Un rey, dos familias: el 'Succession' de Mohamed VI tiene a Marruecos en vilo
El monarca alauí no se separa, pese a las presiones, de su nueva familia de expertos en artes marciales. Obligó incluso a ambas familias, la real y la de luchadores, a celebrar juntas la fiesta del Aid el Fitr
En las imágenes de sus últimos actos públicos aparece demacrado, decaído y camina despacio. "La espectacular pérdida de peso del rey de Marruecos", tituló, por ejemplo Gala, una revista de la prensa rosa francesa. Solo uno de tantos medios a los que el aspecto de Mohamed VI llamó la atención. Inmediatamente, se dispararon las especulaciones sobre las enfermedades que podría padecer el monarca, aunque lo único demostrado es que en febrero de 2018 y en junio de 2020 fue operado de arritmias cardiacas.
Pero a pesar de este aspecto endeble, el monarca alauí, de 59 años, nunca ha tenido tanta actividad desde que, a finales de marzo, regresó a Marruecos justo antes de que empezase el Ramadán. Él es el comendador de los creyentes —es decir, el jefe espiritual de los musulmanes marroquíes— y no podía estar ausente cuando empezaba el mes sagrado del ayuno diurno.
Empezó repartiendo bolsas de comida a los menesterosos en Kenitra y, desde entonces, no ha parado. Presidió un Consejo de Ministros; asistió a varios sermones de Ramadán; inauguró un hospital universitario en Tánger y un gran centro de formación profesional cerca de Rabat; asistió a la presentación de un prototipo de vehículo propulsado por hidrógeno y construido en Marruecos; nombró al general Mohamed Berrid nuevo jefe de los Ejércitos, y decretó que el 13 de enero será un nuevo festivo para celebrar el Año Nuevo bereber.
Présentation à SM le Roi d'un modèle de la 1ère marque automobile grand public marocaine et du prototype de véhicule à hydrogène d’initiative marocainehttps://t.co/XiLSU7BAYl pic.twitter.com/NkVQu8u0rm
— Agence MAP (@MAP_Information) May 15, 2023
¿Por qué esta hiperactividad por parte de un soberano que en 2022 estuvo casi la mitad del año de vacaciones en el extranjero, entre Gabón y Francia? La propia prensa marroquí da, si se la lee entre líneas, una explicación. "El rey ejerce de nuevo con vigor sus intensas actividades desmintiendo los rumores propagados por los adversarios de Marruecos", escribe el semanario Al Ayam. "El rey está aquí, de regreso, reina y se puede decir que también gobierna", añadía Hassan Alaoui, director de Maroc Diplomatique. Gobierna porque, como estipula la Constitución de 2011, ostenta el grueso del poder ejecutivo.
"Objetivo: restablecer la autoridad del poder monarquíco. Que consiste no tanto en garantizar eL funcionamiento de las instituciones, sino en la presencia física del rey", aseguraba, por su parte, el periodista independiente Omar Brouksy. Sus prolongadas ausencias eran vox populi gracias a las redes sociales o los youtubers exiliados, con cientos de miles de seguidores, entre otros medios de propagación.
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Para más inri, la gran prensa anglosajona había, por primera vez, dedicado amplios espacios a la peculiar manera de Mohamed VI de gobernar. "El misterio del rey desaparecido de Marruecos", titulaba el semanario británico The Economist su larguísimo reportaje de 10.000 palabras. "Marruecos, conmocionado por los lazos del rey con un delincuente amante de la ostentación", indicaba otro extenso artículo de The Times. Dos piezas que corrieron como la espuma por las redes marroquíes.
La familia crece
Con su reciente presencia y su actividad, ampliamente recogida por los medios de comunicación, Mohamed VI ha intentado tranquilizar a una sociedad marroquí desconcertada y molesta. Sus elites se preguntaban si no debería ir pensando en abdicar y dejar paso a su hijo, el príncipe Moulay Hassan, que acaba de cumplir 20 años y ya no necesitaría reinar tutelado por un consejo de regencia. El príncipe acompaña con frecuencia a su padre en sus actos públicos.
