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La desgravación del 15% por compra de coches eléctricos, ¿medida con pólvora mojada?
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Su impacto en las ventas podría ser mínimo

La desgravación del 15% por compra de coches eléctricos, ¿medida con pólvora mojada?

Para incentivar la venta de coches eléctricos en España, que el plan Moves III no parece animar, el Gobierno ha puesto en marcha otra medida hasta finales del 2024. Pero compleja también y con beneficios, sobre todo, para rentas altas

Foto: Algunos fabricantes creen que la nueva medida va encaminada en la buena dirección. (EFE/Luis Tejido)
Algunos fabricantes creen que la nueva medida va encaminada en la buena dirección. (EFE/Luis Tejido)

Desde hace tiempo, el sector español de la automoción, representado entre otras por grandes patronales como Anfac (fabricantes de coches), Faconauto (concesionarios) o Anesdor (fabricantes de motos y vehículos ligeros), viene reclamando del Gobierno mayores y, sobre todo, mejores ayudas que incentiven la compra de automóviles, ya sean nuevos o usados jóvenes, que aceleren el proceso hacia la electromovilidad y, más importante si cabe, incrementen las matriculaciones para fomentar la renovación del parque, uno de los más obsoletos y contaminantes de Europa, y con valores medios de antigüedad que no paran de crecer. Justo lo contrario del efecto buscado.

Las herramientas ideadas en ese sentido por el actual Gobierno, como el actual plan Moves III, se centran especialmente en ayudas dirigidas a compradores de vehículos eléctricos puros e híbridos enchufables, tanto si se trata de turismos como de modelos comerciales, aunque desde el sector se ha criticado siempre, por insuficiente, la fórmula elegida en nuestro país, donde las ayudas son tramitadas por las diferentes comunidades autónomas y, en consecuencia, con grados de agilidad y eficacia muy diferentes.

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Y, en opinión de las patronales, ni siquiera es ese el problema mayor, pues añaden otros inconvenientes aún más graves y ralentizadores, como trámites farragosos, lentitud en el pago final de las ayudas al consumidor y el hecho de que dichas subvenciones tributen como incremento patrimonial, de manera que los potenciales compradores de un coche, moto, cuadriciclo o furgoneta que se quieran acoger al Moves III deben contar previamente con el dinero íntegro del precio del vehículo, o solicitar financiación por ese valor, además de no conocer exactamente cuánto acabarán pagando por el vehículo (tendrán que devolver entre el 19% y el 47% de la ayuda, en función de su renta) ni cuándo recibirán la ayuda. Y hablamos de periodos de un año, año y medio e incluso más.

Foto: Los turismos 100% eléctricos crecieron, pero supusieron solo el 4,77% del mercado en enero.

Eso es lo que, según todos los expertos consultados, ha minimizado el impacto de los planes Moves hasta ahora, de manera que la proporción de vehículos eléctricos e híbridos enchufables, que son los únicos que se subvencionan, sigue sin crecer en España, cuando en otros países de nuestro entorno, como Portugal, Francia o Alemania, donde las ayudas son mucho más claras, directas y rápidas, las ventas de enchufables si están aumentando con fuerza. Si los eléctricos de batería en la UE ya suponen un 13% de las matriculaciones, en España parecemos habernos estancado en el 5%.

Planes Moves sin impacto real

El ejemplo del anterior plan, el Moves II, es muy aclaratorio, pues en su día el Banco de España advirtió de que su influencia en las ventas de los vehículos cuya compra se incentivaba había sido mínima, sin alcanzar siquiera el 1% en las comunidades autónomas donde mayor aumento se había detectado, y que eran normalmente las de renta más alta, como Baleares, Madrid o Navarra. De hecho, sus responsables rebajaban prácticamente a cero el impacto del Moves II en muchas de las autonomías españolas.

