de piezas en reserva a retaguardia e ir rotando las que necesiten mantenimiento o reparación con las de reserva. Del mismo modo será imprescindible el concurso de instructores y especialistas extranjeros.

placeholder Obús M777 de la Guardia Nacional. (US National Guard)
Obús M777 de la Guardia Nacional. (US National Guard)

Pero quizás lo más importante para los artilleros ucranianos será habituarse al cambio de doctrina que supone, frente a los medios de origen ruso, utilizar material occidental. Para Rusia, la artillería es el arma principal del combate y participa en una relación de entre dos o tres grupos por cada batallón de infantería o carros. Es decir, de dos a tres unidades de artillería por cada una de infantería. En Occidente es justo lo contrario.

Esto se debe también a que los sistemas de mando y control de la artillería rusa no permiten la acción a pequeña escala, ya que sus piezas no disponen de sistemas que faciliten su entrada en posición de manera individual, al nutrirse de datos de su escalón superior. Este es uno de los motivos por el que es normal ver grandes concentraciones de piezas. Esto, es obvio, les da una potencia de fuego terrible, pero les hace muy vulnerables cuando son localizados.

Foto: Pieza de artillería ucraniana 2S1 haciendo fuego (Reuters)
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Los medios occidentales, incluidos los M777 y por no hablar de los PzH 2000, tienen unos sistemas de autoposicionamiento y geolocalización que les permiten actuar en pequeños grupos muy diseminados por el terreno e, incluso, cada pieza de manera individual. Esta posibilidad incrementa de manera exponencial su probabilidad de supervivencia, incluso ante el fuego de contrabatería de los lanzacohetes Smerch o Uragan, que actúan por saturación de un área.

Un conjunto de factores —modernos sistemas, mayores alcances y utilización dispersa— unido al empleo de municiones guiadas, lo que hace que esta artillería sea un elemento que, bien aprovechado, puede resultar decisivo en el resultado final de la guerra.

El presidente Zelenski pide a Occidente de todo. Desde armas ligeras a aviones de combate, casi cualquier cosa que se les pueda enviar les vale. Hay material que siempre es útil y válido, como la munición o los lanzagranadas, y otro que puede resultar decisivo. Es a esto último a lo que los ucranianos apelan cuando claman por material pesado, porque los carros de combate son importantes, pero es la artillería pesada la que marca la diferencia.

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