Es noticia
Nostalgia de Boris: "Los payasos de la derecha libertaria han destruido la economía"
  1. Mundo
  2. Europa
El hundimiento británico

Nostalgia de Boris: "Los payasos de la derecha libertaria han destruido la economía"

Cómo un recorte fiscal salvaje desestabilizó al Reino Unido, desquició a los mercados y achicharró a un Gobierno tan thatcherista que confundió 1982 con 2022. Las horas grotescas en que el país se fue a pique

Foto: El ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, y la primera ministra, Liz Truss. (Reuters)
El ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, y la primera ministra, Liz Truss. (Reuters)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Cuando Liz Truss tenía siete años —en 1982, 40 años antes de convertirse en primera ministra británica— interpretó a Margaret Thatcher en su cole en un simulacro de elecciones generales. No tuvo mucho éxito: “Mi maestra me preguntó si quería hacer el papel de Margaret Thatcher. Pronuncié un discurso sincero, pero terminé con cero votos. Ni siquiera voté por mí misma”, admitió hace unos años.

Como la historia siempre se repite, primero como tragedia y luego como astracán, Truss lo ha vuelto a hacer en 2022: va camino de los cero votos tras imitar a Thatcher a corazón abierto... y generar la crisis política y económica más vertiginosa vista nunca en Reino Unido.

Truss, en definitiva, parece atrapada en los viejos buenos tiempos thatcheristas de 1982. Desde ese imaginario, ha intentado revolucionar la política británica las últimas dos semanas, y desde ese imaginario, nos mira ahora completamente calcinada...

La nave de los locos

El pasado 31 de mayo —cuando Boris Johnson era aún el primer ministro británico y no estaba claro si iba a dejar de serlo; menos aún quién podía sustituírle—, Dominnic Cummings, cerebro gris del Brexit y fontanero plenipotenciario de Boris hasta su caída en desgracia en 2020, dio una entrevista a la revista digital ‘Unheard’. Atentos a sus palabras premonitorias:

Foto: Liz Truss en una entrevista. (Reuters)

“El partido 'tory' está tan podrido que no logra pensar en nadie mejor que Boris, aunque Boris esté completamente muerto. Lo que piensan es: 'Si nos deshacemos de él, igual damos con alguien peor'. Esto dice mucho sobre el estado actual del partido. Y en realidad podrían poner a alguien peor: Liz Truss sería incluso peor que Boris. Es lo más cercano a un loco de todas las personas que conocí en el Parlamento”.

Dado su historial como 'joker' de la política británica, impresiona que Cummings acuse a alguien de 'loco' dentro de sus filas, pero siempre ha ido sobrado de mala hostia... y de dotes proféticas: los 'tories' acabaron cambiando a Boris por Liz y, un mes después de su toma de posesión, no ya es que los 'tories' se hayan arrepentido, es que el país está en la cuerda floja y Liz Truss sufre un achicharramiento sin precedentes, debido a una sucesión de hechos funestos...

Cummings: "Truss es lo más cercano a un loco de todas las personas que conocí en el Parlamento"

Hace 12 días, el Gobierno anunció la bajada de impuestos más radical del último medio siglo, sobre todo a las clases altas (supresión del tipo máximo del 45% del IRPF), 50.000 millones de libras recortadas de golpe, una especie de doctrina del 'shock'. ¿La primera reacción? Todo el mundo pareció entrar en pánico, y cuando decimos todo el mundo, queremos decir todo el mundo, hasta los más proclives (en teoría) a este tipo de mercancía.

En efecto, entes poco sospechosos de marxismo como “los mercados”, el FMI o la revista ‘The Economist’ reaccionaron mal al recorte fiscal británico, la libra se desplomó, la crisis arrastró a los fondos de pensiones y el Banco de Inglaterra se vio forzado a hacer compras masivas de deuda para evitar el colapso.

