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Imprescindibles (y letales) en Ucrania: el papel de los helicópteros de ataque rusos
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CONFLICTO A LAS PUERTAS DE EUROPA

Imprescindibles (y letales) en Ucrania: el papel de los helicópteros de ataque rusos

Después de los primeros compases, la guerra ha pasado al combate cercano, librado a muy baja cota y donde la identificación visual es absolutamente necesaria. Ahí el helicóptero es un arma decisiva

Foto: Helicóptero de ataque ruso Kamov Ka-52. (Alex Beltyukov)
Helicóptero de ataque ruso Kamov Ka-52. (Alex Beltyukov)
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La guerra en Ucrania está siendo, con diferencia, un combate terrestre. Por diferentes motivos, los aviones de ambos bandos parece que han tomado un papel secundario y todo gira en torno a destruir blindados enemigos, sea como sea. A esta destrucción están contribuyendo en buena medida las armas anticarro por el lado ucraniano; pero, por el lado ruso, hay unos elementos que se han demostrado imprescindibles: los helicópteros de ataque.

Foto: Avión de ataque Sukhoi Su-24. (Ministerio de Defensa de Ucrania)

La aviación rusa está resultando decepcionante. No se puede asegurar a ciencia cierta cuál es el motivo de esta falta de actividad y eficacia, pero hay una realidad y es que los aviones rusos han dado un paso atrás. Es innegable que han dejado un gran protagonismo a sus helicópteros, de los que se está haciendo un empleo muy intenso.

Pasados los primeros compases de la guerra, donde los ataques a objetivos estratégicos habrían sido fundamentales, la batalla cambió a un escenario más restringido en el que las operaciones quedaban focalizadas en la protección de unas fuerzas propias que avanzaban con una exasperante lentitud. En este combate cercano, librado a muy baja cota y donde la identificación visual es absolutamente necesaria, el helicóptero es un arma decisiva.

placeholder Mil Mi-28NE. (Juanjo Fernández)
Mil Mi-28NE. (Juanjo Fernández)

Los rusos han empleado sus modelos de transporte para realizar ataques en profundidad, como fue el caso del aeropuerto de Hostomel, a tan solo 35 km de Kiev y que, de haber salido todo como estaba previsto, podía haber significado una ‘casi entrada triunfal’ en la capital ucraniana. Aquel asalto, precipitado, mal coordinado, sin un reconocimiento previo y sin haber señalado y atacado sus defensas antiaéreas, fue un fracaso. Pretender tomarlo —que podía ser la parte fácil— y luego mantenerlo con tan solo 200 paracaidistas era demasiado optimista.

Todos esos errores se pagaron caros, con unas pérdidas irreparables en unas tropas de élite y así, de entre las primeras imágenes que pudimos ver de la guerra, nos llegaron aquellas tan impactantes de los helicópteros volando a casi ras del agua sobre el embalse del Dniéper y cómo varios de ellos, cada uno con más de 20 soldados, eran derribados por los misiles MANPAD ucranianos.

Además de las pérdidas de varios ejemplares de transporte, también cayeron derribados los primeros de ataque, que constituían la escolta de la fuerza aerotransportada. Así vimos las primeras imágenes de aquellos extraños Kamov Ka-52 con su característico doble rotor.

¿Por qué un helicóptero de ataque?

El empleo del helicóptero en operaciones militares se consolidó con gran rapidez, al principio en labores de transporte, pues permitía que las tropas llegaran agrupadas y con seguridad. Del mismo modo se vio que, para escoltar estas operaciones y proporcionar fuego de cobertura, era mucho mejor utilizar un helicóptero artillado y, tras diversas pruebas utilizando modelos de transporte armados, los norteamericanos dieron el siguiente paso diseñando el AH-1 Cobra, utilizado en Vietnam en 1967. Se trataba ya de un tipo diseñado específicamente para tareas de ataque.

placeholder Mil Mi-28N con su radar sobre el rotor y su cañón bajo el morro. (Vitaly Kuzmin)
Mil Mi-28N con su radar sobre el rotor y su cañón bajo el morro. (Vitaly Kuzmin)

Los rusos no se quisieron quedar a la zaga y empezaron a probar con este tipo de diseños, pero desarrollaron un tipo más grande y que, a diferencia del americano, mantenía capacidad de transporte. Se trataba del Mil Mi-24 y empezó a entrar en servicio en 1972. Ambos modelos, el Cobra y el Mi-24, siguen estando operativos, aunque en versiones muy evolucionadas.