Mohamed Ziane, un exministro octogenario, osó difundir en septiembre pasado un vídeo en el que criticaba el absentismo real y apostaba por que el príncipe heredero fuese entronizado cuanto antes. La Corte de Casación, el Tribunal Supremo marroquí, le condenó la semana pasada a tres años de cárcel por, entre otros cargos, "insultos a las instituciones". Ya empezó a cumplirlos en la prisión de El Arjat, en Salé, la ciudad colindante con Rabat. Hijo de una malagueña, Ziane posee también la nacionalidad española, pero el Gobierno español no se ha interesado por su suerte.
Pero al quedarse un tiempo en su reino —lleva ya dos meses y medio—, el soberano alauí solo resuelve una parte menor del enorme problema de gobernanza al que se enfrenta Marruecos. La otra parte es aún más grave. Es la nueva familia que el soberano empezó a fundar el 20 abril de 2018, cuando tuvo un flechazo de amistad con los hermanos Azaitar. Dos de ellos eran entonces campeones de artes marciales mixtas y el tercero era su mánager.
Desde entonces, esa familia alternativa ha ido creciendo. A la fratría se han añadido otros familiares, incluidos sus padres, procedentes de la ciudad alemana de Frechen, adonde emigraron en los años setenta, y del Rif, de donde son originarios. También se han incorporado otros deportistas del mundo de las artes marciales como el español Yusef Kaddur, exviceconsejero de Juventud en Melilla; un boxeador neerlandés, Mohamed Mezouari, y otro afgano que huyó de su país.
El clan tiene sus ramificaciones en Alemania, el país donde se criaron los hermanos Azaitar. También en el que dos de ellos cumplieron penas de cárcel, uno por una agresión para robar un coche de lujo y otro por violencia de género, según la prensa de Colonia. Algunos de sus amigos alemanes de origen turco o el ruso Mairbek Taisumov, otro experto en artes marciales, obtuvieron la nacionalidad marroquí y fueron invitados a Marruecos de vacaciones, según reveló el 13 de marzo el diario marroquí Le Desk.
El caso más llamativo es el de Gökahn Sezer, de 34 años, otro gran amigo turco de los Azaitar. No habla árabe y ni siquiera posee estudios universitarios. El mes de julio pasado, le fue otorgada la nacionalidad marroquí. A principios de año fue incluso nombrado cónsul adjunto de Marruecos en Düsseldorf, lo que suscitó una airada protesta de la comunidad marroquí en Alemania ante Loubna Aït Bassidi, la consulesa.
Los Azaitar son algo más que unos amigos íntimos con los que convive el monarca y se va de vacaciones. Le han llegado a representar en El Aaiún, en el 43 aniversario de la Marcha Verde, que permitió a Marruecos adueñarse del Sáhara Occidental en 1975. Aunque no intervienen en asuntos políticos, controlan su agenda y deciden quién despacha con él y en qué momento.
Un rey poco accesible
Un hueco que no encontró la súbitamente apretada agenda real fue uno para recibir en audiencia a Jill Biden, la primera dama de Estados Unidos, que pasó el primer fin de semana de junio en Marruecos. La esposa de Joe Biden solo se reunió con un miembro de la familia real, la princesa Meryem. Quizá sea un consuelo para todos aquellos que entre febrero y marzo estuvieron en Rabat, desde el presidente Pedro Sánchez hasta la reina Máxima de los Países Bajos, pasando por el canciller austriaco, Karl Nehammer, y que tampoco pudieron ver al rey. Tras dar plantón a Sánchez, el 1 de febrero, prometió que le invitaría más tarde, pero aún sigue esperando.
En esas fechas de principios de año, el monarca estaba ausente. Permaneció del 25 de diciembre al 23 de marzo en su residencia playera de Pointe Denis, en Gabón, desde donde hizo una escapada a Zanzibar, la región más turística de Tanzania. También dio plantón, alegando una súbita gripe, al presidente senegalés, Macky Sall, que le esperaba en Dakar el 22 de febrero.
