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"Bill Gates está tratando de controlar la agenda global igual que controlaba Microsoft"
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Entrevista a Tim Schwab

"Bill Gates está tratando de controlar la agenda global igual que controlaba Microsoft"

Después de años investigando a la Fundación Gates, Schwab ha escrito un libro enciclopédico donde explica las intenciones y resultados de la operación filantrópica global más ambiciosa de la historia

Foto: Foto: Getty/Dan Kitwood.
Foto: Getty/Dan Kitwood.
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Bill Gates en los viajes de Jeffrey Epstein, Bill Gates en medio de un ataque de ira, Bill Gates obsesionado con la polio "como el capitán Ahab con Moby Dick", Bill Gates traicionando a sus amigos, Bill Gates doblegando la voluntad de gobiernos, empresarios, rectores universitarios y editores de grandes medios. El libro de Tim Schwab (El problema de Bill Gates) muestra la cara oscura del filántropo más aplaudido del planeta, y concluye que esa es la real, y no la que solemos ver a diario. También alerta sobre los peligros de dejar el rumbo de sectores económicos enteros, de países en desarrollo y de ramas cruciales de investigación científica y tecnológica en manos de magnates que hacen crecer su fortuna a tal velocidad que ya pueden permitirse competir con los poderes públicos de las grandes potencias.

PREGUNTA. Tu libro parte de la idea de que la imagen pública de Bill Gates ha cambiado con los años, pero él sigue siendo el mismo. Es la misma persona que era cuando controlaba Microsoft con prácticas monopolistas, torturando y depredando a colaboradores y competidores. Cuéntamos quién crees que es realmente Bill Gates.

RESPUESTA. Con el paso del tiempo, hemos perdonado u olvidado el primer capítulo de su vida. No nos acordamos de que, a finales del siglo pasado, era uno de los personajes públicos más combatidos del mundo. En 2000, Microsoft se enfrentó con el Gobierno de EEUU ante la Justicia por sus prácticas monopólicas. Había una enorme contestación contra Gates por sus prácticas empresariales destructivas. De pronto, en el momento álgido de esta crisis de relaciones públicas, anunció que donaría la mayor parte de su fortuna a la filantropía. Desde entonces, parece que hemos olvidado ese primer capítulo de Gates y nos hemos creído que de pronto experimentó un cambio milagroso de personalidad. Dejó de ser el matón codicioso y frío que conocíamos y se convirtió en una figura generosa, altruista, de corazón tierno y capaz de regalar toda su riqueza para construir un mundo mejor. O, como dice la Fundación Gates, un mundo donde todas las vidas tienen igual valor.

"El problema es que nadie eligió a Gates para ejercer este poder global y esta influencia"

P. ¿Quieres decir que es todo una farsa?

R. Es una historia bonita, pero no deja de ser un cuento de hadas, una ficción. Gates no ha cambiado y sigue siendo el mismo matón que era en Microsoft. La mejor forma de entenderlo es observando su arrogancia. Sigue creyendo que él es único, excepcionalmente talentoso, tanto, que es capaz de controlarlo todo y entenderlo todo mejor que nadie. De la pobreza global a la polio. Él lo puede resolver todo. Ahora tiene esta misión caritativa y así encuentra una justificación para tomar el control sobre las políticas públicas, sobre la salud y la educación pública. Se cree que puede hacer avanzar el progreso social en dichas áreas mejor que nadie y que está singularmente cualificado para hacerlo. El problema es que nadie eligió o nombró a Gates para ejercer este poder global y esta influencia. La salud pública y la educación pública son cosas que deberían organizarse democráticamente. Tampoco pienso que debamos aspirar a un modelo de gobernanza donde los más ricos tienen asegurado un asiento en la mesa por el simple hecho de decir que actúan con buenas intenciones.

P. En el libro, lo presentas como un friqui del control en todos los aspectos de su vida.

R. Creo que hay una patología real en Gates con el control. Desde Microsoft, quería controlar la revolución informática, quería controlar el sistema operativo de todos los ordenadores. Hoy quiere ejercer el control sobre los estándares educativos en las escuelas públicas de Estados Unidos, quiere influir y controlar la salud pública de decenas de países pobres alrededor del mundo. No digo que no tenga buenas intenciones, pero ayuda a la gente de la única manera que sabe, que es intentando tomar todo el control, todas las decisiones, e intervenir en una enorme variedad de problemas que no le toca a él resolver.

