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La pesadilla de Rusia está bajo tierra: cómo Ucrania está librando la guerra de las minas
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Un arma barata pero muy efectiva

La pesadilla de Rusia está bajo tierra: cómo Ucrania está librando la guerra de las minas

Las minas son ideales para la contramovilidad. Una vez descubierto el campo, el movimiento de las tropas se detiene y quedan a merced de otros ataques. Rusia no está sabiendo como afrontar esta amenaza

Foto: Mina contracarro rusa TM-46. (USMC)
Mina contracarro rusa TM-46. (USMC)
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La ofensiva rusa parece que está en marcha. Ahora se actúa sobre un frente más limitado y todo hace indicar que su objetivo es alejar la amenaza de un ataque ucraniano del territorio ocupado del Donbás. Pero atacar no es lo mismo que defenderse y un enemigo resuelto y con voluntad de vender caro cada palmo de su territorio, puede ponerles las cosas muy difíciles. Para ello, uno de los medios más baratos y a la vez más eficaces, es sembrar campos de minas. Y Rusia, de momento, no está sabiendo cómo contrarrestar esta táctica ucraniana.

Circulan vídeos que no dejan indiferente a nadie. Hay escenas donde se ven carros de combate dañados e inmovilizados, mientras los vehículos de infantería que los acompañan van cayendo uno tras otro tras tropezar con alguno de estos artefactos. La situación es confusa y da la sensación de que el caos y el miedo se ha adueñado de las tripulaciones. Es justo lo que se busca y en estos casos parece haberse conseguido.

Foto: Un marine estadounidense junto a un M142 HIMARS. (EFE/Francis R. Malasig)

Habituales en todas las guerras modernas, su efecto se basa en disponer un explosivo oculto en el terreno que actúa al paso del enemigo. Las hay antipersona, cuyos efectos son terribles y están prohibidas en muchos países, y otras que se diseñan para su empleo contra vehículos, blindados o carros de combate. Todo es cuestión del tipo de objetivo que se quiera destruir.

Con el tendido de campos de minas se buscan varios efectos. El primero y más evidente es el de causar bajas al enemigo. Pero también son uno de los principales medios con los que los zapadores realizan lo que se denomina contramovilidad. Consiste en evitar el avance del enemigo mediante la construcción de obstáculos de diversa índole, entre ellos minar una zona determinada. Con ello se persigue detener o, al menos, ralentizar su avance o dirigir sus movimientos en la dirección que interese.

placeholder Vehículo barreminas Keiler, como los facilitados a Ucrania por Alemania, en acción. (Bundeswehr)
Vehículo barreminas Keiler, como los facilitados a Ucrania por Alemania, en acción. (Bundeswehr)

Las minas son ideales para la contramovilidad. Una vez descubierto el campo, demasiado a menudo mediante la desagradable sorpresa de ver un vehículo ardiendo, el movimiento de las tropas se detiene ante el riesgo de que se produzcan más explosiones. Entonces se debe iniciar una tarea de desminado, que es lenta y arriesgada, o bien se debe tomar otro camino, con lo que se consigue que el enemigo progrese en una dirección concreta. Con esto se conduce a la fuerza hostil hacia una zona previamente preparada —zona de destrucción— donde se habrán dispuesto los medios para su aniquilación: otros blindados, infantería dotada de misiles o artillería, que habrá dispuesto observadores avanzados y tendrá controladas las zonas batidas por sus proyectiles.

Ambos contendientes están haciendo un empleo intensivo de estas armas, aunque es normal que los efectos sean más importantes —y visibles— en el bando que ataca, sobre todo cuando el frente está, en general, inmóvil. En estas condiciones es muy sencillo sembrar un campo de minas, algo que se puede hacer de forma manual, al más viejo estilo en el que soldados —no faltos de nervios templados— van colocando o enterrando estos artefactos uno por uno, aunque también se puede hacer mediante vehículos especiales de ingenieros.

