La guerra en Ucrania y las tensiones sobre el futuro Taiwán están cambiando la geografía de las alianzas en el Pacífico. En junio de 2022, en la cumbre de la OTAN de Madrid, han participado, por primera vez y como observadores, los representantes de Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur. En el documento estratégico aprobado por Alianza Atlántica se apuntaba, también por primera vez, a las ambiciones de China como un desafío a los intereses y valores de la Alianza.

En 2023, la OTAN ha dado un paso más con la propuesta - sin precedentes - de abrir una oficina de representación en Japón. Una idea que de momento se ha frenado por la hostilidad de Francia, que se opone a cualquier paso que pueda tensar aún más las relaciones con China. De hecho, en Pekín se ve como una amenaza cualquier acercamiento de la OTAN en su esfera de interés.

“China es y seguirá siendo y seguirá siendo durante años muy dependiente del comercio marítimo y ha dejado bastante claro que se siente incómoda con que sus accesos marítimos estén controlados por cualquier Armada que no sea la suya”, explica Nick Bisley, decano de Relaciones Internacionales de la Universidad La Torbe de Melbourne. “No quiere seguir dependiendo de la buena voluntad de la Séptima Flota de EE. UU., que desde la década de 1940, hasta hace relativamente poco tiempo, ha tenido libertad de maniobra en el Pacífico Occidental”.

En este vídeo explicativo veremos por qué Estados Unidos, tras el final de la II Guerra Mundial, decidió no crear una alianza militar parecida a la OTAN en el Pacífico. AUKUS, el acuerdo de cooperación con Australia y Reino Unido, es el primer y más reciente intento de asentar una estructura militar más estable. Aun así Estados Unidos puede contar con una red de bases en Japón, Corea del Sur y Filipinas que le permiten mantener el control de la región.