Foto: La dificultad de descubrir lo mejor. (Reuters/Issei Kato)

P. ¿Cómo pudo Gates cambiar tan rápido su imagen pública y qué papel tuvo el periodismo en todo eso?

R. Los medios de comunicación fueron cambiando el discurso gradualmente. No fue inmediato, pero en pocos años comenzaron a darle el beneficio de la duda. La mayoría de los primeros reportajes sobre la Fundación Gates tienden a ser descriptivos, hablan del dinero que está donando, de sus grandes ambiciones para cambiar el mundo... El problema es que apenas se ha hecho periodismo de rendición de cuentas. ¿Es apropiado que Gates, solo porque tiene buenas intenciones y mucho dinero, esté ejerciendo un nivel de influencia tan grande como para condicionar decisiones democráticas? Eso no se lo ha planteado mucha gente. La mayoría de los reportajes han sido acríticos y solo han dado voz a la propia fundación. Así que creo que los medios de comunicación han sido cómplices a la hora de normalizar y legitimar el protagonismo de Gates en muchos asuntos planetarios. Si el trabajo del periodismo es, como suele decirse, consolar a los afligidos y afligir a los que están cómodos, entonces creo que hemos fallado.

"Los periodistas de todo el mundo deberían dejar de aceptar financiación de la Fundación Gates"

P. ¿Has sufrido alguna presión por empezar a cuestionar la Fundación Gates?

R. Es muy difícil publicar reportajes críticos, porque muchos medios aceptan financiación de la Fundación Gates o piensan que pueden conseguirla en el futuro. Es algo extendido en todo el mundo y estoy seguro de que también ocurre en medios españoles. Es delicado hacer periodismo sobre aquellos de los que depende tu financiación. Si Gates te ofrece mucho dinero, ¿cuál será la disposición de tu editor a criticar su fundación? No digo que no se logren publicar cosas, pero hay un conflicto real. La Fundación Gates está inyectando cientos de millones de dólares en proyectos periodísticos y redacciones. Ese dinero no se dona para apoyar una prensa libre o fomentar la vigilancia y rendición de cuentas, sino para comprar influencia, para alentarlos a informar sobre los temas en los que la fundación trabaja, sobre aquellos que considera importantes. Es una forma de elevar su agenda y convertirla en una prioridad. En mi opinión, los periodistas de todo el mundo deberían dejar de aceptar financiación de la Fundación Gates. Necesitamos una nueva era en la que los reporteros sean capaces de plantear preguntas críticas sobre instituciones tan poderosas y antidemocráticas como esta.

"Hay organizaciones de agricultores en África pidiendo que Gates pare su cruzada caritativa"

P. En el libro cuestionas, incluso niegas en ciertos casos, que la actividad de la Fundación Gates haya sido beneficiosa para sus receptores. ¿Podrías explicarlo?

R. Es sencillo llegar a la conclusión de que, aunque Gates y su fundación operen de manera antidemocrática, ese es el precio que tenemos que pagar por todo el bien que están haciendo. Pero deberíamos cuestionar la premisa. Hay que entender lo que realmente está haciendo la Fundación Gates y no lo que ellos dicen que están haciendo. A menudo asumimos que, como están donando miles de millones, seguro que eso ayuda a la gente. Pero la historia es más compleja. Hay mucho daño colateral y muchos costes de oportunidad. Un ejemplo es su trabajo en la agricultura africana. Gates prometió que revolucionaría la agricultura allí, que reduciría el hambre a la mitad y que duplicaría los rendimientos de los agricultores. Pero la fundación fracasó en este esfuerzo. Y no solo fracasó, sino que ahora hay organizaciones de agricultores en todo el continente africano pidiendo abiertamente que detengan su cruzada caritativa porque está provocando mucho daño.

P. ¿Tanto impacto tienen en ciertos países?

R. Gates ha encontrado una manera de dirigir las prioridades de países o sectores enteros, incluyendo las de nuestros gobiernos. Me refiero a dirigir los esfuerzos hacia las soluciones que les gustan a él y a su fundación. A lo mejor un Gobierno no cree que la irrigación automática sea la prioridad en ese momento, pero a la Fundación Gates le interesa que lo sea porque ha apostado por ello y ha invertido en desarrollarla. Al final, acaban siendo Gates y sus expertos quienes deciden cómo se hacen las cosas en muchos sitios. Y eso supone un coste de oportunidad real, porque impide que surjan alternativas, caminos más rápidos o más eficaces en campos como el desarrollo agrícola, la educación pública o la salud. Si repasas las dos décadas de trabajo de la Fundación Gates, te vas a encontrar más fracasos que éxitos, además de mucho daño colateral. Decenas de académicos y expertos, incluso beneficiarios de la propia fundación, están ya planteando preguntas incómodas sobre los resultados de estas acciones.

