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El escándalo por la detención de los escoltas de Podemos cierra la campaña más bronca
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ELECCIONES EN MADRID

El escándalo por la detención de los escoltas de Podemos cierra la campaña más bronca

Las amenazas a políticos, la actitud desafiante de Vox, la reacción sobreactuada de la izquierda y las agresiones a la Policía de colaboradores de Podemos revientan el 4-M. Esta es la cronología

Foto: El candidato de Unidas Podemos a la Presidencia de la Comunidad, Pablo Iglesias. (EFE)
El candidato de Unidas Podemos a la Presidencia de la Comunidad, Pablo Iglesias. (EFE)

La detención de dos escoltas personales de Pablo Iglesias por agredir a agentes de la Policía en un mitin de Vox en Vallecas, adelantada por El Confidencial, ha puesto el remate final a la campaña electoral más bronca de los últimos años. En un país por desgracia acostumbrado a que ETA protagonizara durante décadas la vida política, asesinando a los candidatos rivales, y que sufrió el zarpazo del terrorismo yihadista en las puertas de las generales de 2004, una nueva espiral de agresividad ha ensombrecido la batalla por el 4-M en la Comunidad de Madrid. En la última semana, varios políticos han recibido amenazas de muerte por carta. Unos hechos que Vox ha negado de manera desafiante y que le han servido a la izquierda para, sobreactuando, acusar a la derecha de alentar al "fascismo" frente a la "democracia". Las agresiones a la Policía de dos colaboradores de Podemos han terminado por reventar la contienda.

La escalada de tensión ha ido de menos a más en una larguísima campaña que comenzó el 10 de marzo con la convocatoria adelantada de elecciones por parte de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Su planteamiento de partida, con su eslogan "comunismo o libertad", y la entrada en escena del entonces vicepresidente del Gobierno y líder de Podemos anticiparon que Madrid iba a ser un escenario de 'western' con la polarización reinando. El mitin de Vox en la plaza roja de Vallecas, el pasado 7 de abril, se convirtió en batalla campal entre los grupos extremos. Aunque la tensión ha desbordado en la última semana y ha terminado por afectar a todos los partidos y sus estrategias.

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El arranque oficial de la campaña fue el 18 de abril y la habitual rivalidad asomó en el debate entre los candidatos celebrado en Telemadrid, el miércoles 21. Pero fue el jueves 22 cuando todo se revolucionó. El envío de varias cartas con amenazas de muerte, entre ellas hacia Pablo Iglesias, dio un giro a las estrategias de las distintas candidaturas de cara al 4 de mayo, especialmente en una izquierda necesitada para movilizar a los votantes abstencionistas.

En el caso de los socialistas, la mutación táctica fue evidente. Si los de Ángel Gabilondo habían planteado los comicios desde la moderación y contra quienes entendían el 4-M como un 'fascismo o comunismo' (en referencia a UP, PP y Vox), el PSOE modificó por completo sus consignas para vender que lo que se juega en las urnas no es solo el futuro de la región, sino el de la democracia.

Jueves. 22 de abril

La resaca del único debate electoral entre los seis aspirantes a presidir la Comunidad de Madrid parecía transcurrir con normalidad. Los dirigentes de cada partido transmitían sus impresiones después del encuentro y las tertulias se llenaban de expertos en comunicación política que analizaban la vestimenta de los candidatos, sus gestos y los mensajes clave que lanzaron en sus minutos de oro.

A media tarde saltaría la noticia que lo iba a cambiar todo. El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska; la directora de la Guardia Civil, María Gámez; y el exvicepresidente del Gobierno y candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, eran los destinatarios de tres cartas que contenían amenazas explícitas de muerte.

"Pablo Iglesias Turrión, has dejado morir a nuestros padres y abuelos. Tu mujer, tus padres y tú estáis sentenciados a la pena capital. Tu tiempo se agota", rezaba la misiva del líder morado, acompañada de cuatro balas. La campaña ya no volvería a ser la que había sido hasta ese instante. "Están amenazando la democracia. No nos atacan por quienes somos, sino por lo que representamos. (...) Esto es otra consecuencia más de la normalización y el blanqueamiento del discurso de odio de la ultraderecha. Esto es consecuencia de la normalización mediática de bulos y mentiras contra nosotros", reaccionó Iglesias.