Sin embargo, lo más fácil y rápido es utilizar municiones dispensadoras. En este sentido, los ucranianos disponen de municiones de artillería de 155 mm tipo RAAMS (Remote Anti-Armor Mine System). Se trata de unos proyectiles compatibles con las piezas de ese calibre, que alojan en su interior nueve minas contracarro. El funcionamiento es sencillo y una vez disparado, el proyectil dispersa su carga interna sobre el terreno antes de su caída, por lo que el campo queda tendido al instante. Estados Unidos habría facilitado a Ucrania cerca de 10.000 proyectiles de este tipo.

placeholder Vehículo barreminas Keiler. El elemento delantero golpea el suelo haciendo estallar las minas. (Bundeswehr)
Vehículo barreminas Keiler. El elemento delantero golpea el suelo haciendo estallar las minas. (Bundeswehr)

Contrarrestar este obstáculo es complejo. El desminado se puede hacer de forma manual (lento y muy peligroso) pero lo mejor es utilizar carros de combate o vehículos de ingenieros especializados dotados de kits antiminas. Estos equipos consisten en arados o rodillos que se colocan en la parte delantera y van abriendo camino. La progresión es lenta y el blindado que lleva acoplado el kit ve muy mermada su maniobrabilidad, además de que se convierte de inmediato en el objetivo prioritario a batir. Ambos contendientes disponen de estos equipos, pero en número bastante escaso. Por último, algunas minas incorporan temporizadores, lo que significa que explotan un tiempo después de su activación, dificultando las labores de desminado.

¿Qué les ocurre a los tripulantes rusos?

En los vídeos se pueden observar varios blindados en movimiento, en columna. En algunos, tras producirse una primera explosión y quedar uno ardiendo, se observa que el segundo continúa la marcha, lo rodea y una vez lo ha rebasado, explota a su vez quedando detenido. Esto, en algunas secuencias, se repite varias veces. El caos es total y entre las llamas y el humo, tan solo se ve a algunos tripulantes o infantería transportada, abandonar precipitadamente los vehículos dañados y buscar refugio.

Parecería un comportamiento absurdo. Una vez se sabe que se han metido en un campo de minas, no parece la mejor decisión seguir a lo loco hasta toparse con el siguiente artefacto. Sin embargo, hay varias razones que explicarían esta actitud y ninguna dice mucho positivo de las tropas rusas.

placeholder Un desactivador de mina ucraniano. (Reuters)
Un desactivador de mina ucraniano. (Reuters)

La primera sería un adiestramiento escaso. Es quizás la más evidente y denota que las tropas rusas empeñadas en los combates son cada vez más inexpertas. Es lógico cuando su ejército ha perdido en este año de guerra la mayoría de sus unidades adiestradas, veteranas y fogueadas con las que se inició esta operación militar especial. Muchos de sus grupos tácticos de élite quedaron diezmados y con sus medios abandonados o destruidos en aquellas carreteras que iban hacia Kiev. La proporción de tropas bisoñas o directamente de reclutas con un adiestramiento demasiado justo, ha aumentado y esto se nota.

Unido a lo anterior, la fatiga de combate pasa factura. Una tripulación que se pasa horas encerrada en su blindado y con una visión muy limitada del exterior, pierde la conciencia situacional de lo que ocurre y terminan moviéndose muchas veces sin sentido. Además, en esta situación, cuando otro vehículo sale ardiendo, no se sabe si la causa es una mina, un misil o la artillería enemiga. Lo malo es que en el primer caso hay que detenerse, pero en los otros, hacerlo es la peor decisión.

