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Al final he picado: estoy pagando 13 €/mes por YouTube Premium, y ahora soy feliz
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YO TAMPOCO AGUANTO MÁS ANUNCIOS

Al final he picado: estoy pagando 13 €/mes por YouTube Premium, y ahora soy feliz

Sí, yo también he acabado harto de los anuncios en la plataforma, así que he estado probando una semana su versión de pago. Es una gozada, pero tampoco es la panacea

Foto: Foto: Reuters/Lucy Nicholson.
Foto: Reuters/Lucy Nicholson.

Poner música en una fiesta con el Chromecast y que la publicidad corte el rollo. Hacer una consulta rápida en cualquier vídeo de YouTube y comerte un par de anuncios. Estar viendo una entrevista o un concierto y que lo interrumpan cada poco. Sí, yo también estoy harto de que la plataforma de Google sea cada vez más parecida a la televisión. Mientras tanto, cada vez veo más anuncios de su servicio prémium, que tienen la ausencia de publicidad como su principal activo, pero no es precisamente barato, 12,99 euros al mes. Lo cierto es que es uno de los servicios de 'streaming' que más uso, así que, ¿por qué no probar? Además, el primer mes es gratis, así que no ha hecho falta más para que pique el anzuelo.

Foto: Ramón García con Ibai Llanos. (Twitch).

La hartura con los anuncios de YouTube no es, ni de lejos, cosa mía. Basta echar un vistazo a Reddit para ver que hay bastante hartazgo, hasta el nivel de haber encadenado hasta una decena de 'spots' antes de ver el vídeo, según denunciaba un usuario. Las pocas palabras de la empresa al respecto me hacen sospechar que la situación va a ir a más. Es lo que ha terminado de hacer que me plantee seriamente pagar por esta plataforma, algo que siempre me ha parecido una idea un poco loca. Al fin y al cabo, es un sitio al que puedes acceder gratis y sin registrarte, y ese dinero puede ir para otros servicios de 'streaming'.

En cambio, lo cierto es que paso muchas más horas a la semana ahí que en cualquier otra plataforma, con permiso de Apple Music. De hecho, ya pago por Netflix y no le doy un uso diario. Es más, muchas veces, la falta de catálogo hace que acabe buceando en YouTube, donde es casi imposible no encontrar algo que te interese. Por eso, me pregunté si quizá tendría más sentido rascarme el bolsillo para usar este servicio de forma verdaderamente cómoda. Ese fue mi planteamiento inicial, y esto es lo que me ha pasado tras una semana con YouTube Premium.

No es solo el gustazo de ver YouTube sin anuncios

No ver publicidad es el principal atractivo, al menos para mí. Aunque antes pudiera pasar casi todos los 'spots' tras unos segundos, entrar a YouTube cada vez que quiero y no tener que comerme ni un solo anuncio en horas es un auténtico gustazo. El problema ha sido al reproducir vídeos en la televisión a través de Chromecast, donde la publicidad aparece igual que en la versión gratuita. Para mí, ha sido una gran decepción, pero lo cierto es que eso es solo una parte de lo que ofrece la versión prémium.

El visionado en segundo plano es otra de las mejoras de YouTube Premium. Con él, he podido consultar el correo electrónico o responder mensajes de WhatsApp sin interrumpir el audio del vídeo, algo que también funciona con la pantalla apagada. Además, te dan la posibilidad de añadir una pequeña ventana —lo que se conoce como pantalla sobre pantalla— para seguir viendo las imágenes aunque estés en otra aplicación. Es lo que marca la diferencia con algunos trucos rebuscados, como ver YouTube desde el navegador de Chrome en versión escritorio.

placeholder Foto: Reuters/Dado Ruvic.
Foto: Reuters/Dado Ruvic.

La otra gran ventaja son las descargas de vídeos. A mí me ha sido muy útil para almacenar entrevistas cuando tenía wifi y, después, verlas en trayectos en metro, autobús o tren, sin depender de la cobertura. Si viajas habitualmente en avión, es una opción de lo más interesante. Además, vale tanto en ordenadores como en 'smartphones' y tabletas. Incluso hay una opción llamada 'Descargas inteligentes', que baja automáticamente los vídeos que se ajustan a tus gustos, aunque no es algo que me atraiga demasiado.

Cabe recordar que prácticamente todas estas ventajas se podían conseguir con algunas aplicaciones externas para Android como YouTube Vanced, VLC o la extensión Video Background Play Fix para Mozilla Firefox. En iOS, en cambio, hay menos opciones, aunque hay formas de sortearlo, como X.App, Nonoki, además de los navegadores como Dolphin Browser. Una vez más, lo más cómodo es pasar por caja.

Fuera de eso, YouTube Premium ofrece también una serie de contenidos de producción propia, la serie 'Originals', aunque tampoco me ha llamado como para pagar por ello. También se pueden probar algunas betas, como un 'zoom' para los vídeos, aunque finalmente no se implanten. De nuevo, sin más.

