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Johnson y Cincinato: ¿cuáles son ahora los planes del excéntrico político?
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Johnson y Cincinato: ¿cuáles son ahora los planes del excéntrico político?

Algunas teorías que se escuchan sobre su futuro apuntan incluso a convertirle en el próximo secretario general de la OTAN. Un exasesor duda de que regrese a la primera línea política porque “necesita ganar dinero”

Foto: Boris Johnson, en su discurso de despedida (Reuters/Phil Noble)
Boris Johnson, en su discurso de despedida (Reuters/Phil Noble)

La manera en la que un primer ministro abandona Downing Street tras verse obligado a presentar su dimisión siempre es intrigante. A veces sorprende, como las lágrimas que no pudo contener la fría Dama de Hierro. Otras son esperadas, como la emoción contenida de Theresa May. Y en algunas ocasiones es completamente desconcertante, como el canturreo de David Cameron. Teniendo en cuenta que Boris Johnson ha sido, sin lugar a dudas, el político más excéntrico de la historia reciente de Reino Unido, había especial expectación este lunes por ver su última actuación. Siempre fue un cómico tremendamente serio cuando hablaba de poder. Toda su vida se había estado preparando para interpretar un solo papel, pero en el mismo acto de asegurarlo, lo perdió para siempre.

“Esto es todo amigos”, recalcó ante la famosa puerta negra, donde se comprometió a ayudar al nuevo Gobierno de Liz Truss “en cada uno de sus pasos” y bromeó asegurando que si su perro, Dilyn, y el gato del Número 10, Larry, pudieron llegar a superar sus diferencias, entonces, “a pesar de que el comportamiento pasado sugiera lo contrario, también pueden hacerlo los parlamentarios conservadores”. Algo que está por ver.

Foto: La reina Isabel II recibe a la nueva primera ministra británica, Liz Truss.  Jane Barlow Pool / REUTERS

Asimismo, hizo un recordatorio de su legado. Pese a la polémica que le rodeó hasta el último momento, sería injusto quedarse tan solo con una cara de la moneda sin presentar al otro Boris. Ganó la mayoría conservadora más grande desde 1987, ejecutó el Brexit tras años de parálisis en Westminster, durante la pandemia orquestó la campaña de vacunación más exitosa de Europa y ante la guerra de Ucrania tuvo un gran papel de liderazgo.

Pero, más allá de la falta palpable de dirección ideológica, la indiferencia tan básica hacia la competencia organizativa y su tortuosa relación con la verdad, su gran fracaso fue querer imponer su voluntad a la de su partido parlamentario. Solo entendió a medias que aquellos que dominan gran parte del mundo, tienen como primera tarea asegurarse de tener el control de sus propias filas. Comprenden que los enemigos internos son el mayor peligro. Debido a que conocen íntimamente al líder, pueden exponer los fallos y las traiciones con mayor eficacia que cualquier oponente. Hablan el idioma y comparten los valores de los seguidores del hombre fuerte y pueden socavar su poder desde adentro.

Johnson creyó que su aplastante mayoría en las urnas en 2019 exigía obediencia de sus diputados. Se comportó como si creyera que podía ignorar a sus parlamentarios o tratarlos como idiotas útiles, enviándoles repetidamente a defender políticas indefendibles para luego dejarles tirados cuando, ante la indignación del electorado, protagonizaba uno de sus característicos volantazos. Como cuando, en noviembre del año pasado, quiso proteger a su aliado Owen Paterson ante un escándalo por tráfico de influencias, haciendo a los suyos votar por cambiar las reglas del comité de ética parlamentario, para luego recular cuando el daño ya estaba hecho.

Reescribir el pasado

Aunque los rebeldes no forzaron su salida por cuestión de principios, sino porque temían que fuera un lastre electoral. Johnson y sus seguidores están tratando de reescribir ahora el pasado, como lo hicieron los admiradores de Margaret Thatcher en la década de 1990, presentándole como un mártir, el líder perdido que podría haber salvado a la formación. Pero la verdad es que, según los sondeos, el 69% de los votantes llegó a pedir su dimisión y solo el 13% consideraban que era digno de confianza.

“Permítanme decir que ahora soy como uno de esos cohetes propulsores que ha cumplido su función y ahora estaré entrando suavemente en la atmósfera y aterrizando invisiblemente en algún rincón remoto y oscuro del Pacífico”, recalcó Johnson durante su intervención este lunes.

"Como Cincinato, estoy volviendo a mi granja"

Pero la cosa no quedó ahí porque añadió un apunte intrigante: “Como Cincinato, estoy volviendo a mi granja”. Como licenciado en Clásicos en la Universidad de Oxford, la mención de Johnson al gobernador de la Antigua Roma estaba cargada de intencionalidad. Cincinato se ha convertido en la encarnación de la humildad, asumiendo el puesto de poder más alto en un momento de necesidad, solo para renunciar luego voluntariamente para volver a trabajar sus campos.

