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¿Primera ministra exprés? Un mes en Downing Street y ya piden su dimisión
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la presión crece para liz truss

¿Primera ministra exprés? Un mes en Downing Street y ya piden su dimisión

Truss aspiraba a darse un baño de masas en la conferencia 'tory'. Pero con la caída de la libra, el único objetivo es intentar limitar los daños. Algunos diputados ya piden su dimisión

Foto: La primera ministra británica, Liz Truss. (Reuters/Dylan Martinez)
La primera ministra británica, Liz Truss. (Reuters/Dylan Martinez)

La nueva primera ministra británica, Liz Truss, siempre ha sido amante de los karaokes. Sin embargo, este año, la tradicional fiesta con canciones y bailes que se celebra la última noche de la conferencia del Partido Conservador se ha cancelado. La mayoría de los asistentes ha decidido no permanecer hasta el miércoles en Birmingham -que es donde tiene lugar la cita- para evitar la huelga de trenes convocada para ese día. El sector ferroviario volverá a paralizar el país para pedir mejoras salariales ante una inflación disparada que roza el 10%. Por primera vez en la historia del Reino Unido, los enfermeros del sistema nacional de salud pública (NHS) están considerando unirse también a los paros.

Quizá lo de suspender la fiesta es lo mejor que le puede pasar a la nueva inquilina de Downing Street. Porque, francamente, los ánimos no están especialmente eufóricos este año, ni entre las bases, ni entre las filas del partido.

Tras ganar en septiembre las primarias del Partido Conservador, Truss aspiraba a darse un baño de masas, ratificar su liderazgo y explicar su visión para el país. Pero el único objetivo ahora es intentar limitar los daños. No lleva ni un mes en el Número 10 y algunos diputados ya están pidiendo su dimisión alarmados por las últimas encuestas, donde la oposición laborista llega a sacar hasta 33 puntos de ventaja. De celebrarse hoy en día las elecciones generales -previstas para 2024-, las filas de Keir Starmer obtendrían una aplastante mayoría absoluta de hasta 100 escaños y los 'tories' perderían prácticamente la mitad de sus asientos.

Foto: Liz Truss ha sido elegida por el Partido Conservador primera ministra tras la dimisión de Boris Johnson. (EFE/Neil Hall)

Se supone que todo líder tiene garantizada una pequeña luna de miel al inicio de su mandato. Pero los primeros días de Truss están siendo de lo más que turbulentos. Desde que el Gobierno anunciara el pasado 23 de septiembre su gran apuesta con los mayores recortes de impuestos desde 1972 con el objetivo de impulsar el crecimiento de un país ya en recesión, la libra ha caído a mínimos históricos respecto al dólar.

El Banco de Inglaterra se ha lanzado a comprar bonos británicos, después de que la industria de fondos de pensiones estuviera a punto de colapsar. Ante la preocupación de que los tipos de interés lleguen al 6% en los próximos meses, el número de hipotecas canceladas por algunas entidades duplica ya el registrado en la pandemia. Y el propio Fondo Monetario Internacional ha pedido a Downing Street que revalúe su estrategia.

Compradores arrepentidos

No se puede decir que los planes de Truss pillaran por sorpresa. Ha hecho exactamente lo que repitió por activa y pasiva durante toda la campaña de las primarias conservadoras. Pese a las críticas, la nueva primera ministra defiende su gran apuesta y no está dispuesta a cambiar de opinión. Y eso es también motivo de enfado de muchos 'tories', cuando precisamente de lo que acusaban a Boris Johnson era de dar volantazos a la primera de cambio.

Por cierto, Boris Johnson ha decidido no acudir este año a la conferencia para evitar ser motivo de distracción. Por la misma razón, tampoco estará Rishi Sunak. El que fuera ministro del Tesoro y finalista de las primarias, era la opción predilecta de las filas. Pero finalmente las bases apostaron por Truss. El problema es que ahora muchos tienen el “síndrome del comprador arrepentido”. Según The Telegraph, algunos partidarios de Truss definen lo que está pasando estos días como “debacle”, “desastre autoinfligido” o “incompetencia asombrosa”.

Foto: Liz Truss en campaña. (Reuters/Hannah McKay)

Para otros, como David Frost -el que fuera ministro del Brexit- lo que falla no son tanto los planes económicos en sí como la comunicación. Cree que tanto la primera ministra como el responsable del Tesoro no están sabiendo defenderlos.

Truss, por ejemplo, no ha especificado aún cómo se reducirá la deuda pública -actualmente del 96,2%- que se acumulará con las medidas que quiere llevar a cabo. Aunque su ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, ya ha adelantado que se pedirá a los ministerios que recorten gastos y a la Oficina de responsabilidad presupuestaria (OBR, en inglés), que supervisa las finanzas públicas, que prepare un informe sobre el crecimiento, la inflación y la deuda. El Chancellor prevé precisar su plan de reducción de la deuda en una intervención parlamentaria el próximo 23 de noviembre. Pero son cada vez más las voces dentro de las propias filas 'tories' que piden adelantar el anuncio.

Dudas morales

Los escándalos del Partygate de Johnson planteaban dudas sobre la moralidad de la clase dirigente. Pero los ciudadanos seguían más o menos con sus vidas. Ahora es todo muy distinto. Son muchos los que tienen problemas para conseguir hipotecas y llegar a fin de mes. Una moneda débil no solo se ve como signo de una economía débil, sino también como reflejo de un Ejecutivo fallido. En prácticamente todos los casos, cada devaluación de la libra ha jugado un papel importante en la caída del Gobierno de turno. A los `tories´ además hay que sumarles el desgaste de llevar doce años en el poder.

Foto: (Reuters: Dado Ruvic)

Entre los parlamentarios hay conversaciones sobre las cartas que algunos ya han mandado al llamado Comité 1922 pidiendo oficialmente moción de confianza. Pero la gran mayoría considera que cambiar de líder ahora, de nuevo, sería kamikaze. Por lo tanto, por muy tensos que estén los ánimos, el objetivo es evitar mostrar una imagen de división. No hay que olvidar que Truss está en Downing Street por ganar unas primarias no por tener una victoria en las urnas. Si la nueva primera ministra cambia ahora de rumbo tan pronto en su mandato, servirá como una admisión de que se equivocó. Pero si no hay modificaciones, los mercados seguirán castigando a la libra.

Por lo pronto, el 'Chancellor', que esta tarde protagonizara un esperado discurso en la conferencia de la formación, ya ha adelantado que cancelan una de las medidas más controvertidas, la de abolir la tasa máxima del 45% del impuesto sobre la renta —pagada solo por los más ricos—. Se consideraba especialmente tóxica frente a las demandas de aumentos salariales por parte de los trabajadores del sector público. En definitiva, muchos frentes abiertos para la nueva inquilina de Downing Street, que este año se queda sin su amado karaoke.

La nueva primera ministra británica, Liz Truss, siempre ha sido amante de los karaokes. Sin embargo, este año, la tradicional fiesta con canciones y bailes que se celebra la última noche de la conferencia del Partido Conservador se ha cancelado. La mayoría de los asistentes ha decidido no permanecer hasta el miércoles en Birmingham -que es donde tiene lugar la cita- para evitar la huelga de trenes convocada para ese día. El sector ferroviario volverá a paralizar el país para pedir mejoras salariales ante una inflación disparada que roza el 10%. Por primera vez en la historia del Reino Unido, los enfermeros del sistema nacional de salud pública (NHS) están considerando unirse también a los paros.

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