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Un año de la tragedia de Melilla: "Logré ocultarme bajo los migrantes. Vi gente morir"
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Un año de la tragedia de Melilla: "Logré ocultarme bajo los migrantes. Vi gente morir"

Un superviviente sudanés narra su experiencia aquel 24 de junio tras ser devuelto en caliente a las fuerzas marroquíes. Lleva meses en Rabat esperando una respuesta de España para lograr el asilo

Foto: Basir, junto a su abogado, ante la embajada de España en Rabat. (Demos)
Basir, junto a su abogado, ante la embajada de España en Rabat. (Demos)

"Gritaban pidiendo ayuda, pero nadie ayudó. Vi mucha gente morir". Este joven sudanés tiene clavadas en su memoria las imágenes de lo que pasó en el puesto fronterizo de Melilla el 24 de junio del año pasado. Personas apiladas sobre el suelo conformaban una alfombra irregular de cuerpos y sangre ante la inacción de las autoridades de España y Marruecos. Él estaba entre el millar de migrantes que ese día se jugaron la vida para intentar llegar a Europa. Es un superviviente de la tragedia en la que fallecieron decenas de personas, al menos 37, según las ONG. Ni siquiera hay consenso en torno a la cifra de muertos 12 meses después. “Por suerte, logré ocultarme bajo los migrantes que estaban tirados en el suelo allí. Así que fui herido pero no gravemente, gracias a Dios”, dice en conversación con El Confidencial.

El caso de este migrante encarna el callejón sin salida al que aboca la política migratoria del Gobierno español. La alternativa que ofrece el Ejecutivo al alambrado es que los migrantes acudan a oficinas y embajadas a pedir asilo, pero este joven vive hoy en la calle, en Rabat. Hace seis meses inició los trámites, todavía sin respuesta. “Ahora vivo con esta situación de miedo, por eso tengo la esperanza de salir de aquí lo más pronto posible. Estoy esperando una respuesta de la embajada española, no sé cuándo me van a contestar”, dice.

Foto: El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. (EFE/Mariscal)

A Basir (nombre ficticio que usan sus abogados para proteger su integridad) le costó años llegar a Melilla desde su país, Sudán. Su adolescencia consistió en escapar de una guerra con la esperanza de pisar suelo europeo. Lo consiguió aquel 24 de junio, pero la ilusión se desvaneció en minutos porque fue uno de los 470 migrantes a los que las autoridades españolas devolvieron en caliente. Es la figura del rechazo en frontera aprobada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy que el PSOE criticó en la oposición, pero aplica también desde que llegó al Gobierno. Basir fue entregado a los pies de la valla a la policía de Marruecos.

placeholder Una nueva investigación acusa a Marlaska de mentir con Melilla: hubo muertos en España.
Una nueva investigación acusa a Marlaska de mentir con Melilla: hubo muertos en España.

“Logré cruzar la valla —relata Basir— y estaba en Melilla, pero las fuerzas de seguridad españolas me arrestaron cuando yo corría hacía adentro y me devolvieron a Marruecos. El resto de mis amigos fueron tratados como una especie de criminales. Logré cruzar, pero me devolvieron de nuevo. Ese día fui brutalmente golpeado por las autoridades marroquíes especialmente. Me hirieron en la espalda mientras mis manos estaban atadas”.

La tragedia comenzó a gestarse a primera hora del día con la llegada de más de un millar de personas desde el monte Gurugú. Es un enclave habitual de reunión de quienes llegan desde todos los puntos de África y aguardan al mejor momento para saltar la valla de separación con España. Aquel día eran en su mayoría sudaneses. Bajaron hasta el Barrio Chino y un nutrido grupo de migrantes evitó el cerco de las autoridades marroquíes y trepó por una verja para acceder por la fuerza al puesto fronterizo. De forma accidentada, dieron a parar a un patio interior después de que cediera la valla exterior de la instalación por el peso de cientos de personas encaramadas.

"Que el color de mi piel no sea impedimento como por ejemplo para la gente de Ucrania"

La gestión de las autoridades magrebíes aquel día ha sido objeto de polémica. No impidieron que la multitud de migrantes llegase desde los montes hasta el puesto y, una vez estaban dentro, les arrojaron decenas de gases lacrimógenos que convirtieron el lugar en una ratonera. Lo peor llegó después, en un recinto más pequeño al que se accede atravesando unas altas puertas mitad metal y mitad alambrada que ese día estaban cerradas. Movidos por su ansia de alcanzar territorio europeo, los migrantes empezaron a usar herramientas para derribar esas puertas. Todo se aceleró cuando vieron que los primeros efectivos marroquíes accedían al recinto desde su territorio. Eso provocó que la multitud se agolpara en el mismo punto hasta que las puertas cedieron y se produjo la avalancha mortal.