"Gates creyó que podría resolver el problema del covid y la vacunación mejor que nadie"

P. ¿Qué pasó con su implicación en el programa de vacunación contra el covid?

R. Este fue quizás el punto álgido de la carrera filantrópica de Gates. Después de décadas de trabajo con vacunas, estaba muy bien posicionado para jugar un papel importante en la pandemia. Cuando estalla el covid, empezó a aparecer en todos los medios de comunicación hablando como un experto en salud pública. Detrás de las bambalinas, su fundación jugó un papel muy poderoso para dar forma a la respuesta global, condicionando incluso a la propia OMS para llevar vacunas a las naciones pobres. Gates le prometió al mundo que tenía la experiencia, una red de contactos y años de trabajo con laboratorios, gobiernos y la propia OMS. Básicamente, vino a decir que la red que había creado podría resolver el problema por sí misma.

placeholder Tim Schwab. (Arpa Editores)
Tim Schwab. (Arpa Editores)

P. ¿Y qué ocurrió?

R. Su proyecto se supone que iba a permitir un reparto equitativo de las vacunas, pero acabó convirtiéndose en un apartheid en el que las personas más pobres de la tierra se quedaban al final de la lista. Logró imponer su modelo frente a otras alternativas, como crear un acuerdo para la exención de las patentes de vacunas. Gates irrumpió en el debate con una posición muy dogmática, basada en su experiencia y el éxito de Microsoft gestionando patentes. Expresó las mismas preocupaciones de propiedad intelectual y derechos de autor y las llevó a la industria farmacéutica en medio de una pandemia. Se convirtió en uno de los más influyentes apologistas de la industria y sus derechos de enriquecerse. Se interpuso como uno de los principales obstáculos para intentar una solución diferente y más efectiva. Y falló con estrépito. Así que creo que debería ser una de las últimas personas a las que escuchemos cuando estalle la próxima pandemia.

"Es el principal beneficiario de su fundación y ha duplicado su fortuna desde que la creó"

P. Además de la influencia, documentas cómo la Fundación Gates es también una manera de ahorrar mucho dinero en impuestos.

R. El código tributario estadounidense permite a las personas más ricas obtener enormes beneficios fiscales a través de la filantropía. Bill y Melinda Gates, por ejemplo, se ahorran mucho dinero en impuestos con cada dólar que donan a la Fundación Gates. Cualquier fiscalista sabe que en este país la filantropía de los multimillonarios está altamente subsidiada por los contribuyentes. Esto significa que Gates no solo gasta su dinero a través de la fundación, sino que también gasta el dinero de los estadounidenses. Por ello, deberíamos tener algo que decir en cómo gasta ese dinero, con auditorías y transparencia, incluso replantearnos por qué tenemos que financiar a las personas más ricas del mundo con miles de millones de dólares en beneficios fiscales. Además, muchos de los proyectos benéficos de la Fundación Gates se orquestan como actividades público-privadas y cuentan con fondos públicos también en Europa. Bill Gates es el principal beneficiario de la Fundación Gates. Consigue ahorrar miles de millones en impuestos, recibir premios, mejorar su imagen pública, influir en las decisiones que se toman en todo el mundo, orientar la investigación científica a escala global y establecer las prioridades de sectores económicos y gobiernos.

"Si no cuestionamos a Gates, sentará precedentes para desplegar el poder de Zuckerberg o Musk"

P. Bill Gates no es el único multimillonario que actúa de esta manera. ¿Cuáles crees que son los efectos de la filantropía de los grandes magnates?

R. Efectivamente, estamos ante un modelo de ejercer el poder económico realmente peligroso. Cuando permitimos que ciertas personas se vuelvan obscenamente ricas, hasta el punto de alcanzar una posición desde la que pueden arrollar la política, la investigación y cualquier aspecto de la sociedad, nos arriesgamos a que acaben convirtiéndose en un peligro. La filantropía puede ser una herramienta más en el arsenal a disposición de un multimillonario para ejercer influencia. Si no cuestionamos a Bill Gates, sentará precedentes para que otros magnates tecnológicos como Mark Zuckerberg, Jeff Bezos o Elon Musk ejerzan un control similar sobre asuntos cruciales para nuestro futuro como la inteligencia artificial, el cambio climático y las políticas públicas. Además, es un mito que Bill Gates haya donado todo su dinero: sigue siendo extremadamente rico, su fortuna se ha multiplicado por dos desde que empezó su carrera filantrópica. Sigue estando extremadamente interesado en la acumulación de riqueza, no es cierto que le dé igual. Y no sabemos cuál es su plan para donar la cantidad restante.

