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Los lobos de mar del narco ahora hablan búlgaro: "Han desplazado a los gallegos"
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OPERACIÓN VULCANO

Los lobos de mar del narco ahora hablan búlgaro: "Han desplazado a los gallegos"

La Policía Nacional ha seguido la pista a la principal ‘empresa de transporte’ de droga con veleros de los grandes narcos desde hace dos años. Ha detenido a 14 experimentados navegantes

Foto: Agentes, registrando un velero tripulado por marinos búlgaros que transportaba un gran alijo de hachís. (Cedida)
Agentes, registrando un velero tripulado por marinos búlgaros que transportaba un gran alijo de hachís. (Cedida)

Todo estaba concebido para no despertar sospechas. Una pareja dispuesta a vivir la gran aventura de cruzar el Atlántico en velero, acompañada por un patrón que les asesoraría para llegar a buen puerto. Y una travesía de aproximadamente 20 días planificada para aprovechar los vientos. Partir desde algún punto del litoral sur de España, atravesar la ruta marítima que transita entre las Islas Canarias y Cabo Verde, llegar a Sudamérica y regresar por la vía de las Azores. Navegación sin motor, como los grandes marinos. Expuestos a los elementos y la inmensidad del océano.

Pero esas tres personas dispuestas a adentrarse en el ‘gran azul’ no eran unos osados en busca de adrenalina. Eran auténticos lobos de mar. Gente muy experimentada. Capaz de recorrer grandes distancias marítimas y con callos en las manos y el aplomo suficiente para afrontar las situaciones de riesgo que un viaje así representa. Criados desde pequeños en la ciudad búlgara de Varna, formaban parte de la organización que domina el transporte por alta mar de droga a nivel internacional. Una red capaz de mover en veleros grandes cargamentos de cocaína, hachís y —lo que es una novedad— marihuana española a la que la Policía Nacional investiga desde hace más de dos años. Vulcano es el nombre de la operación bajo la que se libra esta batalla por tierra, mar y aire contra la “pandemia del narcotráfico”.

Foto: Imagen: Irene de Pablo.
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Pablo D. Almoguera. Málaga Ilustración: Irene de Pablo

Los números plasman los resultados de las intervenciones llevadas a cabo por la Brigada Central de Estupefacientes. Cinco veleros interceptados, 14 detenidos y 17 toneladas de hachís intervenidas; así como la aprehensión de 400 y 100 kilos de cocaína y cogollos de cannabis, respectivamente. Datos que ponen de relieve la irrupción de un nuevo actor clave en el tráfico marítimo de droga.

Dos de los investigadores que desde 2020 siguen la pista de estos delincuentes tienen claro que las organizaciones búlgaras dominan actualmente el narcotráfico de grandes distancias con veleros. Han desplazado a los gallegos”, señalan, para apuntar que el secreto de su éxito se encuentra en su profesionalidad y conocimientos. Son auténticos lobos de mar”. Personas habituadas a pasar solas largas temporadas en el océano. “No son como los españoles, que saben cuándo va a entrar la droga por la playa y comienzan a ponerse muy nerviosos si el alijo se retrasa un par de horas”. Ellos no se alteran si en la fecha convenida no culmina la operación y acaba retrasándose. “Pueden estar seis, siete u ocho días en el agua sin ningún problema. Sin inquietarse lo más mínimo por no haber recibido la carga”.

Las travesías que afrontan estos marineros se prolongan durante un mínimo de 20 días

Están adaptados totalmente al medio, por eso las organizaciones buscan a este tipo de marineros, porque son capitanes que saben desenvolverse en unas condiciones meteorológicas muchas veces muy complejas”, destaca uno de los agentes antidroga, que especifica que las redes búlgaras se encargan exclusivamente de la logística. Son los transportistas dentro de una cadena de tres eslabones compuesta también por el suministrador y el destinatario.

La organización que les contrata no tiene que preocuparse de nada. Ellos trazan las rutas y ponen la embarcación con la que se realiza el transporte. Tienen barcos muy buenos y otros que compran a precio de coste que reparan y ponen en funcionamiento. Y lo principal, “saben lo que hacen”, porque las travesías a las que se enfrentan duran “un mínimo de 20 días”.

placeholder Traslado de dos lobos de mar búlgaros detenidos en alta mar. (Cedida)
Traslado de dos lobos de mar búlgaros detenidos en alta mar. (Cedida)

Habitualmente no van más de dos tripulantes por barco, aunque en algún caso han detectado a tres. El último intervenido por la citada unidad —Bibi— llamó la atención porque iba una mujer a bordo, lo que es muy poco frecuente. “La puesta en escena era que dos de ellos simulaban ser una pareja que estaban haciendo un viaje de placer y el tercero era el capitán”, señalan los investigadores, que abordaron el velero en aguas internacionales, a 140 millas de las costas de Huelva. En su interior, hallaron seis toneladas de hachís.

“Lo normal es que en el barco vayan uno o dos máximo, y el porqué está en que cuanta menos gente conozca los detalles de la operación, más probabilidades hay de que sea exitosa”, apuntan, antes de manifestar que el perfil de estos individuos es “variado”, aunque presentan una serie de trazas comunes. La principal es que son gente muy profesional, que llega a este mundo “casi por tradición”. “Salta de unos a otros”, conformando una especie de escuela que tiene su epicentro en la ciudad de Varna. En ella se han formado muchos de los navegantes que ahora controlan el narcotráfico con veleros y a los que se rifan los narcos para que traigan su droga.