"Apaleados hasta que perdieron la vida"

“Las autoridades marroquíes nos recibieron de las fuerzas españolas golpeándonos salvajemente, amenazándonos ", cuenta Basir, quien cree que “otros que fueron también apaleados hasta que perdieron la vida. Fue muy, muy terrible”. “Vi mucha gente morir, allí en el suelo. Cuando fui devuelto del territorio español, fui arrojado sobre el resto de los migrantes que estaban tirados en el suelo, sobre aquellos que ya estaban muertos. Fue una auténtica tragedia", dice.

Foto: Interior del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla. (Foto: J.G)

El consorcio de Lighthouse Reports y la BBC realizaron sendas investigaciones periodísticas para tratar de arrojar luz sobre lo sucedido. En uno de estos documentales, se recogía el testimonio de otro superviviente que afirmaba haber visto muertos en suelo español. El trabajo periodístico aportaba imágenes que acompañaban esa afirmación. Desde el Ministerio del Interior, su titular, Fernando Grande-Marlaska, siempre negó de forma tajante esa posibilidad, incluso en sede parlamentaria. Matizó que el lugar en el que se produjo la avalancha era una tierra de nadie.

Estos hechos tuvieron lugar en un momento en el que España y Marruecos acababan de dejar atrás una crisis diplomática y habían sellado un nuevo marco de relaciones con el control de los flujos migratorios como uno de los puntos centrales. El Gobierno español siempre agradeció la colaboración de las fuerzas de Marruecos. En las primeras horas, cuando todavía no se conocía la magnitud de la tragedia, el propio líder del Ejecutivo, Pedro Sánchez, dijo que el intento de entrada masiva de migrantes había sido “bien resuelto”. Basir dice que si pudiera hablar con el presidente le pediría ayuda: “Que me salve la vida y que me dé el permiso de asilo para ir a España y que el color de mi piel no sea impedimento como por ejemplo para la gente de Ucrania que huye de la guerra”.

Este periódico ha tratado de ponerse en contacto con otros migrantes que fueran testigos de lo que sucedió el 24 de junio, pero los teléfonos facilitados ya no dan señal. Las ONG consultadas informan que la mayoría de los que lograron quedarse en España ya se han marchado y del resto nadie sabe nada. “Algunos lograron pasar y se fueron por Europa, quizá algunos estén en Francia o en Reino Unido, sí”, dice Basir sobre un grupo en el que la mayoría eran compatriotas.

Foto: Paso fronterizo del Barrio Chino durante el día de la tragedia, el 25 de junio. (EFE/Stringer)

El Defensor del Pueblo fue crítico con la actuación de las fuerzas de seguridad españolas y acusó al Gobierno de haber incumplido la Ley en la expulsión de Basir y el resto de compatriotas entregados a Marruecos en caliente: "Tras analizar la documentación recibida por parte del Ministerio del Interior y del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la institución concluye que se efectuó un rechazo en frontera de 470 personas sin contemplarse las previsiones legales tanto nacionales como internacionales".

La situación de Basir llegó hasta el Congreso de los Diputados en febrero. El Pleno de la Cámara reprobó a Grande-Marlaska por sus "mentiras" en la gestión de la tragedia de Melilla. La reprobación, impulsada por el PP, salió adelante con el voto de Vox y de Ciudadanos, pero también con el respaldo de partidos independentistas como Esquerra y Junts, mientras que otros socios del Gobierno como el PNV y Bildu declinaron 'salvar' al ministro y se quedaron en la abstención. Solo Más País y Teruel Existe votaron del lado del PSOE y Unidas Podemos en contra de la reprobación. Aquel día se discutió también trasladar a Basir desde Marruecos.

Situación actual

Este periódico se ha puesto en contacto con el Gobierno de España para conocer la situación actual de Basir, pero al momento de publicar esta información no ha recibido respuesta. Arsenio G. Cores es el abogado del joven sudanés. Dirige el equipo jurídico de DEMOS, Estudio Legal de Derechos Humanos, que asumió su caso de forma gratuita. Aporta algunos datos más sobre la biografía del joven. Procede de Kordofán del Sur, uno de los estados que componen Sudán más azotados por el conflicto bélico. Perdió a los 15 años a su padre y a su hermano, que fueron asesinados. Él sobrevivió al ataque en Durban, su aldea, e intentó refugiarse a cientos de kilómetros, en la casa de familiares, pero estos intentaron forzarle a convertirse al islam.

Basir es cristiano y ha pasado ya por cinco países (Egipto, Libia, Argelia y Marruecos) en los que ha sido víctima de privaciones de libertad, tortura y tratos inhumanos. Tras la tragedia de Melilla, las fuerzas de seguridad de Marruecos le trasladaron forzosamente a más de 600 kilómetros de la frontera. Basir acudió a la embajada española tras casi seis meses viviendo en la calle de diferentes ciudades marroquíes en las que, según denuncia, los supervivientes del 24 de junio son sistemáticamente perseguidos. Según su abogado, el 13 de diciembre acudió a la embajada española de Rabat para pedir asilo.

