Es noticia
Golpe, secesión y guerrilla: tres escenarios de guerra civil en EEUU y un final inesperado
  1. Mundo
¿puede haber una Civil War?

Golpe, secesión y guerrilla: tres escenarios de guerra civil en EEUU y un final inesperado

El debate sobre una nueva guerra civil en Estados Unidos se centra en la pendiente resbaladiza de agravios, resentimiento, fanatismo y polarización que conduce a la ruptura de la convivencia y, finalmente, a la violencia

Foto: Imagen de la película 'Civil War'. (A24)
Imagen de la película 'Civil War'. (A24)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Se acaba de estrenar en España (19 de abril) la película Civil War, dirigida por Alex Garland y protagonizada por Kirsten Dunst y Wagner Moura. Una sinopsis reducida: los dos personajes principales, una famosa fótografa y un reportero, están cubriendo una nueva guerra civil estadounidense que transcurre en un futuro muy cercano. Su plan es atravesar la línea de frente para llegar a la capital del país y entrevistar al presidente de Estados Unidos, que, a pesar de sus discursos triunfalistas, se enfrenta a la ofensiva final de las fuerzas rebeldes. Por el camino se les une un veterano periodista y una fotógrafa novata.

La película se centra en las vivencias de los periodistas que se mueven por el campo de batalla como testigos asépticos y neutrales de una guerra brutal donde no llegamos a saber a qué bando pertenecen la mayoría de los combatientes que actúan en muchos casos por su cuenta.

En realidad, Civil War no profundiza en las razones de la guerra civil que asola a la nación norteamericana. Sólo se nos cuenta de que el presidente ejerce el cargo en su tercer mandato, algo que la 22ª enmienda de la Constitución estadounidense prohíbe, además de que se menciona la disolución del FBI, el cuerpo de la seguridad federal por excelencia. Eso nos hace suponer que estamos ante un presidente autoritario que ha gobernado en tiempos de profunda crisis política.

En el bando contrario encontramos una alianza de California y Texas, a las que se ha sumado Florida, para formar las llamadas Fuerzas Occidentales. Es difícil encontrar dos estados que representen valores más opuestos que California y Texas, pero en la película un personaje desliza que es una alianza temporal y que tras derrotar al gobierno de los Estados Unidos los miembros del bando ganador se enfrentarán entre ellos.

Un país a dos velocidades

Aunque Civil War sólo sea una excusa para contarnos el drama de unos periodistas testigos de una guerra cruel y los dilemas morales que les supone mantenerse al margen, no es casual que Hollywood haya producido una película sobre una guerra civil estadounidense en un futuro cercano. Como decía Lisa Lerer en el New York Times hace pocas semanas, la película recoge las "ansiedades y angustias" políticas actuales del país. Y es que repetidamente, las encuentras revelan que hay un importante porcentaje de ciudadanos estadounidenses que cree posible una guerra civil en el país en los próximos años, posibilidad que es mayor para la población más conservadora.

Foto: Imagen realizada con IA para la campaña promocional de la película 'Civil War' (A24)

La polarización política en el país, a la que las burbujas informativas de la era de Internet ha contribuido, se vive desde el progresivo alejamiento del centro de ambos partidos en el Congreso a la mayor desconfianza entre los votantes del Partido Demócrata y del Partido Republicano. Esa polarización política refleja también una profunda fractura social que es también geográfica entre las regiones más conectadas con la globalización, avanzadas económicamente y progresistas con el interior del país, mucho más conservador.

Así por un lado tenemos las grandes zonas urbanas de ambas costas y la región de los Grandes Lagos, que incluyen los ecosistemas económicos de Hollywood y Silicon Valley o la región de Seattle donde tienen su sede Microsoft y Amazon. Por otro lado tenemos el interior rural del país y el Viejo Sur, más religioso y conservador pero que destaca por haber quedado descolgado económicamente y encabezar indicadores nacionales como tasas de muerte por sobredosis o embarazos en adolescentes. Y sin embargo es una parte del país que se ve a sí misma como el corazón, el heartland de Estados Unidos, mientras mantiene una profunda desconfianza de las "élites de las costas".