Entre la indolencia real y los filtros de los Azaitar, el rey no siempre es accesible. Ni siquiera para sus más estrechos colaboradores cuando le quieren consultar o instarle a tomar decisiones. Constituyen un grupo muy reducido de cuatro personas entre las que destacan su primo, el chambelán Mohamed Alaoui, y su compañero de colegio y principal consejero real, Foual Ali el Himma. Los otros dos son Yassine Mansouri, también compañero de pupitre y hoy en día jefe del servicio secreto exterior (Dirección General de Estudios y Documentación), y Abdellatif Hammouchi, el superpolicía, dado que dirige a la vez la Seguridad Nacional y la policía secreta (Dirección General de Supervisión del Territorio). El jefe del Gobierno, Aziz Akhnnouch, no forma parte de ese círculo restringido de poder.
Estas dificultades de acceso rápido al monarca han llevado al Ejército y al aparato de seguridad a adquirir una limitada autonomía con relación al palacio real, según una fuente conocedora de estas instituciones. "Ahora no siempre consultan a priori sus decisiones, pero a posteriori sí informan", asevera. "Actúan así solo por prisas, para ser eficaces", concluye.
"Por motivos de salud, el papel del rey ha decaído en gran medida, y como la autoridad rehúye el vacío, la policía política es la que de verdad gobierna hoy en día", explicó en abril el profesor de universidad Maati Monjib en una entrevista con el diario Arabi 21, con sede en Londres. Monjib, disidente encarcelado por cortos periodos de tiempo y expulsado en marzo de su cátedra en la Universidad Mohamed V de Rabat, acusa así a Abdellatif Hammouchi.
Los Azaitar han dejado de competir en los rings y se han convertido en empresarios al amparo del monarca. Además de montar un gimnasio en el palacio real, han lanzado numerosos negocios, sobre todo en la restauración, obteniendo los permisos en un tiempo record por parte de gobernadores y ministros obedientes. Poseen restaurantes en el puerto deportivo de Salé y, en la marina de Tánger, una franquicia de las hamburgueserías alemanas 3hs.
Al margen de los negocios, cuentan con otra fuente de enriquecimiento: los regalos de su majestad. Estos han trascendido porque los propios hermanos exhibieron en Instagram los relojes, valorados en cientos de miles de euros, y los vehículos de lujo, de marcas como Ferrari o Bentley, cuyos precios astronómicos no están a su alcance. "El indecente patrimonio automovilístico de Omar Azaitar", titulaba el diario oficialista Barlamane a principios de 2022.
"Los tres hermanos se han convertido en bombas de relojería"
En un intento de que el rey recapacitara sobre sus amistades perjudiciales, su entorno ha recurrido a la prensa donde, desde mayo de 2021, se han publicado artículos demoledores sobre los Azaitar, comparándoles con Rasputin en la corte del zar de Rusia, a principios del siglo pasado. "Los tres hermanos se han convertido en bombas de relojería colocadas por todas partes que terminarán explotando a la cara de los marroquíes", advertía Hespress, el diario más leído de Marruecos.
La prensa exculpa siempre al monarca de los excesos de sus protegidos. Son "unos tiranos que han tomado el poder a la fuerza", se quejaba un artículo colado por los servicios secretos marroquíes en el diario francés Médiapart y que este acabó suprimiendo, pero que fue reproducido por varios diarios marroquíes. "Han adquirido una autoridad ilimitada y la ejercen de manera absoluta", denunciaba. "Los hermanos Azaitar son como las criaturas del doctor Frankenstein, han escapado a su creador", concluía sin precisar quién les había dado alas.
Una celebración surrealista
Lejos de alejarse de la fratría, Mohamed VI les ha convertido en su otra familia, que se merece tanta o más consideración que la real. El 21 abril, celebró el Aid el Fitr, la fiesta con la que concluye el Ramadan, con un banquete compartido en palacio con la auténtica familia real, una docena de personas, y la nueva, compuesta por cerca de 40. Les pidió que se mezclasen los unos con los otros, pero el ambiente era tenso y no se dirigieron la palabra, según una fuente conocedora de la vida de la corte.