"Gates está haciendo un trabajo de erosión de los sectores públicos en los países donde opera"

P. Una idea detrás de todos estos proyectos y fundaciones es que cualquier organización con financiación privada es por definición más eficaz que las organizaciones públicas.

R. Creo que la Fundación Gates adopta una mentalidad muy estrecha y dogmática al abordar problemas globales. Tiende a enfocar todo en el sector privado y sus soluciones a la mayoría de los problemas están basadas en el mercado y la tecnología. Sin embargo, después de dos décadas de existencia, ya es evidente que no siempre encuentra la forma más efectiva de abordar los problemas. Además, está haciendo un enorme trabajo de erosión de los sectores públicos en los países en los que entra con más fuerza, debilitándolos en favor de actividades privadas que acaban teniendo una enorme influencia en la toma de decisiones. La filantropía no debería aliviar al Estado de la responsabilidad en asuntos como garantizar la atención médica, la educación y otros servicios esenciales. Cuando sucede, dejamos nuestros países en manos de la voluntad de estos multimillonarios.

P. Argumentas que la Fundación Gates insiste en utilizar solo métodos científicos cuando, en realidad, toma un montón de decisiones ideológicas.

R. Aunque presentan a Bill Gates como un intelectual y académico que solo piensa en la ciencia y los datos, un tipo que se pasa el día encerrado leyendo libros sesudos, la realidad es que su trabajo es más ideológico que científico. La fundación tiende a favorecer soluciones tecnológicas y de mercado, adoptando a menudo visiones dogmáticas para resolver los problemas. Además, ejerce una influencia significativa sobre la investigación científica porque financia con miles de millones universidades y laboratorios. Hay campos de desarrollo en los que ha alcanzado algo muy parecido a un monopolio. No es sano que un avance importante dependa exclusivamente de la voluntad de una persona. Y esto, de nuevo, nos hace pensar que está alcanzando un poder desmedido sobre la manera en la que construimos nuestro futuro.

"Algunos de los hombres más peligrosos de la Historia pensaban, como Gates, que ellos podían arreglar el mundo"

P. ¿Me puedes poner algún ejemplo de un programa puesto en marcha por la Fundación Gates que obedezca a criterios ideológicos?

R. Uno de los ejemplos es el desarrollo agrícola en África, que busca industrializar la agricultura africana y promover el uso de agroquímicos y semillas de alta tecnología. Muchos expertos argumentan que este modelo no es adecuado para la agricultura africana y que está generando más problemas que soluciones. Además, las comunidades agrícolas locales empiezan a quejarse de que la fundación está provocando daños significativos al distorsionar y erosionar el ecosistema agrario vigente. En algunos casos, adopta soluciones ideológicas que fracasan y hacen mucho daño. No estoy diciendo que Gates y su fundación tengan una agenda secreta o intenciones perversas. Seguramente ellos piensan que esos esfuerzos tienen un impacto muy positivo, que ellos pueden arreglar el planeta. Pero algunos de los hombres más peligrosos de la Historia pensaban exactamente así.

placeholder 'El problema de Bill Gates', de Tim Schwab.
'El problema de Bill Gates', de Tim Schwab.

P. Me ha sorprendido mucho el capítulo en el que cuentas lo mal que funciona internamente la Fundación Gates. Te preguntas cómo van a arreglar el planeta si no son capaces de que funcione bien su oficina.

R. En el entorno de la fundación se utiliza mucho el mito sobre la inoperancia del sector público frente a la eficacia de las iniciativas privadas. Lo público como algo abultado, burocrático y lento, en contraposición a la agilidad de actores como Bill Gates y su fundación: rápidos, eficientes, ágiles. Sin embargo, la Fundación Gates ha ido generando un aumento considerable de la burocracia. Están invirtiendo 1.000 millones de dólares en la construcción de su sede en Seattle y han aumentado su personal a casi 2.000 empleados. La mayoría disfruta de salarios altos y beneficios significativos. Además, la fundación incurre en gastos lujosos, como vuelos en clase ejecutiva.

