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EEUU llega a la cumbre OTAN de la guerra de Ucrania con una misión propia: China
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EEUU llega a la cumbre OTAN de la guerra de Ucrania con una misión propia: China

La cumbre de Madrid espera consolidar estos ímpetus y ofrecer una hoja de ruta para la próxima década, mencionando a China, un reflejo de las prioridades estadounidenses

Foto: El presidente de EEUU, Joe Biden. (Reuters/Jonathan Ernst)
El presidente de EEUU, Joe Biden. (Reuters/Jonathan Ernst)
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La OTAN se dispone a evidenciar en Madrid la gran paradoja del imperialismo ruso: cómo la invasión a gran escala de Ucrania ha logrado rejuvenecer una alianza en estado de “muerte cerebral”, según dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, hace tres años, donde solo 10 de los 30 miembros gastan lo acordado en defensa y sin una misión clara desde la caída de la URSS en 1991. Ahora la OTAN usará la cumbre de Madrid como catalizador de sus nuevas energías. Pero la esperada ampliación de objetivos estratégicos, esfuerzo militar y, potencialmente, número de miembros también agudiza, he aquí otra paradoja, algunas dudas existenciales.

Meses antes de que se celebrase esta cumbre, los efectos de la agresión rusa ya eran palpables en la Alianza Atlántica. En poco más de un año, a medida que Rusia acumulaba tropas en la frontera ucraniana, la OTAN prácticamente ha multiplicado por 10 sus efectivos militares en Europa del Este. En febrero de 2021, había desplegados 4.650 soldados en Polonia y las tres repúblicas bálticas. Ahora mismo hay 40.000, distribuidos también en Hungría, Rumanía, Bulgaria y Eslovaquia. Solo tropas estadounidenses hay 100.000 en toda Europa. El mayor número desde 2005.

Foto: Stoltenberg charla con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (Reuters/Pool/Henry Nicholls)

El refuerzo más intenso se ha dado desde que Moscú lanzó la invasión, igual que el aumento generalizado en el gasto militar, empezando por esa potencia rica, pero pacifista que es Alemania, la revitalización de las industrias armamentistas y la probabilidad de que Finlandia y Suecia se conviertan en miembros de la Alianza. Una propuesta que pasa por saciar algunas de las demandas que ha puesto Turquía.

La cumbre de Madrid espera consolidar estos ímpetus y ofrecer una hoja de ruta para la próxima década. La OTAN tiene previsto reforzar los batallones posicionados en Europa del Este, reiterar el compromiso de los miembros de subir la inversión militar y actualizar el concepto estratégico; la OTAN bautizará a Rusia como amenaza militar e incluirá, por primera vez, la necesidad de contener a China. Un reflejo de las prioridades estadounidenses, cada vez más localizadas en el Indo-Pacífico.

“Pese a que la OTAN no mencionó a China en su concepto estratégico de 2010, ha reconocido la creciente amenaza de China desde hace algunos años: desde la declaración de la cumbre de la OTAN de 2019”, dice James Goldgeier, profesor de Relaciones Internacionales de American University y miembro visitante del 'think tank' Brookings Institute. “La OTAN debería de estar preocupada por el apoyo de China a Rusia, cuya postura agresiva hacia la OTAN es una amenaza directa. El reto de la OTAN va a ser responder a los esfuerzos chinos de socavar la democracia, reconociendo, al mismo tiempo, que la cooperación con China en cuestiones como el cambio climático o la proliferación nuclear seguirá siendo importante”.

Foto: El destructor chino Taiyuan durante un desfile militar. (Reuters/Lason Lee)

Poner el foco en China plantea algunas preguntas: uno, que la mayoría de países miembros de la OTAN no tienen el músculo militar para poner límites a Pekín; dos, que la rivalidad con China no es meramente militar, sino que se adentra en los terrenos de la tecnología y la innovación, y tres, que, a diferencia de EEUU, algunos de los socios atlánticos pueden no percibir a Beijing como una amenaza.

“La OTAN ha estado intentando reinventarse y encontrar un nuevo sentido de misión desde que acabó la Guerra Fría”, explica Rajan Menon, director del programa de Gran Estrategia en Defense Priorities, un 'think tank' con sede en Washington. “El proceso comenzó con la expansión de la OTAN. La última iniciativa ha sido involucrar a la OTAN en la contención de China. Pero pocos países de la OTAN tienen las capacidades para mantener una presencia militar junto a la costa de China. Es más, como mínimo habrá una diferencia de opinión entre los miembros europeos de la Alianza respecto a si China les plantea una amenaza y respecto a si convertir a la OTAN en una alianza para contener a China tiene sentido, dado que Rusia sigue siendo un problema en Europa. Contener tanto a China como a Rusia podría ser visto, por algunos Estados europeos, como una receta para la extralimitación estratégica”.