Foto: Imágenes de cuerpos apilados tras la avalancha difundida por la Asociación de Derechos Humanos de Nador (ADHN).

El objetivo del equipo jurídico ha sido seguir el procedimiento que marca la Ley 12/2009 reguladora del Derecho de asilo y que el Ejecutivo defiende como el camino para pedir asilo en España. El letrado afirma que “el objetivo es que Basir, quien reúne todos los requisitos legales para que España le conceda asilo, tenga acceso al procedimiento de protección internacional y sea trasladado a España de forma inmediata y segura debido al riesgo que corre su vida y al riesgo de volver a ser torturado.”

Admite que este no es un procedimiento habitual, “pero la ley de asilo contempla esta posibilidad que es justo la vía que el partido socialista y el Gobierno han defendido como adecuada ante los diferentes intentos de entrada irregular en Ceuta y Melilla”. Lamenta que “la realidad pone de manifiesto que la posibilidad de acudir a una embajada española para poder entrar en España de forma regular y pedir protección internacional ha permanecido vedada, especialmente para los ciudadanos del continente africano”.

placeholder Fotografía cedida a EFE por una vecina del Barrio Chino, en la provincia de Nador y fronterizo con Melilla.
Fotografía cedida a EFE por una vecina del Barrio Chino, en la provincia de Nador y fronterizo con Melilla.

El 3 de mayo de 2023, su letrado activó el sistema de procedimientos especiales de Naciones Unidas, a través del envío de documentación en relación con el caso de Basir, para que los organismos pertinentes se pronuncien públicamente sobre lo que califica como “las vulneraciones graves de derechos humanos sufridas y cometidas por España y de este modo cese en su comisión y proceda a su reparación". La respuesta de los diferentes organismos de Naciones Unidas tendría forma de comunicación conjunta al Estado español y valor de recomendación. Según sus datos, Basir es la primera víctima de la tragedia del 24 de junio de 2022 que lleva su caso ante instancias internacionales.

Se da la paradoja de que si Basir hubiese tenido acceso a pedir asilo aquel 24 de junio, la estadística dice que hubiese tenido muchas opciones de lograrlo. España otorga el asilo a nueve de cada 10 sudaneses que lo solicitan, según datos de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado). Pero para ello tienen que conseguir pedirlo. A lo largo del año 2021, España dio la protección subsidiaria al 91,75% de sudaneses que lo pidieron. “El mensaje que se les traslada es el siguiente: ‘Si llegáis, os vamos a dar asilo, pero vamos a hacer todo lo posible para que no lleguéis”. Así lo resumía hace un año Paloma Favieres, entonces directora de Políticas y Campañas de CEAR, una de las ONG más veteranas en la asistencia humanitaria a migrantes.

Foto: Sánchez, Albares y Grande-Marlaska en Rabat para reunirse con Mohamed VI.

Las muertes en la valla fronteriza fueron objeto de estudio por parte de la Fiscalía, pero archivó sus pesquisas tras seis meses de pesquisas sin hallar ningún responsable en la tragedia ni indicios de delito. Sin embargo, la Fiscalía advirtió al Gobierno de su obligación de poner en marcha medidas necesarias para garantizar que los migrantes tengan posibilidades reales de solicitar asilo en las oficinas diplomáticas o consulares españolas en los países de origen o de tránsito, así como en los puestos fronterizos de Ceuta y Melilla, “a fin de asegurar que los migrantes que intenten acceder al país mediante el salto de la valla hayan podido optar previamente por acudir al sistema legalmente establecido”.

“Es muy difícil sobrevivir aquí”, dice Basir sobre su vida actual en Marruecos donde “no es posible conseguir un trabajo”. “Busco un ambiente que sea seguro para todo el mundo, libre para todos, donde el color de tu piel o tu religión no importe. Y ese ambiente es Europa. En mi país no puedes ser quien eres. La gente quiere decir cómo eres y cómo debes vivir. Esa es la razón por la que mi vida estaba en peligro en mi propio país”, zanja.

"Gritaban pidiendo ayuda, pero nadie ayudó. Vi mucha gente morir". Este joven sudanés tiene clavadas en su memoria las imágenes de lo que pasó en el puesto fronterizo de Melilla el 24 de junio del año pasado. Personas apiladas sobre el suelo conformaban una alfombra irregular de cuerpos y sangre ante la inacción de las autoridades de España y Marruecos. Él estaba entre el millar de migrantes que ese día se jugaron la vida para intentar llegar a Europa. Es un superviviente de la tragedia en la que fallecieron decenas de personas, al menos 37, según las ONG. Ni siquiera hay consenso en torno a la cifra de muertos 12 meses después. “Por suerte, logré ocultarme bajo los migrantes que estaban tirados en el suelo allí. Así que fui herido pero no gravemente, gracias a Dios”, dice en conversación con El Confidencial.

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