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Sánchez alardea de su relación con Marruecos en plena negociación para la investidura
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Visita "privada" por vacaciones

Sánchez alardea de su relación con Marruecos en plena negociación para la investidura

El giro del Gobierno con el Sáhara Occidental ha supuesto un importante punto de fricción con Sumar, pero también con el resto de aliados parlamentarios, con quienes debe cerrar ahora un nuevo acuerdo de investidura

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante el viaje a Marrakech. (EC)
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante el viaje a Marrakech. (EC)
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Marruecos ha sido el denominador común de algunas de las grandes crisis del Gobierno de coalición. El volantazo de Pedro Sánchez, que en marzo de 2022 viró 180 grados la posición histórica de España con el Sáhara, generó una fricción y un desgaste significativos entre el PSOE, Unidas Podemos y sus aliados parlamentarios. También la polémica por el caso Pegasus, con una dura ofensiva parlamentaria de la oposición. El país vecino parecía una especie de tema tabú según el contexto. Especialmente ahora, en plenas negociaciones para la investidura, pero el presidente del Ejecutivo en funciones dio este martes un nuevo giro y se presentó en Marrakech para pasar sus vacaciones.

La prensa oficialista marroquí también saca pecho de que el presidente del Gobierno de España haya elegido su país para sus vacaciones estivales. El primero en dar la noticia fue Rue 20, un diario afín al aparato de seguridad, y horas después la recogía toda la prensa. La Moncloa tardó horas en confirmar la noticia de Rue 20. Cuando lo hizo, recurrió a la Agencia EFE para dar su versión, antes de contestar a El Confidencial, que le había formulado la pregunta.

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y su mujer, Begoña Gómez. (EFE/EPA/Pool/Ajeng Dinar Ulfiana)

Desde la comparecencia de Sánchez ante la cúpula del PSOE, el pasado lunes, para analizar el resultado del 23-J, se daba por hecho que se había instalado en La Mareta, una de las residencias oficiales que tiene derecho a utilizar, en Lanzarote. La Moncloa guardó silencio hasta este martes, cuando negó que hubiera arrancado sus vacaciones y reveló que ha pasado todo este tiempo en Madrid. Su equipo no había aclarado los detalles de estos días de descanso y mucho menos su intención de pasar unos días en Marruecos. Tampoco quisieron confirmar, por “razones de seguridad”, que, como indica el diario marroquí Kech 24, su estancia acabará en Tetuán, en el norte del país, muy cerca de donde pasa el verano Mohamed VI.

Desde 2012, ningún jefe de Gobierno español había pasado sus vacaciones veraniegas en el extranjero, como indica la Agencia EFE. Solo Aznar y su familia pasaron parte de sus vacaciones de Navidad en Jerusalén en 1999. Las autoridades marroquíes son muy hospitalarias con los políticos de primera fila, como bien saben altos cargos y diputados franceses que han frecuentado asiduamente ese país. En este caso, fuentes de la Moncloa han precisado que los gastos corren íntegramente por su cuenta. Se desplazaron, además, en vuelo regular.

Mensaje simbólico

Con su viaje en familia a Marrakech, Sánchez alardea de su relación con Marruecos, que tantas críticas le ha valido por parte de la oposición de derechas y tantos recelos suscita en sus socios a la izquierda del PSOE, empezando por Sumar, Podemos o IU, solidarios con la causa saharaui. Todo ello, a poco más de dos semanas de la sesión constitutiva de las Cortes Generales, prevista para el 17 de agosto, y con las negociaciones sobre la presidencia del Congreso y su investidura en marcha.

El giro con el Sáhara, que el jefe del Ejecutivo reconocía y después empezó a negar, mientras señalaba la disminución de la inmigración irregular, llevó al ya exvicepresidente segundo Pablo Iglesias a afirmar que "no hay nada más imprudente que fiarse" de Sánchez. Su sucesora en la vicepresidencia, Yolanda Díaz, sostuvo entonces que el PSOE actuaba de forma "incoherente" y "con opacidad". En abril de este año, añadió que Marruecos es una "dictadura", y que, de llegar a la presidencia, ella sí "volvería a la anterior posición de España con el Sáhara".

