Es noticia
El buque del almendruco: la enésima pirueta del Kremlin para reabastecer su arsenal en Ucrania
  1. Mundo
Viola la Convención de Montreux

El buque del almendruco: la enésima pirueta del Kremlin para reabastecer su arsenal en Ucrania

Moscú estaría utilizando el SPARTA IV, un mercante bélico camuflado de civil con capacidad para transportar armamento pesado, para trasladar material militar de Medio Oriente a Ucrania

Foto: Un marino de la Armada rusa durante unos ejercicios militares. (EFE/Yuri Kochetkov)
Un marino de la Armada rusa durante unos ejercicios militares. (EFE/Yuri Kochetkov)

Uno de los secretos mejor guardados de cualquier guerra es la entrada y el suministro de armas. Y la que empezó hace ya 20 meses en Ucrania con la invasión a gran escala por parte de su gigantesco vecino no es la excepción. Pero Rusia va más allá. Tras acarrear un groso listado de vulneraciones del derecho internacional en términos de violación de soberanía territorial o cuestiones humanitarias, ahora añade una más: la violación del derecho marítimo al disfrazar varios barcos destinados a transportar armas, contradiciendo el espíritu de Montreux. Una treta para la que está utilizando su sintonía política con el régimen sirio de Bashar al-Assad.

Cuando solo habían pasado cuatro días desde el inicio de la guerra en Ucrania, Turquía accedió a las demandas de Kiev para bloquear el paso de los buques rusos a través de los estrechos del Bósforo y los Dardanelos. Activaba así, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, la Convención de Montreux. Este tratado internacional ratificado en 1936 por Turquía, Grecia, Bulgaria, Rumanía, Francia, Reino Unido, Australia, Japón, la Unión Soviética y Yugoslavia dota a Ankara con el control sobre el pasaje en un punto clave que enlaza el mar Negro con el Mediterráneo. Establece que Turquía, en papel de país neutral, está llamada a frenar el paso de buques militares de todas las partes beligerantes.

Pero Moscú estaría sorteándolo al camuflar el envío de armas a Ucrania en buques comerciales, según concluye una pesquisa conjunta llevada a cabo por Geollect y el Royal United Services Institute (RUSI), que recoge fuentes, análisis técnicos y métodos de inteligencia.

Foto: Ataque de Ucrania en Sebastopol, el pasado 13 de septiembre. (EFE/EPA/Mikhail Razvozhaev)

La investigación ha identificado cómo Rusia está utilizando buques civiles como el SPARTA II y el SPARTA IV para transportar material militar desde su base de Tartus, en Siria, al puerto ruso de Novorossiys, violando el derecho internacional y la seguridad de la navegación en el mar. “El Ministerio de Defensa ruso utiliza una flota de buques de carga especializados para evadir el derecho internacional. Esta operación es necesaria para mover equipo militar desde Siria y Oriente Medio”, explica Giangiuseppe Pili, analista de RUSI, en conversación con El Confidencial.

Rusia se convirtió en un 2015 en el valedor que hizo mantener al dictador sirio Bashar al-Assad en el poder. Transcurridos cuatro años desde el estallido de las primaveras árabes, Vladímir Putin decidió entrar de lleno en el conflicto ante un bando occidental que, dubitativo, no se atrevió a poner efectivos sobre el terreno. Pero el papel de Moscú en el avispero sirio se remonta a mucho antes. Ya en 2012, las autoridades británicas dieron la voz de alarma tras interceptar un barco ruso sospechoso de transportar misiles y helicópteros a Damasco.

La crisis de grano como excusa

Putin anunció el pasado mes de julio la suspensión del acuerdo de exportación de cereales, alcanzado bajo la mediación de Turquía y la ONU para aliviar la crisis alimentaria global. Alegó que Ucrania no ha cumplido las partes del tratado, que estaba llamado a desbloquear el paso de toneladas de cereales a través del mar Negro. Moscú denunció también por aquel entonces que Occidente estaba enviando ayuda militar a las filas de Kiev por vía marítima. “Irónicamente, la única prueba que tenemos apunta a que es Rusia, y no Ucrania, la que está vulnerando el derecho internacional en este aspecto”, denuncia Pili.

Foto: El puente de Kerch. (Reuters)

La decisión del Kremlin, que según la ONU amenaza con desatar una grave crisis alimentaria en Oriente Medio y África, llegaba poco después del ataque ucraniano contra el puente de Crimea y del motín fallido de los mercenarios de Wagner. En esta coyuntura, Putin anunció que considerará a todos los barcos que viajen a los puertos de Ucrania como "posibles transportistas de carga militar", lo que varios analistas interpretan como una represalia geopolítica.