"Los volantazos de la fundación han provocado un ambiente de trabajo esquizofrénico"

P. En cuanto alcanzan cierta complejidad y reconocimiento, acaban reproduciendo todo lo que criticaban.

R. Pero además surge una cuestión importante. Dado que la Fundación Gates recibe financiación de los contribuyentes, ¿cómo se justifica que empleen fondos de esta manera, particularmente en la construcción de una sede de esas características? No creo que sea un uso adecuado de los recursos destinados a la filantropía. Más allá de los gastos y la burocracia, hay un cierto caos interno. Están buscando sin descanso eso que llaman "victorias rápidas" que tanto le gusta a Bill Gates. Soluciones simples y veloces a problemas complejos. Pretenden arreglar algo tan estructural como la pobreza con dos medidas audaces. Este tipo de mentalidad obliga a cambiar de estrategia a menudo, o a no tener una estrategia clara, de manera que van dando volantazos y vuelven locos a sus empleados. Eso también afecta a la contratación y despido de personal. Esta dinámica esquizofrénica ha creado un ambiente de trabajo percibido como muy caótico por algunos empleados. No es ningún secreto. Las reseñas de plataformas como Glassdoor [páginas web donde los trabajadores valoran a las empresas] dejan claro que la Fundación Gates no es un buen lugar para trabajar.

P. ¿Algo más que no funcione?

R. Dado que siguen recibiendo miles de millones de dólares, necesitan aumentar su personal para decidir cómo gastan tanto dinero. Pero, lógicamente, no se limitan a entregar donaciones, sino que intervienen activamente en la gestión, a veces en la microgestión de esos fondos. Quieren asegurarse de que las organizaciones beneficiarias se alinean con sus prioridades y agenda. Pero esto requiere un enorme despliegue de recursos, burocracia y energía para orientar y auditar a miles de beneficiarios.

"Soros merece los mismos cuestionamientos que planteo en mi libro sobre Bill Gates"

P. Salvando todas las distancias, en España también hemos tenido alguna polémica con las donaciones de millonarios. Una de las más recientes es la protagonizada por el dueño de Inditex, Amancio Ortega, cuando financió equipos de diagnóstico y tratamiento de cáncer a hospitales públicos. Al final, hay un argumento a favor muy convincente y es que, aunque esos equipos no son lo más necesario para el hospital, ¿no es mejor que el millonario gaste su dinero en eso que en yates y fiestas privadas?

R. Sin conocer a fondo el caso, mi opinión es que cuando hablamos de un hospital o de la salud pública, deberíamos entender que hablamos de derechos humanos. Debería ser responsabilidad del Estado garantizar que haya acceso a servicios médicos esenciales, como lo son las máquinas de detección de cáncer en los hospitales. Quiero decir que este acceso no debería depender de la generosidad de un multimillonario. Hay que tener el valor de explicar que cuando nuestra salud pública, nuestra educación o cualquier otro servicio esencial dependen de un multimillonario, se está normalizando y legitimando un modelo de ejercer el poder problemático. Se fabrica una excusa para no gravar sus fortunas con impuestos justos, o regular sus negocios para abordar las desigualdades y los daños que pueden causar. Es decir, en lugar de elogiar a un multimillonario por donar equipos a un hospital, deberíamos cuestionar por qué nuestra sociedad necesita de su caridad para proporcionar servicios básicos de salud, especialmente a los más pobres.

P. Voy a acabar con una pregunta delicada. Otro magnate con proyectos filantrópicos globales es George Soros. Como sabes, en Europa hay muchos mitos al respecto de su influencia. Independientemente de las exageraciones, muchas de las cosas que cuentas de Bill Gates se le pueden atribuir a Soros, ¿no crees?

R. Siempre que un multimillonario ejerza influencia de esta manera, estamos obligados a escrutar su trabajo y cuestionarlo. Es un modelo de poder fundamentalmente ilegítimo cuando alguien tan rico trata de influir a esa escala sobre el funcionamiento del mundo y la vida de los demás. Aunque no estoy muy informado sobre George Soros y Open Society, creo que merece los mismos cuestionamientos que planteo en mi libro. Habría que someter a escrutinio su trabajo y cuestionar si su modelo de poder es como el de Gates o más abierto y democrático.

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Bill Gates George Soros Millonarios Distribución de la riqueza
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