“El hundimiento de la libra fue como el mensaje de despedida del Reino Unido como potencia después de la muerte de Isabel II. Los 'tories' habían puesto la ideología por encima del sentido común. Truss presentó una rebaja de impuestos para estimular la economía aun al precio de perder su control y en la confianza de que el Banco de Inglaterra, subiendo los tipos de interés, protegería la libra y frenaría la inflación. Pero los mercados no han comprado la fórmula. Ni instituciones como el FMI, que le han pedido que rectifique. Los 'tories' no han calibrado los cambios acontecidos tras la crisis del 2008-20010, que ha cuestionado la obsesión por el déficit y el énfasis en la política de austeridad“, resumió Ramon Aymerich en ‘La Vanguardia’.

Foto: Liz Truss ha sido elegida por el Partido Conservador primera ministra tras la dimisión de Boris Johnson. (EFE/Neil Hall)

Era el hundimiento de la economía británica en directo.

Todo ello con Liz Truss desaparecida en combate durante cinco días. Según 'The Sunday Times', Truss intentó montar esos días un, ejem, viaje relámpago a Ucrania para reunirse con el presidente Zelenski, como cortina de humo para voltear la crisis, pero no lo logró.

Para colmo, cuando la primera ministra salió por fin de la madriguera y empezó a dar entrevistas para defender su plan, la cosa fue a peor, con una Truss titubeante y a la defensiva. Y con la prensa británica, a la izquierda y a la derecha, atizando al Gobierno con la acidez de las grandes ocasiones.

placeholder Desaparecida en combate.
Desaparecida en combate.

Al día siguiente de la errática resurrección mediática de Truss, una encuesta dio a los laboristas unos asombrosos 33 puntos de ventaja sobre los conservadores. ¿Efectos secundarios de esta cifra? Por pura supervivencia, los diputados 'tories' comenzaron otro partido de su deporte favorito: conspirar contra su líder.

En efecto, una semana después del recortazo, los 'tories' buscaron herramientas parlamentarias para tumbar a Truss. Según ‘The Guardian’, un antiguo ministro conservador dijo ese día a su entorno: “Truss tiene que irse. Hay que traer de vuelta a Boris”.

Vamos a repetirlo por si no lo han leído bien: TRAER DE VUELTA A BORIS. 2022 nos daba la enésima gran sorpresa: Boris emergiendo como sobrio gestor y estadista que quizá se había pegado dos fiestas y no se había matado a trabajar como primer ministro, pero al menos no había dinamitado la economía del país con experimentos de dudosa utilidad social.

Lo dijo Boris Johnson, en septiembre de 2021, para justificar una subida de impuestos para más gasto social: "Sería un error por mi parte decir que podemos pagar esta recuperación sin tomar decisiones difíciles pero responsables sobre cómo financiarla… Sería irresponsable hacer frente a los costes con más endeudamiento y más deuda”.

Foto: La primera ministra británica, Liz Truss. (Reuters/Dylan Martinez)

Liz Truss decidió tomar otro camino, y ahora le empezaba a llegar la mierda hasta el cuello.

Los dos amigos

Diez días después del lanzamiento de la bomba fiscal, llegó el recule de Liz Truss, aunque el que dio la cara fue el ministro de Economía, Kwasi Kwarteng,

Truss y Kwarteng se han convertido en el Dúo Sacapuntas de la política británica, es decir, una dupla terrible para algunos. No obstante, a todos los que se llevan ahora las manos a la cabeza en su partido, se les podría reprochar algo: Si ya sabíais cómo se ponían y lo 'locos' que estaban, ¿para qué les invitasteis?

En efecto, cero sorpresa respecto al thatcherismo punk de Truss y Kwarteng, que entraron a la vez en el parlamento británico (2010), formaron un grupo de afinidad en el partido por el libre mercado asilvestrado (Free Entreprise Group) y estrecharon relaciones con los 'think tanks' más puristas del mercado, como el Institute of Economic Affairs (IEA). “El IEA incubó a Truss y Kwarteng durante sus primeros años como parlamentarios. Gran Bretaña es ahora su laboratorio”, dijo el periodista Tim Montgomerie tras el recortazo fiscal.