Y, entre otras razones, porque las ayudas de los planes Moves II y Moves III han incentivado la adquisición de un tipo de vehículos que, por su tecnología, son más caros o mucho más caros que los automóviles adquiridos normalmente por la media de la población, lo que puede explicarse de otra manera: se ayuda a la compra de vehículos caros y, por tanto, suele ayudarse a las rentas más altas, por más que estos planes del Gobierno tengan unos topes de precio para dejar fuera a los automóviles extremadamente caros.

En su día, el Banco de España advirtió de que su influencia en las ventas de los vehículos cuya compra se incentivaba había sido mínima

Y eso, a decir de muchos expertos, es todo un problema en un país donde las clases con un nivel de ingresos más bajo apenas compran coches nuevos. Así lo recogía, por ejemplo, la Encuesta de presupuestos familiares del INE en 2020, que daba datos elocuentes: si tomamos a las familias españolas cuya renta está en la décima parte inferior, solo el 0,08% adquirieron un vehículo nuevo a lo largo del ejercicio anterior, y solo un 3,33% compraron un vehículo usado. Y si pasamos a la decila inmediatamente superior por renta, solo el 0,12% compraron un vehículo nuevo y solo 3,37% adquirieron un usado.

Si lo comparamos con las familias que se encuentran en la decila superior de la renta en España, compró durante ese año un coche nuevo el 17,79%, y un usado el 5,82%. De hecho, si cogemos las familias españolas cuya renta está en las cinco decilas inferiores (de mitad hacia abajo, para entendernos), solo compró coche nuevo en el año estudiado un 2,68%, mientras que si tomamos a los contribuyentes de las cinco decilas superiores por renta (de mitad hacia arriba), compraron un coche nuevo a lo largo del año un 43,41%. La conclusión puede parecer de Perogrullo, pero está en la raíz del problema: la población con escasos recursos apenas compra coches, y especialmente coches nuevos, que son los que renuevan el parque, bajan la antigüedad media, son más seguros y avanzan en términos de eficiencia.

Nueva idea: desgravación del 15%

Así las cosas, la patronal que engloba a las marcas de coches con presencia en el mercado español, Anfac, lanzaba en enero su enésima alerta sobre los peligros que acechan al sector, y lo hacía en forma de Hoja de Ruta 2023-2025, reclamando una serie de medidas para relanzar las ventas, evitar el fracaso de la electromovilidad y rejuvenecer el parque: la antigüedad media estaba ya en 13,9 años y el 63,5% de los vehículos tenía en ese momento más de 10 años.

placeholder En enero, la patronal de los fabricantes demandó medidas urgentes para avanzar en la electromovilidad.
En enero, la patronal de los fabricantes demandó medidas urgentes para avanzar en la electromovilidad.

Por ejemplo, Anfac pedía acelerar la infraestructura de recarga pública, cuya extensión en nuestra geografía es mucho más lenta de lo planeado, pero las demandas de los fabricantes se centraban especialmente en los incentivos de la demanda, al defender que debía animarse al consumidor a adoptar las nuevas tecnologías eléctricas de otra manera, cuestionando los planes Moves por ineficaces y proponiendo dos mejoras básicas en el Moves III: eliminar el pago en el IRPF por haber recibido la subvención, en línea con lo que ocurre en el resto de países, y que se eliminen las listas de espera. Además, Anfac pedía que para 2024 se transformara de forma radical el Moves, con un nuevo sistema global de incentivos con cobro en el momento de la compra y mayores ayudas en los planes Moves Flotas, Moves Mitma y un nuevo Moves Recarga.

Anfac pedía acelerar la infraestructura de recarga pública, cuya extensión en nuestra geografía es mucho más lenta de lo planeado

Y no solo eso, sino que la patronal de los fabricantes, en su texto consensuado, solicitaba también medidas fiscales como la deducción del IVA en autónomos y empresas por la compra de vehículos electrificados, la mejora de las deducciones en retribución en especie para vehículos eficientes y la deducción en el impuesto de sociedades por inversión en la compra de vehículos electrificados e instalación de sus infraestructuras.