Lo que de verdad justifica el precio

Hasta aquí, las ventajas habían mejorado mi experiencia, pero me parecía bastante caro para lo que me aportaba, sobre todo sabiendo que hay otros métodos con los que conseguirlas, aunque sean algo farragosos. La suscripción individual son 12,99 euros y la familiar 17,99, con hasta seis miembros en el plan. Además, si lo formalizas a través de tu iPhone —como me pasó a mí—, el precio se dispara más de un 20% por la comisión que se lleva Apple. Sin embargo, hay algo que sí puede justificar el precio, y se llama YouTube Music, que está incluido en el pago.

Tiene una interfaz sencilla, funciona rápido y te deja escuchar cualquier canción que haya en YouTube en formato audio, una forma de compensar que el catálogo oficial de las discográficas sea más reducido que en otras plataformas. Por ejemplo, puedes escuchar los primeros trabajos de un artista, como la famosa maqueta de Estopa, que sería muy raro que acabaran en un lugar como Spotify, o las versiones en directo de algunas canciones, como el 'Break Stuff' de Limp Bizkit que desató la locura en Woodstock 99, ahora en boca de todos. Además, desde la 'app' de Music puede elegirse en todo momento si se quiere ver el vídeo de la canción o escuchar solo el audio. Lógicamente, el algoritmo de recomendaciones funciona a la perfección —la simbiosis con YouTube es total—, aunque me temo que yo tengo mucha culpa: llevo una década diciéndole todo lo que me gusta escuchar a Google.

Foto: Logo de YouTube Music

Todo esto es lo que ha acabado haciendo que me plantee seriamente abandonar a mi proveedor de siempre, Apple Music, que llevo usando desde prácticamente el día que se estrenó, allá por 2015. En aquel momento, me acababa de comprar mi primer iPhone, tenía un plan barato como estudiante y me pareció que tenía una gran proyección, además de una calidad de sonido envidiable. El principal problema era un diseño que dejaba que desear y, también, cierta lentitud para moverse entre menús. Eso desde el teléfono, porque si se hace desde iTunes con un ordenador que use Windows, la experiencia es, directamente, lamentable. Además, ver vídeos en la plataforma sigue siendo una experiencia muy limitada para una compañía de este calibre

Inexplicablemente, siete años después sigue teniendo esos mismos problemas incluso hay tutoriales para tratar de que vaya un poco mejor— y los avances son mínimos, aun después de instalar iOS 16, que esperaba que aportara algún cambio importante, pero todo ha seguido más o menos igual. También se echa en falta que haya más opciones sociales, aunque lo cierto es que YouTube Music tampoco las incluye, pese a lo fácil que sería ligarlas al YouTube convencional. Aun así, me tenía casi ganado... hasta que me he acordado de algo que es crucial para mí.

Lo único que hace que me resista al cambio

En cambio, Apple sigue teniendo algunas ventajas en su haber, y una de ellas sigue siendo la calidad de sonido. En este sentido, YouTube sigue dejando que desear y va a la cola en el sector, con una oferta de 256 kbps en la opción de calidad máxima. Es una cuestión que maquilla con ecualización recargada de volumen (en especial, en las frecuencias bajas) que despista un poco respecto a lo que de verdad ofrece. Spotify, por su parte, ofrece 320 kbps, una de las razones por las que nunca me ha atraído dar el salto a la reina del 'streaming'. Por contra, los de Cupertino ofrecen una alta fidelidad que solo está a la altura de Tidal y, para sorpresas de cambio, Amazon Music.

Foto: El cantante Omar Montes, durante una grabación. (Amazon Prime Video)

Es una opción que puede ser interesante para muchos, ya que su versión básica está incluida en todos los paquetes de Prime. Por supuesto, también funciona mucho mejor que Apple Music y su funcionamiento es muy similar al de YouTube Music. Ya puestos a mirar opciones para cambiar, también he probado unos días la plataforma, aunque pasando al paquete prémium, que tiene un catálogo más completo y una calidad de sonido a la altura. Aunque la experiencia ha sido buena, el volumen es inexplicablemente bajo y la organización de los discos y los artistas es un tanto caótica, así que tampoco me ha convencido.

A la hora de acabar este artículo, aún no tengo claro si seguiré en Apple Music o si, pese a todo, daré el salto a YouTube Music. La diferencia en la calidad de sonido es demasiado abrumadora y los anuncios en la reproducción con Chromecast me parecen dos puntos críticos para un usuario como yo. Sin embargo, quizá no venga mal cambiar de aires, dejar una temporada la manzana y cruzar los dedos para que, en este tiempo, se pongan las pilas. Eso sí, si YouTube me ofreciera pagar un precio razonable por la versión prémium sin música, iría de cabeza.

Poner música en una fiesta con el Chromecast y que la publicidad corte el rollo. Hacer una consulta rápida en cualquier vídeo de YouTube y comerte un par de anuncios. Estar viendo una entrevista o un concierto y que lo interrumpan cada poco. Sí, yo también estoy harto de que la plataforma de Google sea cada vez más parecida a la televisión. Mientras tanto, cada vez veo más anuncios de su servicio prémium, que tienen la ausencia de publicidad como su principal activo, pero no es precisamente barato, 12,99 euros al mes. Lo cierto es que es uno de los servicios de 'streaming' que más uso, así que, ¿por qué no probar? Además, el primer mes es gratis, así que no ha hecho falta más para que pique el anzuelo.

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