Las condenas empezaron a sucederse por parte de las formaciones de izquierda. Pedro Sánchez, Carmen Calvo, Irene Montero o Yolanda Díaz se pronunciaron rápidamente trasladando su repulsa. También lo hizo el candidato de Cs, Edmundo Bal: "Mi rotunda condena a estas coacciones inaceptables", escribió en su cuenta de Twitter.

Viernes. 23 de abril

Si las primeras amenazas habían llegado el jueves, el viernes sería el día de las condenas y las medias condenas, pero también la fecha en que se confirmaría que la dirección de la contienda política había cambiado. La mañana se iniciaba con una entrevista de Rocío Monasterio en RNE en la que cuestionó abiertamente la veracidad de las amenazas contra Iglesias, Gámez y Marlaska. "De Iglesias me creo poco y del Gobierno no nos creemos nada", aseguró en varias ocasiones durante su intervención. Vox ya dejaba claro cuál sería su posicionamiento, que siempre iba acompañado de un "condenamos todo tipo de violencia" al final de cada frase.

Poco después, en torno a las 11.00 horas de la mañana, todos los candidatos menos Isabel Díaz Ayuso acudían a un segundo debate en la Cadena SER. El líder morado entraba en la redacción de la emisora del Grupo Prisa con la intención de levantarse de la mesa si Vox no condenaba los hechos, algo que no sucedió, ya que Monasterio insistió en que no se creían nada del Ejecutivo central. "Si es tan valiente, levántese y lárguese", le espetó la dirigente ultraconservadora. El de UP aseguró entonces que no seguiría participando en el encuentro y, pese a los intentos de Àngels Barceló de retenerle, abandonó el evento. Posteriormente, y tras continuar una hora y media, Gabilondo y Mónica García harían lo mismo antes de que se suspendiera el cara a cara.

El PP de la Comunidad de Madrid compartía en aquellos instantes una publicación dirigida a Iglesias que luego borraría: "Cierra al salir". Pasado el mediodía, Díaz Ayuso se pronunció sobre lo sucedido refiriéndose a "la polémica" y con una condena genérica. "Acabo de salir de un acto con sus Majestades los Reyes en Alcalá de Henares y estoy viendo la polémica. Sin ninguna duda condeno cualquier amenaza, como he hecho siempre". Antes, el presidente del PP, Pablo Casado, había realizado una condena "sin matices y sin añadir ninguna frase" de las amenazas. Ya por la tarde, en un mitin de campaña, Santiago Abascal señaló directamente al Gobierno por estar falseando los hechos: "Esto apesta a montaje", clamó tras comparar a Moncloa con las tácticas empleadas por Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Fidel Castro.

Sábado. 24 de abril

El sábado, con la agenda institucional a un lado con motivo del fin de semana, los partidos desplegaban su arsenal y consolidaban sus nuevas consignas. Los socialistas dieron un giro por completo a su campaña y modificaron incluso el eslogan. "No es solo Madrid. Es la democracia" o "los demócratas somos más", eran algunos de los nuevos lemas que empezaban a difundir en sus redes sociales los dirigentes del PSOE. Los estrategas socialistas volcaban todos sus esfuerzos en sacar partido de la nueva coyuntura y sacaban a la primera línea política a los dos cargos institucionales que habían sido amenazados: Fernando Grande Marlaska y María Gámez.

Ambos asistieron a un mitin en Puente de Vallecas junto con Gabilondo. El ministro había sido un activo del partido en campañas electorales previas, pero en el caso de la directora de la Guardia Civil, esto no era ni mucho menos común. Gámez llevaba tiempo fuera de la rutina partidista tras haber finalizado su etapa como portavoz socialista en el Ayuntamiento de Málaga en verano de 2016, y pese a ser nombrada en 2018 subdelegada del Gobierno en la provincia. Aunque su mera presencia ya apuntaba a que explotarían el asunto de las misivas, sus intervenciones lo confirmaron rápidamente. El político vasco cargó contra quienes se habían mantenido equidistantes ante un "ruin y cobarde del señalamiento". "No caben las medias tintas".

Foto: El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska (i), y la directora de la Guardia Civil, María Gámez (d), asisten a un acto de campaña del PSOE. (EFE)

Desde las filas moradas, la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, también se referiría al asunto el sábado estableciendo la disyuntiva entre fascismo o democracia. “No iban solo contra ellos, iban contra la democracia”, apuntó la ex de Izquierda Unida, que pidió llenar las urnas “contra la política del odio” y el "fascismo".