De ahí que cuando días atrás el presidente Pedro Sánchez anunció por sorpresa que su Gobierno aprobaría la deducción del 15% en el IRPF al comprar un vehículo eléctrico hasta el final del año 2024, y susceptible de ser prorrogada un año más, algunos en el sector se apresuraron a comentar que la medida anunciada "iba en la dirección correcta". En concreto, los usuarios que adquieran un automóvil eléctrico podrán deducir de su declaración de la renta el 15% del valor del vehículo nuevo comprado, pudiendo accederse también a la deducción si se abona en el mismo plazo una cantidad al contado de, como mínimo, el 25% del valor de adquisición del futuro vehículo eléctrico, debiendo pagarse el resto y adquirir el vehículo antes de finalizar el segundo periodo impositivo posterior; esto es, el siguiente ejercicio al del pago de esa cantidad al contado. No obstante, la patronal de los fabricantes de vehículos ligeros y de dos ruedas, Anesdor, protestaba hace unos días porque la medida dejaba fuera a los ciclomotores y a las motos eléctricas de más de 10.000 euros.

Anfac pidió que para 2024 se transformara de forma radical el Moves

Pero sea cual sea la fórmula elegida, la base máxima deducible es de 20.000 euros, incluyendo el valor de adquisición del vehículo, con gastos y tributos, y descontando las ayudas recibidas a través de algún programa de ayudas públicas, como el Moves III, compatible con la nueva desgravación. Así las cosas, el máximo del total desgravado será de 3.000 euros, y con ello el Gobierno trata de contrarrestar la tributación en la declaración de la renta de las ayudas del Moves III, de hasta el 47%; por lo que muchos ven esta nueva fórmula ideada por el Gobierno como especialmente adaptada a las rentas más altas. Y, en cualquier caso, beneficia a una parte muy concreta de los coches eficientes con nuevas tecnologias, pues si el Moves III da ayudas para comprar híbridos enchufables (PHEV) o eléctricos puros, la nueva desgravación del 15% se limita a los vehículos eléctricos, de alto precio y que, en muchas ocasiones, compran usuarios que pueden contar con otros vehículos. Es decir, rentas altas.

Además, la nueva medida del actual Gobierno no va realmente en la línea solicitada por las patronales, que reclaman ayudas directas y rápidas, que faciliten de verdad el acceso al vehículo menos contaminante, sin obligar al usuario a esperar largos periodos de tiempo o a perderse en un laberinto de cálculos y gestiones, de resultados económicos siempre inciertos.

De hecho, la expectación surgida entre muchos usuarios, tras el anuncio del presidente Sánchez y la posterior aprobación de la medida en el Consejo de Ministros, parece que se ha ido diluyendo en pocos días, todo un indicio del escaso impacto que podría acabar teniendo en las ventas. Así, el portal AutoScout24 explicaba días atrás que las búsquedas de vehículos eléctricos en internet, que habían alcanzado un 25% de las búsquedas totales durante la jornada en que saltó la noticia, se habían desplomado en solo 24 horas hasta un 4%, tras conocerse los pormenores de la medida, que deja fuera los híbridos enchufables y los vehículos usados, no contempla el adelanto de la ayuda con dinero contante y sonante, y se basa en una desgravación difícil de cuantificar y a la que accederemos solo a través de una declaración de la renta que muchos consumidores no están obligados a presentar. De nuevo, si nada o nadie lo remedia, pólvora mojada.

Desde hace tiempo, el sector español de la automoción, representado entre otras por grandes patronales como Anfac (fabricantes de coches), Faconauto (concesionarios) o Anesdor (fabricantes de motos y vehículos ligeros), viene reclamando del Gobierno mayores y, sobre todo, mejores ayudas que incentiven la compra de automóviles, ya sean nuevos o usados jóvenes, que aceleren el proceso hacia la electromovilidad y, más importante si cabe, incrementen las matriculaciones para fomentar la renovación del parque, uno de los más obsoletos y contaminantes de Europa, y con valores medios de antigüedad que no paran de crecer. Justo lo contrario del efecto buscado.

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