Foto: Hachís incautado en una operación de la Policía Nacional. (PN)

Hay tipos de todas las edades. “Incluso nos hemos encontrado con jóvenes por debajo de los 20 años”, pero, eso sí, “siempre acompañados por el capitán, una persona experimentada, con mucho bagaje y trayectoria en el medio marítimo”. Como un tipo que viene siendo investigado desde 2015 y al que se abordó cuando estaba a los mandos de un velero. Es un viejo conocido al que “se ha ido controlando en los distintos trayectos y puertos que iba tocando”.

Estos marineros van de un barco a otro. “Se desplazan a España durante tres o cuatro meses, y si no hay trabajo, se vuelven a su país”, matiza uno de los investigadores, que destaca que son personas que huyen de las estridencias de los narcotraficantes: “Hacen una vida bastante humilde y permanecen casi todo el tiempo en la embarcación, donde están acostumbrados a estar y se sienten cómodos”.

'Coronarse' para cobrar

La profesionalidad de los lobos de mar búlgaros se paga y la tarifa es variable. Nunca es inferior a las seis cifras, pero depende de la cantidad y el tipo de droga. La pena que hay que cumplir si te cazan es distinta cuando la carga es cocaína o hachís, por lo que el pago que exige la tripulación va acorde con el riesgo.

Junto a las seis toneladas transportadas por el Bibi, se suman los 400 kilogramos de cocaína interceptados a 500 millas de las Azores en colaboración con la Agencia Tributaria. El velero, llamado Frea, con pabellón de Polonia y 15,85 metros de eslora, presentaba la curiosidad de que la droga estaba oculta en su propia estructura. Una vez llegaran a puerto sus dos tripulantes, el plan era sacarla poco a poco, con maletas, bolsas o de cualquier otra forma. Al ser interceptados por las fuerzas de seguridad, no percibieron el dinero pactado. Como tampoco lo hicieron cuando se abordó una embarcación que transportaba a Italia un centenar de kilos de cogollos de marihuana cultivados en España. Y es que, “si no se coronan, no cobran”.

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Uno de los veleros abordados durante la operación Vulcano. (Cedida)

Los expertos detallan que lo habitual es que perciban una parte del dinero por adelantado, una señal con la que se certifica el negocio y con la que sufragan los gastos del viaje. Pero si la droga no llega al punto convenido, se rompe el acuerdo. Este fenómeno se está reproduciendo entre los narcos del sur, y en parte es causa del incremento de la violencia. “Las organizaciones de antaño respondían por el tramo de transporte; ahora no, los transportistas no cobran el trabajo si no llevan la droga hasta la guardería”. “Así de simple”, remarcan los investigadores.

La tensión que genera esta situación, no obstante, no se traduce en una respuesta violenta de los marineros. “Las armas que se pueden encontrar en este tipo de embarcaciones son más frecuentes en el Caribe y se utilizan para rechazar la piratería, no para enfrentarse con los cuerpos de seguridad”, dicen las fuentes consultadas, que explican que “en alguna ocasión han hecho uso de ellas, pero con carácter preventivo”.

Una pandemia mundial

Las técnicas que utilizan estos lobos de mar para tratar de burlar a los agentes son propias de los que se desenvuelven en el medio marino y persiguen borrar su rastro en alta mar. Para ello, “cuando están navegando, cambian de bandera para pasar desapercibidos” y sortear los controles de los distintos países. “A nivel internacional, supone una complejidad añadida en el proceso judicial”, apuntan.

Estas estrategias obligan a los investigadores a “centrar los esfuerzos” en identificar a la tripulación, “porque ella nos va a llevar a los barcos”. España es el punto de entrada o centro operacional. Donde planifican las travesías y, con base en lo que les vaya marcando la organización, llevar el alijo a un punto u otro. Por eso ‘marcar’ las embarcaciones es clave para llegar hasta la droga.

España es centro operacional. El lugar donde planifican las travesías

Porque lo que tienen claro los expertos es que cada investigación, cada detención, cada incautación, son pequeñas batallas dentro de una gran guerra cuyo final no se discierne. El narcotráfico es una actividad en auge. “Ya lo advierten Naciones Unidas o Europol. Estamos ante una pandemia mundial. No hay que quitarle una coma a los informes que así lo advierten, y si no ponemos freno, inundarán el mercado”.

“El cierre de fronteras provocado por el coronavirus hizo que los almacenes estén llenos de droga, con cuatro producciones anuales en Marruecos y Colombia, marcada por los cambios políticos. Lo único que varían las organizaciones criminales es la forma de introducirla”, recalcan las citadas fuentes, que advierten: “Para correr, hay que aprender a caminar. Y el que trabaja en esto sabe que el que hoy cultiva marihuana, mañana está traficando con hachís o coca”.

Todo estaba concebido para no despertar sospechas. Una pareja dispuesta a vivir la gran aventura de cruzar el Atlántico en velero, acompañada por un patrón que les asesoraría para llegar a buen puerto. Y una travesía de aproximadamente 20 días planificada para aprovechar los vientos. Partir desde algún punto del litoral sur de España, atravesar la ruta marítima que transita entre las Islas Canarias y Cabo Verde, llegar a Sudamérica y regresar por la vía de las Azores. Navegación sin motor, como los grandes marinos. Expuestos a los elementos y la inmensidad del océano.

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