El helicóptero de ataque introducía numerosas ventajas en el combate. De entrada, se les podía equipar con un armamento muy potente, pensado para tareas ofensivas y con una disposición más eficaz. Se les dotó de cañones y de capacidad para diversas armas, entre ellas cohetes no guiados y con posterioridad una gran variedad de misiles. Además, disponían de gran maniobrabilidad y contaban con una adecuada protección, necesaria para una aeronave lenta y en vuelo bajo que atraía todo el fuego de las armas terrestres.

Foto: El sistema Starstreak es uno de los más avanzados del mundo (YouTube/Thales)

Enseguida se convirtió en un elemento fundamental del campo de batalla con la doble misión de, por un lado, escoltar a las unidades de transporte y, por otro, resultar un efectivo destructor de blindados y objetivos terrestres. Hoy en día la mayoría de ejércitos utilizan helicópteros de este tipo y existen muchos modelos diferentes. En Ucrania se han utilizado ampliamente los Mi-24, en servicio con Rusia y Ucrania, así como los rusos Mi-28 y Ka-52.

El mito del Hind

El primer modelo ruso fue el Mil Mi-24, Hind en denominación OTAN. Era enorme, muy bien protegido y, además de llevar una gran carga de armas, podía transportar un pelotón de soldados. Se le dotó de unas alas embrionarias a ambos lados del fuselaje que servían como soporte de su carga de armas y como elemento de sustentación en cuanto adquiría suficiente velocidad, lo que le hacía volar con mayor agilidad a pesar de su elevado peso.

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Helicópteros Mil Mi-24P rusos. (Mil.ru)

Las primeras versiones utilizaban una cabina de pilotos convencional que no estaba separada del compartimento de carga, pero, a partir de la versión Mi-24D, se cambió esta parte por un nuevo diseño que incorporaba dos cabinas separadas para piloto y artillero, dispuestas en tándem (uno delante de otro) y con forma de burbuja. Esta capacidad de actuar como verdadero modelo de ataque, pero con funcionalidad de transporte, fue única, sin que existiera un tipo occidental equivalente. Es por ello por lo que a veces también se habla del Mi-24 como ‘helicóptero de asalto’.

El Hind se convirtió enseguida en un verdadero mito. Su aspecto, su majestuoso vuelo, su impresionante carga de cohetes y el fuego de sus cañones causaban pavor en tierra, no era para menos. Por su actuación en la guerra de Afganistán durante la invasión soviética, donde su blindaje le hacía invulnerable a las armas ligeras, se forjó a su alrededor una leyenda que hizo que en los países occidentales se le atribuyeran unas características y capacidades superiores a las que en realidad tenía.

El Mi-24 se ha exportado en grandes cantidades y a muchos países. Aún hoy es un helicóptero imponente y bien armado. Según las versiones, puede llevar desde una ametralladora multitubo de 12,7 mm en un montaje móvil o dos cañones de 30 o de 23 mm fijos en el lateral derecho del morro. En las alas lleva lanzacohetes, bombas o misiles contracarro, siendo el Shturm el más habitual, en total, más de tonelada y media.

Grandes, sofisticados y letales

Nada más entrar en servicio el Mi-24, los rusos continuaron con el desarrollo de este tipo de aparatos y se presentó una versión más avanzada que se denominó Mi-28. En principio, mantenía la filosofía del Mi-24 al tener un compartimento para transporte de tropa, aunque se redujo a tan solo tres soldados con el objeto de reducir el tamaño. Poco después, se revisó el diseño y se acabó eliminando la capacidad de transporte —siguiendo el modelo americano—, y en 1982 nació el Mi-28 tal y como le conocemos ahora.

