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Doctrina y precisión: así ha lanzado Ucrania la contraofensiva más rápida desde la II GM
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Una lección al oeste del río Oskil

Doctrina y precisión: así ha lanzado Ucrania la contraofensiva más rápida desde la II GM

Ucrania está aplicando una compleja fórmula: la Inteligencia y armamento de EEUU y Europa, mandos con autonomía, blindados, infantería, artillería de precisión, moral por las nubes y una larga cadena de errores rusos

Foto: Artilleros ucranianos, disparando una pieza M777 de 155 mm en el área de Járkov. (Reuters)
Artilleros ucranianos, disparando una pieza M777 de 155 mm en el área de Járkov. (Reuters)
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La contraofensiva ucraniana de los últimos días en el frente de Járkov ha sido espectacular. El territorio liberado enorme y el material capturado rayando lo escandaloso. Todo esto es cierto. Incluso las fuentes rusas lo insinúan y las prorrusas lo admiten. Lo hacen a regañadientes, vistiendo de la mejor manera que pueden un desastre militar sin paliativos, por mucho que se hable de ‘reagrupamiento’ y cosas similares. La maniobra de Kiev ha sido tan exitosa que ya se ha tildado como la contraofensiva más rápida desde la II Guerra Mundial. La pregunta, sin embargo, es ¿cómo se ha podido conseguir y en semejante tiempo récord?

En la guerra el éxito o el fracaso rara vez es atribuible a un único agente. Muchos planes brillantes —sobre el papel— se han visto abocados al fracaso o como mínimo a un éxito parcial, si el enemigo ha plantado cara y ha vendido cara la derrota. Por el contrario. Hay muchos ejemplos de operaciones militares que comenzaron como una prueba, un tanteo y, ante la inoperancia del enemigo, se convirtieron en un éxito.

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En Ucrania ha pasado algo parecido. El plan elaborado por el mando ucraniano, contando con la correspondiente ‘asesoría’ y, no olvidemos, el importantísimo papel de la Inteligencia, era impecable. Pero faltaríamos a la verdad si no dijéramos también que buena parte del éxito, sobre todo de la rapidez en alcanzarlo, no se debiera a una serie de estrepitosos errores rusos, algunos de los cuales venían de muy atrás. Así pues, en este combinado de méritos de uno y errores del otro, veamos qué le corresponde a cada uno.

Una serie de trágicas desdichas

Lo sucedido estos días al oeste del río Oskil se empezó a fraguar meses atrás, pero los rusos entonces no lo sabían. Si tuviéramos que citar tan solo uno de los muchos ‘pecados militares’ cometidos por el invasor, sin duda sería una falta de planificación y medios adecuados. Siempre se ha hablado de la meticulosa, casi excesiva y compleja planificación rusa. Sin embargo, en este caso y aunque también estamos seguros de que el ataque estaba preparado con meses de antelación, da la sensación de que más allá de lo que ocurrió en las primeras semanas, todo fue una sucesión de desagradables sorpresas para sus mandos. En resumen: demasiada improvisación.

placeholder Lanzador ucraniano de misiles antiaéreos Buk. (Ukrainian MoD)
Lanzador ucraniano de misiles antiaéreos Buk. (Ukrainian MoD)

En la guerra improvisar puede ser una virtud, pero en este caso fue un defecto, porque se planificó la invasión de un país del que se esperaban varias cosas que nunca se cumplieron. La primera, que su presidente saliera corriendo del país a refugiarse en los brazos norteamericanos, como así ellos mismos le aconsejaron. Segunda sorpresa. En base a lo anterior y ante un ‘previsible’ vacío de poder, Putin debió pensar que esto iba a ser como la ocupación de Crimea en 2014: población civil saliendo con banderas al paso de unas tropas que entraban desfilando. Para nada.

La tercera casi ha sido la peor: la reacción de la comunidad internacional. Putin debió volver a tener en este punto el recuerdo de 2014, cuando tras la entrada de aquellos “hombres de verde”, no hubo reacción alguna y, una vez consumada la fechoría de la anexión de Crimea, todo quedó como que aquí no había pasado nada. Pero ahora, en 2022, sí pasaron cosas. La mayoría de los gobiernos, prácticamente todos los occidentales, apoyaron sin fisuras al pueblo ucraniano, a la decisión de Zelenski de quedarse y a la voluntad del pueblo ucraniano de resistir. Ello trajo consigo apoyos y gestos, pero sobre todo, dinero y armas. Muchas armas.

Es muy posible —casi seguro— que todos estos reveses se contemplaran en la planificación rusa, pero que aparecieran como un escenario poco o muy poco probable. Así se planificó mal en cuanto a medios, tropas y estrategia y se tuvo que improvisar. Sin embargo, no se improvisó en cuanto a doctrina, pero ya venía viciada de años atrás. Este es un tema importante porque, diametralmente opuesto al modelo ucraniano —que ahora veremos—, el ruso no deja iniciativa alguna a sus tropas en el frente.

Los comandantes de unidad, que no saben más que la pequeña parte del guion donde tienen su diálogo, pero no una visión general, no pueden desarrollar su iniciativa y esto es mortal en un escenario tan cambiante y caótico. Peor aún, adquiere tintes trágicos cuando las líneas de comunicación y las redes de mando y control han brillado por su ineficacia.

placeholder Armamento ruso capturado por soldados ucranianos. (Reuters)
Armamento ruso capturado por soldados ucranianos. (Reuters)

Tras seis meses de una guerra que iba a durar seis semanas como mucho, sin tropas de refresco adiestradas, sin reservas de armas y material, con una artillería bajo amenaza y una aviación desaparecida, el panorama ya pintaba mal. Si ahora al cuadro le añadimos unas líneas de frente poco —o nada— preparadas, guarnecidas por jóvenes y veteranos, pésimamente equipados, traídos de unidades territoriales sin experiencia de combate y con la moral por los suelos, el desastre estaba anunciado.