Según Roger Senserrich, autor de Por qué se rompió Estados Unidos (Debate, 2024), estamos ante dos realidades que "van en direcciones opuestas, y ese movimiento político no sólo parece haberse acelerado, sino que la hostilidad entre ambas va en aumento". Encontramos que para un sector conservador de Estados Unidos, la posibilidad de una guerra civil no es sólo una amenaza, sino una oportunidad. Un enfrentamiento armado de carácter ideológico serviría para reconducir el país o incluso para dividirlo, separando las zonas conservadoras en un país aparte. Una nueva secesión que la congresista republicana Marjorie Taylor Greene ha llamado el “divorcio nacional”.

Escenario 1: golpe o rebelión

El debate sobre una nueva guerra civil en Estados Unidos se centra en la pendiente resbaladiza de agravios, resentimiento, fanatismo y polarización que conduce a la ruptura de la convivencia y, finalmente, a la violencia. Pero más allá de la difícil tarea de anticipar la secuencia exacta de acontecimientos políticos que llevarían a una guerra civil podemos ir directamente a tratar de entender cómo tendrían lugar las hostilidades.

Uno de los caminos hacia una guerra civil es un fallido golpe de Estado o rebelión militar que deriva en un conflicto donde se establecen líneas de frente y se prolonga en el tiempo en forma de conflicto convencional con dos bandos definidos. Los ejemplos históricos incluyen la guerra civil española (1936-1939) o la guerra civil que estalló en Sudán en 2023 y que sigue todavía en marcha.

Es difícil imaginar un golpe militar en Estados Unidos porque las fuerzas armadas estadounidenses han mantenido una tradición de neutralidad política y, a su ritmo, han seguido el ritmo de los cambios sociales del país, desde la abolución de la segregación racial, la incorporación a filas de las mujeres y el fin de la prohibición de mostrar públicamente la orientación sexual.

Si bien encontramos en las últimas décadas a presidentes o candidatos a presidente como Jimmy Carter, George Bush Sr, John Kerry y John McCain con experiencia militar (los cuatro fueron oficiales de la Armada), hemos visto a pocos generales carismáticos dando el salto con éxito a la política, con notables excepciones como Colin Powell. Sólo durante el mandato del presidente Donald J. Trump vimos un desfile de generales retirados por la Casa Blanca ocupando cargos públicos, en lo que pareció un intento del mandatario por reforzar su imagen de líder fuerte y que compensaran sus evidentes inseguridades.

Escenario 2: la secesión

El segundo camino hacia la guerra civil es el intento de secesión de un territorio. Este escenario implicaría a uno o varios gobernantes tomando el control de una región del país para enfrentarse al gobierno en Washington D.C. Para ello sin duda contarían con las fuerzas a su disposición.

En Estados Unidos, el Ejército y la Fuerza Aérea cuentan con una fuerza de reservistas, la Guardia Nacional, que está bajo mando directo de los gobernadores. Se trata de militares a tiempo parcial que en el día a día desempeñan un trabajo civil pero que en caso de crisis o emergencia pueden ser llamados para servir en tareas de mantenimiento del orden público o intervenir en caso de catástrofe. Por ejemplo, la Guardia Nacional de California fue desplegada durante los disturbios sucedidos en 1992 en las calles de Los Ángeles tras la absolución de los policías que habían dado una paliza a Rodney King, un hombre negro que había conducido temerariamente bajo los efectos del alcohol.

Las unidades de la Guardia Nacional se integran en la estructura de las fuerzas armadas y pueden ser llamadas para participar en conflictos armados en el extranjero. Pero los gobernadores tienen otras fuerzas a su disposición, principalmente las denominadas "fuerzas de defensa estatales". Ante la perspectiva de que un periodo de guerra externa prolongada implicara la movilización de las unidades de la Guardia Nacional, numerosos estados crearon una fuerza de voluntarios que no pueden ser convocados a servir en la estructura de las fuerzas armadas y están únicamente a disposición de los gobernadores.

