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Los cinco días en que Marlaska pasó de ministro arrinconado a reclamo electoral
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VUELVE A LA PRIMERA LÍNEA

Los cinco días en que Marlaska pasó de ministro arrinconado a reclamo electoral

El ministro había quedado en segundo plano después de que la Audiencia Nacional ordenara a Interior dejar sin efecto la destitución del coronel Diego Pérez de los Cobos. Desde el sábado, es uno de los activos electorales del PSOE

Foto: El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska (i), y la directora de la Guardia Civil, María Gámez (d), asisten a un acto de campaña del PSOE. (EFE)
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska (i), y la directora de la Guardia Civil, María Gámez (d), asisten a un acto de campaña del PSOE. (EFE)

Fernando Grande-Marlaska vuelve a primera línea. Las cartas con amenazas y munición dirigidas contra él, contra la directora de la Guardia Civil, María Gámez, y contra el líder de Podemos, Pablo Iglesias, han marcado un punto de inflexión en la campaña del 4-M y en la trayectoria del ministro de Interior. Estaba silenciado, fuera de foco, acosado por polémicas, debilitado por el caso del coronel Pérez de los Cobos. Pero de repente, en cinco días, se ha erigido en uno de los protagonista de las elecciones más intensas de los últimos años.

La apuesta del PSOE es clara desde que trascendieron las cartas y las balas con la correspondiente amenaza de muerte. De intentar romper el marco electoral creado por Isabel Díaz Ayuso con su 'Libertad' a impulsar un nuevo marco con la palabra 'Democracia'. Marlaska es ahora mismo el principal compañero de viaje de Ángel Gabilondo a la hora de señalar a la derecha como una amenaza.

Foto: El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska (i), y la directora de la Guardia Civil, María Gámez (d). (EFE)

El ministro vivía en un segundo plano desde hace un mes, cuando la Audiencia Nacional ordenó a Interior que dejara sin efecto la destitución del jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, el coronel Diego Pérez de los Cobos, una decisión que supuso un varapalo para él: el cese se precipitó tras la elaboración, por parte del instituto armado, de un informe sobre la manifestación del 8-M a petición de un juzgado madrileño.

La decisión da peso al documento que fue adelantado por El Confidencial, una nota en la que la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, reconocía por escrito que el mando fue relevado por "no informar del desarrollo de investigaciones y actuaciones de la Guardia Civil, en el marco operativo y de Policía Judicial, con fines de conocimiento". La sentencia de la Audiencia Nacional reproduce palabra por palabra este razonamiento, con lo que abre la vía para acusar de prevaricación y acoso al propio Grande-Marlaska: ahora, Pérez de los Cobos cuenta con un fallo que tacha su destitución de "injusta y arbitraria".

Foto: El coronel Diego Pérez de los Cobos. (EFE)

Con esta resolución sobre la mesa, Grande-Marlaska y Gámez quedaban descartados para reforzar la imagen de Gabilondo, y, de hecho, en Ferraz, en donde se está organizando la campaña, el del ministro no era precisamente un nombre muy solicitado. Pero llegaron las amenazas y el partido marcó un nuevo rumbo.

Un viraje que quedó confirmado, e incluso alentado, después de lo ocurrido al día siguiente en el debate electoral de Cadena SER: Vox puso en duda las amenazas, Iglesias abandonó la radio ante sus palabras y tanto Ángel Gabilondo como Mónica García (Más Madrid) siguieron sus pasos. A partir de ahí, cualquier nuevo debate en el que participara Vox quedó descartado por los partidos de izquierda y las amenazas pasaron a configurar la agenda electoral.

Foto: Maroto denunció al remitente ante la Policía tras recibir el sobre. (EFE)

Grande-Marlaska y Gámez adquirieron entonces protagonismo en los actos celebrados por el PSOE este fin de semana. Uno en Puente de Vallecas, el sábado, y otro en Getafe, el domingo. Gabilondo destacó dos ideas clave —el señalamiento de Vox hacia los menores extranjeros no acompañados y los sobres con balas—, pero el ministro fue un paso más allá y extendió sus ataques al PP de Isabel Díaz Ayuso: se refirió al partido como una "organización criminal". Un día antes, en el acto del sábado en Vallecas, la directora de la Guardia Civil también había tomado la palabra: "Ángel, presidente, necesitamos palabras y no balas. Necesitamos tu palabra y tu ejemplo, presidente".

La reacción del PP contra el ministro no se hizo esperar. "Que el ministro del Interior llame criminal al partido que lidera la oposición es un ataque a la democracia. Criminales son los etarras que acercan, y las purgas de guardias civiles por denunciar sus negligencias en pandemia. Sánchez debe cesarle ya por decencia institucional", denunció Pablo Casado en Twitter. "Que Fernando Grande-Marlaska llame organización criminal al partido que le nominó para vocal del Consejo General del Poder Judicial o al Gobierno, sustentado por un partido, al que suplicó ser fiscal general del Estado o ministro de Justicia... Lo que califica y cualifica es la trayectoria política de Fernando Grande-Marlaska", lanzó el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.

Pero mientras los ataques desde el PP se sucedían, el ministro siguió con la campaña. Este lunes, en el programa 'Al Rojo Vivo', en una entrevista que se produjo minutos después de conocerse que la ministra de Industria, Reyes Maroto, había recibido un sobre con una navaja como amenaza: "Tiene que haber un posicionamiento claro de todos los responsables políticos", defendió. También matizó sus referencias al PP como "organización criminal" y abordó el cartel de Vox sobre los menores extranjeros no acompañados: "Lo que conduce a la violencia y al odio no tiene cabida". Tras un mes en segundo plano, Grande-Marlaska vive ahora en primera línea.

Fernando Grande-Marlaska vuelve a primera línea. Las cartas con amenazas y munición dirigidas contra él, contra la directora de la Guardia Civil, María Gámez, y contra el líder de Podemos, Pablo Iglesias, han marcado un punto de inflexión en la campaña del 4-M y en la trayectoria del ministro de Interior. Estaba silenciado, fuera de foco, acosado por polémicas, debilitado por el caso del coronel Pérez de los Cobos. Pero de repente, en cinco días, se ha erigido en uno de los protagonista de las elecciones más intensas de los últimos años.

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