Entre los 14 países invitados a participar en la cumbre de Madrid están Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, lo cual indica el acento en el Indo-Pacífico. España, por otro lado, ha logrado que la región del Sahel, debido a retos como el terrorismo yihadista, también esté incluida en el nuevo concepto estratégico.

Foto: Un soldado francés espera frente a un helicóptero en Ndaki, Mali. (Reuters)

El otro frente de discusión, más existencial, reside en el papel de Europa en el seno de la alianza. La OTAN fue fundada en 1949 como contrapeso a las abundantes fuerzas soviéticas desplegadas en Europa del Este. Países como Francia o Italia tenían ejércitos muy reducidos y una situación política inestable, lo que motivó que Washington extendiese sobre sus cabezas un formidable paraguas militar. Pero de eso hace ya más de 70 años. La Unión Europea es hoy un gigante económico, y tiene la agresión rusa, literalmente, a las puertas, lo cual ha dado alas al debate sobre la llamada 'autonomía estratégica'. Uno de los sueños, sobre todo, de Francia. Pero también de una corriente de opinión que ha ganado fuerza en los propios EEUU.

La encarnación más clara de este sentimiento es Donald Trump. Durante sus cuatro años de mandato, Trump cuestionó abiertamente la utilidad de la OTAN para Estados Unidos, el peso de sus compromisos militares al otro lado del océano, y, entre bastidores, confesó estar tentado de salir de la Alianza, lo que hubiera supuesto, en la práctica, el final de la OTAN. En los mentideros de Washington se dice que, de haber ganado un segundo mandato, Trump habría cumplido este deseo.

Estos instintos aislacionistas no están limitados al trumpismo o a la tradición del 'America First'. La llamada 'escuela realista' de las relaciones internacionales, aquella que confía en la existencia de unas leyes geopolíticas crudas y que aboga por establecer fríos mecanismos de disuasión, también muestra un cierto cansancio con el peso de la púrpura, esa responsabilidad de EEUU de entrar en guerra si Croacia, Bélgica o Turquía, por poner tres de 30 ejemplos, son de repente atacados.

Foto: El presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el de Estados Unidos, Joe Biden, en la cumbre entre EEUU y Rusia de junio de 2021 en Ginebra, Suiza. (Getty/Peter Klaunzer)

La invasión rusa de Ucrania habría aportado razones para una defensa propiamente europea: sobre todo a raíz del pobre desempeño de los rusos en el campo de batalla. El temido 'segundo ejército del mundo' adolece de baja moral, excesiva jerarquización y una aparente incapacidad de lanzar grandes operaciones combinadas. Motivos que, en principio, deberían elevar la confianza militar europea.

“Europa tiene un PIB 18 veces superior al de Rusia y, desde mi punto de vista, no hay razón por la cual Europa no pueda organizar una defensa creíble contra Rusia, especialmente ahora que dos potencias militares significativas, Finlandia y Suecia, probablemente se unan”, explica Rajan Menon. “Pero Europa está bastante satisfecha dependiendo de Estados Unidos, y a Estados Unidos le gusta la dependencia europea por sus propias razones. Así que este conveniente arreglo continuará y la idea de Emmanuel Macron de una autonomía estratégica europea seguirá siendo justamente eso: una idea”.

James Goldgeier, de American University, tampoco espera grandes cambios en este sentido. “La agresión rusa siempre es el catalizador de una mayor unidad de la OTAN. Sin embargo, queda por ver qué aumento del gasto en defensa veremos realmente, particularmente en Alemania, que ha hecho proclamaciones importantes”, declara. “La unión de Finlandia y Suecia a la OTAN es una notable oportunidad para la Alianza, particularmente para reforzar su posición en el norte de Europa. Pero, con 32 miembros, podemos esperar ver cómo emergen diferencias debido a que diferentes países, de diferentes regiones, tienen diferentes percepciones de amenaza. Esas diferencias serán de esperar, pero no deberían hacer zozobrar la Alianza”.

La OTAN se dispone a evidenciar en Madrid la gran paradoja del imperialismo ruso: cómo la invasión a gran escala de Ucrania ha logrado rejuvenecer una alianza en estado de “muerte cerebral”, según dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, hace tres años, donde solo 10 de los 30 miembros gastan lo acordado en defensa y sin una misión clara desde la caída de la URSS en 1991. Ahora la OTAN usará la cumbre de Madrid como catalizador de sus nuevas energías. Pero la esperada ampliación de objetivos estratégicos, esfuerzo militar y, potencialmente, número de miembros también agudiza, he aquí otra paradoja, algunas dudas existenciales.

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