El debate, que había girado en torno a la pandemia, la economía o el concepto de "libertad", pasaba ahora a centrarse en los hechos ocurridos en los últimos días. Por parte del PP, Casado reaparecía en un mitin en Pozuelo de Alarcón para criticar a la izquierda por haber "resucitado el dóberman y el miedo". "Es patético, pero es terrible que en política se te acaben los argumentos y se te acabe la decencia para intentar atemorizar a los madrileños. (...) No queremos ni piedras ni balas. No queremos ni amenazas ni insultos. No queremos ni boicots ni cordones sanitarios, queremos concordia, queremos paz civil y libertad", aseveró el líder de la oposición.

Domingo. 25 de abril

Misma línea se mantendría el domingo durante los actos de campaña. Del lado de los socialistas, entraría Sánchez en escena en un mitin en Getafe que levantó polémica por encontrarse en una zona básica de salud cerrada por covid. El secretario general y el resto de dirigentes que participaban dedicaron sus palabras a hablar sobre el sistema democrático, las libertades y los derechos frente a quienes esbozan el "insulto y el odio". El líder socialista trazó similitudes entre la situación vivida en las últimas fechas en Madrid y los sucesos del Capitolio ocurridos el 6 de enero, cuando seguidores de Donald Trump asaltaron el poder legislativo estadounidense. También estaban presentes de nuevo Gámez y Grande Marlaska.

Ese 25 de abril, se conocía que Correos había optado por abrir expediente a la empresa encargada del escaneo de la correspondencia y que no había detectado el contenido de esas balas en las tres misivas citadas. Solicitó la "retirada inmediata" del vigilante responsable de ese error después de que hubieran recuperado las imágenes de los equipos de inspección del Centro de Tratamiento Automatizado de Madrid (Vallecas). Según esas grabaciones, los sobres fueron matasellados e inspeccionados el día 19 a las 17:48 horas, sin que el operador los observara.

Lunes. 26 de abril

Tras el fin de semana de intensa campaña, las amenazas iban a continuar. El lunes, saltaba la que era la cuarta amenaza sobre un líder político: Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo. La socialista había recibido un sobre con una navaja llena de lo que aparentemente era sangre. El remitente había incluido un CD para que el arma no apareciera en el escáner. Maroto, que había sido elegida como vicepresidenta económica de un hipotético Gobierno de Gabilondo en Madrid, posó durante la jornada con imágenes sobre el contenido de la amenaza.

placeholder Reyes Maroto muestra el contenido del sobre. (EFE)
Reyes Maroto muestra el contenido del sobre. (EFE)

Horas más tarde, la Policía identificaba al autor de la amenaza en cuestión. Se trataba de un vecino de El Escorial que había sido diagnosticado de esquizofrenia y que no tendría nada que ver con las otras tres misivas conocidas anteriormente. A las 19.00 horas, y después de que hubieran condenado los hechos las mismas formaciones que en los casos previos, la ministra participaba en un acto de campaña de Gabilondo en Fuenlabrada. La candidata del PP, Díaz Ayuso, cargó contra la estrategia de la izquierda durante la jornada: "Condenamos todo tipo de violencia. Ahora bien, todos recibimos en algún momento como responsables políticos amenazas y la diferencia es que unos no lo comentamos, lo llevamos a las instituciones pertinentes y no estamos haciendo circos".

Martes. 27 de abril

El asunto llegaría el martes hasta el Consejo de Ministros, con la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, calcando durante la rueda de prensa oficial los discursos del PSOE en campaña. "Ninguna amenaza va a hacer retroceder a nuestra democracia", aseguró la andaluza durante su comparecencia, en la que también se refirió a quienes "quieren alimentar el odio para envilecer y enfangar el debate público, dando carta de naturaleza a discursos que son excluyentes, totalitarios y no pueden tener cabida en nuestra sociedad".

Las amenazas se extenderían durante la jornada a la candidata popular. Poco antes de las 22.00 horas, El Confidencial informaba de que los Mossos d'Esquadra estaban investigando el envío en Barcelona de una carta que tenía como receptora a Díaz Ayuso. En el sobre se incluyeron dos balas, constituyendo una nueva amenaza de muerte contra un candidato. La misiva fue interceptada en el centro logístico de Correos de Sant Cugat del Vallés, donde sí funcionaron los sistemas de detección. Sánchez, Iglesias, Gabilondo, Mónica García, Edmundo Bal y también Monasterio condenaron lo sucedido.