Estas fuerzas tienen en muchos casos carácter voluntario, ya que la remuneración y beneficios vienen determinado por la administración local. Así encontramos organizaciones como la Guardia Estatal de California, la Reserva Militar de Ohio o la Fuerza de Defensa de Virginia. A estas se unen los diversos cuerpos de policía local, que en muchos casos han alcanzado celebridad por acumular material militar obtenido a bajo precio de los excedentes de las fuerzas armadas. Material que incluye vehículos blindados, en muchos casos de dudosa utilidad, pero que a los políticos y jefes de policía que aprueban su compra les permite transmitir una imagen pública de mano dura contra el crimen.

Tercer escenario: guerrillas y terroristas

El tercer escenario de guerra civil es la aparición de fuerzas insurgentes en forma de guerrillas y grupos terroristas actuando al margen de las autoridades políticas. La combinación de cultura de las armas, desconfianza hacia el gobierno y fascinación por la preparación ante una catástrofe que ponga fin al orden social genera que en Estados Unidos haya bastantes ciudadanos que acumulan armas y materiales con los que algunas fuerzas guerrilleras de países subdesarrollados sólo sueñan.

Para un sector de la población estadounidense, una guerra civil sería la última posibilidad de salvar el "estilo de vida americano", asediado por los cambios de valores sociales y la llegada de inmigrantes irregulares al país. De ahí, que el concepto de una segunda guerra civil haya sido incorporado al folklore de la alt-right.

Cambiar la historia

Breakin' 2: Electric Boogaloo fue una película de 1984 hecha a toda prisa para explotar el éxito de la primera y el momento de moda del break dance, pasando al imaginario colectivo como una secuela que fue una pálida sombra del original. En el lenguaje corriente de Estados Unidos el término Electric Boogaloo se convirtió en una coletilla que añadir a algo para denotar que es una secuela que carece del atractivo del original y que fue hecha de forma oportunista. Así nació el término Civil War 2: Electric Boogaloo, que por economía del lenguaje se transformó The Boogaloo. Cuando la prensa y los grupos de monitorización de la ultraderecha llamaron la atención sobre el término, el siguiente paso fue buscar eufemismos, como The Igloo (el iglú) o Big Luau (gran fiesta hawaiana). El resultado es la incorporación de las camisas hawaianas estampadas al folklore guerracivilista.

La polarización política y la incorporación de la violencia al imaginario político no tiene por qué desembocar en una guerra civil, pero quedándose corto el vaticinio, todos los elementos podría llevar a un escenario diferente: años de violencia política en el que el atropello de manifestantes antirracistas en Charlosttesville en agosto de 2017 o el asalto al Capitolio en enero de 2021 sólo sean los antecedentes de la versión estadounidense de los "años del plomo".

Las encuestas reflejan el temor de la población a que la violencia política va a crecer como resultado de la profunda polarización política en un país donde, además, se está produciendo un preocupante aumento de las muertes violentas. La historia nos enseña también que, tras el fin de las pasiones políticas como en los turbulentos años 60, los desencantados por la falta de cambios decidieron tomar las armas para acelerar el conflicto social y provocar una reacción violenta de las autoridades que en Norteamérica y Europa dio como resultado terrorismo de ultraizquierda. Los que sueñan con una guerra civil para salvar Estados Unidos podrían tratar también de cambiar la historia.

Se acaba de estrenar en España (19 de abril) la película Civil War, dirigida por Alex Garland y protagonizada por Kirsten Dunst y Wagner Moura. Una sinopsis reducida: los dos personajes principales, una famosa fótografa y un reportero, están cubriendo una nueva guerra civil estadounidense que transcurre en un futuro muy cercano. Su plan es atravesar la línea de frente para llegar a la capital del país y entrevistar al presidente de Estados Unidos, que, a pesar de sus discursos triunfalistas, se enfrenta a la ofensiva final de las fuerzas rebeldes. Por el camino se les une un veterano periodista y una fotógrafa novata.

Defensa Estados Unidos (EEUU) Tecnología militar Militar
El redactor recomienda