"Imagínese a la princesa Meryem, impregnada de cultura francesa y que reside gran parte del año en París, donde lleva una vida glamurosa, junto al boxeador afgano", comenta la misma fuente. "Los comensales pertenecientes a la familia real estuvieron en ese almuerzo entre atónitos y enojados por lo que estaba sucediendo ante sus ojos", añade. Ahora, el 28 de junio, se celebrará el Aid el Adha, la mayor fiesta del islam. ¿Los volverá a reunir a todos el rey alrededor de una misma mesa?
There have been persistent rumours that Morocco's King Mohammed VI has been in deteriorating health.
— Hugh Lovatt (@h_lovatt) June 2, 2023
Based on this recent video, he certainly seems to have lost weight and aged. He will soon turn 60. https://t.co/9tkoLBwkdA pic.twitter.com/A6WsIWowvp
Después de esa fecha, el comendador de los creyentes quedará libre de compromisos religiosos y quizá reanude sus hábitos viajeros. El año pasado pasó casi cuatro meses, desde el final de la primavera hasta el principio del otoño, entre su palacete cercano a la Torre Eiffel y el castillo familial de Betz, en el Departamento de L'Oise, al noreste de París.
Si su estancia en el extranjero se alarga mucho, resurgirá en Marruecos el debate soterrado sobre su abdicación para poner fin al reinado evanescente. Por ahora, el rey no quiere, sus amigos tampoco y —por razones totalmente distintas— la familia real no es partidaria, aunque tenga que seguir compartiendo mesa de vez en cuando con los Azaitar.
Un heredero con un problema
El príncipe heredero está muy apegado a su madre, Lalla Salma, de 45 años, de la que Mohamed VI se divorció en marzo de 2018, según reveló el semanario español ¡Hola! Aunque ahora ya se emancipó, Moulay Hassan vivió a su lado gran parte de su vida y la vio sufrir por la marginación y el hostigamiento a raíz del divorcio. Incluso se negó a marcharse a estudiar a Ben Guerir, donde la empresa pública marroquí Office Chérifien des Phosphates abrió una universidad de elite, para permanecer en Rabat y no alejarse de ella.
"Si Moulay Hassan sube al trono, estará tutelado por su madre, algo que nadie quiere en la familia real", asegura un antiguo cortesano que ahora reside fuera de Marruecos. En ningún caso Moulay Rachid, de 52 años, el único hermano varón del rey, podría coger las riendas del país. Reside gran parte del año en Estados Unidos y no está interesado por el ejercicio del poder.
Vigilada permanentemente, con sus movimientos restringidos, Lalla Salma mantiene una mala relación con la familia real, especialmente con las tres hermanas del monarca. Un enfrentamiento que salió a relucir en una serie de artículos publicados en 2018 que buscaban allanar el camino al divorcio. Lalla tiene un carácter "colérico y agresivo" y persiste además en "enfrentarse con sus cuñadas de la familia real” pese a los “recurrentes llamamientos al orden" de su esposo, escribió entonces Le Crapouillot Marocain, uno de esos digitales efímeros creados ex profeso por los servicios secretos para ajustar cuentas.
A principios de abril, el palacio real logró la proeza de poner en circulación un vídeo que ensalza la vida de Moulay Hassan sin que en ningún momento apareciera, ni de refilón, su madre. El vídeo fue elaborado por Soufiane el Bahri, un encargado de relaciones públicas informal de palacio que, tras pasar ocho meses en la cárcel, ha reaparecido siempre al servicio de la monarquía. "Da la impresión de que el príncipe es huérfano de madre", comentó con ironía un empresario marroquí tras verlo.
Sea como sea, solo un empeoramiento de la salud del monarca podría empujarle a abdicar. Mientras tanto, Marruecos seguirá atascado con su crisis de gobernanza, sus dos familias reales y sus cenas incómodas.
En las imágenes de sus últimos actos públicos aparece demacrado, decaído y camina despacio. "La espectacular pérdida de peso del rey de Marruecos", tituló, por ejemplo Gala, una revista de la prensa rosa francesa. Solo uno de tantos medios a los que el aspecto de Mohamed VI llamó la atención. Inmediatamente, se dispararon las especulaciones sobre las enfermedades que podría padecer el monarca, aunque lo único demostrado es que en febrero de 2018 y en junio de 2020 fue operado de arritmias cardiacas.