El Mi-28 era muy interesante y parecía el helicóptero de ataque definitivo, pero se encontró con un problema inesperado: la competencia interna. En paralelo, en la oficina de Kamov se estaba trabajando en un nuevo modelo de aparato de ataque, se trataba del que luego se designaría como Ka-50 y resultó espectacular. El diseño de Kamov era el de un monoplaza (a diferencia del Mi-28) y tenía el sello de la casa, especializada en diseños con dos rotores contrarrotatorios, lo que eliminaba la necesidad del delicado rotor antipar en la cola.

placeholder Mil Mi-24P ruso. Se aprecian los dos potentes cañones en el lateral del morro. (Igor Dvurekov)
Mil Mi-24P ruso. Se aprecian los dos potentes cañones en el lateral del morro. (Igor Dvurekov)

Resultó un tipo tan interesante y novedoso que el Ejército ruso lo seleccionó como futuro modelo de ataque. Sin embargo, el desarrollo del Mi-28 también siguió adelante (con dificultades) y se mejoró notablemente al implementar la capacidad operativa todo tiempo, es decir, combatir en condiciones nocturnas o de visibilidad reducida. Así se llegó en 1995 al Mi-28N, al que se le dotó de un radar en posición elevada, del estilo del que entonces llevaban los AH-64D Apache norteamericanos.

Por su parte, el Ka-50 se encontró con el problema de que, siendo un buen aparato, su operatividad quedaba limitada por llevar un solo piloto, que le obligaba a trabajar con otro helicóptero que le hiciera la tarea de designación de objetivos, algo que el Mi-28N hacía él solo. Por eso, el Kamov 50 se acabó abandonando por un desarrollo suyo pero biplaza, que se denominó Ka-52, aunque no entró en pleno servicio operativo hasta 2011.

Más diferencias

Entre ambos hay bastantes diferencias que van más allá del diseño de sus rotores. El Mi-28 tiene cabina en tándem mientras que el Kamov es ‘lado a lado’. Ambas tienen sus ventajas e inconvenientes. La cabina con el piloto y artillero lado a lado es más cómoda a la hora de la coordinación entre ambos. Es más intuitivo y más inmediato el reparto de sectores a controlar y la compenetración entre ambos muy sencilla. Además, reduce la altura del helicóptero, al no tener que ir una cabina elevada sobre la otra. Pero tiene un grave inconveniente y es que incrementa la anchura del fuselaje, lo que hace que el blanco frontal que presenta sea mayor, algo nada deseable en un modelo de ataque que siempre ‘apunta’ hacia sus objetivos.

placeholder Uno de los Kа-52 derribado en la acción de Hostomel. (Sulaco)
Uno de los Kа-52 derribado en la acción de Hostomel. (Sulaco)

Además, el Kamov tiene una particularidad que le hace único, al disponer de un sistema de eyección de sus tripulantes. No se trata de un asiento convencional, sino de un equipo específico y complejo. En caso de ser derribados, un sistema pirotécnico suelta las palas de los rotores, acto seguido un cordón explosivo vuela las cúpulas de la cabina y unos cohetes tiran de ambos pilotos hacia el exterior. Un sistema sobre el que hay dudas acerca de su eficacia real y que muy pocas veces se ha utilizado.

Por último, el Kamov tiene un cañón fijo en el lateral derecho del fuselaje mientras que el Mi-28 dispone de cañón móvil en el morro. En cualquier caso, se trata de aeronaves que se han revelado imprescindibles en el campo de batalla moderno. Están pensados y diseñados para un tipo de lucha muy peligroso y, pese a que van blindados y protegidos por sofisticados sistemas defensivos como el DIRCM, tampoco son invulnerables y las pruebas las tenemos en los muchos ejemplares de este tipo perdidos por los rusos.

La guerra en Ucrania está siendo, con diferencia, un combate terrestre. Por diferentes motivos, los aviones de ambos bandos parece que han tomado un papel secundario y todo gira en torno a destruir blindados enemigos, sea como sea. A esta destrucción están contribuyendo en buena medida las armas anticarro por el lado ucraniano; pero, por el lado ruso, hay unos elementos que se han demostrado imprescindibles: los helicópteros de ataque.

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