La particularidad del SPARTA IV, un mercante camuflado de civil y catalogado por su propietario como "barco especial", radica en su capacidad para transportar blindados pesados, como los carros de combate T-90. Según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, Washington), es capaz de trasladar obuses de hasta 152 mm. La compañía que lo controla, Oboronlogistics, tiene fuertes lazos con oligarcas rusos y está sancionada por Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia y Ucrania por su papel en la guerra. El riesgo, avisan los expertos, es que esta podría ser la avanzadilla de una estrategia mucho mayor de los mandos rusos para mantener el abastecimiento militar a sus soldados en una guerra de resistencia, enquistada con pocos avances en el frente.

El SPARTA IV es una bestia naval capaz de cargar 8.870 toneladas de peso muerto, mide 122 metros de eslora por 20 metros de manga y puede viajar a una velocidad de 14 nudos. Un estudio reciente publicado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales alertó de la alta probabilidad de que el barco está activo transportando material bélico. La investigación de RUSI concluye que en 2023 ha realizado al menos seis viajes entre los puertos de Tartus y Novorossiysk. “Esta operación y su flota más amplia actualmente le dan a Rusia una ventaja estratégica, lo que permite a Moscú mover equipos militares de manera rápida, eficiente y relativamente segura a través de Oriente Medio y del mar Mediterráneo”, analiza Pili. “No se puede subestimar que cada viaje de uno de estos barcos a través del Bósforo es otra historia de éxito para las cadenas de suministro que alimentan la invasión rusa de Ucrania”, alerta su compañero Jack Crawford.

Qué se puede hacer

No es la primera vez que vemos las costuras por las que Rusia se cuela para sortear las sanciones occidentales y el derecho internacional. Desde el inicio de la guerra, los europeos han aprobado 11 paquetes de medidas punitivas, pero los esfuerzos actuales están centrados en tapar los vacíos por los que el Kremlin evade la presión occidental. De hecho, en los pasillos de Bruselas nadie habla de una nueva ristra de sanciones, sino en remendar los agujeros que permiten a Moscú continuar introduciendo sus productos en los mercados globales a través de naciones más afines como India o China.

Foto: Refinería de petróleo en la ciudad de Omsk, en Siberia. (Reuters/Alexey Malgavko)

Todo ello pone en desventaja a Ucrania, especialmente en el marco de una contraofensiva que no termina de despegar. Hace tiempo que el foco de la guerra se concentra en la escasez creciente de armas y municiones en ambos bandos. Entretanto, los suministros y el stock europeo de munición está al límite. Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, lleva tiempo advirtiéndolo: “Asistimos a una guerra de logística”. Un desafío que cobra más relevancia ante las primeras fracturas que surgen en los aliados transatlánticos en la ayuda a Kiev. El Congreso de Estados Unidos, por ejemplo, acaba de bloquear un paquete militar. Dentro de los confines comunitarios, el populista prorruso Robert Fico ha ganado las elecciones en Eslovaquia, y Polonia ha entrado en choque diplomático directo con su protegido ucraniano por la crisis del grano.

Las nuevas fases de una guerra que se prevé larga e impredecible pasan por las cadenas de suministro y el cerco sobre Rusia para impedir la circunvalación de las sanciones internacionales. “Ucrania ha tratado de intervenir y de hundir algunos de estos barcos, pero, como parte de los esfuerzos para salvaguardar el derecho internacional, la seguridad y la libertad de navegación en el mar, las autoridades internacionales y nacionales deben actuar preventivamente para detener los barcos que se mueven a través del Bósforo”, advierte Pili.

“Por lo tanto, es fundamental que los actores internacionales y regionales, incluidos la ONU, la OTAN y otros aliados y socios occidentales denuncien este comportamiento y apoyen los esfuerzos diplomáticos para reducir otro caso más del flagrante desprecio de Rusia por el derecho internacional”, concluye Crawford.

Uno de los secretos mejor guardados de cualquier guerra es la entrada y el suministro de armas. Y la que empezó hace ya 20 meses en Ucrania con la invasión a gran escala por parte de su gigantesco vecino no es la excepción. Pero Rusia va más allá. Tras acarrear un groso listado de vulneraciones del derecho internacional en términos de violación de soberanía territorial o cuestiones humanitarias, ahora añade una más: la violación del derecho marítimo al disfrazar varios barcos destinados a transportar armas, contradiciendo el espíritu de Montreux. Una treta para la que está utilizando su sintonía política con el régimen sirio de Bashar al-Assad.

Defensa Vladimir Putin Conflicto de Ucrania
El redactor recomienda