A Díaz, cuya número tres en el Congreso es la activista saharaui Tesh Sidi, y su número dos el último embajador de España ante la ONU, Agustín Santos Maraver, le coloca en una posición complicada. Socios como ERC, EH Bildu o el BNG reclamaron a Sánchez revertir este volantazo. Y, en plena cumbre del Ejecutivo en Marruecos, en febrero de este año, Esquerra y Bildu le afearon sus "traiciones" al Sáhara, pero también que su apoyo a Rabat haya generado "varios problemas a España".

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Jalal Morchidi)

Los partidos que lograron aparcar escándalos como el espionaje con el software Pegasus no han dejado de reprocharle este giro histórico, difícil de entender incluso para los votantes socialistas de base. Y a esto se suma la tragedia sucedida en la valla de Melilla en junio de 2022, cuando 37 personas migrantes (según el dato de Amnistía Internacional) perdieron la vida a manos de la policía marroquí al intentar entrar en España. Un capítulo que ha perseguido al Gobierno, ha abrasado políticamente al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y que el Comité de la ONU contra la Tortura ha pedido investigar.

Sin contrapartidas

Sánchez no tiene, en el fondo, muchos motivos para estar satisfecho de la relación establecida con Marruecos a partir de marzo de 2022, cuando él envió la carta a Mohamed VI, alineándose con la solución que propugna Rabat desde 2007 para resolver el conflicto del Sáhara Occidental: un plan de autonomía que sortearía el referéndum de autodeterminación de los saharauis.

Foto: Sánchez y Mohamed VI en Rabat, en abril. (EFE/Mariscal)

Con esa misiva, el presidente puso fin a una larga crisis bilateral desencadenada por las autoridades marroquíes el 10 de diciembre de 2020, mucho antes de que el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, fuese acogido en La Rioja para ser curado del covid-19. Iniciaron las hostilidades justo cuando el presidente Donald Trump reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.

A cambio de ese volantazo en la política exterior española, el presidente ha obtenido pocas contrapartidas. La principal, que él mismo anunció el 7 de abril al término de un iftar (cena de Ramadán) con Mohamed VI, no se ha cumplido. El presidente aseguró entonces que se reabriría la aduana comercial de Melilla con Marruecos, cerrada unilateralmente por Rabat hace hoy cinco años, y se inauguraría una en Ceuta. Los españoles que cruzan a Marruecos por esas fronteras son además sometidos a un trato vejatorio por parte de los agentes marroquíes, que no aplican el llamado régimen de viajeros, que permite llevar consigo regalos por una pequeña cuantía.

Foto: Almuerzo entre las delegaciones de España y Marruecos, presidido por un retrato del rey Mohamed VI. (MAP)

Tampoco se han registrado avances en las conversaciones para delimitar las aguas en la fachada atlántica, entre Canarias y Marruecos, ni para mejorar la coordinación del espacio aéreo del Sáhara Occidental, que se gestiona —con la excepción de los vuelos militares— desde la torre de control del aeropuerto de Las Palmas. Rabat aspira a que el Gobierno español le trasfiera el control de ese espacio aéreo.

Hasta ahora, el principal éxito de la reconciliación con Marruecos era la caída de la inmigración irregular por mar a España, sobre todo la que llegaba a Canarias. En las últimas semanas, se ha producido un cambio de tendencia y la llegada de personas sin papeles está en auge, aunque no siempre es responsabilidad del país vecino. También salen más cayucos de Senegal al archipiélago canario.

En los siete primeros meses de este año, han desembarcado en las costas españolas 15.603 inmigrantes irregulares, un 4% más que durante el mismo periodo del año pasado, según la web del Ministerio del Interior, cuya información es deliberadamente opaca para dificultar los análisis de los flujos migratorios. A la Península y Baleares llegaron un 32% más y a Canarias, un 11,3% menos. También disminuyó la inmigración por vía terrestre a Ceuta y Melilla.

Marruecos ha sido el denominador común de algunas de las grandes crisis del Gobierno de coalición. El volantazo de Pedro Sánchez, que en marzo de 2022 viró 180 grados la posición histórica de España con el Sáhara, generó una fricción y un desgaste significativos entre el PSOE, Unidas Podemos y sus aliados parlamentarios. También la polémica por el caso Pegasus, con una dura ofensiva parlamentaria de la oposición. El país vecino parecía una especie de tema tabú según el contexto. Especialmente ahora, en plenas negociaciones para la investidura, pero el presidente del Ejecutivo en funciones dio este martes un nuevo giro y se presentó en Marrakech para pasar sus vacaciones.

Pedro Sánchez Noticias de Marruecos
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