George Washington, el primer presidente de Estados Unidos que renunció a su escaño, estableciendo la tradición de la transición pacífica, fue comparado con él por sus contemporáneos. Pero lo que Johnson no mencionó es que el mandatario romano regresó por segunda vez al puesto principal cuando lo llamó el deber.

Boris, ¿segundo 'round'?

¿Está dando Boris a entender que deja la puerta abierta? Sus últimas palabras en la Cámara de los Comunes el pasado mes de julio ya fueron de lo más comentadas: “Hasta la vista, baby”, haciendo alusión a las películas de Terminator.

No obstante, pese a las grandes especulaciones, su exasesor Will Walden aseguró a la BBC que no creía que estuviera entre sus planes regresar a la primera línea política. “Eso es por dos razones. No creo que el Partido Conservador vaya a cambiar de opinión en tan poco tiempo y ante todo porque [Johnson] necesita ganar dinero y seguir adelante”, matizó.

Los problemas financieros de la ambición rubia -padre de, al menos, siete hijos reconocidos- no son ningún secreto. Salieron a relucir tras el “Wallpapergate”, uno de los muchos escándalos que marcó su carrera, cuando se reveló que Lord Brownlow, uno de los donantes del Partido Conservador, financió inicialmente la lujosa reforma del piso donde vivían en Downing Street. No es fácil mantener su alto nivel de vida y dicen que está obsesionado con el dinero.

Foto:  Boris Johnson y su pareja Carrie Symonds, en Downing Street. (Getty)

Son muchas las teorías que se escuchan estos días sobre el futuro del ya ex primer ministro. Incluso se ha llegado a comentar que muchos conservadores de peso están haciendo campaña para convertirle en el próximo secretario general de la OTAN. Se espera que el actual titular, Jens Stoltenberg, renuncie al puesto en septiembre del próximo año. En realidad debería haber sido nombrado un sucesor este año, pero se retrasó debido a la crisis en Ucrania.

De momento, a corto plazo, parece que va a seguir los pasos de su predecesora inmediata, Theresa May, permaneciendo en la Cámara de los Comunes como diputado raso. Lo que es más incierto es si se presentará como diputado a las próximas generales, previstas para 2024. Incluso si permanece en la Cámara de los Comunes como parlamentario, perderá su salario ministerial que completa sus ganancias de 99.278 euros a 194.000 euros.

Eso sí, podría compaginarlo con su lucrativa carrera como escritor. Solo con la columna semanal que tenía en The Telegraph -cuyos textos, siempre polémicos, llegaron a comprar a las mujeres musulmanas que llevan burka con “buzones de correo”- se embolsaba anualmente 325.000 euros.

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Por su parte, la editorial “Hodder and Stoughton” todavía está esperando un manuscrito sobre la vida de William Shakespeare, cuya publicación estaba prevista para coincidir con el 400 aniversario de la muerte del “Bardo” en 2016. El acuerdo del libro se adjuntó a un anticipo de 104.000 euros, pero el editor más tarde acordó que se retrasaría “hasta un momento más adecuado”, después de que la ambición rubia fuera nombrado ministro de Exteriores.

Foto: Boris Johnson. (Reuters)

Y, por supuesto, estarían sus esperadas memorias que, según su círculo cercano, podrían estar terminadas a tiempo para Navidades. Las que en su día publicó Tony Blair, “A Journey”, le hicieron ganar más de 5 millones de euros.

Otra opción sería que retomara su papel realizando discursos. Ya antes de ser primer ministro llegó a cobrar más de 50.000 euros por intervención. Según The Telegraph, el banco estadounidense JP Morgan le habría ofrecido un 2,5 millones de euros por seis intervenciones al otro lado del Atlántico en los próximos dos años.

En cualquier caso, la preocupación “más estresante” -según quienes le rodean- es dónde va a vivir con Carrie, su tercera esposa y madre de sus hijos pequeños de 2 años y seis meses. La casa de campo de Johnson en Oxfordshire está alquilada y los nuevos inquilinos acaban de mudarse a otra casa en el sur de Londres que compró con su esposa antes de asumir el cargo en julio de 2019. Una fuente de Westminster bromeó sombríamente diciendo que “es una pena que el Gobierno haya prohibido a los propietarios desalojar a los inquilinos sin una buena razón, ya que ahora podría impedir que Johnson encuentre un lugar para vivir”. De momento, hasta Navidades estarán en la mansión que les ha dejado un amigo en el centro de Londres.

La manera en la que un primer ministro abandona Downing Street tras verse obligado a presentar su dimisión siempre es intrigante. A veces sorprende, como las lágrimas que no pudo contener la fría Dama de Hierro. Otras son esperadas, como la emoción contenida de Theresa May. Y en algunas ocasiones es completamente desconcertante, como el canturreo de David Cameron. Teniendo en cuenta que Boris Johnson ha sido, sin lugar a dudas, el político más excéntrico de la historia reciente de Reino Unido, había especial expectación este lunes por ver su última actuación. Siempre fue un cómico tremendamente serio cuando hablaba de poder. Toda su vida se había estado preparando para interpretar un solo papel, pero en el mismo acto de asegurarlo, lo perdió para siempre.

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