La propia presidenta se pronunciaba sobre los hechos durante una entrevista televisiva ya prevista. "Me he enterado por la prensa, antes de entrar en la entrevista. Sé que el equipo del ministro del Interior me ha intentado localizar. Estas cosas hay que afrontarlas con serenidad y dándoles ninguna importancia", transmitió entonces.

Poco antes, el debate había llegado al pleno del Ayuntamiento de Madrid, donde Ciudadanos y Vox se levantaron y abandonaron sus escaños después de que consideraran no había condenado la violencia contra sus partidos. PSOE y Más Madrid no habían secundado una proposición que pedía la depuración de responsabilidades en el Gobierno central por los actos violentos ocurridos en Vallecas en un mitin de Vox el 7 de abril.

Miércoles. 28 de abril

A última hora de la noche del martes, Correos interceptaba un nuevo envío amenazante. En un primer momento se informó de que la dirección a la que iba dirigido era la Dirección de la Guardia Civil y, por tanto, se dedujo que María Gámez volvía a ser objetivo de este tipo de amenazas. Se trataba de la sexta misiva con este contenido. Pero con el transcurso de la jornada del miércoles, y tras inspeccionar el contenido del sobre, se confirmó que la gaditana no era quien debía recibir el documento, sino que era de nuevo Iglesias. El texto amenazante, con cuatro proyectiles, iba dirigido al candidato de Unidas Podemos y no a la socialista.

El mismo miércoles, Correos detectaba una nueva carta, aunque en este caso había sido enviada a un político que ya no se encuentra en la primera línea: el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. En su interior, hallaron de nuevo dos cartuchos como en los casos anteriores, a excepción del de Reyes Maroto.

A pesar de que iban a conocer esas dos amenazas, la mañana había comenzado con un movimiento político alrededor de estos sucesos. Lo protagonizó Bal, candidato de Cs, al proponer a los otros cinco cabezas de lista que firmaran un manifiesto en contra de la violencia política y de los discursos que fomenten la división y el enfrentamiento. "Los demócratas tenemos la obligación moral de actuar ante la escalada de tensión que amenaza con romper la convivencia", aseguró en su cuenta de Twitter sobre una iniciativa que no tuvo una gran acogida por parte de las demás formaciones.

Sábado, 1 de mayo

Este ha sido el marco de campaña que ha instaurado el bloque de la izquierda, en especial PSOE y Podemos, que marcharon juntos este sábado en las manifestaciones por el Primero de Mayo apelando a una movilización frente al 'fascismo' para proteger el sistema democrático.

Por último, la noticia adelantada por El Confidencial de que dos asesores de seguridad de Podemos fueron detenidos por agredir a agentes de la Policía en el mitin de Vox en Vallecas del 7 de abril, volvió a revolucionar la contienda electoral. En este caso, han sido las formaciones del eje de la derecha quienes han acusado a Pablo Iglesias de encarnar el auténtico peligro contra la democracia. PP, Ciudadanos y Vox exigieron al líder de Podemos que condene la agresión de sus trabajadores, "matones a sueldo", los definió la presidenta madrileña y candidata Díaz Ayuso.

La detención de dos escoltas personales de Pablo Iglesias por agredir a agentes de la Policía en un mitin de Vox en Vallecas, adelantada por El Confidencial, ha puesto el remate final a la campaña electoral más bronca de los últimos años. En un país por desgracia acostumbrado a que ETA protagonizara durante décadas la vida política, asesinando a los candidatos rivales, y que sufrió el zarpazo del terrorismo yihadista en las puertas de las generales de 2004, una nueva espiral de agresividad ha ensombrecido la batalla por el 4-M en la Comunidad de Madrid. En la última semana, varios políticos han recibido amenazas de muerte por carta. Unos hechos que Vox ha negado de manera desafiante y que le han servido a la izquierda para, sobreactuando, acusar a la derecha de alentar al "fascismo" frente a la "democracia". Las agresiones a la Policía de dos colaboradores de Podemos han terminado por reventar la contienda.

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