Jon Moynihan, presidente de otro de los grandes 'think tanks' de la derecha libertaria británica, el Institute for Free Trade (IFT), ha sido el principal donante de Truss los últimos tiempos.

En 2012, Liz, Kwasi y otros jóvenes rebeldes 'tories' publicaron un libro manifiesto, 'Britannia Unchained' ('Gran Bretaña desencadenada'), donde ya estaba todo lo que han intentado aplicar en el Gobierno: una revolución fiscal desde arriba para acabar, según ellos, con la decadencia de un país paralizado, vago y de pasada gloria imperial.

"Gran Bretaña ha perdido la confianza en sí misma y en lo que representa. Gran Bretaña una vez gobernó el Imperio en el que el sol nunca se ponía. Ahora apenas puede mantener juntas a Inglaterra y Escocia. No es de extrañar que muchos hayan llegado a la conclusión de que haríamos mejor en aceptar un retiro tranquilo… Quizás el mayor logro de la administración de Thatcher no fue tanto enfrentarse a los sindicatos o liberalizar la economía, como hacer que Gran Bretaña volviera a creer en sí misma… Las instituciones de libre mercado se originaron en Gran Bretaña; deberíamos estar orgullosos de ellas. Los valores británicos ayudaron a crear el mundo moderno, a difundir esas ideas por el mundo, pero ahora parece haberlas perdido de vista”, escribieron en 'Britannia Unchained'.

placeholder El manifiesto desastre.
El manifiesto desastre.

Pero si los vínculos de Truss con la derecha fiscal echada al monte son evidentes, el que se ha embarrado hasta arriba estos días ha sido Kwasi Kwarteng. El pasado domingo, 'The Sunday Times' publicó un artículo que no solo ha tenido que ver con el volantazo (al día siguiente) del gobierno, sino que quizá haya jorobado para siempre la carrera política de Kwarteng...

Según el dominical del 'Times', tras anunciar su agresivo plan fiscal, Kwarteng fue a celebrarlo a una "cocktail party' con champán" con lo más granado de los fondos de inversión y financieros de la City, unos 30 invitados, incluidos algunos que habían apostado recientemente contra la libra (moneda que el recortazo fiscal del ministro había puesto ya en caída libre).

placeholder El ministro de Economía, en el 10 de Downing Street. (Reuters)
El ministro de Economía, en el 10 de Downing Street. (Reuters)

"Este es un gran día para la libertad", dijo Kwarteng a los invitados a la fiesta. Pese al entusiasmo del ministro, según el periódico, dos encargados de fondos de inversión tiraron de cinismo en privado tras la celebración, calificando al ministro de "tonto útil" ("useful idiot"). Así se las gastan en la City.

Según contó un asistente a la fiesta, el ministro “estaba lleno de adrenalina”, y lanzando bravatas sobre el recortazo fiscal: “No vamos a hacerlo de manera escalonada. Creemos en ello y es lo que vamos a hacer”. Otra fuente presencial aseguró que Kwarteng parecía genuinamente sorprendido por la temprana mala reacción de los mercados a su plan fiscal: "Creo que no se lo esperaba".

En otro artículo publicado ese día, ‘The Sunday Times’ contó que altos funcionarios advirtieron a la primera ministra que su plan económico era “muy arriesgado”, pero no les hizo caso. “Lejos de disuadirse, Truss utilizó como evidencia que el establishment siempre luchaba contra el radicalismo económico real. Le dijeron: ‘No hagas esto, a nadie le gustará’. Y su actitud básicamente fue: ‘No me importa’”.