A la falta de una conciencia situacional adecuada contribuye en gran medida algo contrastado: la escasa eficacia de los sistemas de mando y control. Sin una información adecuada que fluya de abajo arriba, hacia el mando y de arriba abajo, con datos de la situación general e instrucciones, dos unidades pasarán por el mismo terreno minado y ambas sufrirán pérdidas. Un problema al que contribuye la doctrina rusa —herencia envenenada de la soviética— en la cual no se deja iniciativa a los mandos inferiores. Si nadie se puede salir de un guion que, por otro lado, apenas conoce, el desastre está servido.

Tipos de minas

Existen varios tipos, aunque las más corrientes son las que se activan por presión, es decir, cuando un vehículo o carro de combate las pisa. Son baratas, fáciles de manipular y colocar y se encuentran en grandes cantidades. En Ucrania, las más corrientes —usadas por los dos bandos—, son las del tipo TM-57 y TM-62, ambas de origen soviético. La primera es de algo más de 30 cm de diámetro y lleva 6,4 kg de explosivo. Puede activarse por presión, pero también mediante una varilla basculante que actúa como espoleta y que dificulta su desminado. La TM-62 es similar a la anterior, pero se puede dotar también de espoletas magnéticas y dispone de mayor carga explosiva.

placeholder Un soldado ucraniano observa minas rusas. (Reuters)
Un soldado ucraniano observa minas rusas. (Reuters)

Entre las de activación magnética, tenemos también la de origen francés HPD-2A2 (usada por los ucranianos) o la FFV 028 de origen sueco, de las que Alemania proporcionó a Ucrania alrededor de 3.000 unidades. Otro tipo son las que utilizan cargas huecas o cargas preformadas (EFP), también llamadas de efecto dirigido y que son mucho más letales. Su funcionamiento es similar a los modelos más convencionales, pero al explotar funcionan como una carga hueca lanzada hacia los bajos del vehículo, normalmente menos protegidos. De este tipo es, por ejemplo, la TM-89 rusa.

Más sofisticadas son las alemanas PARM 1 (DM-12) y PARM 2 (DM-22), también facilitadas a las tropas ucranianas. Son de las denominadas off-road porque funcionan como un lanzagranadas automático —en realidad es lo que son —que se activa mediante la señal infrarroja (el calor) del vehículo que pasa. Su gran ventaja es que es inmune a las tareas de desminado, ya que puede actuar a una distancia de casi 100 metros.

En Ucrania se están usando en grandes cantidades por ambos bandos y cualquiera puede sufrir numerosas bajas por su acción

Otro tipo muy especializado del arsenal ruso es la denominada saltadora o PTKM-1R. Este modelo, de reciente introducción, es muy difícil de detectar y puede ser letal. Se dispone oculta lejos de la carretera y detecta el paso de un vehículo mediante un complejo sistema de sensores sísmicos y acústicos. Cuando se activa, lanza un proyectil perforante a unos 30 metros de altura que localiza y ataca al blindado por su parte superior, siempre menos protegida. Es eficaz en un radio de unos 100 metros.

Desde las más sencillas y económicas a las más complejas, las minas suponen una amenaza invisible que puede dar al traste con cualquier movimiento del enemigo. En Ucrania se están usando en grandes cantidades por ambos bandos y cualquiera puede sufrir numerosas bajas por su acción. Es un tipo de guerra muy barata que no se debe despreciar, todo lo contrario. En Europa muchos ejércitos, empezando por el español, deberían tomar buena nota de esto y potenciar unos medios de ingenieros y zapadores hoy muy en el olvido.

La ofensiva rusa parece que está en marcha. Ahora se actúa sobre un frente más limitado y todo hace indicar que su objetivo es alejar la amenaza de un ataque ucraniano del territorio ocupado del Donbás. Pero atacar no es lo mismo que defenderse y un enemigo resuelto y con voluntad de vender caro cada palmo de su territorio, puede ponerles las cosas muy difíciles. Para ello, uno de los medios más baratos y a la vez más eficaces, es sembrar campos de minas. Y Rusia, de momento, no está sabiendo cómo contrarrestar esta táctica ucraniana.

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