Cuestión de táctica y doctrina

Además de los factores anteriores, hay que hablar de la doctrina ucraniana, donde se ha visto y se ve la influencia OTAN. Una influencia que no es solo de ahora y que viene de años atrás. Las tropas ucranianas y los mandos de pequeñas unidades tienen completa iniciativa. De hecho, se sabe que reciben las mínimas órdenes, solo los planes generales dentro del contexto que se persigue con la operación, pero no se indica el modo de hacerlo ni los medios. Ellos deciden y actúan. Esta flexibilidad, frente a la rigidez rusa, es otro factor crítico.

También las tácticas de combate. Se han visto vídeos de unidades ucranianas avanzando con carros de combate y vehículos de combate de infantería (VCI o IFV), los típicos de la familia BMP. Pero no lo han hecho tal como se vio a los rusos en las primeras semanas, avanzando en orden de marcha, por carreteras y metiéndose en una emboscada tras otra. Los ucranianos utilizan sus blindados acompañados de infantería, que ha desplegado protegiendo la vanguardia y los flancos. Lo hacen con cautela y, sobre todo, con orden.

Además, han utilizado muy a menudo unidades ligeras y de operaciones especiales, que actuaban como vanguardia. Tropas bien adiestradas, conocedoras del terreno y con alta movilidad, empleando blindados ligeros. Estas tropas establecían contacto con las líneas enemigas, evaluaban la fortaleza o debilidad de las mismas y trasmitían una información valiosa, a la vez que podían ocupar determinadas posiciones estratégicas que facilitarían el avance de las unidades blindadas.

placeholder Un soldado ruso dispara un proyectil en la región de Jersón. (Ministerio de Defensa de Rusia)
Un soldado ruso dispara un proyectil en la región de Jersón. (Ministerio de Defensa de Rusia)

También han manejado muy bien su artillería. En primer lugar, con los ataques de precisión con Himars, pero también con proyectiles guiados de 155 mm, sobre todo los famosos Excalibur. En la medida que las tropas ganaban terreno, han ido moviendo su artillería convencional, tanto la de origen ruso como los M777 norteamericanos, para mantener siempre a las líneas rusas a su alcance.

Acompañando a las piezas y a las unidades mecanizadas, han movilizado sus baterías antiaéreas. Se han visto imágenes de lanzadores Buk de misiles de medio alcance de camino al frente, por ejemplo. Esto, junto a los muchos misiles de corto alcance Manpads de que disponen las tropas terrestres, ha generado una sombrilla que ha impedido que la aviación rusa —una vez más— actuase. Este es otro hecho fundamental, porque si la aviación rusa hubiera conseguido el dominio del espacio aéreo, ustedes no estarían leyendo esto.

Moral de combate

Añadan un ingrediente más al combo: el Ejército ucraniano ha ido de menos a más a lo largo de estos meses de guerra. Habrán sufrido bajas, duros golpes como la pérdida de Mariúpol y habrán visto cómo sus casas o sus familiares quedaban bajo control ruso, pero han mantenido siempre una alta moral de combate y esto es determinante.

placeholder El presidente ruso, Vladímir Putin. (Reuters)
El presidente ruso, Vladímir Putin. (Reuters)

Muy a menudo nos centramos en los aspectos materiales del combate, en los carros, los misiles, las armas. Son muy importantes, sin duda, pero si hubiese que destacar aquí un factor que haya sido decisivo para el éxito de las acciones ucranianas, es su moral de combate. Es la voluntad de vencer la que puede decantar la victoria de un lado o de otro. Es esa voluntad la que hace que un soldado aguante un bombardeo, horas de marchas, días de incomodidad, sueño y penalidades. Si su voluntad no se quiebra, es el que tiene más papeletas para salir victorioso.

Las tropas de Kiev luchan por su país, por su territorio y por sus familias. No hay más que ver los vídeos de civiles, abrazándose a los soldados que entraban en los pueblos, para darse cuenta de que esas tropas llegarán donde sea necesario. Por el contrario, el soldado ruso es muy posible que ni sepa para qué está allí, luchando en un lugar que ni conoce y sintiéndose abandonado de los suyos. Este es sin duda un factor decisivo.

En definitiva, o los rusos dan un golpe de timón o vamos a seguir viendo a los ucranianos recuperar territorio. Puede que no de manera tan fulgurante, pero visto el estado de la maquinaria militar rusa y su agotamiento, escasez logística e ingentes pérdidas, solo nos cabe pensar si los soldados de Zelenski se tienen guardado algo más para golpear en otro punto. Si esto fuese así, no pierdan de vista la autopista que une Donets con Mariúpol, que la tienen a tiro, e incluso una acción más ambiciosa encaminada a Melitópol. Lo iremos viendo.

La contraofensiva ucraniana de los últimos días en el frente de Járkov ha sido espectacular. El territorio liberado enorme y el material capturado rayando lo escandaloso. Todo esto es cierto. Incluso las fuentes rusas lo insinúan y las prorrusas lo admiten. Lo hacen a regañadientes, vistiendo de la mejor manera que pueden un desastre militar sin paliativos, por mucho que se hable de ‘reagrupamiento’ y cosas similares. La maniobra de Kiev ha sido tan exitosa que ya se ha tildado como la contraofensiva más rápida desde la II Guerra Mundial. La pregunta, sin embargo, es ¿cómo se ha podido conseguir y en semejante tiempo récord?

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