Foto: La primera ministra conservadora, Liz Truss. (EFE/Tolga Akmen)

Un alto funcionario de Downing Street explicó al periódico el pisodrama interno del gobierno de manera gráfica: “Por lo general, los asesores son los más locos y los políticos tienen una visión más pragmática, pero Kwasi y Liz son ahora los que están más locos", ahí dentro "y les llaman 'los terroristas'”.

Pero los visionarios thatcheristas (Truss y Kwarteng) se cayeron del caballo. O les tiraron.

De entre los muertos

¿Cómo llamaría Freud a lo que ha pasado en el Reino Unido las últimas dos semanas? Remake ultraliberal de ‘Vértigo’.

En efecto, si la película de Hitchcock sobre el doble de una mujer muerta hablaba del “deseo, lo idealizado y el vértigo a lo desconocido”, la carrera de Liz Truss podría describirse exactamente en esos términos. La mujer muerta sería Margaret Thatcher; la doble con peluca, Liz Truss; el deseo (emular a Thatcher), lo idealizado (una arcadia fiscal salvaje como remedio a todos los males sociales) y el vértigo a lo desconocido (el rechazo de los mercados y el humillante recule de Truss).

Quien crea que la analogía hitchcockiana está pillada por los pelos, debería escuchar esto: hace tiempo que el gusto de Truss por parecerse a Thatcher pasó del guiño electoral al fetichismo bizarro. En la última década, mientras subía en el escalafón 'tory' como secretaria de Estado y ministra, hemos visto a Truss imitar todos y cada uno de los estilismos y estampas icónicas de Thatcher. Truss subida a un tanque del ejército británico, Truss haciendo carantoñas a un corderito, Truss con una blusa blanca anudada al cuello…

La primera ministra Liz Truss, en definitiva, se disfrazó de Margaret Thatcher pensando que seguíamos en 1982 (el mantra del menos gasto social y menos impuestos, igual a más crecimiento) pero estábamos en 2022, año de guerra, inflación, intervenciones energéticas e impuestos especiales a multinacionales y grandes fortunas.

Dicho de otro modo: Truss y su ministro de Economía hicieron una lectura catastrófica de la coyuntura internacional.

¿Le valdrá a Truss el volantazo para dejar de ser una muerta viviente? ¿Caerá el ministro de Economía más pronto que tarde?

De momento, seguimos en la ceremonia de la confusión. Ejemplo: El 10 de septiembre, 'The Economist' tituló en portada: "¿Puede Liz Truss arreglar Gran Bretaña?". Dos semanas después, el rotativo se respondió a sí mismo con otra portada de Truss y Kwarteng en una barca a la deriva: "Cómo no gobernar un país".

¿La hecatombe más rápida de la historia de la política mundial?

placeholder 'The Economist' no se lo explica.
'The Economist' no se lo explica.

La fallida operación fiscal del gobierno británico fue bautizada internamente como Rolling Thunder, nombre de la campaña de bombardeos de EEUU sobre Vietnam; lo que da idea de que todo pareció desde el principio una gamberrada ultraliberal de colegio mayor.

Lo dijo, este domingo, un diputado 'tory' a ‘The Observer’ bajo anonimato: “Durante décadas, estos payasos de la derecha libertaria han insistido con aire de suficiencia en que tenían todas las respuestas. Que en cuanto les dieran una oportunidad, sus políticas llevarían al nirvana económico. Pero llevan dos semanas en el poder y han destruido la economía y el Partido Conservador”.

Malos tiempos para la lírica ultraliberal.

* Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí.

Cuando Liz Truss tenía siete años —en 1982, 40 años antes de convertirse en primera ministra británica— interpretó a Margaret Thatcher en su cole en un simulacro de elecciones generales. No tuvo mucho éxito: “Mi maestra me preguntó si quería hacer el papel de Margaret Thatcher. Pronuncié un discurso sincero, pero terminé con cero votos. Ni siquiera voté por mí misma”, admitió hace unos años.

Historia
El redactor recomienda